Yo la amo

Erick

Lucía se ha ido al baño privado de arriba, o al menos eso fue lo que ella dijo. Yo despido a Robledo, ambos estamos felices de que Lucía haya accedido y tengo que admitir que me emociona DEMASIADO, viajar con ella por Europa en un sueño, aunque sea solo por trabajo; la idea de estar solos lejos de todo me llena el pecho de felicidad.

Mientras camino tranquilamente por el bar, algunas personas me saludan y otro me invitan a sus mesas y yo les rechazo amablemente.

Llego al último piso del club y voy hasta mi oficina y cuando entro, cierro la puerta detrás de mí y paso pestillo. Sonrío cuando le veo de pie en frente de mi escritorio y me da la espalda; me tomo unos segundo para admirar su cuerpo, sus piernas y su lindo trasero. Lucía lleva un vestido de color vino, que llega hasta las rodillas, las mangas le llegan hasta la palma de la mano y tiene un escote cuadrado. Su pelo, su pelo es lo mejor, está suelto y le roza la cintura. ¡Está guapísima! ¡Luisana, se te escapó un flamenco divino!

Me acerco lentamente, paso mis brazos alrededor de su cintura y la pego contra mí, le hago el cabello a un lado y hundo mi nariz en la curva de su cuello, aspiro su dulce y suave aroma de mujer y ella suelto una risa de gatita.

-Me pregunto si Robledo habrán notado algo. -Dice entre risas.

-Puede ser, la forma en la que me mirabas tú daba mucho de que pensar.

-¿Cómo te miraba yo? -Exclama ironica-. Si desde que entré por esa puerta no has echo nada más que verme las piernas.

-Igual, si se topó con algo, no creo que diga nada. Robledo es muy amigo mío.

-Negocios son negocios, Erick.

-Dejemos de hablar de Robledo. Mejor hablemos de que te tengo aquí en carne y hueso y no en un sueño.

Ella se gira, ahora la tengo de frente y nuestras narices rozan. Sus manos juegan con las solapas de mi traje, lleva las uñas pintadas de rojo intenso, se muerde los labios rojos y yo contengo el aliento.

-¿Alguna vez te dije que tienes unos ojos muy hermosos? -Me dice y sonríe. Sus labios del mismo color de su vestido me están matando.

-Sí, tú también tienes unos ojos hermosos, Lucía, nunca me cansaría de verlos, es como ver un mar, un océano profundo lleno de sentimientos y emociones.

Ella sonríe y dos nubes rosadas se le han formado en las mejillas. Parecemos dos adolescentes enamorados. Así me hace sentir ella, joven y pleno.

-Anoche no pude dejar de pensar en ti ni en un solo segundo. -Le acaricio la espalda.

-Yo tampoco, no después de todos esos besos que me diste mientras los niños hacían un muñeco de nieve en mi jardín, ¿te imaginas si nos hubiesen visto?

-No lo hicieron. ¿Oliver te dijo algo después de que nos fuimos?

Ella niega.

-Sam tampoco dijo algo. Ya no hablemos de eso. Hablemos de que por fin volvemos a ser dúo imparable de los negocios, ¿te emociona la idea de poder viajar juntos a todas partes de Europa? -Le beso la mejilla.

-Lo pensé, lo pensé de verdad.

Lucía rodea sus brazos en mi cuello, la tengo muy cerquita, aprovecho para darle un beso en la punta de la nariz y ella se ríe porque le da cosquillas.

No sé es que diablos estaba pensando cuando le dije que teníamos que alejarnos, ¿alejarnos? Yo no puedo estar alejado de ella, no lo podría resistir.

Ayer estuvimos basándonos y abrazándonos sin para en la oficina de su casa mientras los niños jugaban con Emma en la nieve. Lucía quería enseñarme unos artículos, pero una cosa llegó a la otra y nos echamos al sillón para darnos amor del bueno sin pasar ninguna barrera. No con los niños cerca.

Pero ahora los niños no están cerca.

