CAPÍTULO 10.

CAPÍTULO 10.

Sarah llamó inmediatamente al Buró para pedir refuerzos. Era la oportunidad de atrapar a Liam Savrinn, y no la perdería.

—Habla la agente Sarah Burrows. —Dijo ella. —Solicito refuerzos, el fugitivo Liam Savrinn estuvo en mi apartamento. Acaba de irse. Por favor, apúrense. Rodeen un perímetro, no puede estar demasiado lejos.

Ella esperó unos minutos, hasta que finalmente vio dos camionetas aparcar fuera de su casa y también el coche de Bradley quien bajó rápidamente y corrió hacia ella.

—¿Qué pasó Sarah? —pregunto. —Acababa de llegar a mi casa.

—Cuando… me dejaste aquí, él estaba esperándome dentro. —Dijo ella.

—¿Te hizo daño? —preguntó, buscando alguna señal de violencia en su cuerpo. —¿Te toco? ¿Se propasó contigo?

—No… —dijo ella. —Solo vino a advertirme.

Brad la observó confundido, pero no pudo preguntarle nada más, ya que fueron interrumpidos por el resto de los agentes. Sarah debió explicar la situación, aunque ocultó algunas cosas. Como, por ejemplo, el lugar por donde lo vio salir. No porque quisiera cubrirlo, sino porque, por alguna razón, ella creía que Liam regresara y ella tenía que ser más astuta.

Los oficiales habían buscado por todo el lugar al sospechoso, pero sin éxito, obviamente, Liam Savrinn no se había ganado el apodo de “el más buscado” por nada. 

—¿Necesitas que envíe una patrulla a vigilarte? —preguntó uno de los oficiales.

—No… No es necesario. —dijo Sarah. —Yo estaré bien.

—¿Segura? —preguntó el hombre. 

—Yo me quedaré con ella. —Exclamó Bradley.

El hombre asintió y se retiró. En unos minutos, las calles estaban limpias de patrullas. Bradley miró a su amiga y luego hablo:

—¿Aún conservas un cambio de ropa para mí?

—Creo que la mitad de mi armario es tuyo. —Dijo Sarah, bromeando.

—¿Qué quería Savrinn? —pregunto.

—Dijo que… Si llegaba a él, corría peligro. Que deje de buscarlo. —Exclamó Sarah.

Bradley negó con la cabeza.

—Lo sabía. —Susurro por lo bajo.

—¿De qué hablas? —dijo Sarah. 

—Un momento. —Exclamó él. —¿Qué es eso? —preguntó dirigiéndose a la investigación que habían dejado a medio hacer antes de ir a investigar la casa de Philips.

Bradley se acercó ante la atenta mirada de Sarah y tomó un trozo de papel que estaba prendido ahí y que estaba seguro de que él no había dejado. La leyó atentamente. Y cuando acabó la volvió a leer. Así hasta que se le grabó en la cabeza.

—¿Qué tienes ahí? —preguntó Sarah. 

—Es… Una nota. —dijo Bradley. 

—¿Y qué dice? —preguntó ella.

—“Si quieres averiguar la verdad, investiga a Gary Saguer”. —Exclamó Bradley. 

—Gary… Saguer… 

—Mi padre. —dijo Bradley, viéndola a los ojos.

—No entiendo. —dijo Sarah.

Bradley se derrumbó. Se volvió de espaldas a ella y Sarah noto como su cuerpo temblaba como gelatina. Ella se apresuró y lo abrazó fuertemente. Sabía lo frágil que era su amigo con los temas relacionados con su familia.

—No estoy listo, Sarah. —Dijo él. —Aún no. 

—Shh… Tranquilo. —Exclamó ella. —Yo soy tu familia, Brad… 

—Esto no se trata solo de mi padre, Sarah. —Exclamó Bradley.

—Entonces habla conmigo. —Dijo ella. —Cuéntame… ¿Qué es lo que te preocupa, Brad?

El chico se giró y abrazó fuertemente a su amiga.

