Después de un par de horas, unas cuantas llamadas aquí y allá; James fue en busca de lo necesario para curar su mejilla magullada.
Había protestado todo el camino, al punto que no se dio cuenta que ya estaba en el edificio.
Es que no entendía como de Stanford llegó a esa lamentable situación, era abogado, pero parecía la secretaria maltratada de una mujer sin escrúpulos.
-Hermosa, pero endemoniada- murmuro molesto hasta que su atención fue puesta en una tierna escena.
Cierta maestra trataba de tranquilizar a sus estudiantes, luego de una salida y parecía estar bastante descontrolada. Lo cierto es que la pobre Beca no había quedado nada bien después de aquel encuentro.
El abogado pensó que lo bueno de una guardería en ese lugar era ver esa bonita imagen a través de un enorme cristal.
Hamilton soltó una risa cuando los pequeños corrían alrededor de Beca, haciendo gestos graciosos.
-Parece que necesita ayuda- dijo riendo y un inmenso sentimiento de alegría y alivio lo embargo. As que dejo su frustración de lado y como un tonto caminó en esa dirección.
-----
Minutos después Kelay salía a una reunión de improviso a la que Frederick la arrastrò.
Estaba claro que era una mujer imponente que a pesar de los sentimientos encontrados que generaba en todos, era imposible no mirarla.
La rubia había soltado su cabello, que caía con gracia sobre la espalda, el traje ceñido en tonos azules resaltada su piel nívea y el delineado sobre sus ojos preponderaba la mirada seductora, pero desprovista de calidez.
La pequeña cartera de Louis Vuitton se movía con gracia en una de sus manos y la otra se cerraba sobre el celular que se negaba a utilizar a pesar de las ganas soberanas por saber dónde estaba su lindo asistente. Pero la respuesta a esa pregunta, llego cuando oyó las risas y el canto horroroso a unos metros.
Las cejas se levantaron con asombro y la curva ascendente en los labios apareció al instante.
James movía sus manos en el aire, imitando los pasos de Beca que cantaba canciones infantiles seguida por los niños.
El moreno movía sus caderas y agitaba los brazos como un pollo cuando la canción lo ameritaba, y la rubia no pudo contener la risa.
-Así que aquí estabas descarado- murmuró viendo en detalle los gestos graciosos de su sexi asistente.
Ha veces creía que James estaba en el lugar equivocado, era excelente en su trabajo, un gran abogado, pero de un corazón de algodón, de esos que fácilmente podrían salir lastimados.
Frederick que había quedado atrás, se entretuvo en aquella risita que Kelay trataba de contener. Era algo digno de filmar, su linda niña reía y eso no era natural en ella, no así.
Se acercó curioso para ver que la tenía tan concentrada y lo entendió al instante. Allí estaba el muchacho que años atrás lo había sorprendido con su trabajo y personalidad humilde.
-Hacen buena pareja- dejo salir, viendo la reacción de Kelay, que rápidamente dejo de reír.
-Mmm, debería estar trabajando, no aquí- respondió tratando de contener esa sensación incomoda que generò aquel comentario.
-Déjalo, se está divirtiendo- señalo el mayor viendo al moreno tomar en brazos a una niña que reía cuando la giraba- a veces es necesario, en nuestra profesión, un poco de emoción y amor.
-Amor- resonó en su mente\, esa palabra hizo que pestañeara varias veces\, como si buscara despertar.
No respondió, solo contemplo a los niños, esa inocencia con la que se entregaban en manos de alguien que si quisiera hacerle daño le costaría de segundos. Y por extraño que pareciera, en ese instante ella podía verse allí, segura de brindar protección si del otro lado estaba en juego los sentimientos más puros.
Fred la vio perdida en sus pensamientos y aunque quería seguir allí para ver a donde los llevaba esa conversación, tuvo que intervenir, el tiempo no estaba a su favor.
