Erick
¿Mamá? ¿Acaso le dijo mamá? Me quedo completamente pasmado. Mi cuerpo se convierte en hielo cuando la veo de pie a unos pocos metros de mí. La miro fijo, ni siquiera me doy cuenta de cuando el nuevo amiguito de Sam se baja de la banca y camina en pasos torpes hasta su madre que..., ¡no me lo puedo creer!
-¡Mami, mamaíta, ven y te presento a mi nuevo amigo! -La jala del brazo, pero ella parece ida.
Agradezco de estar sentado porque apostaría que si estuviera de pie, caería como plomo al suelo. Sus ojos me observan y no se apartan de mí, yo tampoco puedo hacerlo. Nuevamente, esa sensación cuando la vi por la mañana renace en mi pecho. Sus ojos azules me ven con sorpresa y a la vez con cierto miedo y no sé muy bien por qué, el que se siente acorralado soy yo que quiero escapar de esto que estoy comenzando a sentir, un cosquilleo recorre mi cuerpo entero. Está bellísima, ahora que la tengo de frente, puedo apreciar mejor su belleza caótica.
-¡Papá, ven a conocer a la mamá de Oli! -Samuel me grita prácticamente en el oído y jala de las mangas de mi gabán. Me pongo de píe sin apartar mi mirada de sus ojos.
Lucía me recorre de arriba abajo y se sonroja y por primera vez, mira a Oliver que aclama su atención.
-¡Mamá, él es Sam aunque ya lo conoces, y el su papá Erick!
Trago saliva con esfuerzo. Si supieras... tu madre y yo nos conocemos muy bien. Demasiado.
-Lucía -su nombre sale de boca casi como un jadeo que me acaricia la lengua-, que sorpresa volver a verte.
-Lo mismo digo. Oliver, tenemos que irnos.
-¡Mamá! Todavía no, un rato más.
-Mañana tienes escuela, Oliver.
Me percato que su voz suena temblorosa. Está nerviosa y quiere salir corriendo.
-Sam y yo queremos quedarnos a jugar un rato más. -Chilla en alemán con acento turco. Que gracioso.
Entonces Sam también se une al berrinche y se guinda de mi abdomen.
-¡Sí, papá, quedémonos un rato más!
-Mañana tienen escuela y van a volver a verse. -Respondo cruzando los brazos.
-Un rato más.
Miro a Lucía. Quiero que ella tenga la última palabra. Mira a Oliver y parece pensarlo. Le dice algo en turco que no puedo comprender y el niño salta de alegría.
-¡Dijo que un rato más! Los chiquillos saltan y celebran como ardillas y después salen corriendo desapareciendo de nuestro camino.
Vale. Suspiro. ¿Qué sigue? ¿Qué se supone que diga ahora? Me rasco la cabeza y pongo mi atención en la pequeña ave que se detiene encima de un rama que nos observa. ¿Tú qué? Le reprochó mentalmente. Me siento como maldito adolescente yendo a su primera cita.
-¿Cómo llegó?
-¿Perdón?
-¿Cómo llegó Oliver hasta aquí?
-Realmente no lo sé, no los encontramos caminando solo, honestamente me sorprendió ver a un niño solo caminando.
Lucía suspira y lo busca con la mirada. Los niños están jugando en la nieve a que tienen poderes o algo así.
-No sé como pude descuidarme. -Gruñe exasperada.
-Lo importante es que no le sucedió nada. A veces los niños suelen ser así, se escabullen como ratoncitos sin que nos demos cuenta.
Ella sonríe a medias, clava la mirada en el suelo, pero yo no puedo quitar la vista de ella. Me tiene embelesado, aún no puedo creer que la tenga al frente de mí.
-No sabía que eras madre.
-Lo soy, y ya todos lo saben.
La invito a que nos sentemos en la banca en la que estábamos anteriormente. Tomamos asientos uno al lado del otro y fijamos la vista en los niños que se encuentran en plena batalla de nieve.
-Siento mucho por lo de Julián. Mi más sentido pésame por ello.
-Gracias.
¿Qué se supone que le diga? Pájaro, ayúdame.
-Es maravilloso. -Ella dice.
-¿Perdón?
Dios mío, ¿es acaso me entró nieve en el oído que estoy sordo?
-Es maravilloso tu niño, se ve tan energético y lleno de vida.
