Esa noche Erika entró a la prisión, encontrándose a un hombre completamente abatido y destrozado. Su vida iba de mal en peor, primero descubrir que su padre fue asesinado por su madrastra y luego saber que su hermanastra corría peligro por culpa de ella.
La comisario abrió las rejas de la celda, dejándolas abiertas de par en par, más César seguía decaído observando la pared. Eri suspiró pesadamente sentándose junto a él.
¿Cómo procedían las disculpas?
—Encontraremos a tu hermana... —Aseguró la comisario intentando consolarlo.
—¡¿Cómo?! ¿Viva, muerta? Sé que a usted no le interesa...
César quiso evadir todo contacto con ella, y juraba que si no se iba en un minuto no tendría pudor en golpearla por burlarse de él de esa forma. Erika tragó saliva, jugaba con las llaves tratando de empatizar con el oficial.
—Recuerdo que... cuando era niña, mi hermana Emma y yo nos metimos sin permiso a la oficina de nuestro padre para jugar las escondidas, era un sitio prohibido, por eso siempre le ganabamos a mi hermana más pequeña: Esperanza. Saliamos cuando ella comenzaba a llorar. —Comenzó a relatar la comisario, causando confusión en el chico. —Un día Emma se escondió, pero no la encontrabamos ni en los lugares prohibidos, pensamos que le había pasado lo peor. Mi madre y mi abuela tuvieron que intervenir, lucían tan asustadas. Al final, recordé su afición por escalar y la encontramos en el techo de la casa. El castigo fue más por la angustia que por la travesura.
César estaba impactado, la expresión de la comisario al abrirse y contar esa historia personal lo dejaron perplejo, nunca imaginó tener una conversación profunda con la superior. En eso Eri lo miró con fe, le tomó del hombro y le regaló una sonrisa ladin.
—No dejaré que tu también pierdas a tu hermana, César. Si hay una persona que no quiere que pases por ese dolor, soy yo. —Prometió la comisario.
Una lágrima se escapó de los ojos de César, sin previo aviso abrazó a la comisario comenzó a llorar en su regazo. Eri sintió el impulso de empujarlo, pero ella tomaría eso como que él aceptaba su disculpa.
...⭐️...
Makar se encontraba en la oficina de Eri, tratando de averiguar la ubicación en la que fue mandada el correo electrónico y el mensaje. Estaban seguros de que no fue Jacharí quien lo envió, por lo que algún cabo suelto tuvieron que dejar esos hombres.
No obstante, su concentración no estaba al cien debido a que la fiscal lo miraba con atención. La incomodidad no era al arriesgarse a ser descubierto, sino a que la sonrisa tan invasiva de la mujer lo inquietaba.
—Y... Cuéntame, Makar ¿Cómo es tu relación con Eri? —Preguntó Susana intrigada.
—Normal. —Respondió alzándose de hombros sin apartar su vista del computador. —Yo la pretendo y ella me evade, lo típico.
—¿¡Te gusta!? —Se sobresaltó emocionada.
—Podría ser... —Murmuró Makar atemorizado por la reacción. —¿Si digo que si me arrestaran?
—Jeje... no, no, al contrario, me alegra mucho que al fin alguien se fije en ella. Y se nota que eres buen muchacho.
Makar frunció el ceño incómodo, creo que el era la última persona a la que definiría como un "buen muchacho".
—Gracias, supongo.
—Deberías invitarla a salir, que la ayudes a descansar su mente del trabajo. —Le pidió la fiscal.
—Si en verdad la conoce sabe que eso no es fácil, el trabajo es la vida de Eri. —Comentó Makar.
—Lo sé, pero estoy segura de que descubrirás la forma de hacerla cambiar...
Susana fue interrumpida por un oficial de policía que tocó la puerta y en consecuencia entró mostrando nada más su cabeza.
—Fiscal, debe venir a ver esto.
—¿Qué sucede, Gutiérrez? —Preguntó Susana.
—La comisario se está disculpándo con todos. —Dijo el policía para retirarse.
Makar y Susana intercambiaron miradas confundidas, de inmediato salieron de la oficina a ver si eso era posible. En efecto, Eri se encontraba en el salón principal junto a César en medio de un discurso que le estaba costando la mitad del alma.
—No me malinterpreten, quizá sea un poco estricta, dura, impulsiva...
—Creída. —Añadió un oficial al discurso de Eri.
