El hechizo se rompió cuando las puertas del patio se abrieron y la música golpeó nuestros tímpanos. Ambos quitamos nuestros ojos del otro sintiéndonos incómodos, o al menos eso creo. Una vez escuché que la incomodidad es algo mutuo, si tú sientes el ambiente incómodo, la otra persona también lo puede sentir. Entonces, esta incomodidad era algo que solo pertenecía a ambos.
Cuando mi visión cayó en la persona que abrió la puerta, una sirena pareció sonar en mi cabeza. La chica presumida de los sanitarios apareció allí, mirando en nuestra dirección. Miré a Arián en busca de alguna señal ante la presencia de ella, Arián tenía un rostro tranquilo y no miro a la chica por mucho tiempo, ya que sus ojos volvieron a mí.
—Vamos, los demás deben estar esperándonos.— Dijo caminando a la puerta con intención de esquivarla.
Asentí y solo di unos pasos cuando me vi obligada a quedarme quieta nuevamente. La chica presumida había agarrado del brazo a Arián para detenerlo, Arián bajo la cabeza para mirar de manera interrogativa hacia ella.
—Me gustaría hablar contigo, ¿puedes quedarte?
Me sentí muy sorprendida ante su voz melosa, totalmente diferente a la chica que vi anteriormente. Ella era muy buena en eso, me preguntaba si toda su vida se basaba en mentiras y apariencias.
—¿De qué querrías hablar conmigo?— Dijo Arián mientras quitaba su agarre con un movimiento ágil.
Ella desvió sus ojos hacia mí con una expresión tímida.
—¿Puedes dejarnos solos?— Me preguntó.
—Si quieres decirme lo mismo de siempre, ahórrate las palabras, porque recibirás la misma respuesta.—Antes de que yo pudiera decir algo, Arián habló.
—Vamos.— Fueron sus últimas palabras antes de salir de allí, ya que esas palabras eran para mí, lo seguí.
Devuelta con los demás chicos, quiénes seguían jugando ping beer, me animé a preguntarle que sucedía con aquella chica. Tenía un poco de miedo que no respondiera bien a mi pregunta o se sintiera irritado ante mi indagación, pero confiaba en que él no haría nada de eso.
Los chicos ya estaban en una ronda del juego cuando llegamos, por lo que nos sentamos en el sofá a un costado mientras los veíamos jugar. En algún momento de nuestra ausencia, Tobías se unió a ellos y estaba totalmente alocado mientras no paraba de perder y beber. Normalmente, no era así, pero el alcohol lo había transformado.
Debido al ambiente animado, nadie prestaba atención a este rincón, por lo que no temía que alguien escuchará nuestra conversación.
Me acerqué un poco a él para que mi voz pudiera llegar a través de la música fácilmente. Ante mi acción, Arián se acercó también.
—¿Se puede saber qué sucede con esa chica?— Pregunté con miedo de pasar algún límite con él.
Arián suspiró, y asintió para luego decir:
—Ella salía con mi primo, la conocí un par de veces y comenzó a hablarme, se volvió muy intensa a medida que el tiempo pasaba. Ya ha pedido que salgamos unas cuatro veces.
Me parecía sorprendente como siempre chicas raras aparecían acosando a Arián, supongo que ser demasiado lindo no siempre es una ventaja.
—Ya la había visto antes, ella habló de ti en los sanitarios.
Arián me mostró una expresión sorprendida. Y su voz con deje de tal sentimiento preguntó.
—¿Cuándo?
—Ayer.— Respondí resueltamente.
Arián pareció recuperarse de su estado de sorpresa para mirarme con un toque de curiosidad en sus orbes grises.
—¿Por qué no me dijiste?
— Pensé que no era importante.
Arián pareció pensar mi respuesta durante unos segundos, después de los cuales me mostró una brillante sonrisa. Pensé que alguien con esa sonrisa podía ser fácilmente un modelo de pasta dental.
—Tienes razón, no es nada importante. Es bueno que tú también lo sepas.
Solo me limité a asentir sin realmente entender del todo que quería decir. Supongo que mi rostro mostraba mi desconcierto, ya que él sonrió con resignación y continúo observando el juego que se desarrollaba a unos metros.
