Después que el homenaje al rey Gregorio llegará a su fin, la familia real saludó a todos los presentes y se dirigió al palacio. Aunque estaba previsto un almuerzo con los nobles, tanto la reina como los príncipes se retiraron a sus habitaciones temprano, luego de despedir a todos los concurrentes, que habían demorado horas en dar sus condolencias y enterarse de los futuros pasos de Prosal.
Sharon despidió a sus doncellas, luego de su baño y de instalarse en la cama, sabiendo que el día siguiente sería igual de duro y quizás más tenso para ella y Germán.
La coronación era un evento soñado para todo miembro de la familia real, pero traía consigo muchos nervios y preparativos. La princesa miró su túnica, colgada cerca de la chimenea, y se preguntó si su hermano estaría tan nervioso como ella. Su pregunta tuvo una pronta respuesta, cuando oyó la puerta de su habitación abrirse y cerrarse rápidamente.
-¿Acaso el futuro rey del reino de Prosal se siente nervioso?- preguntó en susurros de manera socarrona, mientras se giraba hacia el espacio vacío de su cama
-Para nada. Solo imaginé que la futura mano derecha del rey estaría dando vueltas en la cama, hecha un mar de inquietudes... y no queremos que amanezca como un mapache lleno de ojeras...- respondió Germán en el mismo tono, mientras brincaba bajo las mantas.
-Me huele a problemas... madre va a enloquecer si te encuentra en mi cama, y lo sabes- dijo Sharon mirándolo a los ojos
-No estamos haciendo nada malo. No me importa lo que piensen las doncellas, y si madre se entera, le diré que yo me metí cuando tú ya dormías - dijo sonriendo y acercando su brazo bajo la almohada de Sharon, para que ella se acercara. No tuvo que sugerirlo dos veces. Se acurrucó contra su hermano y sintió en el acto como la tibieza la rodeaba y confortaba.
-¿Crees que está mal, que seamos tan unidos? Sé que no es lo más frecuente, pero ¿está mal?- preguntó con un susurro culposo
- No. De verdad no lo creo. Te amo más de lo que amaré jamás a una mujer, te respeto y te necesito mucho más de lo que creo posible sentir por alguien más... pero no es el tipo de amor que deba avergonzarnos... es más bien algo... como si el tiempo se hubiera equivocado con nosotros, y fuéramos gemelos de diferentes nacimientos- dijo Germán con una risita, mientras se metía más adentro de las cobijas.
-A veces tengo la sensación de que algo va a suceder...no lo puedo explicar. No es un presentimiento, solo como si esperara algo... lo único que me da consuelo es saber que estaremos juntos para afrontarlo-
-Claro que sí. Lo enfrentaremos juntos- replicó el príncipe a punto de quedarse dormido y el sonido de su respiración pausada, hizo que Sharon aquietara su corazón y durmiera profundamente.
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-¡Princesa, Princesa! Ya es hora de levantarse, su madre la está esperando- dijo Samanta, la doncella de Sharon con preocupación. La joven giró rápidamente en la cama, descubriendo que estaba sola con la joven y suspiro aliviada. Se puso en pie y comenzó su rutina para prepararse a desayunar con su madre y hermano. Al descender al salón, vio a la Reina con un vestido gris con ribetes de color plata, y Sharon no pudo evitar levantar una ceja, confundida
-Los que deben ir de blanco son ustedes. Y no me parecía adecuado usar negro en la coronación- dijo su madre con un ligero encogimiento de hombros
-Buenos días. Dijo Sharon con una sonrisa y tomo asiento- la ceremonia no es hasta dentro de unas horas, ¿Qué haremos hasta entonces?-
-En realidad debemos repasar el discurso de Germán y los protocolos, así que no te aburrirás- comento Virginia sonriendo, y la princesa intuyó que su madre no les dejaría un minuto libre en lo que restara de mañana.
Cuando llegó el momento de ir al templo, Sir Graham y la guardia real escoltaron a la familia por las calles de Prosal, mientras el pueblo los saludaba y gritaba sus bendiciones.
En el templo, ya aguardaban los miembros del concejo y los representantes de los agricultores, comerciantes, industriales y manufactureros. Todos mostraban un profundo respeto por el templo y su maestro, así como por las figuras de la monarquía.