La alzo en mis brazos y hago que se siente en el escritorio y hundo mis labios con los de ella, ahogándonos en un beso profundo y apasionado.

Las cosas con ella eran así. Lo nuestro es así; no podemos estar junto pero tampoco separados. Y cada vez que queremos darle fin a esto, siempre regresaremos a lo mismo, porque estamos atados, nos une un lazo invisible, irrompible. Porque sin importar el tiempo, la distancia y las circunstancias, Lucía siempre, siempre va a terminar regresando a mí. Siempre.

-No importa lo que pase, no importa cuantos años pasen, tú siempre vas a terminarás regresando a mí, y yo te voy a recibir con los brazos y el corazón abierto, así como también regresaré yo a ti. Me tienes a tus pies, Lucía, me tiene en la palma de tu mano, soy tuyo, de pies a cabeza, mi alma y mi corazón te pertenecen a ti, solo a ti, mi amor.

-Yo también soy tuya, Erick. Jamás he dejado de amarte. Eres tú y siempre serás tú.

Nos besamos con fervor, atrapo sus labios y los saboreo, es como comer una fresa jugosa, suave, fresca y tibia. Siento su lengua acariciar el interior de mi boca y la excitación me inunda de pies a cabeza y en lo único que pienso es en hacerlo mi mujer de una vez por todas.

-Acabemos con esto de una buena vez -le digo entre besos y jadeos-. Esta noche. Tú y yo en un hotel. ¿Aceptas?

-Vaya, dos propuestas tentadoras en un solo día. -Sonríe y me mira con ojos ardientes.

-No aguanto más, te lo juro por Dios -junto su frente con la mía-. Lucía, esto me está matando.

-Hagamos algo para que eso mejore. -Atrapa mi labio inferior y lo muerde suavemente.

Si sigue así, voy a explotar a dentro de mis pantalones como un imbécil.

-Lucía, por favor. Si quieres yo paso por ti. Te llevaré a mi mejor hotel con la mejor suite y... nos olvidamos de todo por una noche. ¿Qué dices?

Ella me mira con los ojos vueltos en llamas. El pecho le sube y le baja y tiene las mejillas rojas.

-A las diez. Yo misma iré.

Sonrío sintiéndome el hombre más feliz y excitado del mundo.

-Te prometo que será la mejor noche que no has vivido en años.

-¿Se pondrá creativo, señor Fürts? ¿Va a atarme a la cama?

-Te aconsejo que no me des ideas. Ya estoy maquinando una sorpresa que te daré y estoy seguro de que te va a encantar.

-Yo también le tengo sorpresa, señor Fürts, y estoy segura de que le va a encantar. -Repite mis palabras con un tono de voz seductor que pone nervioso.

Una mano se me escapa y le acaricio las rodillas, los muslos sin apartar mis ojos de los de ella. Entonces me arrodillo y tomo uno de tacones de aguja y le dejo un beso en la parte superior de su pie. Le desabrocho el tacón y yo quedo deslumbrado con su pie, las uñas las tiene de color blancas, como perlas iguales. Acaricio su piel y luego voy al otro tacón y repito el mismo proceso.

-Tienes unos pies muy bonitos, Lucía. Me encantan.

Recorro sus piernas desde la punta de sus pies hasta sus mulos. Inevitablemente, succiono una parte de su piel y oigo un gemido.

Esto apenas comienza.

Meto mis manos por debajo de su falda y lentamente le saco las bragas blancas. Me las guardo dentro del bolsillo de mi saco y ella suelta un grito.

-¡Oye!

Antes de que pudiera decir otras cosa, rápidamente, coloco una silla detrás de mí y me siento, le abro las piernas y las coloca encima de mis hombro.

-Erick, no voy depilada.

Sin pensarlo, hundo mi boca en su sexo. No va depilada del todo, pero a mí me vale un cerro de frutos secos.

