Lucía
Erick no había terminado de abrir la puerta cuando los niños ya habían invadido su casa y suben directo al piso de arriba, dejando así un camino de nieve.
-Dios mío. -Oigo el suspiro de Erick mientras cierra la puerta.
Sonrío y quedo embelesada por el interior de la casa. No cabe duda que esto lo hizo Mackenzie; la casa es bellísima por dentro, la paleta de colores son en tonos cálidos y la decoración de Navidad deslumbra y el árbol ni se diga, ¡casi roza el techo!
-Es hermosa tu casa, Erick. -Digo sin dejar de observar, todo aquí está pulcro y reluciente.
Erick se quita el saco y lo tiende en el gabanero.
-Dale ese crédito a Mackenzie, ella hizo todo, yo solo pagué los gastos. ¿Me das tu abrigo?
-Claro. -Le entrego mi abrigo y lo guinda.
-Quítate las botas, si no, vamos a dejar un reguero de nieve como lo hicieron aquellos niños desobedientes. -Dice él, irónico.
Hago lo que me dice y dejo mis botas en una esquina del recibidor.
En vista de que ha comenzado a nevar, Erick se ha ofrecido a que nos quedemos hasta que se detenga.
-¿Quieres algo? ¿Un café, un té, un chocolate caliente...?
-Chocolate está bien.
Él sonríe y llama el nombre de una señora, dicha señora viene en pasos largos hasta nosotros. Nos saluda ella muy amable.
-Elena, manda a alguien del servicio ha que nos traigan a mi y a la señora Bernard dos tazas de chocolate caliente y a los niños también, por favor, además, alguien tiene que limpiar ese desastre de nieve.
Elena asiente y se retira en pasos rápidos. Erick y yo tomamos asientos en la sala en frente de la chimenea encendida.
-Creí que haría un poco de calor el día de hoy -comienza a decir Erick-, pero me he equivocado, está haciendo un frío infernal.
-¿Mackenzie no está?
-No, salió muy temprano a casa de sus padres..., según ella.
-¿No te preocupa que ella..., bueno...?
-No. En lo absoluto. -Dice totalmente tranquilo-. Hace mucho tiempo que me dejó de importar lo que haga y deje de hacer Mackenzie, me importa muy poco con quien se acueste.
-Y tú...
-Sí, también. La única diferencia es que yo solo hago con una sola persona, bueno, lo hacía, tiempo pasado, ahora todo entre ella y yo se terminó.
-¿Puedo saber por qué?
-Se enamoró de mí.
Asiento y trato ocultar lo dolida que me ha dejado escuchar eso. Inmediatamente, Erick cambia de tema.
Una chica joven nos trae una bandeja con nuestras tazas y luego se va.
-¿Ya fuiste a ver George? -Erick me pregunta.
-Por supuesto -su pregunta me anima-. Si vieras visto como se puso al ver a Oliver. Dijo que mi padre estaría muy encantado y emocionado de conocer a su primer nieto.
Erick sonríe y deja la taza.
-¿Tú y Julián planeaban tener mas hijos?
-Bueno... la verdad es que no, de repente salía el tema de darle un hermanito a Oliver pero siempre quedábamos en que cuando Oliver estuviera mucho más grande.
-Entiendo. A me encantaría tener otro hijo pero ya sabes. -Se encoge de hombros.
Yo me llevo la taza a mi boca. Si supieras que tu hijo biológico está jugando en la habitación de tu otro hijo.
-El chocolate está delicioso.
-La señora Jones tiene unas manos mágicas para los dulces. Sabes, Lucía, hay algo de lo que quería comentarte, Robledo se presentó en mi oficina hace unos días y está muy interesado en hacer un nuevo proyecto entre los tres, además, me comentó que está muy interesado en ser parte de Bernard Interprises. ¿Qué opinas al respecto?
-Me interesa primero escuchar su propuesta.
-Lo mismo le dije. Lo más probable es que mañana nos reunamos en unos de mis clubes para esa reunión.
Asiento y él también. Nos quedamos en silencio con solo el ruido de la chimenea.
-Así que..., Oliver cumple en febrero.
Casi me atraganto con el chocolate, por suerte, lo paso rápidamente y suelto la taza.
-¿Dije algo malo?
-No, no, no, para nada.
-Bueno. Falta muy poco para ese día.
-Un mes.
-Un mes pasa muy rápido. ¿Debería de pensar en su regalo? ¿Qué le gusta a Oliver?