—Te lo diré pronto. —Dijo él. —Te lo prometo. 

Esa noche ninguno de los dos pegó un ojo. Bradley pensaba en las palabras que dejó Liam. Analizo cuidadosamente la nota con una luz infrarroja para detectar cualquier rastro de huellas digitales, pero tal como lo pensó, estaba limpio. 

A primera hora de la mañana, Bradley pidió una orden de allanamiento. Tenían la excusa perfecta para justificar las pistas. Dirían que fueron dejadas por Liam Savrinn en la casa de Sarah. Mientras él se encargaba de ese asunto, Sarah terminaba de vestirse. 

Minutos después, Bradley se estaba calzando la chaqueta.

—La conseguí. —dijo Bradley. —Le avisaré a Benjamín. 

Sarah asintió. 

—Llámalo desde el auto. —Dijo. —No podemos perder tiempo.

Sarah comenzó a conducir mientras su compañero le hablaba al jefe sobre los avances. Bradley le explicó que ni bien terminase la misión regresaría al Buró. Benjamín les había dado total libertad para trabajar en el caso, pero de todas maneras debían cumplir con los protocolos. Por eso intentaban tenerlo al tanto de todo.

Cuando Bradley y Sarah llegaron al lugar, ya había un grupo de oficiales esperando para ingresar a la casa. 

—Muy bien. —dijo Sarah. —A la orden entraremos todos, ¿entendido?

Los hombres asintieron.

—3 … 2 … 1. —Dijo ella. —Ahora.

Los hombres abrieron las puertas de la casa y dentro los estaba esperando el mismo hombre que había visto Bradley el día anterior. Estaba notablemente asustado. Al ver tanto movimiento levantó las manos sobre la cabeza. 

—Sr. Philips. —dijo Bradley. —Qué gusto verlo con vida. 

—Yo… Yo… 

—Cualquier palabra que diga será usada en su contra en una corte. —dijo Sarah. —Tiene derecho a guardar silencio, tiene derecho a un abogado. —Suspiro. —Usted está bajo arresto.

Ellos tomaron a Philips en custodia y lo subieron al coche para llevarlo al Buró. Las demás patrullas los escoltaron hasta allí, para evitar alguna emboscada. 

—No lo entiendo. —Dijo Ángel. —¿Por qué hacen esto?

—Fingió su muerte. —dijo Bradley. —¿Eso le parece poco? Hay un inocente cumpliendo una condena por asesinarlo.

—Pero… Pero yo… Lo hice por una razón. —Exclamó Ángel.

—¿Ah, sí? —preguntó Bradley. 

—Liam Savrinn. —Dijo el hombre.

—¿Qué hay con él? —preguntó Sarah, viéndolo por el espejo retrovisor.

—Fue Liam Savrinn quien me llevó a ese lugar. —Exclamó. 

—¿Te secuestro? —preguntó Sarah.

—No… Él… Me salvó la vida. —dijo Philips.

Bradley y Sarah se miraron confundidos.

—Liam dijo que ustedes vendrían por mí. —Dijo Ángel. —Solo que no pensé que sería tan pronto.

—¿De qué habla? —preguntó Sarah.

—Hace… Unos años Savrinn me salvó la vida. Él y sus socios me ayudaron a escapar. Yo… Escuché por casualidad algo que no debía y desde ese momento estoy huyendo. —Exclamó él. —Savrinn me dijo que, probablemente un día, Sarah Burrows vendría por mí. 

—Co… ¿Cómo sabría Savrinn que yo iría por ti? —preguntó Sarah.

El hombre hizo una mueca con sus hombros dando a entender que no lo sabe.

—¿Lo viste? —preguntó Brad. —A Liam… ¿Lo conoces?

—Sí. —Dijo Ángel. 

Ninguno emitió una palabra durante el resto del viaje. Cuando llegaron al Buró, Sarah bajó primero del coche. Bradley venía pensando en algo durante el camino, por lo que comenzó a buscar aquella foto que había tomado de una vieja fotografía que conservaba su amiga. Brad bajó del coche y abrió la puerta de atrás para que Ángel pudiera bajar. 

