El último asesino.

Jasón estaba arrodillado frente a su rey, había llegado tres días antes a la ciudad, era uno de los ciudadanos de la ciudad de Ittaigil, era un refugiado, pero escondía otro secreto:

_ ¿Es verdad que tú eres de la hermandad crocer? _ preguntó un noble, Jasón levantándose agregó

_ Hace mucho tiempo que esa hermandad fue eliminada _ el rey lo observó fijamente _ con el respeto que mi rey merece, fue él quien dio la orden _ el mismo noble que había preguntado antes volvió a tomar la palabra

_ Te hicimos una pregunta, contesta _ Jasón resopló

_ Si mis señores, pertenecí a la hermandad crocer, los mejores asesinos de todo el mundo aprendieron en ese lugar _ el rey sonrió

_ El mundo es un lugar muy grande, pero a la vez muy pequeño _ alzó una copa de oro que enseguida fue llenada por un siervo _ Necesito tus habilidades, por el precio no te preocupes, yo lo pagaré

_ ¿A quién quiere mi señor que elimine? _ el rey tomó aire, todos en la sala del trono hacían un intenso silencio

_ Cainan, el rey de los bárbaros _ todos bajaron la cabeza al escuchar ese nombre, el asesino abrió los ojos como platos

_ Mi señor no cree que me hubiera ido de mi tierra si hubiese tenido oportunidad de matarlo

_ Pero ahora es diferente _ vació una copa completa de un trago _ te arriesgas por dinero.

La travesía fue difícil, pero el rey mandó a que le llevaran la comida que quisiese, Jasón llenó su zurrón de comida, montó en un burro y se dirigió hacia el campamento enemigo.

Cuando estuvo agotado por el sol y el viaje, descansó a la sobra de un árbol, amarro al burro a su lado, cerró sus ojos y quedó profundamente dormido.

Soñó que era un jovenzuelo, y su maestro le enseñaba a matar por primera vez, era una pequeña paloma blanca, su maestro la atrapó y la depositó en sus manos, recordó la voz fría que decía ^ Arrancale el cuello ^, al principio el niño no quiso, pues sentía pena y rendimiento por el animal, pero con el paso de los días fue cambiando su mentalidad y su espalda, y antes de la semana ya había matado un sin fin de palomas.

No fue fácil entrar en la hermandad crocer, tuvo que pasar cinco pruebas para ser miembro, la primera era matar a un guerrero, la segunda eliminar a un desconocido, la tercera eliminar a un noble, la cuarta matar a un asesino y la quinta eliminar a un inocente; y con el recuerdo de su quinta prueba se despertó.

El sol no había salido aún, pero Jasón estaba rumbo a cumplir con su misión. Tenía sus ideas claras, debía eliminar sin ser visto a la mayor cantidad de guardias personales sin ser visto, para luego tener vía libre con el jefe:

_ ¿Sabes a qué huele? _ dijo el asesino al burro _ a fuego, eso significa que tú y yo debemos separarnos aquí _ diciendo cesto tomó un puñal y degolló al animal magistralmente, pues el burro no emitió ningún ruido.

Luego de despiezar al animal, vertió sal sobre los trozos y los depositó en el zurrón ^ No sé cuanto tiempo estaré en algún lugar sin moverme.

Prefirió adentrarse en el campamento enemigo en la noche, reptando entre matorrales llegó hasta el centro del campamento y vio las tiendas principales, pronto se percató de cuál era la del líder y planeo un plan de ataque.

Desde donde estaba nadie lo iba a ver, subido en la copa de un árbol esperaba subir, colocó la cervantina y esperó su momento. El jefe bárbaro no salía del dormitorio, cinco noches lo esperó con la cervantina preparada, pero el jefe nunca apreció. Cada noche cuando casi todos dormían él se dedicaba a comer la carne en salación o alguna fruta que encontrara en el zurrón, por el día prácticamente no se movía de donde estaba.

Hasta que el décimo día, por fin el rey bárbaro apareció, vestía unas pieles grises de oso, en su cintura una espada larga y gritaba algo en otro idioma, todos rieron; Jasón preparó la cervantina, la llevó a sus labios y cuando fue a disparar el proyectil sintió como una mano gruesa lo agarraba por la pierna izquierda, cayó al suelo, rápidamente se puso en pie, pero un golpe en la mejilla hizo que se cayera una vez más

_ Malditos _ gritaba lleno de odio _ quiero una pelea justa _ el jefe gritó algo y todos hicieron silencio, pronto los rodearon en un círculo

_ Mu bien _ dijo el jefe hablando muy raro _ yo daré ti, oportunidad una _ desvistió su pecho, tiró a un lado la espada y sacó un puñal, Jasón imitándole, se puso frente suyo.

Corrió con el puñal en alto y lanzó varios tajos al aire, Cainan los esquivaba sin problemas, el asesino no lograba comprender como era posible que un hombre de ese tamaño fuera tan ágil; pero siguió, no paró, una y otra vez se abalanzó sobre su enemigo, pero este siempre se esquivaba riendo, hasta que en un descuido por parte del Jasón, el rey bárbaro encajó el puñal en la mano del asesino, este soltó el cuchillo y fue cuando Cainan aprovechó para golpearlo, finalmente cayó al suelo, todo su cuerpo estaba adolorido, cansado y vencido, el jefe lo levantó sujetándolo por el cuello, el aire le faltaba al Melchor, sus pies se movían descontroladamente de un lado a otro, la cara se tornó roja, un hilo de salida bajaba por sus mejillas, hasta que un crujido se oyó, el último asesino había terminado su historia.

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Estrella Mustelier

Estrella Mustelier

Está fuerte

2024-01-07

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