El día en que los leones negros regresaron a Venesten se celebró un banquete en el palacio imperial para afirmar al público que su misión fue un éxito. Pero el general Henry apenas pudo fingir con lo que vio en Kiosef. Mientras los caballeros cenaban, el emperador llamó al general a su oficina junto a Giovanni. Dentro y a solas, el general se dispuso a dar su informe tal y como lo había enviado antes por escrito, solo que esta vez añadió las acciones del novato.
—Entiendo la deuda y lealtad que tienes con la duquesa Verlur, además sé que no había intenciones de traicionarme seriamente. Pero esta inocente insubordinación será la última, como caballero hiciste un juramento ante mí y a la Orden del León Negro no entra cualquiera. Ahora que soy el emperador, no es una orden que exista solo para matar monstruos. ¿Comprendes la situación?
—Sí, majestad… y estoy dispuesto a aceptar cualquier castigo.
—Tus días de descanso quedan reducidos a dos, dos horas más antes de llegar al entrenamiento y dos para retirarte, limpiarás los establecimientos que tu oficial a cargo te indique por todo un mes. Eso es todo, ahora retírate.
Giovanni agradeció el severo castigo y se retiró con un ligero sentimiento de culpa. Y en la gran oficina, el general esperaba algún comentario del emperador sobre las intenciones del joven duque Arank y la duquesa Verlur. Aunque, en realidad, el asunto más importante a tratar era sobre el extraño comportamiento de los monstruos que comenzó casi al inicio del entrenamiento mental del recipiente del hada. Pues durante años se creía que las criaturas de la oscuridad solo actuaban por instinto y excusaban las rarezas que hacían con argumentos simples como: el clima, el hambre o algún cambio en el maná. Esto se debía a que nada más sucedía cuando los comportamientos extraños cesaban, pero ahora tal percepción había cambiado. Aunque son pocos (casi como decir nunca) el número de sucesos raros registrados de los monstruos, Abraham creía que todo era resultado de la intervención indirecta del hada. Una duda brotó en su mente sobre una importante decisión en la que no se sintió capaz de decidir por su cuenta.
—General, que los vigías envíen un reporte diario sobre los asentamientos de los monstruos ancianos y la montaña de los delkits. Y sobre el agujero que intentaron cavar hacia Kolmat… Refuercen los alrededores con trampas y vigílenlo.
—Entendido, majestad. ¿Qué hacemos sobre el asunto del joven duque Arank? Aunque el ducado Arank sea un aliado, no se puede pasar por alto la intervención ilegal hacia un territorio de monstruos. Incluso puede que sepa más, ya que desconocemos el propósito de estos altares.
—Los Arank son una familia de eruditos que respetan la ley y la justicia, no me sorprende que tengan datos sobre los monstruos o la historia antigua que no sepamos. Hablaré con el joven duque en persona y con el duque en la Fundación.
—Entonces, ¿Qué es lo que aflige tanto su mente, majestad?
—Muchas cosas, viejo amigo… y estas incluido.
—¿Hice algo que lo alterara, majestad?
—Nada que fuera tu culpa, o al menos hasta donde sé.
—Majestad, no comprendo…
—Henry… —el general noto la expresión dolorida y sutil del emperador—, temo que te pase algo malo por tratar de decirme. Se lo que mi madrastra, mi padre y tú compartían en secreto. No dudo de tu lealtad, jamás lo haría… aunque tengo varias preguntas, no las haré si eso pone en peligro tu vida. Es por eso que decidí buscarlas yo mismo y considerar el hecho de que mi maestra podría traicionarme.
Esas últimas palabras fueron una leve esperanza en el alto general. La mínima sospecha hacia la duquesa dorada, a quien no podía acusar, podría llevar a su caída y la revelación de sus oscuros secretos. Aun así, Henry no pudo evitar sentirse patético por hacer pasar por tanto a su emperador en busca de una verdad que él ya sabía pero que de solo pensarlo le ardía la garganta. Abraham noto el remolino de emociones en los ojos de su general y gran amigo.
—Hasta entonces, sigue apoyándome como lo has hecho siempre. No sé qué te llevó a seguirme cuando eras un gran caballero y yo un escandaloso, pero sin importar la razón, no te haré a un lado. Sin tus consejos, tu entrenamiento y ayuda no estaría donde estoy. Que tu forzado silencio no sea un tormento, porque haré lo posible para castigar a quien se atrevió a ponerte en tal situación.
—Gracias por su benevolencia, su majestad —Henry se arrodilló agachando la cabeza para ocultar las sutiles lágrimas que no pudo evitar soltar.
—Necesito de tu consejo ahora más que nunca, mi amigo. Dime, en tu opinión como alto general del imperio, ¿es correcto ayudar a Diannel aun sabiendo lo que causa en los monstruos?
Abraham no buscaba una respuesta absoluta, pero no estaba listo para decidir. Escuchar a otros era lo único que lo salvaba de tomar una decisión precipitada.
