17. Ethan

—No puedo creer que ese tonto video se haya viralizado así. Yo solo estaba tratando de causar una buena impresión, no convertirme en una celebridad escolar—.

Harper soltó una risita mientras observábamos en su celular las reproducciones que tenía el video de mí jugando básquetball en la clase de educación física.

—Vamos, no seas tan modesto. Tienes un talento impresionante para ese deporte, es normal que todos quieran verte en acción, traias a las chicas como locas ese día— me dijo.

Negué con la cabeza, sintiéndome absurdamente expuesto.

—Es que nunca pensé que fueran a grabar el juego. Yo solo...quería impresionarte a ti ese día— admití sonrojado.

Harper enarcó una ceja, mirándome con extrañeza.

—Espera...¿hiciste toda esa demostración de habilidad solo para impresionarme a mí?— preguntó incrédulo. —Vaya que eres idiota—.

Tragué saliva, dándome cuenta que acababa de hablar más de la cuenta. Ahora tendría que ser sincero sobre los motivos que me llevaron a lucirme de ese modo tan ridículo.

Harper reflexionó unos instantes y luego posó una mano sobre mi hombro en señal de apoyo.

—Ethan, no dejes que unos imbéciles del pasado te impidan continuar con el basket, no dejes que el pasado te impida lucirte como el aclamante Ethan, el rey del juego de esta escuela— me aconsejó con tono de burla.

De regreso a clases, caminábamos distraídamente por el pasillo cuando de pronto fuimos interceptados por Tyler, el capitán del equipo de basketball, acompañado por el entrenador.

—¡Ethan, Harper! Qué bueno encontrarlos.— exclamó Tyler con una amplia sonrisa. —El entrenador y yo queremos hacerle una propuesta especial a Ethan, después de verlo en acción en ese video. Son justo el talento que necesitamos en el equipo—.

Intercambié una mirada insegura con Harper mientras el entrenador asentía entusiasmado.

—Así es Ethan, tienes unas habilidad impresionante. Contigo en nuestras filas podemos aspirar al campeonato estatal—.

Sentí un nudo en la garganta. Por dentro, una parte de mí moría por aceptar la oferta y volver a mi amado basketball. Pero luego recordaba a mis antiguos falsos amigos y la amargura regresaba.

—Yo...lo siento, es esto inesperado—. musité, incapaz de dar una negativa tajante.

Harper me miró comprensivo. Sabía lo mucho que me costaba rechazar esa oportunidad. Pero no me sentía listo para revivir ese pasado traumático.

—Piénsalo Ethan y contéstanos, ¿sí?— insistió Tyler. —Podrías ser nuestra carta secreta camino al campeonato. Vamos Ethan, sé que amas el baloncesto, no dejes que el pasado arruine tu pasión—.

—Piénsalo mucho, te daremos créditos extra por pertenecer al equipo así que no tendrías que estudiar tanto el resto de materias— agregó el entrenador en un evidente intento de soborno académico.

Sentí que la sangre me hervía pero mantuve la calma. No pensaba dejarme manipular por nadie. De inmediato supe que eran unos idiotas.

—Está bien chicos, prometo pensarlo y les comunico algo en los próximos días— respondí forzando una sonrisa.

—¡Genial! Esperaremos ansiosos— exclamó Tyler palmeando mi espalda antes de retirarse con el entrenador.

Los observé alejarse con mirada tormentosa.

—Claro, piérdanse hippies, bien que se pueden ir a la mierda con su equipo de idiotas— pensé para mis adentros.

Harper debió notar mi irritación porque posó una mano sobre mi hombro.

—Tranquilo amigo, se nota que no quieres estar con idiotas, encontraré una salida para que no te sigan molestando— me reconfortó.

Sentí que la sangre volvía a circularme con normalidad gracias a sus palabras. Asentí agradecido. Al menos aún tenía a mi lado a la única amistad real y desinteresada que necesitaba.

—Bueno, podría considerarlo, tal vez me interesen esos créditos extra, después de todo les dije que lo pensaría— Dije, tratando de molestar a Harper.

—Sabes...si no quieres unirte al equipo de basketball, podrías venir conmigo al club de pintura— sugirió Harper de pronto. —Como yo soy el presidente, puedo autorizar tu ingreso sin inconvenientes—.

Lo miré sorprendido por la inesperada invitación y luego solté una carcajada.

—Vaya, ¿piensas que en verdad lo pensaré para unirme al club de basket que intentas sobornarme con pintura?— bromeé, dándole un amistoso codazo en las costillas.

Harper se ruborizó levemente y desvió la mirada.

—Bueno, es solo una idea para que no tengas que socializar con esos idiotas...— murmuró.

Sonreí enternecido al notar los evidentes celos por tener que —compartirme— con otros. Rodeé sus hombros con un brazo en un medio abrazo.

—Me halaga que desees monopolizar así mi amistad, pero ambos sabemos que soy pésimo dibujando— reí. —Aunque estar contigo en cualquier lugar suena mucho mejor que con cualquier equipo de basketball—.

Harper relajó los hombros y esbozó una tímida sonrisa, ruborizándose más pero esta vez de gusto por mi respuesta.

—Entiendo si al final decides volver a tu deporte, solo quiero que sepas que puedes contar conmigo— susurró al tiempo que entrábamos al salón de clases

—Anda, muéstrame algunos de tus dibujos mientras esperamos que empiece la clase— le pedí a Harper con genuino interés. —Siempre presumes de tus grandes obras de arte pero nunca me dejas ver—.

Harper puso los ojos en blanco pero sacó su libreta de bocetos con una pequeña sonrisa de orgullo.

—Está bien, solo porque eres mi amigo haré una excepción—.

Me pasó la libreta abierta y me dediqué a admirar sus creaciones. Eran principalmente retratos a carboncillo, tan detallados que parecían fotografías en blanco y negro.

—Wow...tienes un talento impresionante Harper, esto luce muy profesional— alabé asombrado, pasando las páginas con cuidado.

De pronto noté que una hoja estaba arrancada a la mitad muy burdamente.

—Oye ¿Por qué arrancaste esta pági...?— comencé a preguntar distraídamente.

Pero Harper me arrebató la libreta de golpe, con las mejillas teñidas de rojo.

—Ya va a comenzar la clase, será mejor que vayas a tu asiento— masculló evasivo, evitando mirarme a los ojos.

Arqueé una ceja extrañado por su reacción pero decidí no presionar más. Ya después le sonsacaría qué dibujo quería ocultar con tanto recelo de mí, tal vez podría ser yo.

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