-Sí..., to-todos me dicen eso. -Maldición, Erick, ¿qué coño te pasa? -El tuyo también es muy maravilloso.
Come nieve, Erick.
Lucía reprime una risa. Dios, cuanto extrañaba escuchar su risilla. Inevitablemente, yo sonrío.
-Sí, Oliver es un niño especial.
-Tiene mucho parecido a ti. -Digo sonriendo pero mi comentario parece afectarle y no de buena manera porque enseguida, su sonrisa se desvanece. -Lo siento si mi comentario te...
-No, está bien. No suelo oír mucho que mi hijo se parezca a mí.
-Yo... ¿a qué se debe tu regreso? ¿Piensas quedarte definitivamente?
-Regresé porque después de la muerte de mi marido, ya no tengo nada que hacer allá en Turquía. Cuando me fui toda mi vida quedó aquí en Alemania, ahora que mi esposo falleció ya no tengo nada que hacer allá.
-¿Te quedarás para siempre? -Le pregunto por segunda vez con miedo a su respuesta.
Por favor, di que sí.
-Sí, es definitivo. Es mis planes no están regresar a Turquía. Alemania es mi hogar.
¡Mejor respuesta no pude haber tenido! Entramos en el tema de los negocios y de las empresas. Pero jamás tocamos el hecho de que renuncié a las acciones de Bernard Interprises. Creo que no lo hizo para no poner el ambiente incómodo, porque las razones eran muy obvias, yo ya no quería tener nada que tenga que ver con Lucía, o por lo menos eso era antes, ahora...
-Estamos comenzando un nuevo proyecto. -Le explico-. La construcción de un hotel lujoso en las playas del Norte. Es un trabajo muy importante para nosotros.
-Eso suena increíble.
-También haremos una cuantas remodelaciones en un edificio, de eso se encargará nuestro departamento de inmobiliaria.
-Hablando de remodelaciones, yo decidí remodelar mi oficina. Cuando la vi estaba exactamente igual como la dejé y quise darle una grandes y pequeños cambios, más hogareña.
Le pregunto a cerca del ambiente en Turquía y me dice que algunas veces es muy caluroso por el día, aunque sus estaciones son muy exactas y puntuales. Lucía se ve muy cambiada, ahora que la observo y la escucho, puedo notar que hasta su manera de hablar a cambiado, sus gestos siguen siendo los mismo, pero ahora la veo más segura de sí misma, a comparación que, hace cinco años atrás era una mujer reservada que no se desenvolvía con facilidad, ahora es alguien que le gusta compartir ideas a parte. Hemos llevado la corriente, se ríe de vez en cuando y suelta bufidos y a mí se me derrite el corazón. Quiero preguntarle a cerca de su maternidad porque por una extraña razón me llama la atención lo que tiene para decir. ¿Por qué ocultó su embarazo? ¿Por jamás dijo que tenía un hijo? ¿Por qué desapareció del mapa por arte de magia y por qué se casó con otro hombre de la noche a la mañana? ¿Por qué se fue y no pudo darme la cara antes? ¿Por qué?
Esas preguntas me las trago con pesadez y se me baja el ánimo pero lo disimulo cuando no centramos en una conversación que tiene que ver con Francia y se me viene a la mente los recuerdos de nuestro primer viaje como compañeros de trabajo, cuando escapamos de aquel restaurante mientras el idiota de Martin se iba a limpiar el traje manchado de vino en el baño, cuando visitamos el museo de Louvre, cuando subimos a la torre Eiffel, cuando nos tiramos aquella foto -que aun conservo y guardo en lo mas profundo en el cajon del escritorio en mi despacho- cuando dimos aquel paseo en los Campos de Sena o cuando casi hacemos el amor en el balcón del hotel por la noche.
Nos reímos porque sin duda fue unos de nuestros mejores viaje, porque allí comienzo todo.
-¿Cómo está Hugo?
-¿Te refieres a mi hermano?
-Creo que no conocemos a otra persona que se llame Hugo. -Dice entre risas y o me sonrojo.
-Bueno, él está bien, se gradua dentro de muy poco.
-¿Regresará?
-Sí, eso parece, en cuanto reciba su título podrá regresar a Alemania.
-De verdad espero que le haya ido bien. Aún le tengo mucho aprecio.
-Sí, bueno..., mamá planea hacerle una fiesta de bienvenida en la mansión
-¡Otro empresario y arquitecto en la familia! Creo que tienes competencia, Erick, cuidado.
