El Final de Dominik y el juicio de Erick: Parte II

Erick

Tengo mucho frío y estoy temblando, con la mirada el suelo y los pies doblados hacia el centro. Mamá está en frente de mí y permanece en silencio, desde que se han llevado a papá a urgencias, ninguno ha dicho alguna palabra. Hugo no contesta el teléfono y Mamá piensa que está con alguna chica, pero a mí me da igual.

No sé que esperarme, no sé cómo sentirme. No siento nada, e intento sentirme culpable por lo que sucedió, pero me justifico diciéndome a mi mismo que fue un acto de impulso y que no pude seguir controlando la ira que estaba circulando por mis venas.

No siento nada. Nada.

-Iré por algo de tomar. -Oigo que mamá se levanta y sale de la sala privada de espera.

Me quedo solo y escucho las sirenas, los pasos apresurados de los doctores y enfermeras, aún no estoy consciente de mi alrededor. Nos ha traído el chófer de mamá en mi camioneta con la ambulancia en frente. Aún no hay noticias de Dominik y son casi las tres de la mañana.

La ansiedad está comenzando a picarme y me urge fumarme un cigarrillo. Pero hace varios meses que no toco uno y no se me ocurre otra cosa para aliviar esto que siento; me levanto de golpe y salgo de la sala, camino con rapidez en grandes zancadas y salgo del hospital, voy hasta la camioneta y en ella me percato del chófer que está recostado en el capón.

-Dame las llaves.

Me entrega las llaves sin rechistar, enciendo el auto y enseguida salgo disparado del estacionamiento. Marco el número telefónico de Lucía desde el dispositivo Android de la camioneta.

-Hola. -Ella contesta.

-¿Te desperté? -Le pregunto, neutro, sin aparato la mirada de la carretera y con las manos congeladas en el volante.

-No, de hecho estaba ya por irme a dormir. Estaba terminando algunas cosas para el cumpleaños de Oliver, ya sabes que dentro de pocas semanas en su cumpleaños -se detiene un instante-. ¿Pasó algo, Erick?

Ahora su voz suena preocupada.

-Necesito verte. Te necesito ahora mismo. ¿Podemos vernos?

-Bueno, yo si iría, Erick, pero hay gente vigilando la casa y...

-Entonces adiós.

-¡Espera! Ya me alisto, pero yo voy. ¿A dónde quieres que nos veamos?

-En nuestro viejo departamento, ¿si te acuerdas dónde queda?

-Sí, allí estaré.

-Dentro de veinte minutos nos vemos.

...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...

Siento mi garganta arder por el whisky, suelto el vaso de roca en la mesa en frente de mí y me recuesto en el sillón. Fijo la mirada en el techo con la respiración lenta.

Oígo el suspiro femenino a mi lado, levanto la cabeza y miro a Lucía sentada a un costado mientras se apoya en un brazo. Pienso que tal vez, no ha sido buena idea haberla sacado de su casa a altas horas de la noche. Desde que llegamos hace un poco más de media hora; desde entonces, no le he dado un beso y tampoco hemos tenido sexo y sexo es en lo último que pienso en este momento.

Ella se me queda viendo mirando con compasión. Tiene el cabello atado en un coleta alta. Lleva un suéter negro con jeans sueltos, una abrigo de lana negro y unas botas -que ha dejado en el recibidor del departamento-, cuyo departamento no he puesto un pie en más de cinco años, sin embargo, no he dejado de encargarme de él económicamente. Una vez por semana, envío a un grupo de limpieza. El lugar está limpio y huele a productos de limpieza.

Lucía toma un cojín rojo, lo coloca en su regazo y le da tres palmadas, invitándome a recostar mi cabeza en él, que respectivamente, lo hago. Suspiro y cierro los ojos al sentir sus suaves y frías manos acariciarme el cabello, la barbilla, las cejas hasta el cuello.

-No has dicho nada desde que llegamos. -Me dice ella entre susurros.