-Debemos irnos, nos esperan- rodeò con su brazo los hombros de la rubia, que se tensó al contacto.
-Claro- respondió y con sutileza se alejó caminando a la salida.
Frederick la siguió, pero volteo viendo en dirección a la sala, donde James seguía concentrado en su tarea de maestro- Quizás tú la salves- susurro, y sin más abandono el lugar.
----------------
- ¿Ahora me vas a decir porque evitas subir unos pisos y trabajar con mi hermana? - interrogó Beca buscando la mirada del moreno que la ayudaba a juntar los muñecos desparramados... los niños ya se habían marchado.
-Ella fue con el señor Davis a una reunión, no me necesita- dijo sacudiendo un pato amarillo para darle nuevamente su forma.
Beca miró la carita tristona de ese monumento de hombre, pero se recordó que estaba prohibido.
Ella tenía la esperanza que Kelay y ese chocolate caliente, dieran el paso, era como su ship, la rubia frívola y el moreno dulce, que podía derretirla con sus ojitos verdes.
-Ven, sentémonos- Beca ofreció la sillita azul pequeña y ella se ubicó en la naranja, no era lo más cómodo, pero era lo que tenía a mano.
James rio al intentar ubicar su cuerpote en esa cosita de madera, pero Beca fue quien soltó una estruendosa carcajada, al verlo como un oso sobre una lata de arveja.
-No te reías, fue tu idea- arrojó el pato en la cara de Beca que trataba de controlar la risa.
-Es que te ves gracioso, perdón- respondió poniendo el pato sobre la mesita- ahora dime, ¿Qué hizo Kelay esta vez?
James respiro profundo, la alegría de hace unos momentos desapareció recordando el comienzo de su día.
- No la entiendo, - dijo frustrado y la maestra sonrió con ternura- pareciera que nada le importa, solo el tecnicismo y ganar, como si no hubiera sentimiento alguno, no sé cómo puede mantenerse tan distante de todo.
- Creo que la estas juzgando, pensé que después de años a su lado la conocías algo- ubico sus codos en la mesita y apoyo el rostro en sus manos- Hamilton, no tienes idea por lo que paso Kelay para ser quien es hoy.- afirmó con tristeza
El moreno la observó interesado, era cierto no sabia quien era esa hermosa mujer, el encuentro más cercano fue hace unas semanas cuando durmió en su apartamento, y por cierto seguía movilizado por eso. En ese instante el recuerdo de aquel beso lo abrumo.
-¡¡Hey, ¿estás aquí? !!- la mano pequeña se agito a pocos centímetros del rostro del moreno que parecía perdido en sus pensamientos.
-Tienes razón, no sé nada de su vida, pero la he visto con sus clientes, es un maldito robot—sonó duro, pero era como se sentía y poder desahogarse con Beca lo hacía sentir cómodo.
-James, no soy quien para contarte, pero solo te pido que le tengas paciencia, que veas más allá de sus palabras, presta atención a sus acciones- explico con calma.
Beca tenía conocimiento de una parte de la historia y con tan solo eso su corazón se partió.
La historia no llegó a ella porque la rubia quisiera contársela, sino porque fue testigo de una de las crisis nocturnas de su amiga y en un momento de vulnerabilidad la abogada se dejó llevar.
-¿Tú crees?.- la esperanza se podía sentir en la voz grave del asistente.
-No te pediría que hicieras eso, sino no supiera quien es realmente Kelay.
😘😘😘😘😘😘💕💕💕💕💕
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 152 Episodes
Comments
PATUBELA
Es un salto de fé por la rubia...¿qué dice mi SNICKERS??
2024-03-18
5
Nomi Ukara
Siiiiii James ve por ella y dale de tu ternura Kelay te necesita 💝💝💝
2024-02-04
2
Edith Villamizar
Si James dale una oportunidad a la rubia
Me imagino a James como un pollito que gracioso
2023-12-04
2