Volviendo al presente, sacudí la cabeza intentando alejar esos recuerdos dolorosos que había luchado tanto por enterrar. No podía permitir que este nuevo comienzo siguiera el mismo fatídico rumbo.
Pero Harper estaba empeñado en desenterrar los trapos sucios de mi pasado. Lo vi con su irritante actitud inquisidora.
—Vamos, Ethan, cuéntame qué pasó realmente para que golpearas a ese estudiante. Sé que hay más en esa historia,— presionó en tono casual.
Cerré los ojos y respiré profundo, luchando por mantener la calma.
—Ya déjalo, Harper. Eso pertenece al pasado,— advertí en voz tensa.
Harper negó con la cabeza.
—No hasta que me digas exactamente qué...
No lo dejé terminar la frase. Estallé en furia, enviando una mirada envenenada. —¡Que te vayas al demonio y me dejes en paz de una maldita vez!— grité, llamando la atención de todos.
No dejaría que nadie, ni siquiera el arrogante de Harper, arruinara mi oportunidad de comenzar de cero ahora que por fin pude escapar de las sombras de mi antiguo yo. Jamás.
Aquí está el inicio de un nuevo capítulo con una nueva confrontación entre Ethan y Harper:
—Admítelo Ethan, una vez un bravucón, siempre un bravucón,— espetó Harper en tono acusatorio, sus ojos azules centelleando con desdén. —Los violentos como tú nunca cambian, por mucho que lo pretendan.
Apreté los puños con tanta fuerza que las uñas se me clavaron en las palmas. La furia hervía dentro de mí ante su arrogante declaración.
—No tienes ni la más mínima idea de lo que estás hablando, Harper,— repliqué entre dientes. —No eres nadie para juzgarme por errores del pasado.
Harper soltó una risita despectiva.
—Oh, créeme, conozco muy bien a los de tu calaña. Impulsivos, irracionales, siempre a un paso de la violencia. No puedes evitarlo.
Cada palabra suya era como combustible arrojado a una hoguera. Tuve que recurrir a cada onza de autocontrol para no estallar allí mismo.
—Vete al demonio, no tengo por qué escuchar estas idioteces, no eres nadie para darte explicaciones, tengo más cosas que jacer— grité furioso, ganándome las miradas de todos a nuestro alrededor.
—Claro Ethan, el tiempo que inviertes espiándome y tratando de averiguar sobre mi vida a cosas más productivas,— comentó Harper con una sonrisita de suficiencia. —Cualquiera diría que estás enamorado de mí o algo así.
Me atraganté con mi propia saliva ante su inesperado comentario. Tosí violentamente.
—¿De...de qué demonios hablas?— balbuceé cuando recuperé el aliento, sintiendo que la cara me ardía.
—Vamos, ambos sabemos que estuviste obsesionado investigándome en internet después de que nos conocimos— explicó Harper pavoneándose. —Admítelo, te traigo loco.
Entrecerré los ojos pero no pude evitar una débil sonrisa ante su provocación.
—Sigue soñando, Harper. Solo intentaba averiguar con qué clase de imbécil eres, pero admito que perdí mi tiempo, cualquiera sabe que eras el mayor de todos,— repliqué en tono mordaz.
Harper se rio con ganas y me pasó un brazo alrededor de los hombros en actitud camaraderil.
—Sí, claro, lo que digas. Solo no vayas a enamorarte de mí al final, eh.
Forcé una risa ante el comentario de Harper, pero por dentro sus palabras fueron como un puñal girando en mi pecho.
Era cierto que había perdido horas de mi vida observando foto tras foto suya en internet, tratando en vano de hallar defectos en su imagen perfecta. Horas que jamás recuperaría, horas de dar vueltas en un pozo sin fondo de obsesión enfermiza.
De repente me invadió la vergüenza, acrecentada por la socarrona mirada de suficiencia de Harper. Sabía que mi ridícula investigación no había pasado desapercibida para él.
¿Cómo pude permitirme caer tan bajo, al punto del auténtico acoso cibernético? Esa no era la clase de persona en la que quería convertirme.