Abro levemente los ojos sin moverme y contengo el aliento.

-Te duele, ¿no es así?

Muevo la cabeza y me topo con su mirada, me fijo en sus pecas, en la punta de su nariz y en sus largas pestañas. Tiene el rostro limpio y libre de maquillaje.

-Me duele lo que le dije. -Tomo aire sin dejar de verla-. ¿Sabes que pasa, Lu? Que yo en este momento solo pienso en mí. Suena muy egoísta, pero en este momento no pienso en otra que cosa que no sea en mí. Pienso en... que si mi padre se muere y yo me quedo con ese sentimiento de culpa por todas las cosas que le dije y le hice.

-¿Qué le hiciste?

Desvío la mirada y luego me levanto, me echo el pelo para atrás con los dedos, me pongo de en frente de Lucía.

-Si te lo digo, te vas a asustar mucho. Lucía, hace años, descubrí que mi padre mató a mi abuelo, lo encontré en su habitación tirado en el suelo, muerto, asfixiado y estrangulado. Mi padre lo mató y... realmente, no entendí por qué lo hizo. No sé si mi madre lo sabe, que de seguro que sí. Pero la cosa está es en que... yo casi hago lo mismo, Lucía. Casi asesino a mi papá y... ¡Maldición! Me siento fatal. Yo no quiero ser un asesino, yo no quiero sentirme culpable por haber matado a alguien, porque yo no soy un asesino, Lucía. Yo sería incapaz de siquiera hacerle daño intencionalmente, es… Me llenó de tanta ira todas las cosas que decía, lo odio, lo odio porque jamás se disculpó, ni siquiera cuando estaba a punto de morirse me dijo que me quería y... ¡Oh, por Dios! Lucía, no me mires así.

Lucía se ha convertido en un papel, la pupila de sus ojos se han dilatado y se ha congelado. Me mira y se siente horrorizada y yo me siento de la misma forma.

-Lucía...

-Tienes que buscar ayuda, Erick. Tú necesitas ayuda.

-¡Lo sé! -Grito-. Y la buscaré, iré a un psicólogo y mejoraré. Lucía, ¿Tú si sabes que yo no soy un asesino?

-Erick, eso lo que me acabas de contar es gravisimo -se levanta del sofá, intento coger su mano pero comienza a caminar por toda la sala.

-Lu. -La llamo.

-¡Estoy pensando, Erick!

‐¿En qué? -Ahora yo también me pongo de píe sin perderla de vista.

Se detiene y me mira perpleja.

-¡Me acabas de confesar que tu padre es un asesino y que tú casi lo matas a él!

-¡Estaba fuera de mí, lo hice por impulso porque me llene rabia pero nunca quise matarlo! -Grito y siento que las lágrimas se me salen-. Tú mejor que nadie lo sabes. Tú lo entiendes, Lucía. Por más que deteste a mi padre, sabes que las cosas que he dicho son por rabia y porque estaba dolido por todas las cosas que nos hizo a mí y a mis hermanos. Además, te dije que buscaría ayuda.

-No sé que pensar, Erick. Yo estoy segura de que eres incapaz de hacerle daño a alguien, pero... estoy tan confundida.

-Buscaré ayuda. Te lo prometo, cariño. -Susurro.

Quiero acercarme y abrazarla con fuerza y fundirme y ahogarme en su aroma. Pero cuando doy el primero paso, su celular vibra en el bolsillo de su abrigo. Ella lo toma, se queda mirando la pantalla por unos segundo.

-Es Hugo.

Me mira y luego contesta. Yo me levanto y me la quedo mirando, conteniendo la respira y cuanto de forma regresiva, desde el número veinte hasta el uno.

-Hola..., Sí, estoy en casa -me mira de reojo-. ¿Qué ha pasado?

La miro hablando por el teléfono, yo me comienzo a comer las uñas por la ansiedad. Le doy la espalda y comienzo a caminar por todo el piso, miro la ventana. El cielo está negro y sin ninguna estrella.