La saboreo a plenitud, recorro cada parte con mi lengua y ella está hecha una ola de gemidos. Percibo como mueve una lapicera y luego un montón de lápices caen al suelo; se ha metido un lápiz en la boca para callar los gemidos, pero aun así, siento como se retuerce y llega al primer orgasmo.

...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...

-La amo, Erick -es Hugo-. La amo tanto que sin su amor ya nada habrá valido la pena.

Las palabras de mi hermano llegan a mi mente de golpe. Cierro los ojoss. Quiero sentirme culpable en este momento, pero no puedo, como tampoco puedo parar este sentimiento que me carcome el pecho cuando estoy cerca de ella.

Las palabras incoherentes y jadeos de Lucía son como un golpe a la realidad, me avisa que está a punto de llegar al orgasmo. Sigue moviéndose encima de mí mientras de sostiene fuerte de mi corbata.

-Erick, te amo. -Dice y siento sus labios rozar con mi oreja.

Lucía parece otra mujer, y es ella quien lleva el control y lo hace estupendo, sin embargo; la imagen de mi hermano diciéndome todas esas palabras siguen clavadas en mi mente y cuando intento centrarme en la mujer que tengo encima, un sentimiento de culpa es lo que siento.

...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...

Llego a casa lo más rápido posible y subo corriendo las escaleras. No quiero que Sam me vea y quiera correr a abrazarme porque huelo a sexo y a sudor. Me encierro en mi habitación y enseguida me meto a bañar, me pongo un traje deportivo azul marino y luego recojo el traje sucio no sin antes sacar las bragas de Lucía y guardarlas en un lugar seguro. Corro a la lavandería. Oigo las voces de Sam cuando paso por enfrente de su habitación.

-¡Papá, ya llegaste!

Me apresuro a meter todo en la lavadora y la cierro de golpe.

-Sam, ¿cómo estás, saltamontes? -Me recargo en la lavadora cuando lo veo debajo del marco en la puerta.

-Aburrido. Mamá se fue temprano y no quiso jugar conmigo.

-Bueno, si quieres yo juego contigo. -Le digo saliendo de la lavandería.

-Dijiste que vendrías antes del almuerzo, no llegaste y tuve que almorzar con la señora Jones.

-Lo siento, campeón, la reunión se me retraso un poco.

-La abuela también te está esperando.

-¿Tú abuela está qui?

-Está en tu oficina.

Yo asiento, pensativo.

-Hijo, ¿por qué mejor no vas y me esperas en la sala de videojuegos? Escoge el juego que quieras mientras yo voy a ver que quiere tu abuela.

Sam me obedece y sube las escaleras, yo voy a mi despacho y evidentemente, ahí está mi madre, sentada en mi sillón chesterfield cruzada de piernas y un abanico en manos.

-Hola, madre. -La saludo con unos besos en la mejilla.

-Hola, hijo.

Me siento en el otro sillón al lado de ella, manteniendo la distancia.

-¿A qué de debe tu grata visita? -Mamá bufa y acelera los movimientos del abanico-. ¿Por qué usas abanico en pleno invierno?

-Tengo calor.

-Estás loca. -La miro feo de pies a cabeza.

Ella me pega en el hombro con el abanico, y luego lo mete en su bolso Dior.

-Vine aquí porque necesito hablar contigo de unos asuntos. Empezando por el testamento de tu padre que, oficialmente lo ha terminado..., estoy un poco consternada y la vez algo nerviosa porque me temo que tu padre no solamente ha dejado a Hugo de por fuera, sino que también pondrá condiciones.

-¿Condiciones? ¿Condiciones de que tipo?

-No lo sé. Tu padre es capaz de todo, Erick. Estoy casi segura que es a ti quien ha dejado la mayor parte de todos sus bienes.

-De ser así, no me importa en lo más mínimo, a mí lo último que me hace falta en el dinero.

-Me gustaría que tomaras un poco de conciencia, Erick. Entiendo el por qué del desprecio que sientes por tu padre y no te lo discuto pero... tu padre no tardará en dejarnos, es como una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento. Me preocupa que Dominik se muera y tú quedes con ese cargo de conciencia.

