Hermanos celosos

Lucía

El oficial Wolf me habla desde el sillón en frente de mí, a su lado tiene a su compañero con una taza de café.

-No hemos encontrado rastros de esa mujer y mucho menos de la camioneta.

-Es imposible, podrían haberle preguntado a quienes estaban presentes o los vigilantes que estaban en la zona.

El oficial suspira cansado apretando los labios.

-Seguiremos buscando y no bajaremos la seguridad a su alrededor. Si me deja darle un consejo, no es muy seguro que siga hospedando aquí o en su casa anterior. Lo que nosotros no entendemos es porque la persiguen tanto, tenemos un registro de hace seis años donde se reporta su secuestro y aparece el nombre de Benjamín Davis.

-Ese hombre está preso. -Respondo cansada.

-Ese hombre tiene muchas cuentas pendientes con la policía, Davis es unos de los prófugos más buscados, entra en la lista negra. Fue trasladado a prisión y le dieron siete años de cárcel, pero eso fue hace más de diez años, su condena se alargó porque se descubrieron más cargos y delitos en su contra. -Me mira con seriedad y habla con voz firme,

-No tenía mucho conocimiento de eso.

-Me extraña que no lo supiera. Su difunto marido era abogado y estoy seguro de que debió tener conocimiento algunos del caso de Davis y más si tiene algún tipo de relación con usted.

Yo huyo de su mirada porque me siento acorralada, aprieto con más fuerza la taza del té de manzanilla.

-¿Por qué no me habla más a cerca de la muerte de su esposo? -El oficial Wolf se inclina un poco más y me mira con más atención de la que antes.

Yo le doy una mirada rápida y me sonrojo un poco.

-Mi esposo falleció por un accidente automovilístico, los frenos no funcionaron y chocó contra otro vehículo.

-Vamos, Lucía. Tú y yo sabemos que eso no es así.

Esta vez lo miro. Por primera vez, el oficial Wolf me ha llamado por mi nombre.

-Háblame con la verdad. Yo sé que tú sabes que tu marido no murió por eso, sabemos que terceros estuvieron involucrados y puede que hasta el mismo Benjamín estuvo dentro, porque quizá no le convenía que el licenciado Hoffmann estuviera vivo o también lo hizo por...

-Venganza. Sí, tiene sentido.

El oficial asiente estando de acuerdo con mis palabras, luego se pone de pie y dice que ya es momento de irse.

-Los acompaño a la puerta. -Abro la puerta y su compañero sale, Gustav se detiene.

-Lucía..., perdón, no te pregunté si te podía llamar así. -Se ríe nervioso.

-No se preocupe.

-Aún así, me disculpo por eso. Sra. Bernard, antes de que me vaya, quiero decirle que no importa cuanto me cueste o cuanto tiempo me lleve todo, llegaré al fondo de esto y haré justicia la muerte del licenciado. Se lo prometo. -Toma mi mano y me besa el dorso-. Adiós, Lucía.

Miro directo los ojos azules de Gustav, su gesto de conquista me conmueve pero a la vez me incomoda.

Un carraspeo hace que quite mi mano rápidamente y veo a nada más y a nada menos que a Erick de pie en el marco de la puerta, nos observa raro, como si nos hubiese pillado haciendo algo indebido.

-Sr. Fürts -Gustav lo saluda.

-Oficial Wolf. -Erick lo saluda de vuelta pero lleva en su cara una expresión neutra.

Wolf me da una última mirada y luego se va, Erick entra y cierra la puerta.

-¡Lucy! -Sam me llama, no me había percatado de su presencia, en sus manos, lleva un hermoso y grande ramo de rosas blancas-. Son para ti.

-¡Están lindísimas, Sam! Gracias, corazón. -Me agacha y le doy un beso en la mejilla y Sam se encoge y se sonroja-. Oliver está en la cocina con Emma, llegas en buen momento porque están haciendo galletas.

Sam deja su mochila en el sillón y sale corriendo a la cocina.

Erick mete sus manos en su abrigo y sigue de largo sin mirarme.

-Por lo visto -comienza a decir-, ya no sólo somos yo, Hugo, el oficial Wolf, sino que también mi hijo, ¿quién más quiere entrar en la lista? ¡De seguro el presidente! -Alza la voz y yo pongo los ojos en blanco.

-Erick, cállate, el presidente está casado. -Pongo las flores en un jarrón vacío, luego le diré a Emma que le ponga agua.

-¿El oficial también? -Se cruza de brazos, viéndome con seriedad.