-Dios mío.

Giro para verla y me inunda una ola de pánico. Lucía tiene la mano en su boca y con la otra sostiene fuerte el celular

-¿Q-quieres que vaya para allá?

Tiene los ojos inundados de lágrimas y mi mente se prepara para lo peor. Lo último que veo y escucho es a Lucía llorar y despedirse de Hugo.

-Lucía. -Me le acerco al borde de la locura-. ¡Lucía, dime algo!

Ella suspira hondo y mirándome a los ojos, me dice que lo que no quiero escuchar.

-Erick, tu padre acaba de fallecer.

Me pongo rígido como una tabla y me dejó caer en el sofá en estado shock.

-Tu madre y tu hermano han intentado comunicarse contigo pero tienes el celular apagado. -Se detiene y se enjuaga las lágrimas-. Me contó que fue hace nada, hace diez minutos. Murió de un ataque al corazón mientras estaba en terapia intensiva, habían logrado estabilizarlo por un buen rato, pero comenzó a mostrar indicios de infarto y le entró de golpe.

Instantáneamente, entró en un trance y siento que mi mente se ha retrasado, como se me hubieran desconectado de todo lo que rodea.

...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...

Lucía y yo llegamos al mismo tiempo a la mansión, donde ya estaba mi madre sentada en el sofá, sin ninguna expresión en el rostro. El corazón se me rompe cuando veo a Evelyn echa una mar de lágrimas, arrodillada en el regazo de mamá, ésta le acaricia el cabello suavemente mientras le susurra cosas.

Hugo está recostado en un rincón, encogido y aferrándose a su abrigo y tiene la mirada perdida. Los empleados se han despertado y están todos alineados con la cabeza agachada y sus pijamas puestas.

Lucía camina hasta mi madre, la rodea en brazos y ella recuesta su cabeza en su hombro.

-Lo siento tanto. -Oígo que dice.

Yo miro a mi hermano, camino hasta él y enseguida se lanza en mis brazos y se desploma en mi hombro.

Yo soy incapaz de derramar una lágrima, y no hago nada más que consolar a mis hermanos.

...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...

La noticia se regó como pólvora. Está en todos los medios de comunicación y gente no ha parado de llamar dándonos sus condolencias. El funeral se hará esta misma mañana.

Me ajusto la corbata negra en frente al espejo, cuando siento entrar a Sam en la habitación, lo miro y ya está listo con su traje negro, esta vez, no ha sido una lucha ponérselo.

Tiene la cabeza agachada y el semblante triste.

-Hijo, no tienes que ir si no quieres -me siento en la cama y Sam repite mi acción-. Un niño no se divierte en un funeral, tampoco traerán a sus hijos. Además, dudo que Oliver vaya.

-¿Ya no veremos al abuelo?

Aprieto los labios y le paso la mano por sus rizos.

-No, ya no. -Niego.

Creo que a Sam no le duele la muerte de Dominik. Percibe que las cosas no están bien, que su mundo de arcoíris con un sol resplandeciente ha comenzado a marchitarse, pero sé que será temporal y Sam volverá a ser el mismo niño de siempre. Después de todo, nunca tuvo una relación estrecha con Dominik, Sam estaba consciente de su rechazo y me lo decía, no lo quería ni yo tampoco.

Al final, Sam decide ir.

Mackenzie está a mi lado, en el copiloto. Sam va detrás y yo conduzco. Sorprendentemente, me he sentido un poco más tranquilo en las últimas horas, y es porque me he mentalizado de que no soy el culpable de la muerte de mi padre. Yo no soy un asesino; Dominik falleció de un infarto y no de un estrangulamiento, su cuerpo ya mostraba indicios, lograron estabilizarlo por más de una hora y el ataque llegó muy de repente.

Solo no quiero sentirme como un asesino, no quiero sentirme por algo que no soy.

Intento autojustificarme para no sentirme culpable.

-Estás muy tranquilo, cariño. -Me dice Mackenzie.

