Volver a casa

Sharon dio indicaciones a todos de ocultar los caballos tras las tiendas al menos mientras se disponían a montar. Ella montó en el animal que la sacó del bosque y le dio a Sir Graham el caballo que la había acompañado fielmente.

-Es un buen caballo, tiene instinto- le dijo y eso bastó para que el caballero lo aceptará como su montura. Sir Graham y Germán se miraron a través del campamento y asintieron al gritar la orden de retirada.

Las dos columnas abandonaron las trastiendas a toda velocidad, envueltos en una nube de tierra, ante la sorpresa de los soldados de Grana, que no tardaron en poner sus fuerzas en orden para perseguirlos. Sin embargo, por más que apuraran el paso, no pudieron alcanzarlos antes que se internaran en el bosque.

Germán se dirigió a una depresión del terreno que estaba más alejado del punto por el que penetraron sus hombres, y su hermana se dirigió a un pequeño barranco que se hallaba apenas a unos 500 metros del punto por el que ingresó su columna. Allí, Sir Graham dio la orden de ocultarse tras la depresión del barranco, dejando solo a unos cuantos soldados experimentados con él y Sharon.

-¿Princesa, no sería más conveniente que se colocara en la retaguardia? Nadie aquí osaría dudar de su valor, todos la vimos cabalgar hasta nosotros atravesando muchos peligros...- dijo Pratos un tanto avergonzado. Sharon tenía ganas de reír, porque ellos no sabían ni la mitad de los peligros a los que se había enfrentado, pero no pretendía avergonzar a ninguno de sus hombres.

-Pratos, respeto tu opinión. Ahora déjame preguntarte: ¿Darías tu vida por un compañero de armas?-

-Sin dudarlo, Princesa-

-¿Darías tu vida por la mía?-

-Por supuesto que lo haría- dijo el hombre, confundido

-Pues yo estoy dispuesta a dar la vida por ti. Por ti, por él, y por cualquier Prosalo que luche a mi lado. Somos el reino de Prosal, no lo olvides. Tú y yo somos parte del mismo reino, de la misma unidad. Mi vida no vale nada sin ustedes, por eso pelearemos codo a codo para defender NUESTRO REINO.- Pratos, Sir Graham y el resto de los soldados que la rodeaban mostraron su aprecio con un asentimiento hacia ella y una sonrisa. La princesa era transparente y sencilla, un vivo ejemplo del ama Prosala y se sentían orgullosos de luchar por ella y a su lado.

La espera no fue muy larga, los soldados más alejados del risco, hicieron la señal de que los caballos del enemigo se acercaban y los Prosalos se escondieron lo mejor posible, rezando a sus dioses que la emboscada fuera un éxito. Sin embargo, Sharon le pidió al alma de su padre que la ayudara a vencer, y al bosque que la vio crecer que le diera la fuerza y la astucia necesaria.

Los soldados de Grana se aproximaban al risco con precaución, tratando de seguir las huellas de los Prosalos, y mientras se debatían entre, continuar hacia el norte, y rodear la depresión, la Princesa levantó la espada, y todos al unísono atacaron contra los desprevenidos.

Sharon era otro Prosalo más, luchando con la visera bajada. Vio la oportunidad de lanzarse contra Raynes, que luchaba de manera sucia, contra dos soldados Prosalos, no solo usaba la espada, sino que lanzaba su caballo hacia adelante, tiraba patadas e incluso lo vio arrojar un polvo ardiente sobre el rostro de sus contrincantes.

La princesa se ubicó en el camino del general, y deliberadamente se mostró empequeñecida y titubeante. Tal y como esperaba, el espíritu sanguinario y cobarde de Raynes, lo llevó de inmediato a bajarse del caballo para destrozar al soldado temeroso que tenía al frente. Apenas sacó los pies de los estribos, ya estaba levantando la espada y esperaba partir en dos a su contrincante, pero fue recibido por la espada de Sharon, que desvío, hábilmente el golpe. Al verla cuadrarse, Raynes supo que había caído en una trampa, pues de la actitud temerosa no quedaba nada. Entre estocadas y fuertes golpes, Sharon hacía retroceder a su contrincante cada vez más, pero al tener una espada más corta, se le dificultaba alcanzarlo en las zonas descubiertas por la armadura.

Poco tiempo pasó, para que Sir Graham se colocara en la retaguardia de Sharon, mientras ella procuraba no desconcentrarse ante su presencia y Raynes comprendía que ese pequeño soldado era importante para el ejército Prosalo "¿su hijo?", se preguntó. Fuera como fuese, era un objetivo más que digno para atacar, y sus ataques se volvieron más audaces y más brutales. Sharon se sentía fatigada, no había duda que Raynes era poderoso en cuanto a fuerza física, pero teniendo a su padre en mente, no pensaba desfallecer. Se agachó para evitar un golpe del general, y fingió perder el equilibrio, por lo que quedó de rodillas. Podía ver el regocijo en la expresión de Raynes y a Sir Graham avanzando preocupado, pero no podía dudar, solo tendría una oportunidad de hacerlo bien... Cuando Raynes levantó la espada inclinado sobre Sharon, para descender sobre su cuello, ella levantó rápidamente ambos brazos, con sus pequeños cuchillos y apuñaló justo sobre los protectores de piernas de la armadura. Raynes se desplomó hacia adelante, y ella logró patear la mano que sostenía la espada. Desarmado y en el piso, Raynes se retorcía por sus heridas, tratando de mirar a su alrededor en busca de la salvación