Cuando Diannel se enteró del castigo de Giovanni pidió una audiencia con el emperador junto a su hermano mayor. Tuvo que esperar bastantes horas para ser recibida, al entrar a la oficina, el alto general salía, la saludo a ella y Vladimir cortésmente y se retiró en silencio. El emperador se sentó primero y sus dos visitas en los dos asientos frente al escritorio. La intimidante figura de Sangre de León les dejó en claro que debían ser claros y no involucrar sentimientos personales en su reunión. Para empezar, Abraham relató los hechos del caballero Arkent y la información que el joven duque Arank poseía. Luego cedió la palabra a cualquiera de los hermanos.
—Soy el único responsable de la insubordinación del caballero —habló Vladimir—. Me aproveche del vínculo que tenía con mi hermana para pedirle información del desierto infernal. No tuve motivos de traición, solo quería aliviar el peso del entrenamiento mental. La información que recolecté es sobre los altares de los monstruos hacia el hada que están dispersos en sus tierras. Son zonas libres de maná y en donde, en teoría, mi hermana y el hada estarían al mismo nivel.
—¿Estás de acuerdo? —le preguntó el emperador a Diannel.
—No, pero tampoco planeábamos hacerlo ya que no sabemos mucho de los altares. Y siendo sincera, no me agradan mucho los caminos fáciles…
—Porque son los más peligrosos —interrumpió Abraham—. Sin mencionar el peligroso viaje para dos civiles, todo sería para nada si el hada venciera sobre su recipiente. Por eso les ordenó olvidarse de esa opción, sobre todo a usted joven duque.
—Mi hermana sufrirá con el entrenamiento mental quien sabe por cuánto tiempo.
—Soy consciente de eso, Vladimir… pero debo hacerlo —Diannel lo miró algo enojada pero comprendiendo el motivo de sus acciones—. Por favor, respeta mi decisión y la orden de su majestad. No soy tan frágil, menos mentalmente.
—De acuerdo… —respondió Vladimir poco convencido.
—La información de los monstruos es altamente clasificada, no puedo pasar por alto el hecho de que el ducado Arank pueda poseer más datos interesantes.
—Somos aliados, majestad… Mi hermana es rehén en su palacio y es parte de mi familia.
—No dudo de la lealtad de su padre, pero no puedo dejarlo pasar, joven duque. Por eso lo nombraré director del departamento de historia antigua. Un puesto que no existía, pero que mantendrá la información de los monstruos bajo llave y ordenaba bajo su mando.
—¿Me está dando acceso a la historia prohibida ancestral?
—Por supuesto, y claro que deberá añadir los datos que su familia posee en su castillo y ordenarla junto a la que está aquí. Tómelo como un premio y castigo, ya que es un erudito y no puede irse sin pagar la intromisión hacia la información de Kiosef. Todos los datos están desorganizados y algunos requieren de excesivos estudios y cuidados.
—¿Al menos puedo solicitar apoyo?
—Claro, pero todo personal será debidamente investigado antes de ser aceptado. No puede sacar ni un pedazo de papel fuera de Venesten y no debe quedar nada en su castillo sobre la historia antigua. Confió en que sabrá cómo impedir cualquier fuga de información.
—De acuerdo, majestad.
—Y en cuanto a la causante de todo esto, aunque indirectamente —Abraham miró a Diannel y noto su molestia, lo cual le divirtió—. El entrenamiento mental comienza mañana, el alto general seguirá a cargo y deberás obedecerlo en todo. Y tu escolta aumentará al salir…
—¿Cómo…?
—Cosas extrañas suceden en todas partes, lo único que puedo asegurar es que los magos oscuros te tienen en la mira y cada acción tuya puede repercutir en Kiosef y Kolmat. Debes ser consciente de los monstruos, no puedes seguir ignorando su existencia solo porque hay runas que impiden su paso. El maná oscuro es una plaga que sabe bien como expandirse y la fuente está compartiendo el cuerpo contigo.
Terminada la reunión, Vladimir se retiró dejando solos al emperador y la duquesa. Pero antes de que cualquier pueda decir algo luego de un tiempo sin verse, un sirviente informó la llegada de una sirvienta inquieta que pasó sin educación. Era otra cara falsa de Erika, quien regresó a su verdadera apariencia apenas se quedó a solas con los otros dos. Aprovecho para contarle a Diannel la misión de infiltración en Raintras y la revelación sobre el desaparecido duque. Luego pidió al emperador, con sumo respeto, traer a su padre y ponerlo bajo su protección. Una petición peligrosa considerando que la duquesa dorada vigilaba la ubicación de su esposo y que seguro sospecharía que este desapareciera. Eso le dijo Abraham, pero Erika no quería saber de las consecuencias, solo ansiaba ver de nuevo a su padre y averiguar la línea familiar de magos de la que procedía. A la ex princesa ya no le importaba revelarse ante su madre, porque estaba cansada de seguir oculta temerosa de volver a enfrentarla. De no hacerlo, seguiría siendo la misma princesita acorralada.
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Comments
Yoba OG
que pita más enredada, tantos oscuros secretos, la duquesa dorada es realmente una bomba de tiempo
2023-09-27
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