—No soy creída. —Negó la comisario con disgusto. Sin embargo, al notar las expresiones de decepción lo corrigió. —Bueno, creída. Quizá soy eso y todas las cosas malas que dicen de mi, pero es la manera en la que logró mantener el control sobre las cosas. Descubrir que nuestros compañeros son aliados del crimen para conseguir salirse con la suya, tener dinero y poder. Eso me lastima, por lo que tuve que encerrar a nuestro compañero Herrera...
—Pero es injusto, no tiene pruebas concisas de que haya estado involucrado. —Dijo uno de sus amigos.
—Eso es lo que vamos a averiguar. Y si Herrera toma la decisión correcta podrá ayudarnos en este caso, y así permitir que esas chicas descansen en paz. —En ese momento Eri hizo contacto visual con Makar, y como si fuese él quien estuviese a su lado pronunció: —Todos... merecemos otra oportunidad.
Le aplaudieron a la comisario cuando terminó, aceptando sus disculpas. Eri no podía sentirse más humillada, pero al menos el apoyo de los demás la animó a medias.
De repente un oficial de policía entró alarmado, arruinando el conmovedor momento.
—¡Tengo un código rojo! ¡Secuestraron a la niña Rose Anne, la que quemó la casa de los Vasco!
Todos reaccionaron con sorpresa, un pelotón salió de inmediato al hospital psiquiátrico a buscar algún indicio. Entre todo ese escándalo el teléfono de Eri vibró, y cuando abrió el mensaje se reflejó la foto de la adolescente recién secuestrada atada junto a Mariam.
—¡Debemos ponernos en marcha, rápido! —Movió Eri a sus compañeros. Esta situación era preocupante.
Makar continuó trabajando en el rastreo del correo, Eri lo esperaba con desesperación. Gabriel Fregoso expandió inmediatamente la información de que Rose Anne había sido secuestrada del hospital psiquiátrico, y otorgaba recompensa a cambio de información
Finalmente Makar se levantó de un salto de su asiento con victoria.
—¡Lo logré! ¡lo logré!
—¿Descubriste la ubicación? —Cuestionó Eri.
—Buena noticia, si. Mala noticia, creo que es un poco lejos...
Makar decidió mostrarle los resultados del computador para que Eri y Susana asumieran por sí solas la información.
Enviado desde Las Vegas, Nevada.
—Esos desgraciados salieron del país, pero nosotros lo sorprenderemos. —Expresó la fiscal. Fue en direccion a un pelotón. —Preparen sus maletas, detendremos a esos desgraciados y recuperaremos a las niñas.
...⭐️...
...LAS VEGAS, U.S.A....
El Departamento de Policía fue a Las Vegas a toda prisa, pero no vinieron a turistear, la vida de esas niñas estaba en juego con cada segundo que pasaba. Trajeron a Jacharí Romero también, Eri tuvo la idea de una trampa; harían creer a los guardaespaldas que ellos liberaron a su jefa y bajarían la guardia para así poder arrestarlos.
Pero la mujer se resistía a colaborar.
—Si no colaboras con nosotros te ira peor, Jacharí. —La Fiscal había perdido la paciencia con la prisionera.
—Golpéenme to' lo que quieran, pero no es mi problema ayudaros. —Negaba la mujer.
—Te recuerdo que lo hacemos porque queremos recuperar a Mariam. —Insistió Eri, César sentia mucha repulsión de verla, por lo que ella estaba ahí en su nombre. De todos modos, le había prometido que la recuperarían. —¡La van a matar si no haces esto! ¡Es tu hija, maldita sea! ¡¿No sientes ni siquiera remordimiento por ella?!
Jacharí quedó pensativa ante las palabras de la comisario. Luego de un rato en silencio suspiró pesadamente.
—Bien... —Accedió.
La fiscal le otorgó un teléfono, por lo que la mujer marcó directamente a los criminales.
—Diga.
—Soy yo, idiota. Tu plan funcionó, la policía me liberó. —Habló Jacharí con desanimo. Nadie contestó. —¿Hola?
—¿Cómo sabemos que esto no es una trampa de Irasuegui? —Sospechó el hombre.
—¿Eres imbécil o te haces? Muero de hambre, ya estoy entrando a América ¿Dónde estás? —Recriminó la mujer con su usual actitud.
—Di-Disculpe, señora. Estamos en el Casino, estamos organizando una reunión para la noche. El señor Chen tiene nueva información sobre Vindobi, y exigió la presencia de todos los mafiosos.