-¿Te rindes, general Raynes?- pregunto Sharon voz ronca de la agitación

-Jamás, maldito- dijo con voz ahorcada el general

-Tu rey ha muerto, tu reino se irá al infierno muy pronto también, por sus ruines maniobras y su ambición desmedida... ¿De verdad estás tan desesperado por acompañarle?- volvió a decir la Princesa

-Victorio vive, Grana volverá a prosperar cuando conquistemos Prosalia- respondió tercamente

-Victorio ha muerto, jamás conquistarán mi reino- Sharon no pudo soportarlo más, y cortó el cuello de Raynes rápidamente. Luego cerró sus párpados y lo empujó de una patada hacia el risco.

A pesar de la mirada sorprendida de Sir Graham, Sharon miró a su alrededor y vio que la zona estaba prácticamente despejada de soldados de Grana, y los Prosalos estaban heridos, pero juntos y con la moral alta.

-Sir Graham, es hora de apoyar a mi hermano. Montemos y continuemos-

-¿Esta segura princesa? Podrían llegar mas-

-Los aguardaremos en un solo frente. Avancemos- dijo y Sir Graham dio la orden de cabalgar hacia el sitio donde se desarrollaba el otro enfrentamiento. Las filas de Sharon, rápidamente limpiaron el camino hacia el lugar escogido por Germán, donde la lucha se encontraba aún activa, y presionaron hasta acabar con los soldados de Grana. Una hora más tarde, aún no llegaban otros contingentes, y comenzaban a dudar si llegarían.

Sharon se alejó de la zona, buscando un trozo de suelo descubierto. Cuando lo encontró, se acostó boca abajo y presionó su oído contra la tierra, permaneciendo allí varios minutos.

-¿Vienen?- preguntó Germán a un par de pasos

-No hay nadie más en el bosque- contestó la Princesa-¿Qué hacemos?-

-Vamos a casa. No quiero permanecer un minuto más en este lugar. Llevemos los cuerpos al barranco...-

-Déjalos, el bosque los cubrirá- dijo Sharon, segura. Y como su hermano estaba al tanto de su conexión con el bosque, supo que así sería.

Poco después, el frente Prosalo estaba listo para partir, y Sir Graham se acercó a Sharon y Germán

-Tienen derecho a saber... ya se preguntan donde se encuentra su Majestad...- dijo con voz tomada. Germán miró a sus compañeros de armas y no supo como anunciar lo que oprimía su pecho. Sharon sabía que en parte, nadie podría decir mejor lo que ella había presenciado, así que palmeo los hombros de ambos hombres y subió a su montura, dirigiéndose al centro de su gente.

-Defensores de Prosal... Tengo algo que anunciarles. Los resultados de la visita de su majestad, el rey Gregorio no fueron los esperados, como habrán podido notar. El rey y su comitiva, fueron primero emboscados en el palacio de Grana, asesinados toda su escolta excepto dos personas, extorsionados para ceder parte del Reino, e incluso tomaron de rehén a nuestro rey, para torcer aún más el brazo de Prosal... Logramos sacar al rey de allí, y digo logramos, porque Sir Graham y yo fuimos los sobrevivientes de esa masacre. Tomamos prisionero a Victorio para asegurar nuestra libre retirada, pero ni siquiera eso respetaron. Nos persiguieron, nos obligaron a separarnos y nos atacaron en el bosque. Un maldito soldado de Grana hirió de muerte a mi Padre- en ese momento se escucharon todo tipo de sonidos de sorpresa y dolor- y la perdida que sufrí, cegó mi razón por un momento. Yo di muerte a ese soldado, a dos más en los alrededores del bosque y también al maldito Victorio... Lamento haber actuado guiada por el dolor y haber acercado la batalla sobre ustedes ahora, y estoy segura que nos traerá futuros enfrentamientos...- Sharon se mantenía erguida, pero sus ojos brillaban de pena y determinación

-Larga vida a la Princesa- dijo Pratos con los ojos cristalizados

-LARGA VIDA A LA PRINCESA- repitieron todos con fervor. Su gente le demostraba apoyo y la confortaba en su dolor.

-Y larga vida al Rey... Su majestad el rey Germán- dijo Sharon y su voz se quebró definitivamente

-LARGA VIDA AL REY GERMÁN- exclamaron todos e hincaron una rodilla en el suelo con la mano sobre su corazón. Honrando a Germán como su nuevo rey, allí mismo le prometían lealtad y respeto. Sir Graham se acercó a Sharon y sin decir una palabra, la cercó en sus brazos y la dejó llorar un poco a escondidas del resto de los presentes. Cuando ella pudo controlarse, abrazo a su hermano y repitió lo que él le había dicho un rato antes:

-Vamos a casa- y poco después partieron rumbo al reino de Prosal

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