Niego encogiéndome de hombros. Erick sonríe y me mira divertido.
-¿No sabes lo que le gusta a tu propio hijo, Lucía?
-¡No! Por supuesto que si sé -exclamo ofendida-. Oliver ama todo aquello que sea azul, así que si le regalas algo azul, estoy segura de que lo amará.
-Sam me dijo que Oliver ama el azul. A mi también me fascina el azul. ¿Hay algo a lo que Oliver sea alérgico?
-A las nueces, o más bien, a casi todos los frutos secos.
-Yo también soy alérgico a los frutos secos, ¡que casualidad! -Erick sonríe-. Por suerte, Sam no es alérgico a casi nada. Está muy emocionado porque comenzará la natación.
-Oliver también.
Nuevamente quedamos en silencio. Noto como suspira hondo y se toma el chocolate de un solo trago y luego se levanta.
-¿Quieres que te enseñe la casa?
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-Este es el despacho, aquí es donde trabajo desde casa y del otro lado está la biblioteca.
Erick me guía hasta un salón redondo que está justo al lado de su despacho, en él se encuentra una pared inmensa de libros y tiene dos pisos hacia arriba en los alrededores.
-Cada libro está ordenado por categorías y géneros.
Después subimos las escaleras y me enseña las habitaciones, veo una puerta blanca con el nombre de Sam escrito en letras de color naranja y amarillo, cuando entramos nos topamos que Sam y Oliver tienen un desorden de juguetes, dinosaurios, árboles, montañas, camiones y hasta una escabadora que se mueve con un control remoto.
-¡No pueden pasar, está prohibida! -Sam tiene un casco amarillo de plástico en su cabeza y Oliver también.
Erick y yo quedamos como estatuas en la puerta, nos miramos y luego a los niños. Yo suelto una risa.
-Parece que hemos irrumpido una zona privada.
Erick cierra la puerta sin decir nada y luego nos echamos a reír.
-Sam tiene un cuarto hermoso. Hay dinosaurios por todas partes.
-A Sam le encanta todo lo que tenga que ver con la tierra, no me sorprendería si me dijera que quiere estudiar arqueología.
Luego subimos al tercer piso, donde está el bar y una sala de billar junto con otra sala de videojuegos.
-Aquí nadie viene a menos que traiga una visita y pasemos el rato acá. A Gaten le gusta venir los fines de semana.
Se acerca a la mesa de billar y se recarga en ella.
-Tienes una casa hermosa, Erick.
-Y también muy sola. Estoy pensando en regalarle a Sam una mascota, un cachorro.
-Le va a encantar, pero dudo que a Mackenzie lo haga.
-No le quedará de otra, igual, Mackenzie no es como que pase mucho tiempo en casa, prefiere estar en casa de sus padres -dice ironico-, a que a pasar una tarde con su único hijo.
-Sabes, Julián también tenía un perro, se llama Balto, Oliver lo ama y lo extraña demasiado. -Digo mientras paso los dedos por el borde de la mesa, Erick está cerca y observa cada uno de mis movimientos
-No es para menos, está con él desde que nació.
-Tal vez, considere también regalarle una mascota para que lo acompañe y pueda jugar con él.
-Sería buena idea. Si quieres, podemos ir juntos al centro de adopción y vemos que perritos nos escogen.
Me lo quedo viendo por un rato, aprieto los labios, pensativa.
-Ay, Erick... es difícil fingir esto.
-¿Fingir qué?
Tomo aire profundo sin quitar la vista de él. ¿Por qué se engaña así mismo?
-Es increíble la forma en la que estaba enamorada de ti.
-Pienso lo mismo de mí. Pero eso quedó atrás.
-Ayer me dijiste que me amabas y hoy también lo hiciste, ahora dices que todo quedó en el pasado. ¿Por qué te contradices a ti mismo? ¿Por qué huyes? ¿Por qué te engañas?
-Porque necesito olvidarte, Lucía. Como quisiera ya no pensarte, mirar al pasado haber deseado nunca haber ido a tu departamento esa noche.
-Estás mintiendo, ¡también en eso mientes!
-¿Quiere parar ya, Lucía? Es momento de dejar todo lo de nosotros en el pasado. Tú no te imaginas lo mucho que me destruyó lo nuestro. Tal vez tú no lo viviste porque tenías a alguien que te amaba a tu lado pero yo no. ¡Toda mi maldita vida es una mentira! ¡Hasta mi propio hijo no es mi hijo realmente, mi matrimonio es una mentira! ¡Todo es una mentira!
