Lucía
Me miro en el espejo una vez más y suelto el cepillo encima del tocador. Mi rostro está neutro, no hay pisca de emoción alguna, mi rostro se ve como siempre, como si nada hubiese pasado. Me levanto lentamente y estiro mi vestido negro, se me forma un nudo en la garganta pero me lo trago a la fuerza. <
Cierro los ojos una vez más, e imagino que esto no está pasando. Me siento en la cama... ¿Ahora qué? Esa es la pregunta que me hago Intento ignorar el miedo que corre por mi médula y abandono todo cuando siento que abren la puerta.
-Cariño, ya es hora.
Tomo mi bolso y me gabardina negra y salgo en pasos lentos, detrás de mí viene Emma cabizbaja, me sigue hasta la puerta y me detengo brevemente para darle un abrazo.
-Tienes que ser fuerte, mi corazón.
Lo intento, de veras que lo intento. Me despido en silencio y me subo a la camioneta.
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Mi Julián, mi querido esposo, mi mejor amigo, el padre de mi hijo, cariño, ¿por qué te fuiste tan rápido? Aún no lo comprendo.
No sé de dónde saco fuerza, pero aún lo veo. El alma se me parte en pedazos cuando lo veo dentro de ese ataúd. Se me escapa un sollozo retenido y envuelvo el ataúd con mi brazos, acuesto la cabeza y lo miro. Se ve tan sereno y tan cómodo allí adentro pero... ¡no es justo!
Siento que alguien me abraza por detrás, y por su perfume, percibo que es la madre de mi marido junto a su hija.
-No lo entiendo... ¿Esto de verdad esta pasando? ¿De verdad mi marido está muerto? -Me comienza a doler la cabeza, estoy mareada y siento que en cualquier momento caeré inconsciente-. Julián, ¿cómo se supone que yo le voy a explicar a nuestro hijo?
Me niego a creerlo. En este mundo hay tantas personas malas y crueles, ¡mi esposo no tenía porque morirse! Mi dulce y jovial esposo.
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Siento frío, mucho frío. El salón de mi hogar está en silencio y sólo se oyen las pisadas de Emma por la casa y cosas que mueve en la cocina, amablemente nos ofrece una taza de chocolate caliente con galletas de vainilla. Todos estamos en silencio, nadie dice nada porque todos estamos tratando de asimilar que hace una horas Julián fue sepultado.
Son casi las tres de la madrugada, nadie ha logrado conciliar el sueño. Mi suegra es un mar de lágrimas en brazos de su esposo. La oigo sollozar y suspirar de una manera brusca. Mi cuñada se encuentra en brazos de su novio también hecha un mar de lágrimas.
La noticia de la muerte de mi esposo salió no tarda en salir por televisión y en la radio. Pero caso omiso a todo porque estoy perdida, mi mirada está perdida y me siento en el limbo. Lloro. Y durante quince años, pensé que había olvidado ese sentimiento vacío, me siento igual como cuando falleció mi padre. Pero me recuerdo que tengo que ser fuerte y tengo que levantarme porque tengo que aceptar que este no es el final, necesito estar fuerte.
Un llanto desgarrador sale del pecho de mi suegra y llama mi atención, se siente desgarrada, le han quitado una parte de sí y se siente incompleta, sufre tanto, llora tanto y llama el nombre de Julián una y otra vez. Su hija no tiene más remedio que intervenir y yo solo me quedo ahí sentada en el sillón solo mirando. Yo estoy sufriendo, pero no puedo imaginar el dolor que siente ella como madre al perder a su hijo, un dolor desgarrador en el alma.