El sumo sacerdote terminaba de arreglar los detalles para la ceremonia, junto a sus ayudantes, cuando su mirada se posó en los recién llegados. Se acercó a saludar, y aunque besó la mano de la Reina y reconoció al Príncipe con una inclinación, su mirada no abandonaba los ojos de Sharon. Era una mirada de admiración y de secretos no pronunciados, que pusieron incomoda a la princesa por no adivinar sus motivos.
Se inició la ceremonia, con la lectura del libro de la vida de Gregorio, y de los anteriores monarcas de Prosal. El maestro reveló los objetos que habían permanecido bajo lienzos bordados. Sobre la mesa reposaba una increíble corona de oro y piedras preciosas, por cuyo centro circulaba un río de esmeraldas. (se llamaba río, porque las piedras estaban colocadas de tal manera que, la luz jugaba con sus cortes y esquinas, dando la sensación de fluidez)
Junto a la corona, reposaba la espada dorada de Prosal y un tintero de oro, que parecía tener la misma antigüedad, pese a que jamás había habido dos concejeros reales.
Mientras el sacerdote recitaba los ritos, dio la señal para que Germán se acercara a los escalones del altar. Una vez de rodillas, la pregunta sagrada resonó por todo el templo:
- Príncipe Germán, hijo del Gran Gregorio de Prosal, ¿Estás dispuesto a dirigir este reino, proteger a su pueblo, luchar por su libertad y dar tu vida por la grandeza y el crecimiento de este suelo?-
-Estoy dispuesto y será un honor- respondió el príncipe inclinando la cabeza
-Entonces, por encomendacion de los dioses más antiguos ¡Te corono Rey de Prosal! Que esta corona simbolice tu compromiso, tu promesa y tu palabra, siendo de los dioses y de los hombres la responsabilidad de reclamar tus actos y juzgar tu idoneidad-
Apenas tocó la corona los cabellos castaños de Germán, se iluminó con un brillo celeste, que parecía irradiar del aro, como si fuera un halo realmente. Germán se puso de pie, y todos los presentes se inclinaron ante él
-¡Larga vida al Rey Germán!- el joven monarca parecía haber crecido en esos instantes, y su figura se erguía imponente frente a los presentes
Ante un gesto del sumo sacerdote, Sharon y Sir Graham se acercaron uno a cada lado del rey y se colocaron hincando una rodilla en el suelo.
-Sir Graham, espada del reino ¿Juras mantener tu posición, al lado de un nuevo rey, desempeñar tu función de forma honrada y poner toda tu valentía, sabiduría y habilidad a disposición de tu reino, tu pueblo y tus monarcas?-
-Lo juro y será un honor- respondió Sir Graham
-Entonces, recibe de manos de los dioses el símbolo de tu función y levántate como un hombre nuevo- dijo el maestro, ofreciendo la espada con ambas manos. Cuando Sir Graham sostuvo su empuñadura, el brillo celeste cubrió la palma de su mano y resplandecía por completo.
-Princesa Sharon, hija del Gran Gregorio, hermana de nuestro rey, ¿Juras convertirte en representante de tu reino, concejera de tu hermano, estratega y diplomática, poniendo tus habilidades al servicio de tu reino, de tu pueblo, engrandeciendo la memoria de tu padre y enorgulleciendo a tu nación?-
-Lo juro y será un honor- respondió la Princesa.
-Entonces recibe el símbolo de tu función, y comienza tu camino como miembro de la historia de Prosal, con la bendición de los dioses- dijo el maestro entregando el tintero dorado con la pluma dorada. Apenas lo sostuvo, las manos de Sharon comenzaron a temblar con una energía extraña. El tintero brillaba con intensidad, lo que ocasionó que los presentes jadearan ante el resplandor azul. Sharon era muy consiente de la mirada del sumo sacerdote, por lo que apretó el tintero entre sus manos, y el resplandor disminuyó como en el caso de Sir Graham y Germán.
-Los dioses han bendecido esta nueva etapa para el reino de Prosal. Deseo que siempre los acompañen en su camino, y que el reino entero se regocije con la era de crecimiento y resplandor que hoy empieza. Pueden ir en paz como hombres y mujeres de bien- dijo el sacerdote dando un paso atrás y permitiendo que los tres se dirigieran al balcón del templo para saludar al pueblo expectante
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