Veo por el espejo de retrovisor a Sam, lleva puesto los audífonos azules y tiene la tableta en las manos.

-Cada persona tiene su manera de lidiar las cosas.

-Me atrevería a decir que ni siquiera te afecta su muerte. Solamente vas a su funeral por compromiso y no porque de verdad te importe.

-¿Qué dijo tu padre?

La miro de reojo y ella solo pone los ojos en blancos.

-Ya vas a empezar.

-Tengo un poco de curiosidad. Tu padre detestaba a Dominik -sonrío-. Me imagino que debe de estar retorciéndose de la risa, postrado en su silla y diciendo: ¿Ves, Dominik? Te lo dije, serás tú el primero que se iría al infierno.

Mackenzie suspira.

-Ya cállate. Tu padre acaba de fallecer y tú solo piensas en lo que mi padre diga. No seas imbécil, Erick.

La conversación queda hasta ahí y seguimos el resto del camino en silencio.

...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...

Y ahí está Dominik, acostado dentro de un ataúd de madera de roble. Y yo estoy de pie a un costado, mirándolo fijamente. Casi puedo deslumbrar una pequeña sonrisilla en su rostro.

-Te odio. -Le susurro-. Probablemente, algún día te perdone.

Le doy una última mirada y me doy la vuelta. La mansión está repleta de amigos de papá, amigos míos de la universidad.

A mamá la tienen atrapada en una bola inmensa de mujeres dándole consuelos, Hugo está en las mismas. Salgo al jardín y mí me atrapan un grupo de hombres. Unos cuantos amigos de la universidad.

-Tu padre no estaba en edad para morirse, Erick. Lo siento mucho, colega.

Yo asiento sin decir una palabra. Los chicos cambian de tema y la conversación se convierte en una de negocios. Freddy, uno de los hijos de los socios de mi padre, beisbolista, habla sobre que está enamoradísimo de una mujer latinoamericana, dice que está buenísima y en el sexo en infalible. Jordi habla de que su esposa le ha pedido el divorcio, pero no le da importancia porque cree que cambiará de opinión. Ted cuenta que su madre lo anda presionando para que se case porque tiene ya tiene treinta y cuatro años.

Gate se nos une en cuanto llega. Me la estoy pasado bien y la tensión de mi cuerpo ha mejorado considerablemente y he logrado quitarme en cigarrillo de la cabeza.

-Oye, Gaten, ¿Cuándo es que nace tu hijo? -Jordi le palmea el hombro.

-Dentro de un mes y medio, o quizás menos.

-Ya tienes a los dos varones, sería bueno que busquen a la otra niñita.

-¡No! -Gaten niega rotundamente echándose para atrás y casi se tumba el café encima.

Los demás reímos. Ted saca un cigarrillo y se queja al no traer un encendedor.

-Caballeros, ¿alguien tiene un encendedor que me preste? Por favor.

-Aquí tienes, colega. -Freddy le pasa un encendedor de metal.

Ted enciende su cigarrillo y yo contengo el aliento cuanto suelta todo el humo de la boca. No es el único que está fumando, hay algunos que incluso fuman tabaco, cigarrillos puros e incluso vapers. Agradezco que Sam esté lo suficientemente alejado junto con Evelyn y las demás niñeras.

-Oigan, las mujeres latinoamericanas son muy guapas, tienen unos cuerpos de infarto. Una vez, estuve con una venezolana, una modelo, una belleza trigueña de pies a cabeza. ¡Una preciosura! -Freddy lanza un beso exagerado.

Yo suelto una pequeña risa al ver su reacción.

-No lo dudo.

Ted lanza un largo silbido con el cigarrillo en la boca, mirando fijamente la entrada.

-Y hablando de preciosuras, ahí viene una. -Hace seña a la puerta con la cabeza.