La noche paso rápido, pero me divertí mucho. En algún momento de la noche, debido al alcohol y el animado ambiente, deje todos mis pensamientos atrás, todas mis preocupaciones y miedos se desvanecieron. En ese espacio, jugando ping beer con estas personas que me brindaban cálidas sonrisas y se esforzaban por hacerme sentir cómoda, sin en ningún momento juzgarme de ninguna manera, se puede decir que pude ser yo, sin reparos ni tapujos, fue muy liberador.
Arián estaba frente a mí, no sabía exactamente como paso que la persona del otro equipo, quien sería mi rival, termino siendo él.
Me miro con una leve sonrisa en su rostro, no era una expresión amenazante, más bien, había cierta coquetería en él que me hizo secar la garganta. La pelotita voló y cayó frente a mí en uno de los vasos. Las personas con quienes Arián jugaban lo corearon felices por ganar. Sostuve el vaso y bebí el líquido de un solo trago, fue un poco fuerte, mi garganta pareció resentirse ante el alcohol por lo que hice una expresión de incomodidad.
Fue mi turno y Arián, del otro lado de la mesa, observaba atentamente cada uno de mis movimientos. La atmosfera que pareció crearse a lo largo de la mesa, rodeándonos a ambos, fue hechizante y me hizo sentir levemente incómoda.
Gozaba de una muy buena puntería, por lo que no me fue nada difícil hacer que la pelotita cayera en uno de los vasos. La manera en la que Arián sostuvo el vaso y bebió, fue demasiado atractiva. Ante su encanto, un rayo de molestia atravesó mi cerebro, pero rápidamente se fue cuando él me dio una de esas sonrisas traviesas.
En cada ronda me lo encontraba a él, y después de un tiempo no sabía si lo que me termino emborrachando fue su sonrisa o el alcohol que me obligaba a beber. En estas rondas descubrí que él también era muy bueno en puntería, no fallo ni unos de los tiros, ni siquiera el alcohol parecía afectarlo. Debido a eso, cuando la pelotita cayó fuera de los vasos y rodó por el piso, lo mire un poco sorprendida, pensé que el alcohol había empezado a afectar su sistema locomotor.
Este evento sucedió un par de veces más, entonces empecé a dudar de sus acciones. Arián, además de sus fallos, no pareció verse afectado por el alcohol en otros sentidos. Entonces, cuando la pelotita volvió a caer en cualquier lado, menos en los vasos, dudé.
Esa duda se vio reflejado en mis siguientes acciones. Miré hacia él, quien sonreía lindamente, y por primera vez falle. Todos soltaron quejidos angustiosos, pero también me consolaron.
Una y otra vez, seguimos fallando. Después de cada error, su sonrisa se ensanchaba más, eso y el alcohol que no me dejaba pensar con claridad, me alentaron a seguir fallando.
—¡Ya basta!— Grito Carla arrastrando sus palabras. — Es imposible seguir jugando con ustedes así, vayan a coquetear a otro lado, maldita sea.
—Si no lo decías vos, lo decía yo.— Dijo Tobías.
Después de que todos nos corrieron, Arián me llevo a la cocina. Estaba bastante ebria para reaccionar a lo que paso, en ese momento, lo que dijeron no pareció haber pasado la confusión del alcohol y se quedó en un limbo de mi memoria.
Me sentía acalorada y confusa, tanto que empezó a ser molesto.
Arián me ayudo a tomar asiento, y me sirvió un vaso de agua y bocadillos para tratar de contrarrestar el alcohol y disminuir mi embriaguez. Con una pronunciación deficiente, le agradecí.
—Creo que me pase, no debí hacerte beber tanto.— Dijo Arián inclinándose para ver mi rostro.— Tu cara está muy roja.
—Es tu culpa.—Dije mirándolo con molestia. Su apariencia podía ser muy linda, pero él era igual de molesto.
Arián sonrió muy divertido y mientras me acariciaba el cabello dijo:
—Está bien, está bien, estoy yo para cuidarte.
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Comments
Melisuga
Ludmila es muy lenta en cuestiones de enamoramientos. Arián no puede ser más evidente: está que arrastra las cobijas por ella y la entretenida ni se entera.
2023-11-01
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Melisuga
Coquetería sata y barata, como en mercadillo de domingo.
😍😍😍
2023-11-01
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