La muerte de un hijo nunca se olvida, nunca se supera, jamás se aprende a vivir con ello. ¿Cómo aprendes a vivir con ese espacio vacío dentro de ti? De repente esa idea me aterra, no quiero sufrir como lo hace la madre Julián, no quiero experimentar eso nunca. No quiero que mi hijo se vaya, la idea de pensarlo me vuelve loca y desquiciada, lo que me lleva a levantarme del sillón y correr y subir las escaleras y me detengo en frente de la puerta blanca que, con letras azules dice "Oliver Nail". Giro la parrilla suavemente y entro a la habitación oscura, cierro la puerta detrás de mí. Me acerco a su cama, me quito las botas y me recuesto a un lado de su cuerpecito cálido y envuelto de una pijama azul de carros. Lo acerco tanto a mí como puedo hasta sentir su frescura y olor champú de niños.
Mi bebé, mi corazón, mi vida entera. Mami está aquí y nadie te hará daño.
El techo brilla el sistema solar. Los planetas ubicado en su orden correspondiente y estrellas regadas por doquier. El cuarto de mi hijo era como estar en el espacio. Cierro los ojos y trato de no pensar, Oliver se remueve entre mis brazos.
-Mami. -Dice y me abraza más fuerte.
Oliver es lo mejor que me ha pasado. El amor y cariño que siento por él no se compara con nada, lo amo más que a mi propia vida, es lo único que llena mi vida de sentido, mi única razón de vivir. Mi hijo.
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Había pasado dos semanas exactas desde que Julián se fue. La casa se siente tan sola y fría. La cama se sienta inmensa, y todo están callado, hasta Oliver se ha vuelto callado. Retiro la vista de unos documentos y veo a Oliver sentado en el porche delantero de la casa con un dinosaurio entre sus manitos. Se me parte el corazón, ha empezado a hacer eso desde que su padre ya no está, es su forma de extrañarlo.
Me levanto de la mesa y me siento a su lado.
-Parece que va a llover de nuevo. ¿No te apetece salir a jugar debajo de la lluvia?
Niega con la cabeza.
-Podemos jugar y saltar en los charcos, haremos barquitos de papel y...
-¿Cuándo regresa papá, mami? ¿En dónde está papá? ¿Por que no regresa con nosotros? ¿Dejó de querernos y se fue?
Niego frenéticamente.
-No, mi cielo, no pienses en eso. Papá en ningún momento nos abandonó.
-Entonces, ¿por qué no regresa? Me prometió que terminarimos la partida.
Hago es el esfuerzo por no llorar. Por estas razones, por estas preguntas es que tengo que ser fuerte.
-A ver -tomo su dinosaurio y lo hago a un lado-. Hijito, mírame. -Oliver me mira, casando-. ¿Recuerdas cuando hablamos de los abuelos de mami? -Él asiente.
-Se convirtieron en estrellas y están el cielo.
-Exactamente. Verás, Oliver, tu aún eres muy pequeño para entenderlo pero... hay veces que las personas que amamos se convierten en estrellas y suben al cielo con las demás. Algún día todos seremos una estrella.
-¿Yo seré una estrella?
-Sí, pero para eso aún falta mucho, pero muuucho tiempo. Cuando seas así de viejito como el abuelo o como el señor de las gomitas. Papá no te abandonó, mi cielo, papá está más vivo que nunca, él está en todas partes. Papi Julián se ha convertido en una estrella y ha subido al cielo para hacerle compañía a los padres mami. ¿Sí comprendes?
-No mucho.
-Solamente quiero que sepas, Oli, que tú padre no nos abandonó. Él nos ama. No lo olvides nunca.
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Actualmente, estoy posición difícil. Después de que el abogado leyera el testamento de Julián -cuyo testamento yo no sabía de su existencia-, pero tampoco me sorprendía. Testamento que él mismo redactó y que yo no me di cuenta. Su familia se quedó con sus propiedades en Turquía, solo eso, mientras que yo y Oliver nos quedamos con todos los bienes y el bufete de abogados de Julián quedó también a mi nombre.
Honestamente, pienso en aquello y me doy cuenta de Julián realmente confía en mí por dejarme un cargo tan grande. Pero tal vez lo que él no tomaba en cuenta eran mis próximas decisiones.