-Dominik es consciente de todo, madre. No haré promesas que tal vez nunca cumpla o por lo menos no ahora.

-Como quieras -bufa-. Pasando al otro punto quería que me hicieras un favor.

-Tú dirás.

-Tu hermano ha regresado y ha decido que se queda para siempre, ya lo decidió. Te pido que por favor le abras espacio en tus empresas y lo incluyas en tus negocios, Erick. Hugo está preparado y tiene muchas ganas de trabajar. Quizás podrías ofrecerle una parte de tus acciones en la empresa

-Veré que puedo hacer al respecto.

-Necesito que de algún modo Lucía tenga contacto con Hugo, así sea de trabajo, pero es importante que se vean.

Eso me puso alerta y a la vez ansioso.

-¿Y eso por qué?

Mamá suspira y se echa el pelo por detrás de la oreja.

-Tu hermano sigue perdidamente enamorado de Lucía. Me he propuesto ayudarlo para que vuelva a conquistarla. Por eso mismo necesito que lo incluyas en tus negocios, que Hugo tome prestigio y se convierta en un empresario importante, de esa forma Lucía se interesará más por él y...

-Mamá, basta. -Le digo enojado, pero aún sigo tranquilo-. Yo estoy dispuesto a darle partido a Hugo, es mi hermano y yo lo voy a apoyar en todo lo que él necesite, pero eso de conquistar a Lucía es una estupidez, mamá.

-¿Por qué es una estupidez? Tu hermano en cuanto supo que estaba en el país lo primero que hizo fue coger un avión de regreso.

-Tú y ni Hugo saben lo que Lucía quiere.

-¿Y tú sí?

Suspirando, me recargo en mis rodillas. Está comenzando a dolerme la cabeza.

-Ella fue muy clara en la fiesta, no está interesada en tener ninguna relación en este momento.

-Tú mismo lo has dicho, en este momento. -Recalca-. Pero dentro de un tiempo, estoy segurísima de que Lucía le va a corresponderle a tu hermano, porque si hay algo que sabe Hugo a la perfección es saber conquistar a una mujer, todas las chiquillas estaban vueltas locas el día de su fiesta.

-Mamá, eso no importa. Es Lucía quien tiene la decisión.

-Tu hermano la conoce a la perfección, fueron pareja durante seis años, Erick, Hugo sabrá como tratarla.

-Tiene un hijo.

-¿Y qué con eso? El chiquillo aún está muy pequeño y se adaptará a su presencia.

-Esto es una locura. -Me levanto de golpe.

¿En qué diablos está pensando?

-Es hacer feliz a tu hermano, Erick.

-¿Y la opinión de Lucía no cuenta?

-¿La de ella o la tuya?

Cierro los puños con fuerza.

-Eso es una ridiculez. Eso no va a suceder y cuando Hugo me pida mi opinión le voy a decir que es inaceptable.

Le doy la espalda, sé que si sigo hablando no me voy a poder contener. Mamá queda en silencio y no dice nada por unos segundos.

-¿Podrías dejar tus celos de un lado pensar un poco más en la felicidad de tu hermano, Erick? Creía que lo de ustedes había sido algo pasajero que quedó en el pasado.

Yo no le respondo, sigo mirando a través de la ventana. Percibo como se levanta y camina hasta a mí.

-Yo sé que lo de ustedes fue mucho más que una simple relación clandestina, sé que fue mucho más que eso. Entiendo lo que significa para ti Lucía, entiendo lo difícil que debió ser tener que renunciar a ella. Yo mejor que nadie puede entenderte, hijo -siento su mano en mi hombro-. Pero es hora de dejar las cosas en el pasado. Hugo regresó y la ama.

-Yo también la amo, tú mejor que nadie lo sabes y tienes en cinismo de pedirme que la acerque a Hugo.

-Lo suyo no tiene futuro, Erick. Mírame a mi y a Humbert, no tuvimos nuestro final feliz, nada funcionó, lo único que conseguí de esa relación fue tener un hijo que ni siquiera fue criado por su verdadero padre.