Los oficiales presentes se sorprendieron por aquella información, seria ideal para organizar una emboscada y apresarlos a todos. Eri de inmediato tomó un papel con un lápiz y escribió una pregunta que quería que Jacharí hiciera.
—Perfecto... —Jacharí leyó la pregunta. —¿Las niñas están ahí?
—Si, Mariam y Rose Anne. —Contestó el hombre. —No pretendía lastimar a la tuya, pero con la otra me pase un poquito, espero no te moleste.
—Para nada, pero no te sobrepases, después buscaré de la forma de devolvérsela a la policia. —Culminó la criminal. —Adiós idiota.
Jacharí colgó la llamada y le devolvió el teléfono a la fiscal.
—¿Dónde queda ese casino? —Preguntó Eri.
Jacharí le sonrió con picardía.
—¿Por qué no le preguntas a tu noviecito? —Mencionó la española. Eri se puso nerviosa.
—Llevénsela. —Ordenó la comisario cuanto antes, tratando de evitar que la mujer soltara la lengua.
—¿Por qué Makar sabría eso? —Dudó la fiscal.
—No le haga caso, lo hace para molestar.
—En fin. Nos beneficia la información sobre Vindobi, vamos a estudiar el Casino y nos infiltraremos para meter a todos los criminales presentes tras las rejas. —Dijo Susana con una sonrisa.
Eri no estaba muy segura de esa idea, serian demasiados criminales para un equipo disminuido. Aunque Eri sabía que Susana tenía muchos contactos, tal vez conseguiría refuerzos a partir de ello.
—Adoro disfrazarme, ¿Por dónde empezamos? —Apareció Makar sorpresivamente detrás de Eri, exaltándola.
—¿Qué haces aquí? ¡Te había dejado en Barcelona!
—Susana me invitó, no quería quedarme sólito allá. —Dijo Makar con ojitos tristes. Erika solamente lo ignoró y decidió prepararse para la noche.
...⭐️...
Cuando los mafiosos se reunían en el Casino se llevaba a cabo un evento tenso y estratégico donde se discutían los asuntos más importantes relacionados con el mundo del crimen organizado.
A pesar de esa tensión, también había un ambiente de compañerismo y lealtad, aunque todos esos criminales estuviesen involucrados en cosas ilegales, el difunto Lindroich les enseñó un código de honor que, para no estar escrito, estaba vigente entre ellos.
Mientras los mafiosos llegaban, Erika y los policías se vistieron de meseros para infiltrarse sin ser descubiertos, Makar también estaba presente, aunque a él lo movía más que todo lo curiosidad de saber que discutían los antiguos aliados de su padre.
En un lujoso casino la reunión de mafiosos tenía lugar, el lugar estaba decorado con extravagantes cortinas pesadas y luces tenues que creaban una atmósfera sofisticada. En la inmensa mesa rectangular se encontraban los líderes de diferentes mafias del mundo, acompañados por sus guardaespaldas y hombres de confianza.
El ambiente estaba cargado de tensión e intriga, ya que todos los presentes conocían los riesgos asociados con este tipo de reuniones secretas. Murmullos constantes de conversaciones importantes entre ellos, discutían asuntos como el control de territorios, el manejo de negocios ilícitos y las alianzas estratégicas.
Toda esa información llegaba a los oídos de Eri mientras servía Champange y cualquier pedido de los criminales.
—Manténganse bajo perfil hasta que aparezca nuestro sospechoso, cambio. —Habló Susana a través de unos intercomunicadores. Ella mantenía el control de la habitación viendo las cámaras de seguridad.
—Recibido fiscal, cambio. —Concordó la comisario.
Finalmente inició la reunión, el líder principal (el guardaespaldas de Jacharí) convocó a todos con una campana y se sentó en la cabecera de la mesa. Algunos dudaban de no ver a la española, asumían que el guardaespaldas fue mandado por ella.
—Demos inicio a la reunión, en honor a nuestro fallecido líder al cual vengaremos con orgullo. ——Está reunión ha sido convocada por el señor Chen, proveniente de China. Señor Chen, tiene el honor.
El chino se levantó de su asiento captando la atención de los presentes.
—Entre nosotros se sabe que El Diablo Vindobi mantiene una fuerte alianza con los yakuza. —Mencionó el chino. —Es por esta razón que mis vasallos me confirmaron que viajará a Japón a atender unos negocios. Es ahí cuando podemos atacar.
