CAPÍTULO SEIS

—Hola.— Dijo Arián con una sonrisa leve en su rostro.

—Hola.— Respondí de vuelta. No sabía que más decir, nunca me había encontrado con él en otro contexto que no sea la escuela.

—¿Ya tienes grupo para el proyecto?

—¿Qué proyecto?— Dije sin entender en absoluto de que hablaba. Él pareció dudar en decir algo y rápidamente en mi mente paso un flashback de nuestra primera conversación en WhatsApp.

—¡Me había olvidado por completo!— Exclamé.

Sinceramente, el proyecto no era algo importante, en general la escuela no me importaba mucho, si perdía puntos por el proyecto podía recuperar la materia en otra instancia.

—Tobías y yo somos los únicos que estamos en nuestro grupo. Si quieres puedes unirte a nosotros.— Ofreció Arián.

Jamás, de todas las cosas que podría haber venido a decirme, se me ocurrió que me propondría trabajar con él. Quería negarme, me sentía muy tensa trabajar con él, pero también tenía curiosidad por saber como era él en los estudios. Quería saber si también era bueno en los estudios, así como en cada cosa que lo había visto hacer en el corto periodo de cuatro meses desde que lo conocí.

—¿Ya han comenzado el proyecto?— Pregunté. Si me decían que sí, pensaba rechazarlos, no quería aprovecharme del trabajo de alguien más.

—Ni siquiera hemos empezado. En realidad, vinimos aquí para comenzar.

—En ese caso sí.

Así fue como termine sentada en una mesa con Arián y Tobías. Habían llevado una computadora portátil dónde comenzamos a escribir, y Arián me había prestado su cuaderno, ya que mis cosas estaban en casa.

El proyecto consistía en una investigación sobre la revolución industrial. Comenzamos haciendo una breve introducción seguida de una línea del tiempo, luego íbamos a desarrollar en profundidad cada suceso de relevancia.

—Creo que la línea del tiempo es el eje principal, por eso deberíamos hacer que destaque más, podemos ponerle imágenes representativas de cada año, o no sé, pero siento que así está muy simple.— Dije mientras veía la línea del tiempo en la notebook, en la hoja del Word había una flecha simple, y algunas palabras escritas de manera desordenada.

Jamás pensé que alguien a quien consideraba casi perfecto fuese tan escueto en ese aspecto. No es que no fuese inteligente, porque mientras discutíamos el proyecto fue quien más aporto, sino que era muy desprolijo. Su cuaderno también estaba muy desordenado, todo lo escribía con lapicera azul o negra, y cuando se equivocaba en vez de usar corrector, rayaba las palabras, lo que hacía bastante difícil leer sus apuntes.

—Yo creo lo mismo. Ah, Arián...— Dijo Tobías mientras le quitaba la notebook y negaba con la cabeza.— Mejor lo hago yo, ustedes busquen las imágenes.

Arián llevo su mano derecha al pecho y bromeó: —¿Por qué son así? Hice mi mejor esfuerzo.

Tobías se rio y dijo: —Perdón, pero no ayudas, amigo.

Arián golpeó a Tobías y luego de bromear se concentró en buscar imágenes. De vez en cuando me mostraba su celular y me preguntaba que me parecía tal imagen. Fue agradable y fácil trabajar con ellos, sentí que se esforzaron por integrarme y que me sintiera cómoda.

Habíamos estado gran parte de la tarde realizando el proyecto de investigación y pudimos avanzar mucho, hasta casi terminarlo. Decidimos continuar otro día porque los tres ya estábamos exhaustos.

—Iremos a dar un paseo por el centro comercial, ¿quieres venir?— Preguntó Arián.

Ya habían guardado todas sus cosas, y estaban listos para irse. Podría haber dicho que sí, pero pensé que podría ser un poco incómodo; nos habíamos empezado a hablar hace poco y yo no era la persona más agradable para pasar el rato, y sinceramente, tampoco quería estar en un entorno con muchas personas, mi batería social parecía haberse agotado.

—No gracias, me quedaré aquí.— Dije sonriendo.

—Bueno, nos vemos luego.

—Diviértanse.

Después de despedirlos los vi cruzar por la puerta y desaparecer entre la multitud de la calle. Pude ver a toda esa gente paseando con amigos o sus parejas y fue uno de esos momentos en dónde sentía que estaba perdiendo muchos momentos de mi adolescencia debido al miedo. Me gustaría cambiar, pero tampoco quería obligarme a hacer algo que me hacía sentir mal. Sentimientos contradictorios invadieron todo mi ser.

A veces escuchaba que solo había que superar el miedo, salir de la zona de confort, dejar de lado las preocupaciones y el que dirán. Pero aunque sabía que si salía por esa puerta nadie pararía ni un minuto de sus vidas para mirarme, a nadie le importaría quién era o lo que haría, aun así sentía miedo.

Había salido de ducharme y secaba mi cabello cuando mi celular se iluminó, normalmente no recibía notificaciones, por lo que me dio curiosidad saber de qué se trataba.

En realidad era Lucas, debido a que durante la tarde noche, el café se llenó de gente, no tuvimos oportunidad de hablar, pero antes de irme intercambiamos números de celular para conversar.

[Lucas: Hola.]