Nuevo hogar

Lucía

Miro expectante a Oliver. Lo observo detenidamente y algo nerviosa. Desde que llegamos a la casa nueva, no ha echo más que mirar sin tocar nada. Tiene los ojos verdes muy abiertos, parece estar en shock.

-¿Te gusta la casa nueva, cariño? -Le pregunto desde el marco de la puerta de su habitación. Oliver se pasea despacio por la recamara.

Aún no me responde, cosa que me inquieta. Oliver es una niño que no demuestra sus emociones tan notoriamente, yo que soy su madre y me he dado cuenta de ella antes de tiempo. Es muy pacifico, pero cuando se enoja se arma una tempestad que me pone en alerta.

-¿Sí te gusta?

Me voltea a mirar. Aún trae puesto el abrigo de lana azul brillante y sus botas timberland. Se ve muy chistoso con su gorrito azul pastel con amarillo que le tejió su abuelita dos años atrás.

Corre a hasta mí y alza los brazos; lo cargo de volandas y se abraza a mi cuello.

-¿No te gusto tu cuarto, mi amor?

No puedo ver su rostro pero juraría que tiene mohín en los labios.

-El cuarto es azul como a ti te gusta, y tienes varios planetas colgando del techo que alumbran en la oscuridad.

Como respuesta recibo un quejido y se abraza con más fuerza a mi cuerpo. Me voy de la habitación y bajo con cuidados las escaleras. Emma está desempacando, su habitación está en la parte de abajo como ella misma lo escogió.

-¿Le gustó?

-Es difícil asegurarlo, pero yo creo que sí. Solo es cuestión de que se adapte.

-Bueno, recuerde lo que dijo la pediatra, hay que darle tiempo para que se adapte. Además, hay que estar atentos a cómo el ambiente le puede afectar a su salud.

Trato de mirar la expresión de mi bebé pero están indecifrable que no entiendo.

-Oli, ¿Quieres ver el jardín? -Le pregunto y solo vuelve a abrazarme.

-Es normal. Está asustado y solo quiere estar con su madre.

-Lo llevaré a descansar.

Me doy media vuelta y llego hasta la habitación de Oli. Lo siento en su cama y luego me agacho para quitarles las botas. Quito las colchas y palmeo la almohada y él entiende. Lo arropo hasta la barbilla.

-¿Estás cansado?

Asiente. No ha dicho nada desde que aterrizamos.

-Puede que no te guste la casa, pero te prometo que poco a poco te irás acostumbrando. Comenzarás la escuela en una semana y conocerás y tendrás nuevos amigos con quien jugar.

-¿Por qué no vino Balto?

-Porque Balto ya está muy viejito. Se quedó con los abuelos.

Le sigo hablando de Oliver sobre las cosas nuevas que le espera hasta que se queda dormido y salgo de la habitación en puntillas. Me encuentro con Emma en el pasillo.

-Ya se durmió.

-Que bueno. -Sonríe-. Señora, la buscan.

-¿Quién?

-La señora Lizy.

Al oír su nombre, salgo disparada hasta el salón y casi me caigo cuando llego al último escalón. Lizy está de pié en medio de la sala mirando con atención el espacio. Mi mejor amiga ha cambiado tanto y se ve tan diferente con esa panza de embarazada, sin duda alguna, no es lo mismo verla en persona que en fotografías. Se ve divina y radiante con ese vestido blanco, lleva puesto una abrigo y no viene sola, a su lado está una pequeña nena de cinco años, idéntica a ella, bueno, no tanto, Mika se parece mucho más a su padre que a su propia madre.

-¿Linda mi casa, no? -Digo llamando su atención.

Se gira a mí y se le sale una sonrisa que le llega hasta los ojos. Camino hasta ella en grandes zancadas y la abrazo sin apretar su pancita.

-Lizy, te ves maravillosa. -Dije sin dejar de abrazarla.

