16. Ethan

Con el paso de las semanas, mi amistad con Harper fue evolucionando positivamente. Solíamos almorzar juntos, trabajar en equipo para las tareas e incluso a veces estudiar en la biblioteca luego de clases.

Ese día, mientras Harper se había adelantado porque debía consultar unos libros, yo me quedé rezagado guardando mis cosas. Al salir al pasillo, vislumbré a Sarah sentada sola en una banca.

Lucía extrañamente demacrada, con los ojos enrojecidos y actitud derrotada. Me acerqué con cautela.

—Hey...¿te encuentras bien?— le pregunté suavemente.

Ella alzó sus ojos hinchados, intentando componer una mueca tranquilizadora que no la convenció ni a ella misma.

—Sí, no es nada Ethan...— murmuró con voz tomada, desviando la mirada.

Me senté a su lado con expresión de preocupación. Sarah era una chica muy dulce y positiva como para verla así de abatida. Algo malo debía estar atravesando.

—Vamos, puedes decirme...eres mi primera amiga ¿recuerdas?— le recordé con una sonrisa alentadora.

Ella me miró unos instantes evaluándome. Luego tomó aire y se secó disimuladamente una lágrima solitaria, pero negó con la cabeza.

—Sarah, es obvio que no estás bien. Por favor, soy tu amigo, puedes confiar en mí —insistí con suavidad.

Ella titubeó, pero finalmente asintió en silencio, resignada a hablar.

—Está bien...pero vayamos a otro sitio más privado —sugirió mirando alrededor con cautela.

Asentí y le envié rápidamente un mensaje a Harper: —Amigo, surgió algo de último momento. Nos vemos más tarde en la biblioteca—.

Guardé el celular y me puse de pie. Le hice un gesto caballeroso de brazo a Sarah.

—El patio trasero suele estar vacío a esta hora. Podemos hablar tranquilos ahí —propuse, intuendo que lo que fuera que la tuviera mal debía ser grave para querer tanto sigilo.

Ella volvió a asentir y esbozó una débil sonrisa agradecida. Caminamos luego en silencio por el pasillo, rumbo al patio solitario donde Sarah finalmente se abriría a revelar lo que fuera que la atormentaba tanto.

Mi instinto me decía que esto estaba relacionado con cierto abusivo novio que tenía.:

Ya en la intimidad del patio, Sarah pareció vacilar de nuevo para abrirse.

—Veo que te llevas bien últimamente con Harper...quién lo diría, ¿no? —comentó en un evidente intento de desviar la conversación.

Reprimí un suspiro, decidido a no dejarme distraer.

—Sí, ha resultado ser buen amigo una vez que lo conoces, es un idiota, pero su sonrisa es genuina una vez que conoces como hacerlo sonreír—repliqué— Pero no hablemos de mí o de él. Estamos aquí por ti, Sarah.

Ella bajó la mirada.

—A veces siento que puedo ver a través de las personas...intuir si sufren aunque lo nieguen, o si esconden algo —le dije con suavidad—. Y es obvio que estás pasando por algo muy duro, Sarah. Tiene que ver con Will, ¿cierto?

Ante la mención, sus ojos se anegaron en lágrimas que ya no pudo contener. Asintió levemente, desmoronada.

Me invadió una oleada de furia protectora. Ese abusivo seguro le había hecho algo imperdonable.

—Ya Sarah, suéltalo —la animé pasándole un brazo por los hombros—. Sea lo que sea, puedes contar conmigo. No dejaré que ese patán te siga lastimando.

Ella sollozó con más fuerza ante mi gesto de apoyo.

—Ay, Ethan...es que Will me pidió que le mande fotos mías, fotos...comprometedoras —confesó al fin con la voz quebrada—. Y como me negué, ahora me insulta y dice que le contará a todos que de todas formas accedí.

La sangre me hirvió de furia contenida. Ese maldito se había atrevido a intentar propasarse y ahora pretendía chantajearla. Pagaría caro por esto.

Me puse de pie de un salto, con los puños apretados y temblando de rabia.

—Ethan, no vayas a hacer una locura, no quiero que salgas lastimado —me suplicó Sarah, aferrándome del brazo.

Le dediqué una sonrisa torcida, intentando infundirle calma.

—Descuida, sé que soy un idiota que no sabe controlarse como Harper —admití—. Es probable que termine comportándome como un imbécil impulsivo, tal vez por eso me llevó bien con él —

Ella me miró con ojos muy abiertos, sin saber cómo tomarse mi poco tranquilizadora confesión.

