—Muy bien clase, es hora de asignar los equipos para el proyecto de ciencias sobre elaboración de jabones artesanales,— anunció enérgicamente el profesor mientras borraba la pizarra.
Inmediatamente se elevó un zumbido de conversaciones y risitas emocionadas. Yo me hundí en mi asiento, deseando poder esfumarme. Trabajar en equipo no se me daba nada bien.
—Veamos, el equipo número uno será integrado por Ethan y Harper,— dictó el profesor.
Mi estómago se desplomó. Lentamente me giré para encontrar la mirada de hielo de Harper, que ya estaba sobre mí. Una sonrisita petulante se extendía en su rostro mientras evaluaba mi expresión de horror.
Genial. De todos, me tenía que tocar con el arrogante presidente de la clase. Sabía que esto era una movida calculada del profesor para —ayudar a integrar al nuevo—.
Contuve un gruñido de frustración. No solo tendría que tolerar la presencia de Harper en este proyecto, también estaríamos forzados a reunirnos después de clases. Serían las semanas más largas de mi vida.
A regañadientes, me puse de pie y me dirigí al pupitre de Harper, que ya había despejado un espacio para mí.
—Parece que seremos compañeros, Ethan,— dijo con un brillo burlón en la mirada. —Espero que eso no sea un problema para ti—.
Apreté la mandíbula y conté hasta diez mentalmente. No iba a dejar que este arrogante sacara lo peor de mí. Le demostraría que puedo comportarme civilizadamente.
—En lo absoluto. Estoy seguro que haremos un excelente equipo y elaboraremos el mejor jabón de toda la clase,— respondí de la forma más neutral que pude.
Harper pareció sorprendido por un segundo, pero rápidamente recobró su postura petulante.
—Por supuesto. Conmigo a cargo no podemos fallar,— presumió, recargándose en su silla. —Ya verás, solo espero que no lo arruines—.
Contuve las ganas de discutir sobre quién estaría a cargo. Necesitaba esa nota para compensar mi primer día accidentado. Aunque me costara la dignidad, tragaría mi orgullo y cooperaría lo mejor posible con este egocéntrico compañero.
:
Los minutos pasaron en un incómodo silencio mientras Harper y yo nos dedicábamos a tomar notas de la lección sin mirarnos. La tensión era palpable, pero ninguno se atrevía a decir nada.
De vez en cuando, alcanzaba a percibir la mirada de Harper sobre mí, evaluándome como si fuera un espécimen extraño. Yo mantuve los ojos fijos firmemente en mi cuaderno, fingiendo concentración absoluta.
Cuando la clase terminó, Harper se aclaró la garganta.
—Supongo que deberíamos organizar cuándo reunirnos a trabajar en el proyecto—. Su tono era serio y carente de emoción.
—Sí, claro,— murmuré sin entusiasmo. —¿Te parece bien en la biblioteca al terminar las clases?— Quería sugerir un lugar público, donde no pudiera intentar nada raro.
Harper asintió secamente.
—Bien. Nos vemos ahí entonces, espero que no vayas a perderte—. Y sin otra palabra, se echó la mochila al hombro y salió presuroso.
Solté el aliento, sin haberme dado cuenta que estaba conteniéndolo. La perspectiva de quedarme a solas con él me provocaba ansiedad. Rogaba para que estas semanas de colaboración forzada pasaran rápido. Mientras tanto, me aseguraría de mantener la mayor distancia emocional posible. No podía permitirme bajar la guardia con Harper.
Más tarde, en la biblioteca, Harper y yo trabajamos en silencio buscando información sobre jabones artesanales. De vez en cuando, Harper soltaba un resoplido frustrado al no encontrar datos relevantes.
—Esto no tiene sentido, se supone que la proporción de aceites es lo más importante pero no especifica cuáles,— se quejó, tirando su libro a un lado.
Revisé sus apuntes y de inmediato identifiqué el problema.
—Ahí está tu error. Estás buscando en la sección de jabones comerciales. La artesanal lleva diferentes componentes y proporciones.
Procedí a explicarle sobre los distintos tipos de aceites, hidróxidos y aditivos necesarios, junto con los posibles métodos de fabricación. Harper me miró boquiabierto, claramente no esperando que supiera sobre el tema.
—¿Cómo sabes tanto de esto?— preguntó, una pizca de admiración asomando a su usual tono aburrido.