-Los treinta te sentaron muy bien, pareces una mujer completamente nueva de pies a cabeza, tu cabello está distinto y ese corte te hace ver más joven de lo que ya eres.

-Soy una mujer diferente, Lizy. Ya no soy ni la mitad de lo que era antes.

-Tienes razón, los hijos cambian brutalmente a las mujeres. -Dice con nostalgia.

-Y hablando de niños, ¡esta es la pequeña Mika!

Mika se esconde tímida detrás de la falda de su madre, sonríe con el dedo pulgar entre los dientes. Es bellísima en persona, tiene las pestañas larguisismas y el cabello lleno de rizos oscuros.

-Saluda a la tía Lucy, Mika. -Lizy la anima.

-Hola, tía Lucy. -Dice como un susurró, pero lo suficientemente alto como para que la escuchase.

-Se parece más a su padre que a su mami.

A Lizy se le borra la sonrisa y pone los ojos en blanco.

-Sí, nueve meses sufriendo y todo para que venga a parecer a su padre.

-¿Y Nico?

-Está haciéndole la vida imposible a su padre.

-Y aún no ha comenzado lo bueno. -Dije con ironía.

Ambas reímos. Emma aparece y le digo que nos traiga chocolate caliente.

...⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺ׅㅤ♡ㅤׁ⸺⚋ׅㅤ♡ㅤׁ⚋⸺...

-Tu hogar es hermoso, Lucía.

Suspiro.

-A Oli no parece gustarle tanto. -Digo mientras lo miro jugar en la nieve junto con Mika, ambos haciendo un muñeco de nieve. Desde aquí, parecen pequeños muñequitos.

-Es normal, poco se irá adaptando.

-Me preocupa, Lizy. Me preocupa que no se adapte a todo esto. Es un cambio muy brusco para él y...

-Mientras más pequeño, mejor le irá en el futuro. Sólo deja que las cosas fluyan como tienen que ser. Dale tiempo.

-Es que... todo ha sido tan difícil desde que Julián se fue. Él tenía control de todas las cosas.

Julián. Mi Julián.

-¿Puedo preguntar de que manera falleció Julián? Me he dado cuenta de que casi no hablas de ello.

Mi ojos se dirigiéndose a Oliver. Una ola de nostalgia me invade y siento que en cualquier momento me ahógare con mis propias lágrimas.

-Mi esposo falleció en una accidente automovilístico mientras iba en carretera, un camión se le atravesó, los frenos no le funcionaron y murió instantáneamente.

Ni siquiera se como pude decir todo aquello en voz alta sin desgarrarme. Pero siento muchas ganas de llorar, pero no quiero que Oliver se dé cuenta.

-Los oficiales que examinaron el caso de Julián, se dieron cuenta que los frenos tenían una falla, como un corte.

‐¿Un corte? -Ella frunce el ceño.

-Sí, cerraron el caso casi de inmediato. -Fijo la vista en una punto en la pared-. La gente, la prensa creen que mi marido falleció en un accidente común, pero yo... yo siento que no fue así. -Niego.

-¿Qué? ¿A qué te refieres, Lucía?

Esta va a ser la primera vez que lo diré en voz alta.

-A mi esposo lo mandaron matar.

Lizy frunce el ceño con violencia, se gira a donde los niños y los me mira de vuelta.

-¿Qué acabas de decir. Lucía?

-Lo que escuchaste, Lizy. A Julián lo mataron, a mi esposo lo mandaron a matar y yo no le encuentro explicación... Julián tenía muchos enemigos, era un abogado muy conocido y... no me sorprendería que eso fuese verdad. Julián sabía demasiado.

-¿Crees que alguien le mandó a cortar los frenos?

Asiento en silencio.

-Me haz dejado boquiabierta. ¿Por eso decidiste regresar a Alemania?