-Que bueno que hayan podido venir. Necesito decirles algo muy importante.
-Sabes que siempre estaremos para ti, Lucy. -Mi suegra, Jocelyn, me toma de las manos.
-Sinceramente yo no me esperaba nada de esto..., seré muy breve e iré al grano. Voy a regresar a Alemania.
-Lucía, pero..., Julián acaba de...
-Sí, lo sé. -Contestó enseguida-. Mi esposo acaba de morir y es por eso que voy a regresar a mi país de crianza. Pero tranquilos que no pienso irme ahora, antes tengo que resolver unas cosas aquí en Turquía. Julián dejó varios asuntos sin resolver y mi deber como su esposa es llevarlos acabo.
-¿Cuándo se irán?
-A principios del año que viene, aún falta.
A mis suegros parece no haberles tomado la noticia con tanta sorpresa.
-Yo necesito regresar. Cuando me vine a vivir aquí dejé muchas cosas sin resolver, mis empresas quedaron en manos de otras personas. Debo de regresar.
-¿Qué pasará con Oli?
-Oliver tiene que venir conmigo pero vendremos a visitarlos, eso es seguro. Oliver los ama tanto a ustedes y yo... Yo tengo que agradecerles por tanto. Por darle esa familia a mi hijo y haber...
-No tienes que decirlo, hijita. Julián se enamoró profundamente de ti y somos nosotros quienes tenemos que darte las gracias, Julián fue el hombre más feliz después de que se casó contigo, le diste el privilegio de ser padre y tener lo que siempre ha soñado.
Ellos me sonríen con gratitud. Y vuelvo a darle las gracias una y mil veces, porque sin ellos, yo no podría haberle dado aquella familia que Oliver se merecía y necesitaría. Julián se casó conmigo sabiendo que él no es el padre biológico de Oliver pero lo amó desde que estaba en mi vientre. Llegué a enamorarme de él, me casé profundamente enamorada de mi esposo y no me arrepiento de haberle dado el sí a Julián, porque me hizo la mujer más feliz del planeta.
A Oliver no le costó mucho entender que su padre no regresaría. Poco a poco dejó de preguntar cuando regresaría, y me doy cuenta de que hice bien en no llevarlo a funeral, no quería que mi hijo se llevase esa imagen de su padre en esa tumba. Quiero que Oliver recuerde a su padre como el hombre valiente que fue.
Logró desviar su atención con las clases de natación y las clases en casa. Mi hijo no iba a la escuela como un niño normal, por seguridad, yo quise que fuese así porque el que el padre de mi hijo sea abogado tiene mucha influencia, Julián ganaba casos constantemente como también ganaba enemigos y a menudo recibía amenazas. Todo eso me llevó a convertirme en una madre sobreprotectora. Ni siquiera dejo que Oliver vaya solo a baño de lugares públicos, ni siquiera dejó que salga solo a la esquina, solamente puede salir si está acompañado de sus abuelos o conmigo. Me metí en el papel de maestra y comencé a darle clases de alemán y de francés a Oliver, de modo que se vaya acostumbrando y por suerte, le salen muy bien las palabras.
-¿Mami, cuando regreso a clases de natación? -Me pregunta mientras lanza su camión de juguete que choca sin fuerzas en unas de las patas del viejo Balto que lo mira con flojera desde su cama.
-Dentro de unos meses vas a regresar, mi cielo. -Digo sin apartar la vista del montón de papeles que tengo encima de la mesa.
-Extraño el agua, mami.
-Lo sé, cariño.
Estoy revisando unas cuentas pendientes, los papeleos y cuentas de bancos de Julián. Oígo que Oli suspira con desgano en el suelo. Lo miro de reojo, lleva puestas unas botas de goma azul con unos jeans y un suéter también azul. Le encanta el azul. Tiene un mohín en los labios y observa el camión con recelo, y luego mira a Balto.
-Perro aburrido. -Dice y se levanta del suelo. Percibo como se acerca y se guinda de mi silla e intenta ver lo que estoy haciendo. -Mami.