—Ángel. —dijo Brad. —Debo preguntarte… ¿Conoces a este hombre? —preguntó mostrándole la fotografía.

Ángel asintió. Sorprendido.

—Él es Liam. —Dijo Ángel. —Yo… Creí que nadie conocía su rostro… Digo… él me lo dijo. 

—No te preocupes. —Dijo Brad. —Solo quería… Saber que no te habían engañado. —Mintió. —Tu declaración cambia las cosas. Talbet saldrá de prisión y si confiesas lo que nos dijiste en el coche, probablemente te conviertas en un testigo protegido. Estarás a salvo y dejarás de huir.

Ángel bajo del coche y con la ayuda de Bradley, intentaban evadir a la prensa que estaba fuera de las instalaciones para lograr ingresar, sin embargo, se oyeron dos disparos que impactaron en el pecho de Ángel. 

—No… No… —dijo Brad. —Ángel… 

El hombre se desvanece en sus brazos, pero antes de cerrar sus ojos para siempre, dijo sus últimas palabras:

—Gary Saguer. 

Un revuelo de federales, médicos y periodistas no tardó en generarse. Bradley estaba en shock. Philips estaba muerto, pero antes de morir, le reveló dos datos importantes. Por un lado, la identidad de Liam Savrinn y el nombre de su padre. ¿Qué habrá querido decir con esto último? Por qué Savrinn y él dijeron que lo busque? ¿Qué diablos había ocurrido? Bradley buscó por todos lados y logró identificar a un franco tirador en el techo del edificio de enfrente. Inmediatamente, ordenó que lo rodeen y pongan bajo custodia al asesino. 

Cuando pudo alejarse del tumulto se derrumbó contra un muro. Todo se estaba yendo al carajo. 

—Bradley. —Grito Sarah, corriendo a abrazarlo. —Brad, ¿qué ocurrió? —preguntó ella.

—Te prometo que atraparé a ese hijo de puta y lo traeré para que te pida perdón de rodillas. —Dijo viéndola fijamente a los ojos.

—¿De qué hablas Brad? —preguntó ella. —¿Qué dijo Philips? ¿Quién lo mató?

Bradley no respondió nada. Simplemente la abrazo. 

—¿Estás bien? —preguntó Sarah. 

—Sí. —dijo Brad. —Algo conmocionado. 

Bradley y Sarah debieron ingresar al Buró para realizar el reporte de la misión. Benjamín los estaba esperando. Ellos hablaron acerca de todo lo que pasó y Benjamín les dijo que no habían logrado detener al tirador. 

—Es una tragedia. —Culminó Benjamín. —Por eso los quiero enfocados. Tienen que llegar al fondo de esto.

—Y lo haremos. —dijo Sarah. 

—¿Qué pasará con Talbet? —preguntó Bradley. 

Sarah suspiró. 

—Supongo que saldrá libre. —Exclamó.

—Aún no lo sabemos. —Dijo Benjamín. —Probablemente, todo esto llegue a oídos de su abogado y él se encargue de pedir una apelación.

Los dos asintieron y después de unos minutos más de charla, se pusieron de pie para regresar a trabajar.

—Bradley. —Dijo Benjamín. —Quiero que te tomes el resto del día para descansar. Te ves muy afectado. Regresa mañana o cuando te sientas mejor.

—Gracias, Señor. —Asintió él. 

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Comments

Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz

Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz

Esta poniéndose cada vez mejor 👍🏻 👍🏻

2024-10-03

0

Atilana Fernandez

Atilana Fernandez

me tiene atrapada la novela,no puedo parar de leer, saludos desde Venezuela

2024-10-02

1

Martha Padilla

Martha Padilla

El padre de Bradley debe estar muy involucrado en este asunto, él es el enemigo 🤗🤗🤗

2024-07-17

2

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