-Sí, unas de las razones fueron esas y porque recibía muchas amenazas y cartas que iban dirigidas hacia a mí y... a mí hijo. Yo tengo que proteger a Oliver sobretodas las cosas, ahora más que nunca. No puedo estar tanto tiempo alejada de él. La idea de que algo malo le pueda pasar me vuelve completamente loca y me hace perder la razón.

-Supongo que hiciste lo correcto. -Lizy suspira afligida. Está pensativa. Mira al jardín. Los niños se divierten jugando en la nieve-. ¿Se lo dirás?

-¿Qué?

Lizy me mira y ladea la cabeza.

-¿Algún día le dirás que es su hijo?

-¿Decirle qué a quién?

-Lucía, tú sabes de lo que te estoy hablando. ¿Algún día le dirás que tienes un hijo suyo? Él ni siquiera sabes que eres madre, de hecho, nadie lo sabe. Tu misma te has encargado de ello.

-Tengo mis razones.

-Sí, pero..., ¿acaso piensas que Erick es un imbécil para no sospechar en que ese hijo sea suyo? Sería lo más lógico, y tiene sus razones.

-Él no va a enterarse nunca.

-Sé dará cuenta en cualquier momento..., las fechas coinciden, tu embarazo y el cumpleaños de Oli, su parecido. Dios, me he quedado boquiabierta, tiene sus mismo ojos.

-¿Por qué me esta diciendo todo esto, Elizabeth?

-Porque Erick no es un imbécil, podrá ser un tonto pero imbécil no es. Se dará cuenta, Lucía.

-No lo hará.

Ella se ríe con sequedad.

-Han pasado cinco años, Lucía. Erick ya no es el mismo hombre. Ahora es más poderoso, buscará la manera de saberlo todo.

Dejo soltar todo el aire que tengo retenido, me dejo caer en el respaldo y cierro los ojos.

-Erick no puede enterarse nunca que él y yo tuvimos un hijo. Ambos hemos echo nuestra vidas por separado; él se casó y tuvo un hijo con otra mujer, para Oliver su padre es Julián y yo no quiero cambiar eso. Si la gente supiera la verdad... todo sería un caos total. Mi nombre, mi apellido, todo lo que tengo... una mujer que comete adulterio es el peor pecado para la sociedad.

-Tú no cometiste adulterio, Lucía.

-Si lo hice, Lizy. Yo me acosté con Erick estando con Hugo, aunque él y yo nunca estuvimos casados de igual forma, teníamos un relación larga y yo me metí con su hermano y él también estaba comprometido y su prometida embarazada...

-Ellos también fallaron, Lucía.

-Sí, pero eso no justifican mis actos, Lizy. Yo pude simplemente haber corrido a Erick de mi departamento esa noche en la que vino y ni siquiera tú y yo estuviéramos teniendo esta conversación. -Trago saliva y suspira-. Yo decidí serle infiel a Hugo. Yo decidí entregarme a su hermano y a mí no me importó si Hugo me era infiel o no porque yo lo único que yo deseaba era estar en brazos de su hermano, yo lo amaba, Lizy. Yo amaba a Erick como no te imaginas.

-¿Y aún lo sigues amando?

Me quedo callado y desvío la mirada a mis manos. De repente me siento acorralada. Me siento culpable y terriblemente sucia.

-Es difícil responder eso a estas alturas. Viví cinco años casada con un hombre que me amó hasta el último día de su vida.

-¿Te enamoraste de Julián?

¿Yo me enamoré de Julián? Recuerdo aquella tarde cuando fue a mi departamento y me hizo la propuesta que, prácticamente salvó mi vida. Mi fui con el esa misma noche, sin despedirme de nadie. Desaparecí como por arte de magia en el mapa de Alemania. Me casé con Julián la segunda semana después de llegar a Turquía, y fue la mejor decisión que he tomado. Fue una ceremonia muy intimidad, es casa de sus padres, solo familiares de él, el abogado que nos unió era su mejor amigo y de hecho, fue el quien reconoció el cuerpo de Julián después de la tragedia. Los siguientes meses fueron difíciles con lo sensible que me puse estando embarazada, lo único que hacía era llorar, llorar y llorar y Julián fue mi pañuelo de lágrimas.

