Decisiones

Lo cierto, es que luego de la partida de la reina Virginia, los acontecimientos comenzaron a moverse en otro ritmo. Era casi como si los problemas quisieran aprovechar la ausencia de dos pilares del reino, para asentarse en Prosal.

-¡No!, ya he cerrado mis negociaciones con el reino de Grana. Si desprecian nuestra propuesta, es su perdición. Basta de dar vueltas sobre el mismo asunto- dijo Germán con mirada gélida

-Pero, Su Majestad... debe usted comprender que sus palabras y sus acciones, le suenan a la reina como un desprecio en toda regla. No puede simplemente olvidarse de las negociaciones que había comenzado...- Sir Draw no podía contenerse. Estaba acalorado y eufórico ante la rotunda negativa que acababa de recibir

-Tu presencia en Grana estaba dirigida a limar conflictos, no a recrudecerlos. Mi mensaje fue claro, y mi decisión está tomada. No pienso seguir discutiendo el tema-

-Quizás si pudiéramos hablar en el concejo... entre hombres, ¿comprende? Sería más fácil mostrarle los beneficios de la Unión que propone la reina…- A las palabras del noble se las llevó el viento. Un viento helado, que se coló hasta el último resquicio de la estancia y que parecía no provenir de ninguna parte.

-Mi hermana, Sir Draw, es mi más fiel concejera. No espero que comprenda esa situación, pero si espero que la respete. Ya no es solamente la princesa del reino, es también una defensora de los intereses de Prosal. Por lo tanto, exijo sus más sinceras disculpas para ella...- Germán se había erguido en el asiento y sus ojos brillaban con una luz ligeramente azulada, de tan fríos.

Sharon no se sentía impresionada por el sutil ataque, y a decir verdad, tampoco esperaba una disculpa, pero antes que pudiera levantar la mano para impedir la acción del noble, la voz del mismo rompió todos y cada uno de sus deseos de paz.

-Me disculpo por ofender el honor de una mujer sin honor...me disculpo por no querer inclinarme frente a un personaje grotesco que monta a caballo y lucha con espadas, y que piensa que su lugar se encuentra entre hombres de bien...- la perorata no pudo continuar, porque Germán y Pratos, que se encontraba custodiando la reunión en reemplazo de sir Graham, desenvainaron sus espadas al unísono y las dirigieron al cuello de Sir Draw.

Por supuesto que todos los nobles presentes comenzaron a levantar la voz al mismo tiempo, a justificar los ánimos exaltados, o a reclamar un castigo ante semejante atrevimiento de su compañero, pero lentamente se fueron a callando ante la ira que desprendían Germán y Sharon.

Ella sabía que su reputación no era la mejor, sobre todo entre los hombres de alta sociedad, pero atacar su honor, era ir demasiado lejos, incluso para tan patético personaje como lo era Sir Draw.

-Este grotesco personaje puede obligarle a tragarse su propia lengua, Sir Draw... como bien lo señaló, tengo un excelente uso de todas las armas que sus delicadas manos jamás deben haber tocado... Mi honor es el valor que en más alta estima conservo, pero quizás es demasiado sutil esperar que una rata como usted, comprenda eso. Creo que su labor como asesor real, y como enlace con el reino vecino ha llegado a su fin- Sharon alzó la mirada y desafió a todos los presentes a discutir sus palabras- Espero que el Rey sea piadoso en su despedida y que usted sea lo suficientemente inteligente para llevarla a cabo en silencio-

Obviamente, la inteligencia de Sir Draw dejaba mucho que desear...

-Y yo espero que los dioses se apiaden del reino de Prosal, de su Rey que se oculta tras las decisiones de su hermana y de la bruja que pretende gobernar estas tierras- el noble estaba echando espuma por la boca de la rabia que manifestaba, pero la rabia creciente de los hermanos era aún mayor

-Los dioses han bendecido las labores que desempeñamos, y solo al pueblo debemos rendirle explicaciones de cómo llevamos adelante el reino. Usted ya no forma parte de dicho reino, y su presencia ya no es grata en el palacio. Le encomiendo al resto del concejo que tengan la bondad de acompañar a este TRAIDOR y de proveerle los medios necesarios para que abandone los territorios de Prosal. Ya no es considerado uno de nosotros, y sinceramente espero que Grana lo reciba con los brazos abiertos. A partir de ahora, las comunicaciones con ese reino se harán por medio de mensajería real. Retírenlo de aquí- gruñó el rey, intentando por todos los medios conservar algo de cordura.

Después de muchos gritos, insultos velados y amenazas variadas, Pratos arrastró al noble fuera de la estancia, acompañado de un par de miembros del concejo

-Lamento mucho la desagradable escena, su Majestad, y creo que habló en nombre de todo este concejo cuando le pido disculpas sinceramente a la princesa, por las falacias que tuvo que oír de boca de Sir Draw. No es el pensamiento del concejo ni la voz que nos expresa- dijo Sir Brown, con la elegancia y la humildad justa para calmar los ánimos.

-Estoy segura que esto no fue una expresión del concejo, Sir Brown, y también estoy segura de que muchos nobles replican mentalmente las ideas de Sir Draw, sin embargo, creo que mi posición en este reino, y mi intervención en asuntos reales debe ser respetada, mientras mis actos no dejen dudas de mi lealtad. Si me consideran un engendro, un personaje grotesco, u otros apelativos, me trae sin cuidado. Mientras sea útil y fiel a estas tierras, deberán guardarse sus ideas para sí- la mirada de Sharon parecía atravesar las ricas vestiduras de todos los presentes. Estaba dejando en claro por primera vez, que no permitiría más faltas de respeto hacia ella, y que no necesitaba de la protección del rey para hacer valer su posición.