-No lo sé ni me importa, más me importa que hayas venido a visitarme. -Me acerco y paso mis manos por sus hombros.

-¿Te gustaron las flores? -La seriedad de sus ojos desaparece y pone sus manos en mi cintura.

-Hermosas. -Sonrío cerca de su boca-. Pero, ¿no fue tu idea?

-Por supuesto que lo fue, lo que pasa es que no le había comentado a Sam, pero a él también se le ocurrió traerte flores. Él te quiere mucho.

-Yo también lo quiero mucho.

No miento cuando digo que quiero mucho a Sam, se ha ganado mi corazón con su cariño y nobleza, más aún que se ha convertido un gran apoyo y compañía para mí pequeño.

-Apuesto que si no llego en el momento, ese oficial te hubiera dado un beso.

Pongo los ojos en blanco.

-¡Ay! ¿Podemos olvidarnos del oficial? Mejor cuéntame que te pasó.

-¿Cómo sabes que algo me pasó?

-Porque te conozco y sé que algo te pasó.

Se queda en silencio un momento, me lleva al sillón y nos sentamos, uno al lado de otro.

-Te voy a contar, pero no puedes decírselo a nadie, Lu.

-¿Cuándo he revelado un secreto tuyo?

-Bueno, esta mañana se presentó un hombre en mi oficina, se llama William Wagner, es americano y... dice ser el padre biológico de Sam.

Me quedo boquiabierta y me tapo la boca con ambas manos. Erick comienza a contármelo todo entre susurros y constantemente miraba al pasadizo que da a la cocina.

-¿Y qué piensas hacer?

-Por los momentos, no pienso hacer nada.

-¿Qué harás sin intenta quitarte o...?

-No lo hará. Créeme, no lo veo capaz y dudo mucho que tenga los medio necesarios. Además de que yo no se lo voy a permitir, Sam es mi hijo sobre todo las cosas incluyéndolo a él.

-¿Se fue?

-No, tengo que admitir que al principio quise mandarlo al demonio, pero después lo pensé mejor, le pedí que se quedara en el país durante un tiempo, yo y le daré algun puesto de trabajo. Ahora más que nunca necesito estar al tanto de cada moviento que dé Mackenzie. Tengo el gran presentimiento que ese hombre puede servirme de mucha ayuda.

-¿Ayuda en qué? -Frunzo el ceño y Erick me mira feo. Entonces, ya lo entendí-. Entiendo. ¿No te pidió dinero?

-Esperaba que lo hiciera, la verdad. Cambiando de tema. ¿Qué te dijo el oficial cara de sapo?

Ruedo los ojos y dejo escapar un suspiro frustrado.

-Vino para decirme que no han encontrado rastro alguno de esa mujer ni de la camioneta. Me hizo hacerle decir a cerca de la verdadera muerte de Julián.

-¿Verdadera muerte de Julián? ¿No había muerto en un accidente? -Pregunta él, confuso.

-Eso es lo qué todos piensan..., pero el caso de Julián tiene muchos cabos sueltos, ni siquiera hubo una investigación completa. En pocas palabras, a Julián lo mandaron matar porque sabía demasiado y porque se había ganado un montón de enemigos por sus discursos, por sus influencias... por todo lo que tenía que ver con su trabajo. -Me tapo la cara con ambas manos e intento despejar el tema de la muerte de Julián.

-Siento mucho eso. Julián no es el único abogado que muere por esas causas, te sorprenderías lo muy a menudo que suceden ese tipo de tragedias. Otra vez cambiando de tema -Erick se recuesta en el sillón-. ¿Qué hay con el oficial? Yo creo que le gustas, Lucía, no sé tú.

-Ya vas a empezar. -Bufo, rodando los ojos.

-¡Ey! Solo pregunto. Cuando llegué, el hombre literalmente parecía que te quería comer la boca -hace silencio y se me queda viendo-. Te lo dice un hombre, Lucía, es en serio. Ese oficial está loquito por ti.

-Igual que tú.

-Sí, como yo, como Hugo, como alguna lo estuvo Julián que en paz descanse, y como lo ahora está mi hijo. ¿Sabes qué me dijo mientras íbamos camino a la escuela? Que le encantaría tener una novia hermosa como tú.

Lo miro divertido mientras asiento con la cabeza. A Erick no le causa gracia.

-Y contando los que aún no sabemos. Ahí te la dejo.

-Estás loco.

Sonríe y acerca su rostro a mi oído.

-Tú me traes loco. -Dice y me besa la mejilla y poco a poco, siento su labios debajo de mi oreja-. Hueles muy bien, tu olor ha cambiado.