-¿Yo fui tu impidemento para que te fuera con ese señor?

Mamá queda en silencio y ya sé la respuesta.

-Te sorprenderías lo que es capaz de hacer una madre por sus hijos.

-Y no sirvió de nada que te quedaras, Dominik no fue el mejor padre.

-Ya no hablemos de Humbert ni de mí. -Oigo que toma un fuerte suspiro y recarga su mentón en mi hombro-. Lo que hubiera dado para que hubiera sido ella la mujer con la que casaras. Lucía es... es una mujer especial, llama la atención sin tener que hacerlo, es sensible pero a la vez fuerte, es noble, es inteligente, es rica y sobre todo tiene una belleza única, idéntica a su madre -mamá suelta una risilla-. Y es ese el problema, Lucía no es cualquier mujer. Por eso muchos hombres quieran estar a su lado aunque sea solo para ayudarle a bajar del auto.

>>Te confieso que cuando la vi por primera vez, tenía casi catorce años, pensé de inmediato que ella tenía que ser algún día la mujer de alguno de mis dos hijos, pero principalmente pensé en ti, Erick, en que eras el hombre con la que se casaría esa pequeña algún día. Lucía estaba tan enamorada de ti cuando eran solo unos muchachos, se babeaba el uniforme cada vez que te miraba y todos nos dábamos cuenta menos tú. Era a ella a quien tu padre quería como la próxima Sr. Fürts, tu esposa, hijo. -Hace un breve pausa-. Pero todo cambió cuando en tercero de secundaria Mackenzie llegó y enseguida esa niña se te metió por los ojos, olvidándote de quien eras realmente, dabas más de lo debiste de haber dado por esa niña que, al final te terminó apuñalandote por la espalda, fue ella quien te alejó de Lucía, te controlaba, eras como su títere y las cosas se pusieron peor cuando paso lo de aquel bebé.

-Ya no sigas, mamá, ese tema quedó en el olvido, ambos éramos unos niños.

-Ya lo sé, es solo que... como me hubiera encantado que las cosas salieran de otra manera.

Yo me giro para quedar frente a ella. Tiene los ojos bañados en lágrimas.

-Mamá, no me pidas que haga eso.

-Sé por qué lo hago, Erick. Tu hermano necesita ser feliz, deseo ayudarlo, quiero ver a mi hijo feliz.

-No lo hagas, mamá.

-¿Poner a Hugo en el camino de Lucía? Erick, de una vez te digo que si yo renunciara a ayudar a tu hermano, yo lo haría solamente porque tú me lo estás pidiendo y haría hasta lo imposible para sacarle a Lucía de los ojos, pero a cambio, tú tienes que prometerme de que te olvidarás de Lucía porque si ella no va a ser para tu hermano, tampoco lo puedo ser para ti, mi cielo. ¿Sí lo entiendes? No quiero que el amor de hermanos que hay entre tú y Hugo se convierta en odio por el amor de una mujer. Yo no quiero que la historia se repita.

-Ella me ama. Lucia me ama a mí.

-El amor no importa, Erick. Estoy segura de que si Lucía tuviera que escoger entre casarse con un hombre de buena clase social y rico, entre tú que estás en estas circunstancias, que la amas y ella también, da por seguro que escogerá la primera opción, y más ahora que es madre, pensará más el bienestar de su hijito que el de ella.

Cierro los ojos y me aguanto más ganas de llorar.

-Yo la amo. La amo de la misma forma en la que amo mi libertad, la amo como jamás pensé que amaría a alguien, la amo tanto que si ella acepta casarse con Hugo en algún momento... yo no lo podría resistir.

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Comments

Diana Blanco

Diana Blanco

el es así mucho que habla pero se la come en todas las formas😁😁😁

2024-06-17

0

Soledad Chaparro

Soledad Chaparro

vamos basta de tanta duda Erick ya me aburre

2024-01-04

3

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