8. Ethan

Tras el tenso enfrentamiento con Harper, decidí salir un rato con mis nuevos amigos Will y Óscar para despejarme. Sarah me los presento y congeniamos rápidamente, especialmente al compartir el desprecio por el odioso presidente estudiantil.

—Vaya, vaya, miren nada más quién nos honra con su presencia,— se burló Will. —El cerebrito número uno del salón que nos bajó a todos los demás mortales en el último examen de Matemáticas.

Óscar soltó una risita despectiva.

—Sí, dinos Ethan, ¿cómo se siente ser un cerebrito que nos hace quedar mal al resto?

Me ruboricé ligeramente, incómodo ante sus burlas, pero intenté no demostrarlo.

—Vamos, no sean ridículos,— repliqué desenfadado. —Ya quisiera probar su suerte los videojuegos para patearles el trasero.

Will y Óscar intercambiaron otra mirada socarrona pero esta vez sonrieron con más camaradería.

—De acuerdo, cerebrito, veamos qué tienes,— retó Óscar lanzando una moneda para empezar la partida.

Suspiré aliviado mientras nos enfrascábamos en el juego con risas y bromas. Al menos mis nuevos amigos no parecían guardarme verdadero rencor por mis calificaciones. Y por el momento, Harper y sus manipulaciones quedaron olvidadas.

Mientras nos dirigíamos a la zona de videojuegos, intenté dejar mis preocupaciones atrás y simplemente disfrutar del momento con mis nuevos colegas.

Will y Óscar seguían bromeando sobre mis notas en el último examen.

—Bueno, no todos podemos ser unos cerebritos sin vida como tú,— se quejó Will sin verdadera malicia. —Algunos preferimos divertirnos—.

—Oye, me esforcé por esas calificaciones,— protesté en broma. —No es mi culpa que sean unos vagos.

Los tres nos reímos. El ambiente distendido me ayudaba a relajarme tras la desagradable confrontación con Harper.

—En fin, al menos alguien por fin logró bajarle los humos a ese idiota presumido,— comentó de pronto Óscar. —Es bueno ver que Harper también sangra tras los exámenes.

—Sí, ya era hora de que alguien lo pusiera en su sitio en algo,— asintió Will con malicia.

Sonreí levemente, recordando la mirada furiosa de Harper al saberse desplazado del primer puesto. Al menos ese era un pequeño triunfo comparado con su habitual poder de manipulación en la escuela.

—Ojalá le dure el disgusto,— murmuré mientras llegábamos a los videojuegos, ansioso por terminar de una vez el tema de Harper.

—En serio, no dejes que ese imbécil te moleste,— me dijo Óscar mientras le daba un sorbo a su gaseosa. —Harper siempre ha sido un idiota que se cree superior al resto.

Asentí en silencio, aún pensando en sus últimas amenazas. Óscar debió notar mi expresión porque agregó:

—Mira, puede parecer intimidante como presidente estudiantil y eso, pero la verdad es que no tiene verdadero poder.

—Sí, es cierto,— acotó Will. —Harper no tiene amigos cercanos ni nada. Nadie lo aguanta realmente. Solo le lamen las botas por interés.

Miré a mis amigos con curiosidad. Era la primera vez que alguien me daba este tipo de perspectiva sobre la situación de Harper en la escuela.

—Entonces...¿crees que en realidad esté tan solo e inseguro como aparenta?— pregunté dubitativo.

Óscar soltó una carcajada.

—¿Inseguro? Para nada. Ese narcisista está tan enamorado de sí mismo que no necesita a nadie más. Siempre ha sido un imbécil solitario.

Will asintió con vehemencia. —Sí, no creo que ni él mismo se aguante. Por eso todos lo evitan.

—Oigan, cambiando de tema, ¿qué saben de Sarah?—, preguntó Will de repente.

Si bien no éramos cercanos, habíamos entablado cierta amistad tras presenciar el violento incidente de Harper con los otros estudiantes.

—Pues no mucho, es bastante agradable y carismática supongo...— respondí algo extrañado.

—Sí hombre, pero está como quiere también ¿no?— dijo Will en tono pícaro. —Casi nunca publica fotos en bikini o algo así. Qué desperdicio.

Óscar soltó una risita tonta. Rodé los ojos con fastidio.

—Vamos, no sean así, es una buena chica,— repliqué algo molesto. No me gustaba el giro que estaba tomando esto.

—Bah, no te hagas el mojigato Ethan,— se burló Will propinándome un codazo. —Seguro a ti también te gusta en secreto. Y podemos ayudarnos mutuamente ahí, ya que se llevan bien...

Lo miré sin dar crédito a lo que insinuaba. ¿Realmente pretendía usar mi amistad con Sarah para conseguir fotos comprometedoras de ella? Negándome rotundamente, intenté defenderla, pero mis protestas cayeron en oídos sordos...

Me sentí profundamente incómodo con la propuesta de Will y el rumbo que había tomado la conversación. No quería tener nada que ver con sus planes respecto a Sarah.

—Oigan, mierda,— improvisé torpemente mientras consultaba mi teléfono, buscando una salida.

—Tenía que recoger a mi hermano en su escuela, debe estar esperándome,— agregué evitando sus miradas mientras agarraba mi mochila.

—¿Qué? ¡No! ¡Si apenas llevamos aquí media hora!— se quejó Óscar.

—Sí, amigo, no nos dejes colgados ahora que la estábamos pasando bien,— protestó también Will.

—Lo siento chicos, en serio tengo que irme ya,— repetí encogiéndome de hombros con fingida pena. La realidad era que necesitaba alejarme cuanto antes de esa conversación tan incómoda.

—Está bien, está bien, ve antes de que te maten en casa,— accedió finalmente Will no muy convencido.

—Pero luego vas a tener que contarnos detalles sobre Sarah ¿eh?— agregó alzando las cejas en un gesto pícaro.

Hice una mueca tensa que intenté disimular como una sonrisa y me fui rápidamente de allí murmurando un escueto.

—nos vemos.

Suspiré con alivio una vez estuve lejos, sintiéndome decepcionado por el lado oscuro de mis nuevos amigos.

Mientras me alejaba de la sala de juegos, sentí una profunda decepción hacia mis nuevos amigos. Por un lado, anhelaba integrarme, entablar amistades y sentirme parte del grupo después de tantas tensiones.

Pero por otro, no podía tolerar comportamientos que iban contra mis valores, como ocurrió con los comentarios irrespetuosos hacia Sarah. No quería tener de amigos a otros imbeciles.

Caminé cabizbajo, luchando con ese dilema moral. Las palabras en broma de Will y Óscar trajeron amargos recuerdos de sonrisas hipócritas y falsas del pasado. Sonrisas de quienes fingían amistad por interés para luego hacerte a un lado.

Negué con la cabeza, sintiendo una creciente frustración. Estaba harto de rodearme de imbéciles descerebrados solo por encajar. Harto de traicionar mis creencias para complacerlos.

Quizás era preferible la soledad antes que más amistades tóxicas.

No, definitivamente no podía considerar realmente amigos a tipos como Will y Óscar, por más que una parte de mí ansiara su aprobación. Era algo que Harper nunca haría, mierda, tenía que sacarme a Harper de la cabeza.

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