18. Ethan

Decidí aceptar la invitación de Harper y acompañarlo una tarde al club de pintura, solo por curiosidad. Tenía un día de prueba.

Apenas crucé la puerta al aula, una agradable sensación de paz me invadió. Había tan solo media docena de personas diseminadas en caballetes alrededor del salón, enfrascadas en sus bocetos y lienzos en un ambiente de concentración creativa.

Nada que ver con el barullo y la tensión habitual de un aula escolar ordinaria. Parecía un santuario artístico donde cada uno liberaba su potencial interior a través del trazo en carboncillo o la pincelada en acuarelas.

—Chicos, quiero presentarles a mi amigo Ethan, será un invitado especial en nuestras actividades de hoy— anunció con sincera alegría.

Sus compañeros alzaron la vista de sus creaciones y me saludaron amistosamente, presentándose uno a uno.

—Hola Ethan, yo soy Clara— dijo con timidez una chica de anteojos y largo cabello rojizo.

—Qué tal amigo, Gustavo aquí, encantando de conocerte— saludó un muchacho de tez morena y vivaces ojos color miel.

Otros dos chicos y una chica completaron las presentaciones con igual afabilidad. Me sentí inmediatamente acogido en ese pequeño pero talentoso grupo.

—Es genial tener caras nuevas por aquí, ojalá vuelvas más seguido— mencionó Clara con una sonrisa gentil.

Los demás asintieron, secundando la moción.

Harper me miró con aire de superioridad.

No pude evitar devolverle una amplia sonrisa de oreja a oreja. Quizás el club de pintura no fuera mi ambiente natural, pero el calor humano de sus integrantes era algo que atesoraría gustoso.

—Toma, puedes usar este lienzo y estos pinceles. Muéstranos tu talento oculto— me animó Gustavo con entusiasmo, alcanzándome los materiales.

—Eh...gracias— musité, tomando el lienzo tenso con manos temblorosas.

Harper soltó una risita y se sentó a mi lado, dándome un fraternal codazo de apoyo. Los demás retornaron concentrados a sus creaciones.

Observé aquella infinita superficie blanca sintiéndome intimidado. No tenía idea de qué pintar, mi mente estaba completamente en blanco. Sudé frío bajo la presión del grupo.

—Vamos, no tengas miedo a explorar tu creatividad, nadie nace siendo Van Gogh— me susurró Harper con una sonrisa alentadora.

Asentí tragando grueso. Pero por más que exprimía mis escasas neuronas artísticas, no lograba concebir nada medianamente digno para plasmar en ese lienzo.

¿Flores? Demasiado cliché. ¿Paisajes? Los míos parecerían garabatos de preescolar. ¿Rostros? Sería como dibujar monigotes diformes.

Suspiré agobiado. Definitivamente no había nacido para las artes plásticas. Rogaba que la inspiración divina tocara aunque sea por unos minutos mi torpe cerebro.

Necesitaría nada menos que un milagro artístico para destacar en este grupo.

Tras darme una última palmada de aliento, Harper se marchó a retomar su propio lienzo en el caballete contiguo. Pude ver que estaba trabajando en un detallado retrato al carboncillo de una chica.

Yo mientras tanto seguía en blanco, hasta que decidí simplemente dejar que mi mano fluyera libre sobre el lienzo, trazando líneas y manchas abstractas al azar, como una especie de garabateo emocional.

Cerré los ojos inspirando profundo, volcando mis sentimientos a los trazos sin pensar demasiado. Pronto noté que ciertas formas comenzaban a emerger entre la amalgamada chaos de colores. Y se me ocurrió una estúpida idea.

Una fina y larga silueta fue cobrando contornos, rematada por facciones familiares..., jadeé al reconocer en mis trazos el inconfundible perfil concentrado de Harper pintando en su caballete.

No había precisión anatómica ni gran maestría técnica, pero había capturado indudablemente su esencia con esa expresión adusta y mirada tormentosa tan suya.

Estaba aún procesando el significado de esa pintura cuando escuché risitas a mis espaldas. Clara y Gustavo observaban por encima de mi hombro con evidente regocijo.

—Vaya, tienes un estilo muy horrible pero interesante— comentó Clara soltando otra risita.

—Sí, muy interesante elección de modelo— secundó Gustavo con mirada pícara.