—¿Está sugiriendo que derrumbemos el avión?
Los mafiosos comenzaron a expresar su opinión y diversas propuestas, Makar los detallaba desde una esquina y no podía estar más decepcionado. Se notaba a leguas que subestimaban a Leo, si dispararle de frente no lo vencía, hacerlo caer de un avión tampoco.
El plan podía fallar por muchos factores, sin embargo, él no tenía el derecho de pronunciarse. Ahora era una nueva persona, esos temas ya no le convenían... ¿verdad?
—Acabar con Vindobi es lo que nuestro señor hubiese querido. —Declaró el guardaespaldas culminando la discusión. —Hay que aprovechar esta oportunidad.
Los mafiosos estuvieron de acuerdo, pondrían sus mejores armas para acabar con el avión para así derrumbarlo con El Diablo adentro. Eran tan ingenuos.
—Todos están enfermos. Su fiesta no durará mucho. —Habló Susana para si misma observando las cámaras.
—¡Fiscal, fiscal! ¡Ocurrió una emergencia! —Recibió un mensaje de un policía alarmado.
—¿Qué sucede, Clisánchez?
—¡Jacharí escapó! —Exclamó el policía, sonaba entrecortado.
—¿Qué? ¿Quién la dejó en libertad? —Cuestionó Susana, perdiendo el contacto. —¿Hola? ¡Clisánchez! ¡Mierda! —Susana activó el intercomunicador. —¡Eri, dile a los oficiales que salgan de ahí!
No obstante, hacia rato que los intercomunicadores habían sido saboteados
—Con todo esto dicho, me complace iniciar con la fiesta. —El guardaespaldas alzó la voz, desprendiendo un tono malicioso. —Primero demosle la bienvenida a nuestra invitada de honor, Jacharí Romero, que dirá las palabras de apertura para nuestros... invitados.
Los mafiosos aplaudieron recibiendo a su verdadera líder, quien apareció con un vestido rojo deslumbrante como si no hubiese pasado nada. Los meseros entre paréntesis policías estaban confundidos de verla ahí, Eri intentó comunicarse con la fiscal, sin recibir respuesta.
El guardaespaldas le concedió un micrófono a Jacharí, ella se arregló el cabello hacia atrás y lo tomó con delicadeza para luego saborear con gusto las palabras:
—Fuego.
De repente los mafiosos sacaron sus armas escondidas entre su ropa y comenzaron a dispararle a los meseros. La policía no supo como reaccionar ante la sorpresa, la mayoría de los oficiales fueron heridos mientras que pocos lograron esconderse o bloquear las balas. Algunos ya habían pasado a otra vida.
Makar se escondió debajo de una mesa, en frente tenía a Eri que también se escondía detrás de una barra. La comisario quiso defender a sus compañeros, por lo que con un arma oculta se unió al tiroteo en contra de los mafiosos.
El chico quería esperar la oportunidad para acercarse a ella sin ser alcanzado por una bala. Sin embargo, su paciencia se derrumbó al ver como el señor Chen descubrió a la comisario y se acercó para dispararle.
Makar salió disparado de su escondite, no le importaron las balas y menos le importó si fue herido o no. Eri no se daba cuenta de nada hasta que Makar atacó al mafioso chino y le arrebató el arma de una complicada pero mortal maniobra.
El señor Chen yacía en el suelo lastimado mientras que era apuntado con su propia arma por un "fantasma". Eri observaba todo perpleja desde su escondite
—Atrévete a lastimarla y no vivirás para contarlo.—Amenazó Makar con rigidez, quitándole el seguro al arma.
—¿Mi-Mini Lindroich...? —El chino se frotó los ojos varias veces, más Makar seguía ahí delante de él.
—Diles que paren el fuego. —Demandó Makar. El chino seguía impactado, fue un disparo cercano por parte de Makar que lo hizo despertar. —¡Diselos ya!
—¡Detengan el fuego, deténganse! —El señor Chen comenzó a gritar pidiendo calma. Los atacantes lo vieron confundido. —¡Nuestro señor está vivo!
Cuando el chino pronunció esas palabras los mafiosos no tardaron en querer confirmarlo. Absolutamente todos quedaron estáticos en ver con vida al que llamaban Mini Lindroich, quien a según había muerto aplastado por un edificio en la Masacre de Fráncfort.