-Nadie es rival para mí, Lucía, y mucho menos mi hermano. Tengo el título y el reconocimiento por hacer los mejores edificios y espacios del estado y tu mejor que nadie sabe eso.
-Veo que no has cambiado en esa parte, aún sigues siendo el mismo empresario y arquitecto Erick Fürts. -Termina la frase con una sonrisa encantadora.
Maldición, calma a ese corazón, Erick, se puede dar cuenta. Mis ojos se deslizan por su rostro y hasta sus labios rosas, pero aparto la mirada rápidamente y me lleno de vergüenza como veo que me ha pillado viéndole la boca.
Gracias a Dios, en ese preciso momento los niños se aproximan corriendo y se detienen jadeantes en frente de nosotros.
-¿Ya terminaron de jugar? Ya han jugado mucho por hoy, mañana hay clases. -Les digo alzando una ceja.
-¡No hemos terminado! -Sam Exclama decidido.
-Como se nota que los está matando el sueño, mira nada más. -Lucía niega mirando a Oliver que bosteza.
-No tenemos sueño. -Niega y luego se deja caer encima del cuerpo de su madre.
Nos ponemos de pie, Lucía tiene a Oliver en brazos que se aferra al cuerpo de su madre como un koala y esconde su rostro en su cuello cálido.
Quiero ser Oliver.
-¿Necesitan que los lleve? -Le pregunto.
-No, nuestra casa queda cerca, solo caminaremos unas cuadras, nada más.
-Insisto, es tarde, ¿podrás con Oliver en brazos?
Se lo piensa y termina por asentir. Caminamos hasta el coche y Oliver y Samuel se suben la parte de atrás. Lucía se sienta en el copiloto y yo voy en el volante.
-Puedes dictarme tu dirección en el GPS.
Ella lo hace y luego pongo el coche en movimiento. El transcurso en silencioso, los niños no hacen ruido y veo por el espejo del retrovisor que ambos están en un profundo sueño, el cinturón los aguanta y sus cabezas chocan, la imagen me hace sonreír porque me recuerdan a mi y a Hugo, parecen hermanos.
Aparco en frente de una casa grande y moderna. Esta es su casa, ¿qué habrá pasado con su antiguo hogar? Me bajo y rodeo el coche, le abro la puerta y ella sale, enseguida saco a Oliver del asiento sin que se despierte y se lo entrego a su madre. Sam se remueve en el asiento y pronuncia algo raro de nieve y poderes.
-Muchas gracias por traemos, Erick.
-No me ha costado nada, me ofreceré a llevarlas cuantas veces sea necesaria.
-Nos veremos más seguido por lo visto.
-Sí, eso parece -escondo las manos dentro de los bolsillos de mi gabán, nervioso-. Ha sido un verdadero gusto volver a verte, Lucía, de veras, no me lo esperaba en lo absoluto encontrarme contigo. Fue agradable conversar contigo.
-Lo mismo digo. Nos vemos mañana, Erick, buenas noches.
Toma camino hasta llegar a su casa, abre la puerta y antes de entrar, se despide con la mano y cierra la puerta. Yo suspiro y me doy cuenta de que todo este tiempo he estado reteniendo aire, me recargo en la parte delantera del auto porque siento que cualquier momento me voy a desmayar de la taquicardia que me está dando. Me llevo una mano al pecho.
-¡No! No, compadre, usted y yo llegamos a un acuerdo hace mucho y quedamos en que nada de amores y nada enamoramiento que eso solo hacen sufrir.
¡Pero vamos! No puedo engañar a mi corazón, no puedo decir que verla y tenerla cerca no me ha movido el suelo y ha revivido esos sentimientos que creían muertos, ahora más que nunca puedo asegurar que aún sigo sintiendo cosas por ella.
Mi amor por Lucía aún sigue intacto, ahora me doy cuenta qué, aún en la distancia todavía la seguía amando. Todavía seguía soñando y pensando en ella. Pero no quiero engañarme a mi mismo, ahora las cosas son completamente diferentes y hay niños de por medio, Lucía ya no es la misma mujer y me pregunto si ella me seguirá amando.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 42 Episodes
Comments
🌸Nanu🌸
yo quiero que ellos terminen juntos🥺😔
2023-12-07
6
Lupita Barraza Molina
mas capitulos xfavor
2023-12-07
0