Agaché la cabeza abatido, con un viejo peso familiar aplastando mis hombros. La culpa, el fracaso, las malas decisiones...fantasmas que pensé haber dejado en el pasado ahora volvían a atormentarme.
Todo por mi obsesión con la ilusoria perfección de la imagen de Harper en redes.
Me enfrenté a la burlona mirada de Harper, temblando de rabia e impotencia. Ya estaba harto de sus provocaciones y su pretensión de creerse superior.
—Sabes algo, estoy harto de tus idioteces, Harper.— Siseé bruscamente. —Puedes tomar tu petulancia y tu falsa imagen perfecta y metértelas por donde mejor te quepan.
Por primera vez, la eterna expresión de suficiencia de Harper se resquebrajó ante la sorpresa. Parpadeó confundido mientras procesaba mi estallido.
—Creo que será mejor cortar por lo sano esta absurda dinámica entre nosotros,— continúe sin detenerme. —De ahora en adelante, espero que respetes mi decisión de no tener ninguna interacción contigo que no sea estrictamente necesaria. Fin de la historia.
Mi cordura y autoestima dependían de ello. Ya era hora de poner punto final a esta peligrosa e inútil obsesión de una vez por todas.
Lejos de amedrentarse, mi arrebato sólo avivó la perversa diversión de Harper. Soltó una estruendosa carcajada que resonó por todo el pasillo.
—Vaya, alguien está sensible el día de hoy,— se burló entre risas burlonas. —No tienes que ponerte tan a la defensiva, Ethan. Si querías más fotos mías solo tenías que pedirlas.
Apreté los dientes con tanta fuerza que temí que fueran a astillarse. Cada palabra suya era como echar sal en la herida.
—Anda, no te cortes,— continuó Harper con sorna. —Puedo hacer una sesión exclusiva para ti. ¿Qué te parece una en traje de baño? ¿O prefieres que me quite también eso?
Para ese punto, mi visión estaba teñida de rojo por la ira. Imaginé mi puño estampándose contra esa arrogante sonrisa, borrando su expresión petulante para siempre.
Pero no le daría ese gusto. Sin mediar palabra, y con su irritante risa burlona persiguiéndome, me alejé mascullando maldiciones por lo bajo.
Esto no se quedaría así. De algún modo le demostraría a Harper que no soy un hazmerreír. Aunque fuera lo último que hiciera.
Estaba a punto de alejarme como las veces anteriores cuando algo dentro de mí se rebeló. No, esta vez no dejaría que Harper tuviera la última palabra. Era hora de defender el último resquicio de dignidad que me quedaba.
Girando sobre mis talones, encaré a ese arrogante bravucón con la mirada cargada de desprecio. —Vete al demonio, Harper, se supone que vendrías a disculparte y has cambiado la conversación a tus conveniencia. No pienso tolerar ni un insulto más de tu parte,— escupí lleno de veneno.
Harper parpadeó perplejo, claramente no esperando que me enfrentara directamente a sus provocaciones. Aproveché su momentánea confusión para rematar contundentemente.
—Considera este el fin definitivo de cualquier interacción voluntaria de mi parte contigo. A partir de ahora serás invisible para mí,— sentencié con frialdad antes de retirarme con la frente en alto.
Mientras me alejaba, sentí como un peso se alzaba de mis hombros. Por fin había logrado poner un hasta aquí al constante hostigamiento de Harper. Y a la ridícula obsesión que tenía con él.
Ahora podía concentrar toda mi energía en lo realmente importante: superarlo académicamente y restregarle en su petulante cara el primer puesto de la clase que bien me merecía. Eso sí que sería dulce venganza.
Sonreí para mis adentros, con renovado ímpetu y dirección. Harper quería guerra, y guerra tendría.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 110 Episodes
Comments
Bris
esto es más interesante que hacer mi tarea
2024-09-17
2
Lector
UUUUUUUUUUYYY
2024-04-13
0
Guada
esoooo, Jsjsjsjjs ya quiero saber quien cae primero
2024-04-05
1