Erika lloró al recordar la traición de su propio padre.
Ella... pensaba que era la niña de sus ojos. Que el siempre hacía los esfuerzos posibles para verla a ella y a sus hermanas felices, de participar en sus celebraciones familiares y que trabajaba duro para darles todas sus comodidades.
¿Acaso nunca la amó?
Ella era su sangre, su hija primogénita, y simplemente por una coincidencia indeseada su padre se había desecho de ella.
Ahora lo entendía todo, su casa, sus ropas, sus joyas, sus carros... ¡Todo era producto de la corrupción! Porque ni aunque su padre fuese el mejor General de la región ganaría tanto como el recibía!
Lamentablemente Erika lo había descubierto tarde.
Y aún así, con todo el mal que su padre y todo su séquito había hecho, él saldría triunfante.
En cambio ella estaba ahí, en un avión, encerrada en una jaula para perros con destino seguro a prostituirla con algún narco extranjero o exportarla a una carnicería para traficar sus órganos. Algún provecho estaban buscándole, sino el mantenerla con vida no tenía sentido. Si quisiesen matarla, fácilmente podían pegarle un tiro en la cabeza, o meterla en una bolsa y tirarla al mar.
Esta situación solo hacia que el golpe de la realidad le diese con más fuerza...
Maldita sea, ¡Maldita sea!
—¡MALDITA SEA!
Llena de ira Eri pateó la puerta metálica de aquella jaula para después sumergirse en su propio llanto.
¿¡Cómo su padre era capaz de tratarla así?! ¡¿De permitir que vendieran a su propia hija?!
Ellos debían ser los que estuviesen encerrados en una jaula para perros rumbo a un destino doloroso, ellos debían sufrir las consciencias. Como le encantaría ser ella la que tuviese el poder, el poder de verlos sufrir...
Quizá era tarde para remediar sus errores, pero no era tarde para actuar.
Eri se secó las lágrimas y se incorporó como pudo dispuesta a salir de ahí. Fue sencillo forzar la cerradura, pues era una simple jaula para perros grandes. Apartó la sabana que cubría la jaula y se encontró con el departamento de maletas del avión junto a otros perros que dormían en sus jaulas.
Mientras buscaba una salida, se sobresaltó cuando una escotilla se abrió dejando entrar la brillante luz del sol. Varias personas que vestían igual entraron con la intención de bajar las maletas.
Eri se escondió nuevamente en la caja de perros en la que despertó y esperó a que la bajaran del avión. Cuando salió, de vez en cuando miraba por los orificios de la jaula y se preguntaba donde rayos acababa de aterrizar... ¿Siquiera seguía en su país?
Cuando las maletas entraron al departamento de mascostas ella aprovechó la distracción de los trabajadores y salió por un largo pasillo ocultando su rostro bajó su suéter hasta llegar al terminal de pasajeros.
Buscaba una señal o indicio del sitio donde se podía encontrar. Pensó en contactar a la policía, pero después de su experiencia no sabía si ellos eran de fiar.
—Señorita.
Una voz masculina detrás de ella la llamó, perdió el control de su cuerpo debido a lo aterrada que se encontraba.
—Identifiquese, por favor. —Pidió la voz de ese hombre.
Eri tragó saliva, no quiso voltear o entonar palabra. A pesar de las insistencias del hombre ella no le hizo caso y empezó a correr.
—¡Oiga, deténgase! ¡Es ella, la encontré!
Eri corrió desesperada por la terminal de pasajeros, al ser una multitud los empujaba y perdió el sentido común cuando divisó a unos hombres de seguridad persiguiéndola.
Por desgracia se encontró con un callejón sin salida, había llegado a una barrera donde solo estaba un gran ventanal que mostraba la pista con los aviones despegando. Comenzó a desesperarse en buscar una salida, sin embargo ya los hombres la habían acorralado.
No entendía nada.
¿Qué había hecho ella para merecer tal destino? ¿Qué había hecho mal? ¿También sería otra de las tantas víctimas que mancharían las manos del gobierno?
—¡Erika Irasuegui! —Exclamó uno de los guardias armados.
Ella no quería ser una víctima. Pero en ese momento, estaba acorralada...
—¡Las manos arriba! ¡No intente nada!
Nunca contó con que caería bajo los ojos...
—¡Queda usted arrestada...!
De una de las mafias más peligrosas del mundo...
—¡Por traición a la patria!
...Para tener el poder......
...Ley y Crimen, deben ser cómplices....
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Comments
Julia Monta88lvan
Wow enserio TRAICION A LA PATRIA no puede ser el tipo de personas horribles q son
Ojala y logre escapar
No me quiero adelantar a los hechos ... pero..... no sera q ella termira con Lindroich o quien sabe si Leonardo
que emoción!!!!nuevos capitulos,nuevas aventuras,nuevas emociones 😝😊😁
2023-12-10
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