Está aburrido. Eso es lo que pasa.
-Mami. -Me llama de nuevo y me quito las gafas para mirarlo.
-Mami está trabajando.
La carita de ángel de mi hijo se vuelve otra vez aburrida. Miro los papeles de nuevo, y luego lo miro a él de vuelta y él mismo se sube a mis piernas y se sienta a horcadas encima de mí.
-Oliver aburrido. -Dice y juega con mi collar de perlas.
Hago una mueca con los labios y le aparto el pelo de la cara. Ya necesita un corte. Pienso. Honestamente, no sé qué decirle para quitarle el aburrimiento. Lo observo con detalle y sonrío. Le agradezco a Dios por haberme dado un hijo tan guapo como lo es mi Oliver. Mi niño dulce con pequitas, de piel clara y cremosa, una narizita del tamaño de la punta de mi dedo, su cabello negro, tan negro como la noche, casi igual al mío, y sus ojos..., madre mía. Sus ojos son tan... de él. Esos ojos verdes claros me recuerdan tanto a él, la mirada de Oliver es tan de él que aveces me cuesta mantener el contacto visual con mi propio hijo, porque mi bebé es la imagen exacta de él, de ese hombre que ya ni siquiera me atrevo a pronunciar en voz alta su nombre.
-Oliver, ¿te acuerdas que te hablé sobre Mika? -Le pregunto entonces en sus ojos se despierta el interés.
-¡Mika!
-Sí, Mika, hija de la tía Lizy, ¿Recuerdas? Cuando vayamos a Alemania, vas a conocerla y vas a jugar con ella.
Oliver ya conoce a Mika, lo conoce por mis videollamadas constantes de Lizy.
-¿Te parece si cocinamos algo y luego vamos a ver una película?
-¡Los Minions! -Grita.
-Entonces los Minions serán.
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-Seis meses. Seis meses habían pasado desde entonces y nada ha vuelto a ser como antes. Ya es navidad y Oliver está feliz, pero no para de preguntar por ti, Julián. Te extraña. Te extrañamos.
Dejo las flores margaritas encima de su lápida. Sus flores favoritas, ahora esas son mis favoritas también y espero que también sean las favoritas de Oliver, aunque él prefiero los insectos que las flores.
-Hoy es noche buena, y será la última Navidad que pase en Turquía. Me iré pero siempre estarás en mi corazón, Julián. Te quiero.
Salgo del cementerio destrozada, caminando sobre la nieve, me abrazo a mí misma y me subo al coche que me lleva de vuelta a mi hogar y cuando entro me invade el olor a galletas de jengibre y oígo voces en la cocina.
-¡Mami! -Grita Oli de pie en una silla con Emma al lado.
La encimera está llena de harina y masa, Oliver tiene todas las manos y la ropa llena de harina y ni hablar de su cabello.
-Mami, Emma y yo hacemos galletas.
-Ya veo. -Digo.
Emma me mira con expresión graciosa y como diciéndome: Lo siento. Pero la verdad es que ya estaba acostumbrada a ver este tipo de escenas, la única diferencia que no era Emma quien acompañaba a mi hijo sino Julián. Me entra nostalgia y recuerdo la escena pero me recuerdo que Oli está aquí.
-Emma, ¿ya todo está preparado?
-Todo listo como me lo pidió.
-Perfecto. Entonces, ¿Ya decidiste si vendrás con nosotros?
Emma sonríe con tristeza y mira a Oli jugando con la masa de galletas que queda restante en la encimera.
-Creo que he tomado una decisión. Desde que Julián nació he sido su nana y al igual con Oliver, quiero seguir siéndolo.
-Entonces, ¿eso es un sí?
Ella asiente contenta y yo sonrío.
-Significa mucho para mi que vengas con nosotros, Oliver te va a necesitar mucho y más cuando yo empiece a trabajar.