Todos volteamos a mirar la entrada. En ella, viene Lucía bajando del auto y se roba las miradas. Casi se me cae mandíbula al suelo; lleva un vestido completamente negro con mangas largas, tiene un escote cuadrado y abierto, tiene las piernas forradas con medias pantis y unas botas de terciopelo con pelusas.

Ted suspiras y se le hincha el pecho como Tarzan dándose las de macho.

-Caballeros, llegó mi momento. Ya regreso.

Él sonríe cuando ve que Lucía se dirige exactamente hacia nosotros, sonríe con orgullo y nos pasa por al frente como modelo de revista. Lucía sonríe mostrando su perfecta dentadura blanca y Ted hace lo mismo.

-Lucía querida, pero...

Lucía querida le pasa por al lado sin siquiera mirarle y es a mí a quien abraza y saluda. Envuelve sus brazos en mi cuello y yo sin esperármelo, tardo un poco en reaccionar, pero lo hago y disimuladamente paso mi nariz por su cuello y aspiro su delicioso aroma que me vuelve loco, por un momento dejo los olores del cigarro y solo la huelo a ella.

-Hola, ¿cómo estás? -Me susurra en el oído.

No separamos y nuestras mejillas rozan. Nos miramos a los ojos y me siento como un pajarito hinchado a punto de explotar, el corazón me late tan fuerte que puedo oírlo, y ella también.

-Supongo que bien. Después de que te fuiste, logré dormir al menos dos horas y... estoy más tranquilo.

-Me alegra mucho oír eso. -Dice con aire inocente agitando las pestañas.

-¿Y tú?

-Igual.

Sus mejillas se han tornado de color rosa sin dejar de sonreír. No puedo apartar la mirada de ella, de sus ojos que me tienen completamente hipnotizado. Nos miramos directo a los ojos y el amor crece entre nosotros y nos hemos convertido en una bomba de tiempo que estallará en cualquiera momento. Nos hemos olvidado por un gran tiempo que estamos en frente de casi toda la sociedad, todo viéndonos a nosotros.

Me mordisqueo el labio inferior. Me muero de ganas por besarle los labios, se ha puesto un rojo carmesí intenso. Parpadea lentamente y me mira a través de sus pestañas naturales con rímel. Me maldigo a mi mismo por no haberla besado cuando tuve la oportunidad.

Un carraspeo como aguja explota nuestra burbuja rosa de amor. Lucía y yo cortamos todo tipo de contacto y hemos vuelto al mundo real.

-¡Lucía! -Freddy la saluda apretándole la mano.

-¡Freddy, cuanto tiempo!

Ella empieza a saludarlos a todo y cuando va con Ted, éste le saluda de manera más fría posible.

-Hola, Lucía.

Gaten y yo nos damos una mirada rápida. No me gusta como la ha saludo, pero supongo que es porque se siente humillado y Lucía le ha dejado en visto. Ella se va y todo la seguimos, menos Gaten que está más concentrado en batir el café en polvo que ha quedado en el fondo de la taza.

-Pero qué pedazo de mujer, hombre. Está buenísima. -Jordi se la queda viendo.

Freddy le golpe el hombro.

-Ya basta de verle el trasero, vas a hacer sentir peor a Ted. El pobre quedó más humillado que cuando se hizo pis en plena exposición de tesis.

-¡Oh, no! -Gaten niega-. No compares eso con lo otro.

-Lo que tú no sabes, amigo Gaten, es que nuestro compañero Teddy, al igual que otros chimpancés, están perdidamente enamorados de esa mujer.

Ted parece más enojado que antes. Los chicos cambian de conversación, pero yo le doy mucha atención y más bien me centro en la mujer que está a unos cuantos metros de mí, hablando con otro grupo de mujeres. Nuestras miradas se topan, luego nos sonreímos y la apartamos rápidamente. En unas de esas, me doy cuenta de que Ted me ha estado mirando, más sin embargo, tampoco le presto mucha atención.

-Deberíamos reunirnos algún día a la cancha de golf, practicar esgrima o quizás podemos ir a hacer cabalgata -propone Freddy.