Al caer en cuenta que se reían de mi retrato deforme de Harper, no pude evitar unírmeles en las carcajadas.

—¡Dios, pobrecito Harper! Mira esa nariz desproporcionada, parece una berenjena mutante— se burló Clara entre risas.

—Bueno, al menos no le pinte orejas de burro u ojos saltones, semidioses esa opción— contraataqué, provocando más carcajadas de todos.

—Ya basta chicos, Harper podría escucharnos— intervení secándome las lágrimas de risa.

Pero Clara y Gustavo estaban doblados sin parar, fascinados con el grotesco dibujo. Me sentí aliviado de poder reírme también de mis pobres habilidades artísticas.

—Oigan, miren nada más esa expresión furiosa que captó Ethan en Harper— apuntó Gustavo entre carcajadas incontenibles. —Le retrató el ceño eternamente fruncido a la perfección—.

—Sí, es que nuestro amargado presidente solo tiene dos estados de ánimo: enojado o más enojado— bromeó Clara, doblándose de la risa.

Yo no podía parar de reír también ante aquel deforme pero irónicamente verídico retrato de mi huraño amigo.

Fue entonces que noté por el rabillo del ojo que el susodicho Harper se había acercado a nosotros con semblante indescifrable.

—Pero...¿de qué tanto se ríen ustedes?— preguntó intentando fingir despreocupación, aunque sus puños apretados delataban malamente contenida irritación.

Caímos todos en un repentino silencio incómodo. El propio retratado acababa de descubrir la caricaturesca representación que habían hecho de él.

—Ehh...nada, cosas sin importancia— balbuceó Clara, codeando a Gustavo en señal de que se callara de una vez.

Pero Harper ya se asomaba por encima de mi hombro, con los ojos muy abiertos al reconocer su rostro deformado en trazos Multicolores. Tragué grueso, tratando de no contener la risa, temiendo su reacción ante semejante afrenta artística.

Temí lo peor ante el mutismo de Harper, pero para mi sorpresa él solo atinó a tomar un pincel y plantarse frente a un lienzo nuevo.

—Muy bien, ya que se burlan de mi retrato, les demostraré que yo puedo hacer uno mucho peor de Ethan, lo haré en una posición incómoda— declaró en un tono que denotaba más diversión que enojo genuino.

Todos soltamos un suspiro de alivio y retomamos poco a poco las risas.

—Oh esto tengo que verlo...— murmuró Gustavo frotándose las manos.

—Sí, me pregunto en qué situación incómoda lo retratará— especuló Clara con malicia.

Para mi sorpresa, Harper trabajó apenas unos minutos antes de soltar el pincel y salir rápidamente del salón sin mediar palabra. Lucía claramente avergonzado por burlanos de él.

Un punzante sentimiento de culpa me invadió. En mi afán por encajar con los demás, había permitido que se burlaran cruelmente de mi mejor amigo.

—Discúlpenme chicos, ya vengo— musité, saliendo tras los pasos de Harper antes de que alguien pudiera detenerme.

Lo encontré recostado contra los casilleros en el pasillo, mirando al suelo con actitud derrotada. Me le acerqué en silencio y posé una mano sobre su hombro.

—Harper, lo siento mucho...no debí prestarme para que se rieran de ti— me disculpé sinceramente. —Supongo que intentaba impresionarlos pero me dejé llevar—.

Él alzó sus ojos tornado hacia mí y esbozó una débil sonrisa, sin rastros ya de enojo.

—Eres un idiota— murmuró.

—Lo sé, fui un idiota. Pero solo tú opinión verdaderamente me importa— repliqué, sentándome a su lado en forma de disculpa.

—Ya Ethan, tranquilo, no pasa nada, somos amigos— me calmó con un golpecito en la espalda. Pero luego su expresión se tornó maliciosa. —Aunque claro...mi venganza artística aún está pendiente—.

Reí aliviado al ver que había retomado su estilo humor.

—Está bien, aceptaré tu futura revancha pictórica con dignidad— accedí siguiéndole la broma. Luego adopté un gesto solemne. —Mientras tanto, conservaré en un lugar de honor ese retrato tuyo como recordatorio para esforzarme más en captar tu esencia...algún día dominaré el arte de dibujarte—.

Harper puso los ojos en blanco pero no pudo evitar ruborizarse, claramente halagado por mi persistencia en retratarlo pese a mis pobres resultados iniciales.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***