-¿Se quedará definitivamente, señora? -Me pregunta y yo suspiro.
-La verdad es que no estoy segura, Emma. Dejé toda mi vida en Alemania y regresar a mi antigua vida es como... me asusta.
-Tengamos fé en que todo saldrá bien.
-Sí...-siento como la ansiedad está a punto de invadirme y decido cambiar de tema-. Esta mañana me ha llamada la diseñadora de interiores, nuestra casa en Alemania ya está casi lista. ¡Oliver, tu cuarto te va a encantar!
Pero Oliver parece más concentrados en su bola de masa que en su propia madre.
-Yo lo que creo es que Oliver necesita un baño. -Dice Emma quitandole la bolita de masa.
-No me quiero bañar. -Chilla mirándome.
Me le quedo mirando unos segundos y entonces aplico la técnica de Julián. Nunca falla.
-Vamos a bañarte, Oliver. El pato Donald y los demás patitos nos esperan.
-¡Baño, baño! -Se lanza en mi brazos y luego sale corriendo al baño.
...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...
Ya es año nuevo. Ya es primero de enero, un nuevo capitulo se abre en nuestras vidas y me estoy preparando mentalmente para regresar. Oliver esta notoriamente emocionado, pero es más porque se montará en un avión y conocerá a Mika.
Esta mañana he salido algo turbada de la casa con las maletas detrás de mí.
Hoy en su cumpleaños y eso me genera tanta ansiedad y lo peor es que es absurdo. Emma sabe mi historia al igual como toda la familia de Julián. Pero la nana de mi hijo es tan transparente a veces y yo sé que ella sabe que es lo que me tiene ansiosa y casi de mal humor.
-Ya deja la ansiedad, tu hijo lo puede notar.
Lamentablemente no puedo, además, Oliver está tan distraído en la ventana que ni se ha dado cuenta.
-Señora, yo sé que ha usted no le gusta nada hablar sobre este tema pero creo que es necesario. El padre biológico de Oliver...
-No, Emma, no comiences con eso, por favor.
-¿Es que no se ha puesto a pensar que tal vez ese hombre puede sospechar desde el primer momento que ese niño es su hijo?
-El padre de Oliver es Julián y nadie tiene por qué sospechar nada.
-Ya no siga negándose.Tarde temprano se sabrá la verdad, o por lo menos él la sabrá porque es más que obvio y mucho más si usted misma fue la que decidió ocultarle al mundo que tiene un hijo.
Lo último ya era tema y un situación muy complicada. Porque por culpa de mi pánico y miedo, me llevaron a tomar una estricta decisión de ocultar a mi hijo de la prensa y del ojo público en redes. Casi nadie sabe que tengo un hijo. Nadie en Alemania lo sabe o al menos eso espero. Después de que me casé con Julián mi vida cambió drasticamente; me convertí en ama de casa y cumplía mi papel de madre y esposa. Me alejé de las cámaras, mi nombre no volvió a aparecer en las revistas ni en los periódicos y mucho menos por los canales de comunicación. Prácticamente me desaparecí del mapa. La última noticia que se supo de mí fue que me había casado.
En su momento todo era tan frustrante, con lo sensible que me puse estando embarazada, todo era un total caos. Mi empeño en no querer que nadie supiera sobre mi embarazo era lo que me hacía terca y tener mucho miedo. Si esa noticia se hacía pública, Erick iría a buscarme y sin pensarlo le soltaría todo lo que tuvimos al mundo entero y la historia sería completamente otra.
Se les quiere muchísimo. Saludos.
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Comments
Diana Blanco
creo que el hijo de Erick no es de el ahora el de el es Oliver ufff claro que lo nota oh no ?😕
2024-06-11
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Elena del valle Alonso
No entendi mucho el hijo que tiene Erick no es su hijo. Y el hijo de ella es de Erick no de Julián porque en el capitulo anterior no se entiende bien o no eh leído bien me puede sacar de la duda escritora gracias
2024-01-14
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