-No puedo decirte que entiendo por lo que estás pasando, porque realmente no lo sé pero quiero que sepas que estoy para ti, y si me necesitas mil veces, estaré ahí mil veces. Te amo.

Julián fue mi luz. Mi mejor decisión. No me arrepientí de nada y eso lo supe cuando lo vi con Oliver en brazos después de su nacimiento.

-Están pequeñito, tan suave, tanta inocencia en un solo ser humano. Mi hijo.

-Tu hijo.

-Gracias por todo, Lucía. Te prometo que dedicaré todo mi vida a hacerlos felices a ambos, nunca mes desfraudare, jamás me iré y los abandonaré.

Pero el no cumplió con su última promesa, porque Julián se fue y nos dejó. Me dejó sola, dejó a su hijo y todos nuestras planes también. Me lleno de rabia, a pesar de que ya acepté su ida -con ayuda psicológica- aún me sigue doliendo tanto como el primer día.

-Sí, yo me enamoré de mi esposo. Y lo amé, inevitablemente lo hice. No me arrepiento de haberme casado con él y mucho menos haberlo escogido como padre de mi hijo. Yo me enamoré de Julián, de eso no hay duda.

-Me gusta escuchar eso. Porque me da entender que fuiste muy feliz.

-Si lo fuí. Julián me hizo feliz los últimos cinco años de mi vida. Me hizo sentir amada, deseada, me hizo sentir que realmente valía la pena.

-Lastima que Erick no tuvo la misma suerte.

-Puedo imaginarlo. ¿Qué ha sido de su vida?

-Después de que él se casara y tu te hayas ido sin dejar rastros. Su vida se convirtió en un verdadero infierno al lado de esa mujer, su suegro que siempre aprovecha la oportunidad para joderle, su madre que siempre lo manipula y su padre que... bueno, su relación es complicada.

-¿Cómo es su hijo? -Pregunto animada.

De repente su rostro se ilumina.

-Es un niño maravilloso, romántico y amoroso, todo un pintor. Sam es un niño único.

-Sam. -Digo su nombre llana de nostalgia. Recuerdo cuando Erick y yo nos escapamos de aquellos secuestradores y en la habitación de la base militar me confesó que le encantaría que su hijo se llamase Sam.

-Me gusta Sam..., Samuel, Sami. -Dijo Erick.

-Sí, al principio querían llamarlo Malcoml pero Erick se encargo de que eso no fuese así. Lastima que el niño padezca de asma.

-¿Asma?

-Sam padece de asma. Por suerte Erick lo controla y siempre está muy atento. Ojalá su madre también hiciera lo mismo.

-¿Mackezie no es buena madre?

-No. Lucía, ¿qué te puedes esperar de una mujer narcisista que sólo piensa en ella? Es primero zorra que madre.

-Lizy, los niños...

-Ellos están más ocupado en revolcarse en la nieve.

-¿Es su hijo biológico?

-No.

Me quedo algo pasmada pero no sorprendida.

-No imagino lo duro que debió de ser para Erick enterarse de ello.

Lizy suspira mirando al techo.

-Ay, Lucía. Si supieras. Te fuiste y dejaste a ese hombre vuelto nada. Todas las cosas que me contaba Gaten..., Erick estaba destruido. Ahora lo está menos pero cuando te fuiste... solo hacía tres cosas, cuidar de su hijo, trabajar y llorar por ti. Los primeros meses se empeñó en querer buscarte pero después salió la noticia de que te habías casado y su madre lo hizo entrar en razón. Le dolió tanto el que te hayas casado. -Hace pausa y me mira-. Él aún sigue perdidamente enamorado de ti, Lucía. Erick aún sigue esperando por ti.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play