-Erick tiene un buen campo y establos de caballos en unos de sus clubes. -Dice Gaten.

-Vale, podemos ponernos de acuerdo. -Asiento de acuerdo con su idea. Hace mucho tiempo que no he tenido una salida con amigos, ni siquiera con Gaten.

Busco a a mi hermano con la mirada y le hago seña para que venga. Hugo llega y se lleva la atención y no hace falta incluirlo. Se lleva bien con mis amigos, incluso, Gaten que en el pasado era muy antipático y le caía mal, ahora parece interesado y lo incluye al grupo. Y yo solo me dedico a escuchar y participar una que otra vez en la conversación.

-Es linda. -Oígo la voz de Ted. Me hace voltear mi percato de que está mirando a Lucía y se refiera a ella.

-Sí, lo es. -Respondo lo más neutro posible e intento pasar eso por desapercibido.

-La mujer está hermosa. Los treinta le sentaron de maravilla, teniendo en cuenta de que tiene un hijo.

Vuelvo a asentir nuevamente y Ted llama la atención del grupo.

-Oye, Gaten. Me encantaría hacerte una pregunta.

-Por favor, que no sea con cuantas chicas me he acostado, porque no voy a responder eso con mi esposa a unos metros de mí. ¡Te conozco, Jefferson! -Lo apunta con el dedo, advirtiéndole. Gaten se ha indignado sin siquiera primero haberle echo la pregunta.

Ted se ríe negando con la cabeza y se mete una mano en los bolsillos de sus pantalones de manera casual, y entre susurros, hace la peor pregunta que he podido escuchar en todo mi mentirosa vida.

-¿Alguna vez no se te pasó por la mente tirarte a Lucía Bernard ni siquiera cuando estaba soltera?

Todo quedamos en silencio, le miramos perplejos y horrorizados por lo que acabamos de escuchar. Incluso nuestro silencio parece afectar a nuestro entorno, ya que todos nos ha comenzado mirar. Antes de que yo pudiera decir algo, Gaten se le acerca amenazante mirándole directamente a los ojos.

-¿Te das cuenta de la semejante porquería que acabas de preguntar?

-¡Amigo, solo fue una pregunta! -Ted se ha puesto nervioso, mirando a su al rededor, susurra-. Viejo, no te pongas así ahora. Es solo una pregunta entre amigos.

-¿Amigos? Métete tu pregunta de amigos por donde te entre, Jefferson.

-Tampoco te lo tomes así, viejo. ¡Era broma!

-¿Broma? ¿A eso le llamas broma, pedazo de imbécil? Acabas de preguntarme si me he tirado a la MEJOR AMIGA de mi esposa. ¿Cómo coño quieres que me lo tome?

Jordy y Freddy le han puesto las manos en el pecho, Gaten lo está acorralado. Después escuchamos a la voz de Lizy preguntando.

-¿Gaten, que está pasando?

Hugo y yo no actuamos, por mí, Gaten le hubiera aventado un buen puñetazo por irrespetuoso y cerdo.

-¡En tu vida vuelves a decir algo como eso, porque de lo contrario te muelo a golpes!

Lizy se lleva a Gaten a fuera y Ted. comienza a excusarse

-Era solo una pregunta.

-Una pregunta que nos incomodó a todos -Hugo dice con rabia-. No tienes respeto y tienes mucha suerte de que estemos en el funeral de mi padre y por respeto a él, no te destrozo la mandíbula. -Mi hermano se va cargado de enojo y sube las escaleras al segundo piso.

-¡Estaba bromeando!

Luego intenta cambiar el tema. Yo sigo ahí parada sin quitarle la mirada de encima. El imbécil se muere de ganas por decirme algo.

-Erick, no me mires así, viejo. Tú y yo somos amigos, Gaten es solo viejo treinton amargado que ya no se le puede decir nada porque mostros que ha tenido le han sacado canas verdes.

-Esa pregunta estuvo muy fuera de lugar.

