Cerca de Ittaigil

Aziel llegó a la ciudad de Ittaigil en la tarde, caminó por la calle principal hasta llegar a la plaza, allí a los pies de una estatua, descansó de su largo viaje.

Muchos días antes el profeta vertió sobre su cabeza el óleo que lo acreditaba como nuevo profeta, aun así le faltaba mucho por aprender, debía de realizar algún milagro, aprender lengua antigua, dominar los escritos sagrados y aunque no era su deseo, esperar la muerte de su maestro.

Sacó un pedazo de pan duro del zurrón y bebió un poco de vino dulce de su pellejo, mientras observaba el caminar de las personas. A nadie parecía importarle que un desconocido estuviera a los pies de la estatua principal de la calle principal, de la única plaza, simplemente caminaban sin que nada les importase y como estaba cayendo la noche, los habitantes de Ittaigil preferían dedicar a comprobar que tenían lo necesario para la cena

_ Nunca te he visto por aquí _ una niña se había acercado y él ni la notó _ ¿De dónde eres? _ la delgada niña de ojos verdes y pelo rojo alborotado lo observaban atentamente

_ Soy siervo del profeta Abel

_ Ya veo _ repuso la niña _ entonces debes de ser poderoso como el _ alzó las manos y le enseñó una muñeca _ ¿Puedes arreglármela? _ el siervo del profeta quedó de piedra, siempre había escuchado que el poder del profeta solo era para casos excepcionales, pero ese era su momento para que lo conocieran, volvió a observar a la niña, parecía ser pobre y sintió lástima por ella

_ Déjame verla, seguro que podré hacer algo _ la niña dándole la muñeca se acercó a Aziel _ mira aquí está el problema, tiene un agujero en su espalda _ el hombre metió su mano al zurrón y sacó aguja e hilo. Al cabo de unos minutos la muñeca estaba arreglada.

_ Muy bien _ la voz de la niña se tornó madura, sabia y anciana _ no te fuiste por el camino fácil, de haber usado tu poder no hubieras pasado la prueba para ser un buen profeta, hoy duerme tranquilo _ la niña señaló al norte _ antes de que el sol salga ve a ese lugar, allí encontrarás a quien buscas _ luego de decir esto la niña se alejó caminando y desapareció.

La noche cayó sobre la ciudad de Ittaigil, Aziel temblaba de frío tomó una manta del zurrón, se acurrucó en ella y durmió pensando en la extraña niña y en esa rara prueba.

Siguiendo el consejo de esa rara niña pelirroja se dirigió al norte antes de que saliera el sol y saliendo de la ciudad se ubicó con la constelación del lancero y fue rumbo norte. Recordó un viejo dicho entre los melchores sobre la hora más oscura y él estaba pasando por la misma.

A ambos lados solo había árboles, maleza y ruidos extraños de animales, sintió el chirrido que emiten las ratas, el ulular de los búhos, el aleteo de los murciélagos y el croar de las ranas, si mal no recordaba transitaba por el bosque del desafío.

Esa historia la escuchó cientos de veces cuando niño y una siendo adulto. De niño los cuidadores del orfanato contaban que en ese bosque un sabio rey y una hermosa reina se encontraron por primera vez y a la luz de la luna se amaron con toda el alma y sellaron su pacto de amor eterno jurándose eterna fidelidad; de adulto la historia cambió un poco, el profeta contó que si se encontraron en ese bosque, pero él no era muy sabio, ni ella muy linda, no estaban solos, ni se amaron con toda el alma, simplemente ellos, sus nobles, sus soldados y sus siervos firmaron un tratado de paz, luego se casaron por compromiso y libraron la batalla más importante de sus vidas. Siempre quiso creer la historia de sus cuidadores, pero la real era la contada por su maestro. Saliendo del bosque, observó un inmenso prado y a lo lejos unos pequeños bultos, y decidió acercarse.

Mientras más cerca estaba de los bultos, más se percataba lo que era: Un pastor dormido en el centro y muchas ovejas alrededor. Decidió acercarse al pastor, para hablar con él, pero en ese momento el cuidador de ovejas se levantó asustado y amenazándole con el cayado gritó:

_ Fuera de aquí, ladrón _ con el grito las ovejas se ubicaron detrás de su amo _ no te llevarás ninguna de mis ovejas

_ Tranquilo joven pastor, mi intención no es robarte, ni hacerte daño, ni herir a tus ovejas _ el joven pastor bajó el cayado

_¿Quién eres? _ preguntó desconfiado, Aziel se llenó de valor y dijo

_ Mi nombre es Aziel y soy el nuevo profeta, siervo del profeta Abel _ al escuchar sus palabras, el pastor lo invitó al desayuno

Ambos se sentaron a desayunar y se compartieron sus comidas, el profeta le dio un trozo de pan untado en miel, mientras que el pastor le regalaba unas manzanas

_ Joven pastor _ dijo Aziel cuando hubieron terminado _ estoy aquí por una misión, te estoy buscando a ti _ el pastor lo miró asombrado

_ ¿Por qué yo? _ preguntó angustiado _ soy el tercero de ocho hermanos, doy simplemente Jared el pastor, él sin nada, él sin tierra _ Aziel le dedicó una sonrisa

_ Te equivocas, eres un elegido, sobre tus hombros cae la responsabilidad de salvar esta tierra _ el joven pasó la mano por su cara angustiado

_ ¿Estás seguro? _ preguntó asustado _ mira que yo soy un simple pastor

_ No amigo mío, eres un salvador, nos traerás paz, tu conocerás al mejor guerrero del mundo

_ Pero nunca he estado en la guerra, no sé portar un arma, no tengo disciplina militar y aun así tú dices que voy a salvar este reino

_ Sí, en las guerras como en la vida, todos tenemos una misión, la tuya es ir al mar, esperar una barca que te llevará al este después de la niebla y pedirle al gran rey que mande a su paladín" El caballero león" con sus huestes para salvarnos _, pero no pudo terminar lo que estaba diciendo, puesto que un lobo aulló y acercándose a ellos miraba a una oveja con malos ojos, el pastor sacó su honda y busco rápidamente una piedra lisa del suelo, pero el animal fue más rápido y mordió a una oveja por el cuello, la honda vueltas dio y al animal acertó justo en medio de la frente, con un grito ahogado murió el lobo, mientras que la oveja se desangraba a la orilla. Los hombres corrieron junto a la oveja, el pastor se arrodilló llorando:

_ ¿Por qué lloras? Te quedan cien más en el redil _ el pastor secó sus lágrimas y respondió

_ No lo entenderías, cada vez que un pastor pierde a una oveja, un trozo de su alma se quebranta _ Aziel maravillado con la respuesta dijo

_ Sal de su orilla _ el pastor haciéndole caso se apartó _ esta oveja no morirá hoy _ entonces impuso sus manos sobre el animal y cerró los ojos, pensó en lo hermoso de la vida y lo bien que es estar vivo, al abrir los ojos la oveja estaba viva, el pastor lloraba de alegría y lo abrazó

_ Mil gracias _ y levantandoce agregó _ nunca he ido al mar Agudo, ¿ Donde queda?

_ Sigue recto y encontrarás tu destino.

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Eriel Ricardo Velázquez

Eriel Ricardo Velázquez

También tiene poderes ese otro profeta?

2024-01-16

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