-Lo nuestro si es real, Erick. ¿Por qué no puedes verlo?
-Claro que lo veo. Mi amor por ti y por mi hijo es lo único real que siento... A veces no duermo pensando en lo que pudo haber sido de nosotros. Me engaño a mi mismo porque tengo que soltarle, Lucía, no lo he hecho en cinco años y ya es tiempo que lo haga, tengo que sacarte de mi corazón porque si no lo hago esto me va a matar y me voy a volver loco.
Erick está alterado, se pasa la mano por el pelo con frustración y maldice en voz baja.
-Ahora las cosas son muy difíciles, tenemos hijos y ellos son nuestra única prioridad, son en ellos en quienes tenemos que pensar antes de hacer las cosas.
-Tienes miedo, Erick. Tienes miedo a que la misma historia se vuelva a repetir, tienes miedo de que me vuelva a casar, ¿no es así?
-Tengo miedo de todo, Lucía.
Erick me está dando la espalda y oculta su rostro de mí y creo que lo hace que no lo vea llorar.
-No hay escapatoria, ¿no es así?
No me responde.
-¿Cuánto tiempo crees que pueda durar tu matrimonio, Erick?
-Ya no sigas, Lucía. Por favor. Lo mejor será que aquí dejemos todo. Hagamos como que esta conversación nunca existió y los besos tampoco.
Comprendo su dolor, pero no del todo. Intento ponerme en sus zapatos; Erick se siente igual a como me sentía yo hace cinco años, llena de miedo, sin escapatoria ni esperanzas, está atado de manos por un familia que solo lo ha lastimado, atado a una mujer que ni siquiera lo quiere, atado a un suegro vanidoso, es solo por su hijo por quien él se queda, pero sin embargo, eso a él no lo detenía en el pasado, solo lo hacía por Sam que no es su hijo biológico, Erick pudo buscarme si él quisiera cuando me fui porque tenía todos los medios para hacerlo.
Actualmente. Me deja ir porque su hermano esta perdidamente enamorado de mí y, conociéndolo, estoy seguro de que lo hace porque quiere ver a Hugo feliz. Sin duda, Erick es el hombre más humanitario, compasivo y generoso.
Me imagino por un momento a él siendo padre de Oliver, es un sueño, un sueño frustrado que renuncié hace años.
Y me doy cuenta lo difícil que es la situación para nosotros ahora, después de cinco años. Erick es incapaz de separar a Sam de su madre, lo sé.
-Tienes razón, lo mejor será que lo dejemos hasta aquí.
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Cuando quedamos en dejar todo hasta ahí, fue muy enserió. Erick estaba como si nada y ha invitado a los niños a patinar sobre hielo.
La pasamos muy bien, tomando en cuenta todas las veces que Erick se caía. Fuimos a comer a un sitio muy lindo. Erick y yo solo pedimos café, Sam y Oliver almorzaron y ahora están esperando el postre.
-No me gusta el maní ni las nueces -Oliver dice mientras se recuesta y balancea los pies debajo de la mesa-, mami no me deja comerlos.
-Tu mami ya me dijo que eres alérgico a los frutos secos. Por lo visto, Oliver, tenemos muchas cosas en común porque yo también soy alérgico a los frutos secos y me encanta el azul.
Yo sonrío pero mi sonrisa es más una mueca.
Erick y yo estamos sentadoss de un lado y los niños del otro lado, quedando en frente de ellos.
-Me gusta el azul en todo sus tonos. Me gusta como se ve el mar y en el fondo, también me gusta el cielo y el espacio.
-¿Te gusta el espacio? -Erick mira a Oli y luego a mí.
-Le encanta. -Contesto.
-Sabes -Ahora mira a Oliver-, a mi también me encanta el espacio, en mis tiempos libres suelo ver videos de la Nasa. El universo es un tema tan extenso e interesante que te sorprenderías.
-Para mi cumpleaños quiero mi mami me regalo un cohete.
-Tienes una colección entera de cohetes, Oliver. ¿Por qué no mejor un submarino?
Oliver se lo piensa y en ese momento Erick habla.
-El océano también es muy interesante, Oliver. Cualquiera cosa extraña puede salir de allí.
-Mami dice que fuiste campeón de natación.