Me encogí de hombros, ruborizándome un poco. —Soy bueno en química,— confesé.
Por primera vez vi lo que parecía ser un atisbo de una sonrisa genuina en Harper. El orgullo me hinchó el pecho al haber logrado impresionarlo con mis modestos conocimientos sobre química hogareña.
Quizás trabajar juntos no sería un desastre absoluto después de todo.
—Vaya, realmente sabes de lo que hablas en esto, ¿no es así?— comentó, echando un vistazo apreciativo a las complejas fórmulas químicas que estábamos diagramando.
No pude evitar sonreír con orgullo.
—Sí, supongo siempre me pareció divertido crear algo útil con mis propias manos.
Harper me estudió en silencio por unos instantes, como si me estuviera viendo bajo una luz completamente nueva.
—Sabes, al principio pensé que eras otro bravucón buscapleitos sin mucho cerebro,— confesó con una media sonrisa. —Pero resulta que no eres tan imbécil—.
Reí genuinamente ante eso.
—Gracias...creo.
Harper asintió pensativo. Cuando nuestras miradas se cruzaron, por primera vez no vi antipatía en sus ojos. Quizás este obligado compañerismo no sería un desastre después de todo.
Conforme pasaban los días trabajando juntos en la biblioteca, Harper y yo caímos en un ritmo cómodamente productivo. Sus impecables apuntes y sentido de organización combinaban bien con mis conocimientos técnicos sobre jabones. Sin duda haríamos un gran equipo.
El problema era que mientras más interactuábamos, la atracción que había desarrollado por este enigmático personaje no hacía más que incrementarse, se suponía que debía odiarlo.
Sabía que estaba jugando con fuego. Si Harper sospechaba sobre mis sentimientos, sería mi fin. Todo el esfuerzo por mantener un perfil bajo y evitar problemas se iría al traste. Había demasiado en juego.
Pero no podía negar la creciente necesidad de aprender más sobre él, tanto como fuera posible antes de que este improbable sueño llegara a su fin. Solo esperaba poder mantener oculta esta peligrosa obsesión.
Conforme avanzábamos en la elaboración práctica de nuestro jabón, no pude evitar fijarme en lo metódico y meticuloso que era Harper siguiendo cada paso. Pesaba los ingredientes con absoluta precisión, media las temperaturas compulsivamente, y llevaba un registro escrito de todo.
Claramente no era el típico presidente de la clase guapo pero vago. Harper era en realidad un completo cerebrito, tan o más aplicado que yo en estas cuestiones científicas.
Quise hacer un comentario amistoso al respecto, pero la intensa mirada de concentración en su rostro me frenó. Esta faceta suya era claramente importante para él a nivel personal.
Opté por mantener la boca cerrada y enfocarme en mi propia tarea. Pero por dentro, sentí una nueva oleada de afinidad con este chico tan peculiar, justo cuando pensé que lo tenía figurado. Siempre lograba sorprenderme.
Trabajamos el resto de la lección en un cómodo silencio, absorbidos cada uno en hacer nuestra parte lo mejor posible. Al final, gracias al esfuerzo combinado, logramos elaborar unos elegantes jabones con fragancias gourmet. Haríamos un equipo imbatible.:
Mientras limpiábamos nuestra estación de trabajo, decidí abrirme con Harper sobre los rumores que probablemente había escuchado sobre mí.
—Sé que piensas que soy un bravucón como los que solía frecuentar, pero la realidad es que nunca fui un cabeza hueca,— comencé, buscando su mirada.
Harper levantó la vista de su libro, claramente fastidiado por la interrupción.
Tragando saliva, le expliqué sobre las turbias amistades que influenciaron las malas decisiones en mi pasado.
—En realidad siempre fui un ratón de biblioteca, créeme. Esas fueron sólo... amistades equivocadas.
Harper puso los ojos en blanco.
—Sí, claro. Mira, tengo que estudiar, así que ahórrate tus excusas,— dijo bruscamente, volviendo su atención al libro y dando por zanjada la conversación.
Me quedé boquiabierto, procesando su fría reacción. Claramente mi pasado turbio le importaba más de lo que estaba dispuesto a admitir. Suspirando, volví a mi labor de limpieza. Me maldije por ser un idiota.
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Comments
Elizabeth Moreno
aclarando varios puntos
2024-03-09
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