-Nada es para siempre, Erick, incluyendo mi olor, además, cambié de perfume.

-Me encanta ese olor, huele a mujer, a mujer hermosa, sensual e inteligente. -Aparta mi pelo y me besa el cuello.

-Erick, basta, los niños están cerca. -Intento alejarlo, y le echo un ojo a la pasillo que da a la cocina, pero él me sostiene por las mejillas y comenzamos a besarnos entre risas.

En fondo, escuchamos las risas de los niños y la voz de Emma, de la bocina suena la canción <>, ha llegado el olor a galletas, jengibre y a chocolate y este es el momento donde mejor no puedo sentirme, es como mi zona de confort, en otros tiempos, estaría sola sentada en este mismo sillón mirando un poco de televisión basura.

Erick y yo estamos fundidos en un profundo beso, y somos vilmente interrumpidos por el timbre de la puerta. Empujo a Erick y me levanto del sillón a ver quien es.

-Parece que hoy es día de visitas. -Digo mientras me aproximo a la puerta. Lo oigo bufar y yo río.

Pero lo sonrisa se me desvanece cuando abro la puerta y veo a Hugo con un ramo grande de tulipanes rosados.

-Hola...

-¡Hola, Lucía!

Me ha tomado completamente de sorpresa y desprevenida que no sé que decir en el momento, ni siquiera sé si dejarlo pasar teniendo en cuenta que su hermano se encuentra sentado en el sillo ahora mismo, esperándome.

-¿Cómo estás? -Me pregunta.

-Bien.

-¿Puedo pasar?

Me hago a un lado y él entra, cierro la puerta sin apartar mis ojos de él.

-Te traje este ramo de tulipanes, espero que te gusten. -Me entrega el ramo, con las manos temblando.

-Están preciosas, Hugo. Que lindo detalle.

-Bueno, me enteré de lo que te sucedió, hubiese venido más temprano, pero ya sabes que no soy de ver las noticias y mucho menos leer las revistas. Me enteré gracias a mi madre.

-Fue un evento horrible, casi traumático.

-Me lo imagino. ¿Estás sola?

-Bueno, yo...

-¿Hugo?

Los dos volteamos a ver a Erick que están de pie debajo del marco de recibidor al final del pasillo. Tiene la cara arrugada y leo su expresión de inmediato. Mira a Hugo, después a mí y luego las flores en mi mano.

-¿Erick? ¿Qué haces aquí?

-Lo mismo pregunto.

-Yo vine a darle una visita a Lucía. Quería mostrarle mi apoyo incondicionalmente. -Explica y me señala.

Hugo parece sorprendido y muy desconcertado. Ahora los dos pares de ojos están encima de mí, los miro a los dos y no sé que diablos decir, ¿qué se supone que tengo que decir?

-¡Tío Hugo!

Sam viene corriendo, pasa velozmente por al lado de su padre y aterriza en brazos de Hugo. Oliver viene más atrás, caminado tan pasivamente con sus pantuflas de ballena y pijama de cohetes, además, está todo lleno de harina. Se detiene justo a lado de Erick y tengo que apartar la mirada de ellos porque si no, sentiré que me han descubierto.

-¡Oliver y yo hicimos galletas en forma de peces!

Todos estamos en silencio y solo escuchamos la conversación de tío y sobrino.

-¿Qué hacen tú y tu papá aquí?

-Vinimos a visitar a la tía Lucy y a Oliver, ayer no tuvieron un día lindo, ¿tía Lucy, puedo llamarte tía Lucy? -Sam se fija en ramo que tengo en la mano-. ¡Papá también le trajo flores, solo que eran rosas blancas!

Instantáneamente, Erick y yo nos miramos, parecemos como si nos han pillado.

-Vaya, no sé por qué no me sorprende. -Dice entre dientes.

-En realidad -Erick interviene-, fue idea de Sam.

-¡De igual forma! Gracias por las flores, a ambos.

Erick titubea por unos segundos.

-Samuel..., quería hacer la tarea de matemáticas junto con Oliver.

-¡Eso suena bien! La maestra me envió la tarea por correo, Oliver no la ha hecho aún porque le ha dado mamitis y ha estado todo el día detrás de mí.

-No queremos hacer la tarea. -Samuel chilla.

-Pues, ¿cómo les parece que sí la van a hacer? Oliver tiene que darse un baño antes. Estás todo lleno de harina, cariño. Vamos a darte un baño.

Me llevo a Oliver por una mano al piso de arriba, huyendo de la tensión de ambos hombre allá abajo, y mientras le lavo el pelo a Oliver, no puedo dejar de imaginarme lo que estará pasando allá abajo.