-¡Sí a así es! Pero lamentablemente tuve que dejarlo porque no podía con el deporte y la universidad al mismo tiempo, pero estoy seguro de que tú serás un gran campeón. -Erick lo mira sonriente y Oliver se sonroja.
-Sam también será un campeón de natación, ¿verdad, Sam?
-Sí.
Pero el tono en el que lo dice es deprimente, tanto que a Erick le cambia la expresión.
-¿Te sucede algo, Sam? -Le pregunto y él no responde.
Tiene el entre cejo fruncido hacia abajo, Está molesto.
-Sam. -Su padre lo llama.
Su mirada huye de nosotros. Oliver lo mira y luego a nosotros.
-Está enojado.
Erick suelta un sonido jocoso y luego sonríe.
-Enojado y celoso.
¡Así que eso es! ¡Sam está celoso, tiene celos de mi hijo!
-¡No estoy celoso!
-¿Pero qué es ese berrinche, Samuel? Tú nunca habías hecho algo así.
Erick intenta parecer enojado, pero a leguas se nota que se toma la situación con gracia y humor.
-Tú también vas a ser un gran campeón de natación como lo fue tu papá en sus años de juventud. Tú y Oliver serán los mejores.
-¿Años de juventud? -Erick me mira perplejo-. ¡No soy tan viejo! Tengo apenas treinta y tres años y tu igual.
-Ay, Erick, no lo dije con esa intención.
-¡Papá ya está viejo! -Sam se ríe y después Oliver también lo hace.
Erick nos mira realmente perplejo y luego suspira.
-Si con mis treintas son así, no me quiero ni imaginar como será cuando llegue a los cuarenta.
Erick hizo el resto de la tarde una maravilla. Oliver estaba muy feliz, nunca lo había visto así y me di cuenta de que Erick es la figura paterna más cercana que ha tenido desde que Julián murió, tanto es así que una vez lo llamo papá, me quedé paralizada y casi vomito el hígado por la impresión. Erick solo se río y le siguió el juego, luego se marchó.
Oliver me contó después que lo hizo solo porque sí, porque le salió del alma decirle. ¿Oliver había olvidado a Julián? El pensamiento hace que casi se me salgan las lágrimas. Mi hijo aún es pequeño, sigue siendo un bebé y puede que su memoria no esté del toda clara y todos aquellos recuerdos y momentos hermosos que tuvo con Julián no van a quedar en su memoria, sino que en fotografías; Oliver podría acostumbrarse a una nueva figura paterna sin problemas, y ve a Erick como el padre que hace falta.
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El domingo por la mañana, me reuní en el club de Erick junto con Robledo. Los tres. Robledo nos tenía una propuesta, se trataba se una nieva línea hotelera que se distribuirá solo en países europeos.
-Podemos distribuir la línea por las zonas más turísticas en Europa.
Para crear una línea hotelera, se requiere de un enfoque y planificación muy cuidadosa. El concepto que tiene Robledo es innovador y la propuesta para que yo sea parte de ella es tentadora, pero si la acepto, eso implicaría viajes constantes y no me imagino dejando a Oliver solo en casa junto con Emma durante varios días, está en buenas manos, pero aun así, no me gusta estar alejada de él.
-¿Lo duda, señora Bernard? -La voz de Robledo me hace volver a la realidad.
-Estoy pesando. Su propuesta es tentadora y no se lo voy a negar, tiene un concepto bastante amplio e innovador, se nota que se esforzó.
-Sería lamentable que no fuese parte de este proyecto. ¿Acepta?
Me lo quedo viendo unos segundos, luego a Erick quien esta sentado a mi lado, él me mira tranquilo.
-Eres libre de aceptar o no. -Me dice.
Negocios con Erick, negocios con Erick es igual a hacer negocios con el diablo, es igual a hacer negocios con la tentación. Me mira como diciéndome: Lo bien que la vamos a pasar viajando por toda Europa.
El pensamiento me causa un cosquilleo en la parte baja de mi vientre, sonrío de lado sin dejar de ver a Erick, el también me mira de la misma forma.
-Entonces, señorita Bernard, ¿trato? -Me extiende su mano por encima de la mesa.
-Trato. -digo y tomo la mano de Robledo, sin despegar de la mirada de aquellos ojos verdes que son mi mayor tormenta.
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Comments
Irene Sanchez
más capitulo Autora por favor espero mucho más de la historia
2024-01-01
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