Después de esto, la reunión se disolvió rápidamente, más aún teniendo en cuenta el lúgubre estado de ánimo de Germán. Debieron pasar días, para que el Rey dejara de masticar las palabras que decía, y dejara de gruñir a sus asesores.

Sharon se sentía íntimamente herida, aunque no lo demostrara frente a su hermano. El planteo de su madre, más la escena de Sur Draw, habían abierto brechas en su confianza. Hasta la muerte de su padre, siempre se había sentido inmune a la opinión de los demás, y tenía la certeza de que algún día, alguien vería más allá de sus particularidades y sería amada y valorada. Le habían enseñado a esperar eso... pero ya no estaba tan segura de obtenerlo.

El mundo parecía un poco más cruel que hacía un año atrás, y sentía que su único refugio era ese bosque ancestral y ese salvaje animal que se había vuelto parte de su rutina.

Cada noche, la princesa paseaba a caballo por el bosque y se dirigía al arroyo esperando la presencia del gato montés. Había descubierto que le gustaba su voz, aunque no cantara, y por eso había empezado a hablar con la criatura, como si fuera un humano... bueno, quizás un poco más sinceramente de lo que hablaría con un humano. Sharon se quejaba de la rutina, de los crecientes problemas, hablaba de todo un poco, mientras el gato se recostaba a oírla.

Incluso había logrado rozarlo con los dedos, antes que se alejara, desconfiado. Había sido apenas una caricia sobre las orejas, pero le había permitido saber que su pelaje era más suave que el de cualquier animal salvaje que hubiera conocido. Sus ojos tenían un brillo profundamente verde, y estaba convencida que era uno con el bosque. Nada ajeno al bosque podía tener esos ojos con millares de matices silvestres.

Por alguna razón, había ocultado su existencia de Germán. Cada vez, que el animal oía que la llamaban, se retiraba con elegancia y desaparecía. Eso le daba la pista que no quería ser una visita declarada, y por ahora, Sharon respetaba el pacto.

Una noche, Sharon se había recostado sobre su manto y miraba las estrellas entre las ramas de los árboles.

-¿Sabes? A veces pienso que mi padre sabía que la libertad que me daba para ser yo misma, algún día me sería cobrada. Quizás por eso permitió que me entrenara de igual forma que Germán, pensando en algo más que mi seguridad. O tal vez solo desvarío porque lo extraño tanto... Quisiera poder preguntarle muchas cosas, hablar con el cómo lo hacíamos en los viajes en carruaje, o cuando compartíamos una pequeña caminata por el jardín. Siempre sentía que me hablaba con honestidad y que podía responder cualquier duda que yo tuviera. Quisiera preguntarle si hay algo malo en mí...- un suave gruñido la interrumpió- ya sabes, si soy demasiado rara o si debería ser diferente... él no solía dejarse llevar por lo que dijeran los demás, y podría haberme dado una opinión objetiva... Me siento sola sin él- otro gruñido pausado- no es lo mismo que contigo, yo sé que me entiendes y que estás conmigo, pero él era... mi guía-

Sin darse cuenta, Sharon había empezado a llorar, y de repente, las lentas lágrimas se convirtieron en torrente, y la obligaron a girarse de lado y sollozar con todo el peso de su pecho comprimido. Sentía que se ahogaba en dudas, en inseguridades que no había conocido jamás, y que las personas que la rodeaban estaban tan acostumbrados a ver la princesa fuerte, que no podían notar su temblor interior. El gato montés avanzó hasta recostarse contra su espalda, y le transmitió algo más que su tibieza. Le decía sin palabras que lamentaba su dolor.

En algún momento, Sharon se quedó dormida, y percibió a lo lejos voces que la llamaban. Eso hizo que volviera al mundo de los vivos y tratara de levantarse para responder, pero su amigo salvaje la tenía abrazada con una pata que comprimía su cuerpo contra el piso, y tuvo que empujarlo repetidamente para que se dignara a moverse. Inmediatamente, se fue, molesto por la interrupción de su siesta, y Sharon respondió a los gritos que ya regresaba.

Al salir con su caballo, encontró a Germán, Pratos y otros guardias distribuidos por el patio del castillo, y comprendió que había otro motivo para tal reunión.

-¿Qué sucede?- le dijo a Germán, que irradiaba tensión

-No puedes desaparecer así, me quitaste varios años de vida, maldición- la besó en la cabeza torpemente

-¿Qué sucede?- repitió más que convencida de que algo iba mal

- El mensajero que envié a Grana, los guardias que lo acompañaban junto a Draw, todos fueron asesinados y arrojados en el camino. Un ganadero de la zona los encontró y les dio sepultura, y vino hasta aquí a informarlo

-¿Un ganadero de Grana?-

-Sí. Está esperando en el salón iluminado, espera por nosotros para compartir... una comida, ya que el horario de la cena fue hace horas...-

-Lo siento- dijo sonrojada- me dormí otra vez-

-Lo imaginaba, pero no puedes desaparecer por tanto tiempo, no con las cosas que ocurren por estos días y las decisiones que debemos tomar-

-¿Decisiones?-

-Sí... esto no sucedió por bandidos. Ven. Pronto comprenderás por qué lo digo- dijo Germán guiándola hacia el palacio, mientras Pratos le entregaba las riendas del caballo a otro guardia para que lo llevara al establo.

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