Ted alza una ceja y me mira picaron y luego sonríe.

-No te la quieras de dar de indignado, Fürts. Dímelo de una vez, ¡anda! Estamos en confianza.

-Ted, cállate.

-Yo quiero escucharlo, Jordi y Freddy también quieren escuchar. Los tres queremos escuchar como es que tiras a la ex novia de tu hermano. No te vamos a juzgar por eso, al contrario, te vamos a aplaudir porque eso es lo que la mayoría de los hombre aquí quieren. Incluyéndome.

-Cállate.

-Ese saludo no fue normal, lo que nosotros vimos ahí, fue un saludo entre un hombre y una mujer que están enamorados hasta las pelotas. No me quiero ni imaginar si tu hermano hubiese estado aquí en ese momento.

Freddy interviene. -Ted, para.

-Apostaría lo que fuese que si hubiera nombrado a cualquier otra mujer, incluyendo a tu esposa... no te hubiese molestado en lo absoluto. ¿Por qué esa cara, Fürts? Tu esposa me lo ha contado todo, del derecho y al revés en la cama. -Se ríe en voz alta-. Si hice esa pregunta a Gaten, fue porque me entró un poco de curiosidad, es decir, me pregunté a mi mismo que si Lucía Bernard se estaba acostando con el hermano de su novio, ¿quién dijo que no lo podría hacer con Gaten? No te enojes, Erick. Aquí todos sabemos más de lo que te imaginas. Sabemos que tienes zorra como esposa que anda en cama de cada uno de tus socios. Pero yo no pienso decir nada, a menos que... me consigas una noche con Lucía Bernard a cambio de mi silencio, sé muchas cosas de tu familia. Te conviene. Incluso, si quieres, te nos puede unir, eso sí, cuando Lucía y yo ya hayamos acabado y...

No termina de hablar cuando le he lanzado un puñetazo en la cara. Cae de espaldas al piso de piedra y de queja del dolor. Me subo en encima de él y comienzo golpearlo, puño tras puño en la cara. Descargo todo la ansiedad y estrés que llevo encima. Mis nudillos arden por cada golpe.

-¡Sí te la das de muy macho, quiero que me repitas lo que acaba de decir!

Una vez que he empezado, ya no puedo parar. Oígo los gritos de mi madre, los brazos de Gaten en mi pecho. Forcejeo y logran separarme de la maldita escoria. Lo veo tapándose la cara, acostado en el suelo, tiene todo el traje arrugado y la camisa fuera del pantalón. La boca le sangra y tiene un ojo morado que no se le curará como dentro de unas cuantas semanas.

-¡Erick, ya basta! -Mi madre me grita.

Yo sigo forcejeando para que me suelten y seguir moliéndole la cara.

-Amigo, ya basta. -Gaten me grita y yo solo quiero que me suelten.

-Suéltame, suéltenme... ¡Que me suelten! -Le meto un puñetazo a Gaten para que me suelte y él se echa para atrás.

Eleonor se pone el frente y me toma fuerte de los hombros. Me está gritando en la cara, pero ha entrado un dolor insoportable de cabeza y siento que voy a reventar en cualquier momento y no va a ser Ted el único que muela a golpes.

Me suelto del agarre de mi madre y camino a la mansión y lo último que veo son los ojos azules de Lucía.

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Comments

Diana Blanco

Diana Blanco

está bien cabreado y no es para menos hombre que hablé así de las mujeres aunque sea verdad tiene que ser discreto y prudente

2024-06-17

0

V.z_monasterio 🦋

V.z_monasterio 🦋

Prometo que el vienes subiré la tercera y última parte. Se los prometo.

2024-02-01

2

Yulide Barrera

Yulide Barrera

mis disculpa pará que entusiasma si van a dejar una novela sin terminar es una falta de respeto para con los lectores como yo que nos entusiasma leer para distraernos y no poder terminarla 😡🤔😭😭😭☕🇻🇪

2024-01-31

2

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