—Por favor... —Jacharí apareció mostrando su disgusto. —Ese no e' nuestro señor, ni siquiera es un aliao', es solo otra rata que controla la policía.
—¿Tú sabías que estaba vivo, Jacharí? —Cuestionó el guardaespaldas un poco ofendido.
—Si, pero no es para esta' contentos. —Expresó Jacharí. Makar la mirada con desdén. —Él es un traidor a nuestro código, lo único que ha hecho es esconderse de su gente pa' vivi en la vagancia, ¡Y como última noticia, se pasó al otro bando!
—¿Qué? ¿Es gay? —Preguntó una mujer con angustia.
—¡No idiota, apoya a la policía! —Exclamó Jacharí.
—Oh, que bueno... —Se alivió la mujer de hace rato.
—Me sorprende que no me conozcas, Jacharí. —Habló Makar, caminando en su dirección de forma imponente. —No estoy con la policía por gusto, me he infiltrado para conocer como se rige el mundo desde esa perspectiva y así tenerlos a todos en la palma de mi mano. Pero claro, eso no es algo que tu entenderías.
Eri observó a los lados tratando de encontrar algún policía con vida, pero todos los presentes se encontraban sin vida en el suelo. Debía aprovechar que Makar los distraía o sería acabada ella también.
—Que ridículo ¿Quién creería esa historia barata? —Impuso la líder española. Su agresividad se debía a que su posición se veía amenazada.
—En realidad si sería algo que Mini Lindroich haría, lo ha hecho otras veces. —Objetó un mafioso brasileño que trabajó con Makar hace años.
—Aquí la traidora eres tú, Jacharí. —Encaró el guardaespaldas reflejando su molestia. —En vez de informanos a todos que Mini Lindroich estaba vivo quisiste ocultarlo para mantener tu puesto.
—No he querido mostrarme antes porque he estado observándolos, pero cada vez que Jacharí me encontraba intentaba matarme. Como aquella vez en el bar Catarsis, ¿lo recuerdas? —Añadió Makar más leña al fuego.
La ira de los mafiosos se despertó en contra de la española. Jacharí gruñó molesta, en un momento de desesperación vio a Eri tratando de salir de su escondite. La española se acercó a la comisario y con una pequeña navaja que tenía le amenazó con cortarle el cuello.
—¡Si la policía no te importa como dices, entonces déjanos matar a Erika Irasuegui! —Exclamó Jacharí con una sonrisa malvada. Sabía que Makar no lo haría.
No obstante la navaja duró poco tiempo en su mano, la comisario le dio un golpe que la hizo tirarla y cuando Jacharí pretendió tomarla nuevamente recibió un disparo en su hombro.
—A ver si se te quita la mala costumbre de darme órdenes. —Makar habia sido quien le disparó. La española se quejaba del dolor en su herida. En eso Makar se dirigió a los presentes. —¡Los deseos de mi padre solo los conozco yo, su hijo de sangre! ¡Nunca lo vengaran si siguen las órdenes de esta mujer que solo quiere absorber su dinero!
—Señor, pero ella tiene razón en que debemos a acabar con la comisario...
—Le tocas un solo cabello te quitaré las vísceras para darsela a los cerdos. —Defendió Makar acercándose a Eri para tratarla como si fuesen enemigos. —Y esto va para todos ustedes, el único que tiene derecho de lastimar a Erika Irasuegui soy yo. Aquí nadie tiene una deuda más grande con ella, que yo.
—Ma-Makar...
—Trata de escapar, yo te cubriré. —Murmuró en voz baja.
Eri trago saliva nerviosa al sentir como Makar la apuntaba con su arma para disimular su enemistad, la comisario de inmediato propinó un golpe que desestabilizó a Makar y le permitió salir corriendo. Las balas llovieron tras ella, pero por fortuna logró escapar ilesa del lugar.
—Déjenla que corra... Que llore con sus amigos. —Argumentó Makar soltando un suspiro, para calmar a sus aliados. —Sé todo sobre ellos, será más fácil vencerlos a partir de ahora.
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Comments
Julia Monta88lvan
Que lindo es ver q cuando te desocupaa de tus deberes ya hay otro capitulo de tu novela favorita😁😁😊
Gracias autora por este capitulo te lo agradezco muchooooo...
Feliz Navidad pasala bien😝😝
2023-12-26
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