...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...

Hugo y yo nos sentamos en la sala, estamos conversando y me cuenta de lo que ha sido de él en los últimos cinco años, mientras que del otro lado está Erick sentado con los niños haciendo la tarea de matemáticas. Desde aquí, puede sentir esa mirada que me traspasa hasta lo más profundo de mi ser.

-No la pasé mal estando solo en Inglaterra, a decir verdad, me llevaba muy bien con todos en la universidad, casi no se notaba la diferencia de mi edad.

-Claro -asiento-. Cuando llegaste, estaba muy segura de que no venías solo, que a lo mejor podrías traer a una novia o...

-Yo no tengo novias, Lucía.

-¿Me vas a decir que estuviste cinco años en una universidad con un montón de chicas jóvenes hermosas y no tuviste una novia?

-Realmente, no era nada serio.

-Espero que encuentres a la mujer de tu vida.

-Ya la encontré, hace mucho que lo hice.

Hugo me mira raro, su mirada me causa miedo. Erick no mentía cuando decía que su hermano estaba perdidamente enamorado de mí. Al mirar sus ojos, puedo darme cuenta de que habla muy en serio. Yo huyo de su mirada e intento retroceder.

Erick parece notar mi incomodidad e interviene entre nosotros.

-¡Hugo, cuenta a Lucía que comenzarás a trabajar conmigo en Fürts Interprises y que serás parte de mi proyecto!

Hugo lo mira perplejo.

-¿Qué yo qué?

-¿Comenzarás a trabajar en Fürts Interprises? ¡Eso es increíble, Hugo! ¡Félicidades!

-Yo no... tenía idea de eso.

-Mamá habló conmigo, me pidió a que te ayudara y por supuesto que lo haré. ¡Bueno, niños! Ya hemos acabado.

Erick se pone de pie de la mesa y camina hasta donde nosotros y se sienta entre Hugo y yo, de modo que él quedase en el medio. Cruza las piernas y me mira a mí, luego a Hugo, después a mí otra vez y se detienede en su hermano.

-Hugo, ¿sabías que el oficial Wolf está enamoradísimo de Lucía?

Yo pongo los ojos en blanco. Aquí vamos otras vez.

-La verdad es que no lo culpo. -Se ríe.

-Yo tampoco. Pero parece que se está lanzando al partido. -Me mira de reojo esperando a que le parta un palo en la cabeza por chistoso.

-No me digas eso. Lucía, ¿Tú estás saliendo con ese policía? -Hugo tiene los ojos muy abiertos.

Erick me mira con altanería.

-De seguro sí lo está, solo que no ha querido decir nada.

¿Pero qué les pasa a estos dos? Parece qué el apellido les hizo entrar picazón. Los miro feo a ambos mientras Erick seguía haciendo insinuaciones de mí y del policía, Hugo ha comenzado a tomárselo en serio y ni siquiera es capaz de disimularlo. Entonces, decido echarles una bomba.

-Bueno, realmente yo no tengo pensado en tener algo con el oficial Wolf -digo muy sonriente a los dos hermanos que me miran muy atentos en silencio-. Pero ahora que lo pienso mejor, puede que llegue a cambiar de opinión, creo que sería buena idea. corresponder a todas las conquistas del oficial Wolf. ¿Sí lo han visto bien? Se ve que es inteligente, es guapo, rubio de ojos azules, es soltero, no tiene hijos, ¡y mejor aún! Es policía. Y lo que yo necesito en este momento es un hombre a mi lado con un gran arma

para que nos cuide y nos proteja a mí y a mi hijito.

Ellos me miran perplejos, luego se miran entre ellos, finalmente me miran a mí.

-Entonces, vete con él. -Responden al mismo tiempo.

-Lo pensaré -convierto mi expresión en una seria-. Hablo muy en serio

-Hugo, ¿estás oyendo eso? Creo que se te acabaron las oportunidades, hermano. -Dice sin apartar la mirada de mí.

-Eso ya lo veremos.

Erick suelta una risa malévola ante el comentario de su hermano, lo mira de reojo y sonríe.

-Suerte con eso, hermanito. Suerte con eso. -Dice y me guiña un ojo.

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Comments

Diana Blanco

Diana Blanco

jajajaja muy buena jugada 😃 ese par de idiotas, la misma esposa le puso los cachos con su hermano tremenda joyita la tal mackensy 😡😕

2024-06-17

1

🌸Nanu🌸

🌸Nanu🌸

los amo!!

2024-01-16

2

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