—Pero te prometo que después de que le dé a Will su merecido, haré que ese cobarde te pida perdón de rodillas por todo lo que te hizo —aseguré con absoluta convicción.

Quizás no era la forma más sensata de manejarlo. Pero nadie se metía con mis amigos. Y ese abusivo aprendería por las malas que acababa de cavar su propia tumba al meterse con la chica equivocada.

Salí del patio como una tempestad a punto de desatarse, dispuesto a encontrar a Will y hacerlo pagar. Pero antes de poder avanzar mucho, una firme mano me detuvo del hombro.

Me volteé para encontrarme con la mirada inquisitiva de Harper.

—Wow, tranquilo amigo —me dijo frunciendo el ceño—. Tienes la misma cara de cuando golpeaste impulsivamente a esos abusones por tu amigo. ¿Ahora qué estás planeando hacer?—

Resoplé fuerte, debatiéndome entre contarle o resolver esto solo a mi modo. Pero la perspicaz mirada de Harper me indicó que no me dejaría hacer ninguna locura solo.

—Estoy buscando al imbécil de Will para darle su merecido —confesé apretando los puños con rabia—. El muy maldito está intentando propasarse y chantajear a Sarah. Prometí que dejaria en tu manos lo de la última vez. Esta vez cruzó la línea.

Harper alzó las cejas y luego meneó la cabeza con una media sonrisa.

—Amigo, definitivamente tienes un complejo de héroe impulsivo. Voy a tener que acompañarte para cuidarte la espalda de ti mismo —declaró dándome una palmada cómplice—. Vamos, tú guías al blanco y yo me aseguro que nadie interfiera, ¿entendido?—

Sonreí agradecido. Teniendo a Harper respaldándome, Will no sabía la que le esperaba.

Guiado por Harper, no nos tomó mucho dar con el paradero de Will. Estaba fumando a escondidas detrás de los baños, accompañando de su lamebotas Óscar.

Salí de entre los árboles hacia ellos con Harper siguiéndome los pasos. Will alzó la vista y soltó una risotada burlona al vernos.

—Vaya vaya, pero si es el popular Ethan haciéndose el valiente, junto con su nuevo novio Ethan —se mofó—. ¿Viniste a pedir disculpas porque te mueres de celos de que Sarah sea mi chica?

Apreté los puños pero Harper se me adelantó y le plantó un fuerte manotazo en la frente que lo hizo trastabillar.

—Tú eres el que va a pedir disculpas aquí, imbécil —espetó Harper—. Primero a Sarah por intentar propasarte, y también a mí por el pelotazo, ¿entendido?—

Will abrió mucho los ojos por la sorpresa. Óscar comenzó a retroceder lentamente intentando escabullirse, pero mi mirada lo congeló en su sitio.

—¡Ja! Primero muerto antes que pedirles perdón un par de maricas —escupió Will insolente.

Pero no tuvo tiempo de reírse mucho más. Harper volvió a cruzarle la cara de otra sonora bofetada, haciéndolo trastabillar de nuevo.

—Te golpearé toda la tarde si hace falta hasta que grabes ese video con tus disculpas, pedazo de basura —advirtió Harper con voz glacial.

Tragué saliva al ver esa temible faceta suya en plena acción. Casi sentía lástima por lo que le esperaba a ese pobre infeliz.:

Media hora más tarde, contemplábamos satisfechos el video en mi celular donde Will, con la cara amoratada y sangrando, pedía avergonzado disculpas a Sarah y a Harper entre sollozos lastimeros.

—¡Lo logramos! No solo le dimos su merecido, sino que tenemos cómo chantajearlo si vuelve a pasarse de listo —exclamé eufórico, abrazando impulsivamente a Harper por la espalda.

Él se tensó levemente ante mi cercanía, pero luego se relajó y esbozó una sonrisita torcida.

—Sí, creo que obtuvimos algo mejor que venganza: garantía de que ese imbécil no volverá a meterse con nosotros —coincidió con un guiño cómplice.

Le devolví la sonrisa radiante, aún sin soltar mis brazos de su cuello. Me invadía una profunda sensación de dicha y completa plenitud.

Con un amigo incondicional y temerario como Harper a mi lado, sentía que nada me faltaba. Que juntos podíamos enfrentarlo todo, apoyándonos y cuidándonos las espaldas. Un equipo imbatible de cómplices contra el mundo.

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