La base militar repentinamente se llenó de caos y confusión cuando los soldados notaron la aproximación de los infectados. La sorpresa en sus rostros fue evidente, y uno de ellos se preguntó en voz alta:
— ¿Qué está pasando?
La mirada de preocupación se propagó rápidamente entre los militares mientras observaban cómo todos se giraban y se dirigían apresuradamente hacia la base. Un soldado se apresuró a llamar a su superior:
— ¡Señor, tiene que venir a ver esto!
El superior se acercó rápidamente y observó la parte inferior del muro, donde los infectados intentaban saltar para alcanzarlos. Cada vez más de ellos llegaban y se unían al intento, brincando frenéticamente. Los muros de la base no eran muy altos, pero al menos proporcionaban cierta protección contra los infectados.
— Señor, mire por allá —gritó otro soldado al señalar cómo algunos infectados comenzaban a trepar unos sobre otros, escalando las paredes.
El superior frunció el ceño mientras observaba la escena, preocupado por la gran cantidad de infectados que se aproximaba a la base.
— No permitan que entren —ordenó, y los soldados comenzaron a disparar en un esfuerzo por mantener a raya a los infectados.
La base se convirtió en un campo de batalla improvisado mientras los militares luchaban frenéticamente para evitar que los infectados cruzaran las defensas. Algunos soldados lanzaron granadas, haciendo explotar a los infectados y enviando restos humanos volando por los aires. La lluvia de fragmentos humanos manchó a los soldados con el extraño líquido negro que los infectados soltaban, creando un escenario macabro en medio de la desesperada lucha por la supervivencia.
En el exterior, la lucha por la supervivencia humana se libraba en una encarnizada guerra. Sin embargo, en el interior de un lugar misterioso y oscuro, un joven desconcertado rompió el silencio con sus preguntas:
— ¿Qué es este lugar? ¿A dónde me has traído?
Desde las sombras, una figura oculta respondió, manteniendo en secreto su identidad:
— Eso es lo de menos. Debes preocuparte por tu familia, si es que deseas volver a verlos con vida.
Las palabras del extraño resonaron en la mente del joven, quien se sintió intrigado y preocupado por la seguridad de su familia.
— Sé que quieres reunirte con tu familia. Soy la única persona que puede hacerte ese favor. Eres un joven inteligente, y si me ayudas, me encargaré de que tú y tu familia abandonen este lugar y encuentren un refugio mejor.
El joven reflexionó ante la propuesta, formulando una pregunta importante:
— Pero, ¿qué sucederá con el resto de las personas que están en esta base?
El joven buscaba respuestas, cuestionando al extraño sobre las implicaciones de su plan. El misterioso individuo respondió en tono enigmático:
— Solo te diré que será lo mejor que les podría suceder. Al final, la elección está en tus manos. ¿Te gustaría vivir en un lugar donde la comida escasee y enfrentarte a esas criaturas allá afuera sea imposible, ya que careces de armamento para defenderte? Si te preocupas tanto por ellos, libéralos de su sufrimiento.
El joven se sumió en sus pensamientos, analizando las palabras del enigmático ser. No tardó en darse cuenta de que estaban atrapados en una situación sin esperanza, y no había salvación para la humanidad en este mundo asediado por las criaturas infectadas. Sus decisiones tendrían un impacto crucial en el destino de todos los que quedaban en la base.
El joven se encontraba junto a una caja de fusibles, sus manos temblaban mientras dudaba sobre lo que debía hacer. Finalmente, sin más vacilación, agarró los cables y los arrancó con fuerza. Chispas y humo comenzaron a surgir de la caja antes de que esta estallara en llamas. El joven retrocedió asustado por las llamas que crecían rápidamente, sintiendo la desesperación por lo que había desencadenado.
— ¿Y ahora qué hago? —se preguntó en voz alta, esperando alguna respuesta. Giró la cabeza hacia donde antes estaba el misterioso ser, pero ya no había rastro de él.
— ¿Dónde estás? —preguntó de nuevo, sin obtener respuesta. Su mirada volvió a la caja de fusibles que ardía intensamente antes de que saliera corriendo del lugar.
Las alarmas de emergencia comenzaron a sonar, y el complejo quedó iluminado por luces rojas intermitentes. Los soldados, que habían dejado de disparar a los infectados, se volvieron hacia el edificio con expresiones de confusión y temor.
— ¿Qué está pasando? —se cuestionó el mayor, incapaz de comprender la situación. Gritos de terror resonaron desde dentro del edificio.
El sonido metálico de una puerta blindada llamó la atención de todos. La pesada estructura se movía lentamente, y los militares observaron horrorizados cómo los infectados irrumpían en el lugar, llenos de euforia y sed de violencia.
— ¿Qué haremos ahora? —preguntó un soldado nervioso, pero el mayor no pudo dar una respuesta en medio de la conmoción. Los infectados estaban entrando, y la situación se volvía más desesperada con cada segundo que pasaba.
Las luces parpadearon brevemente antes de que las luces de emergencia se activaran, bañando el lugar en una tenue luz roja. Los sobrevivientes dentro de la base estaban confundidos por la repentina oscuridad, pero pronto la confusión se convirtió en alarma cuando las sirenas comenzaron a aullar a lo largo de los pasillos. Un mensaje se repetía una y otra vez a través de los altavoces: "Todas las tropas reportarse al frente. La puerta ha caído, estamos bajo ataque".
El caos comenzó a apoderarse del lugar mientras los soldados intentaban mantener la calma entre los civiles que se encontraban dentro del edificio. Mientras tanto, las tropas se movilizaban rápidamente hacia el frente, preparándose para el enfrentamiento que se avecinaba.
El mayor observó el edificio, sus pensamientos centrados en la puerta que había caído y en los infectados que se abalanzaban hacia ellos como bestias descontroladas. Algo en su interior le decía que la humanidad en esas personas había desaparecido por completo.
El soldado le pregunta nuevamente al mayor qué debían hacer en medio de la confusión. El mayor, sin decir una palabra, agarró su arma y comenzó a recitar en voz baja: "Protegeremos con valentía, daremos nuestra vida por la patria y sus ciudadanos, sin temor a la muerte, porque juntos somos invencibles."
Cada vez que repetía el lema, lo hacía con más fuerza, y los soldados comenzaron a unirse en coro. Al principio, el soldado que lo había cuestionado no entendía, pero pronto captó el significado detrás de esas palabras. Todos los soldados se unieron en un coro unido, recitando el lema con determinación mientras se lanzaban a proteger a los ciudadanos y abrir fuego contra las criaturas que avanzaban hacia ellos.
La base se convirtió en un campo de batalla, y los soldados, decididos a cumplir su juramento, lucharon con valentía para proteger a su país y a sus ciudadanos, sin importar el costo.
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