La firma de abogado Davis &Davis fue incluida en la lista de Mejores firmas de abogados EE. UU. Era costumbre, para mantener su prestigio, asociarse con los mejores. Una larga lista compuesta por firmas reconocidas por su excelencia profesional, calificaciones consistentes e impresionantes clientes.
Más de tres generaciones enaltecieron la firma, y Frederick Davis no sería la excepción, él y su difunto hermano habían decidido dedicar su vida a la tarea de defender y proteger los derechos humanos.
El hombre de unos sesenta años, pero de un fisco envidiable, llegaba temprano a la oficina y se ponía al tanto de todos los por menores del lugar. Su sonrisa cálida, la manera correcta y educada de tratar a sus empleados y socios fue lo que lo empujo al éxito.
Su talento, la mediación. Creía firmemente en la necesidad de mantener un ambiente tranquilo y de buen trato entre todos, para que cada tarea por mínima que sea, fuera hecha con esmero. Y definitivamente esa mañana estaba usando de todo su conocimiento para calmar al hijo malcriado de un socio y viejo amigo.
-Cálmate Jacob, de seguro existe una buena explicación. - la voz calma y la mirada serena sobre el abogado que iba y venía en la oficina buscaba tranquilizarlo.
- Señor Davis, entiendo que sea su preferida, - sonrió con altanería, esa declaración tenia doble sentido-pero no voy a permitir que arrincone al personal que me responde- gruño molesto.
- No tengo favoritos- explico el mayor poniéndose de pie- aquí tengo profesionales, no niños compitiendo entre sí, ¿o me equivoco? - la sonrisa suave se dibujó en su rostro al ver al mocoso sin palabras.
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La rubia apoyó la espalda en el frio metal del ascensor, mientras tecleaba en el celular y pensaba como haría para convencer a su jefe que deriven el caso a otro abogado.
Dibujo una mueca parecida a una sonrisa, cuando Beca respondió su mensaje
📱-La niña está jugando, quédate tranquila-
Rápidamente retomo su postura estoica, cuando las puertas del ascensor se abrieron y se encontró con la cara de pocos amigos de su tan adorable colega, Jacob Marshal.
-Contigo quería hablar- escupió de mala manera, los ojos negros parecían pozos sin fondo viéndola enfurecidos.
Kelay lo observo de arriba abajo con cierto desgano y paso junto a él ignorándolo por completo.
-¡¡Te estoy hablando!!- grito enfadado, nadie podía ignorarlo, era parte de una de las familias de renombre en Manhattan y eso desde su perspectiva le daba derecho a todo-¡¡Kelay!!- insistió y eso provocó que ella, de mala gana volteara.
-Ah Jacob, no te vi, ¿Qué quieres? - dijo divertida y la secretaria de la presidencia apretó los labios para no reír, la pobre minutos antes se tuvo que aguantar al prepotente que ahora estaba gritando.
-Mira- camino señalándola con el dedo índice, ese que la rubia moría por romper- puedes hacerte de la perra con quien quieras, pero conmigo no.
-Oh- los labios rojos se movieron con sensualidad y acorto la distancia, para desafiarlo- No sé qué te pasa, pero de algo estoy segura, mueres porque sea una perra contigo- la voz seductora provoco que Jacob tragara duro- pero así fuera el último hombre en el mundo, jamás tendrías ese placer.
-Eres una zorr…
-Shhh… ya… relájate- movió su mano para silenciarlo- no te montes en el pony que tú eres más chiquito- mostro su dedo índice y pulgar marcando la corta distancia.
-Te vuelves altanera porque de seguro el viejo te las trae- señalo con el mentón en dirección a la oficina de Davis- pero no voy a permitir que vuelvas a presionar a uno de mis empleados-
La rubia entrecerró los ojos sin comprender, hasta que una lucecita se encendió- Ah, Rodríguez- dijo sonriendo con altanería.
-Me entere que lo presionaste y…
Kelay bostezo y eso lo irrito aún más.
-Te parece divertido, déjate de juegos Johansson, aquí puedes hacerte la reina con todos, pero a mí no me engañas tú solo eres la de turno
-¿Que sucede?- la voz firme hizo que Jacob cerrara la boca asustado y su mirada llena pánico se fijó en la figura masculina que observaba desde la puerta.
Kelay sin darse vuelta reconoció la voz y relamió sus labios entretenida.
-Nada, que puede pasar Señor Davis, - giro para encontrarse con la mirada seria- Con Jacob jamás puede pasar nada interesante- ladeo su larga cabellera y se dirigió a la oficina.
-Doroty, que no nos molesten- ordeno Frederick cerrando la puerta, sin darle demasiada importancia a Jacob.
-Esa zorra se revuelca con el vejo- mascullo enfurecido y se retiró más ofendido.
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- ¿Es mucho pedir\, que te lleves bien con tus colegas? - Frederick vio la delicada figura en medio del salón.
Ella rodo los ojos con molestia- No vengo hacer amigos, Fred, no me interesa. - respondió seria, viendo la sonrisa complaciente de su jefe.
-Ven aquí- pidió con dulzura
-No, no, no insistas- respondió entrando en pánico al ver ese gesto que odiaba.
-Anda, sé que lo quieres, ven aquí, vamos- Fred abrió más sus brazos y sus ojos cafés se iluminaron- se buena niña, ven, un abrazo no hace mal a nadie y tú lo necesitas.
-No soy una niña, y eso no es lo que necesito- dijo molesta, pero aun así camino hasta el mayor que la estrecho entre sus brazos como un padre cariñoso.
-Bueno tu no lo necesitas, pero yo sí… gracias- susurro con cariño
Ella quedo inmóvil, no intento en ningún momento corresponder el gesto como si esperara que se cansara.
Frederick apoyo su mentón en el huesudo hombro que se podía sentir a través de la tela y sonrió con calidez.
-Olga te extraña, deberías ir a verla- dijo alejándose un poco para verse reflejado en esa fría mirada.
-No he tenido tiempo, iré el fin de semana - se alejó como si el contacto la quemara y él solo negó, estaba tan acostumbrado a eso. Pero en su corazón sabía que ella había mejorado, al menos ahora permitía un acercamiento cariñoso. Ya no era la niña esquiva que se incomodaba con palabras dulces y se encerraba por horas.
Kelay había mejorado, no como él quisiera, pero lo había hecho.
-Vine por la maldita carpeta verde que le diste a mi asistente, no quiero tomar el caso- dijo tajante cruzando largas piernas, después de haberse sentado en el elegante sillón bordo que destacaba en la oficina un poco más decorada que la de ella.
-Necesita al mejor y tú lo eres- se sentó junto, para verla a los ojos- es un amigo, por favor- suplicó fijando esa mirada que podía convencer a cualquiera.
Ella no se conmovió, o al menos no dejo que Frederick lo notara- No me interesa, sabes que detesto los casos que involucran niños, esos divorcios son un asco, mueren por lastimar a otro en nombre del amor no correspondido. - la sensación acida, en la garganta, subiendo y bajando era intensa, cada que pensaba en esa situación.
-Kelay- el tomo de su mano, reconociendo el gesto incomodo- Teodoro, ama con locura a su hijo, no quiere perderlo.
Ella rio y alejo la mano para acomodar su cabello- por favor Fred, está dolido porque su mujercita lo cambio por un jovencito o varios- sonrió con burla- a ninguno le interesa el niño. Ella quiere el dinero y èl arruinarla, el mocoso es solo la excusa para ver quién tiene razón o al menos joderle la existencia al otro.
-принцесса (princesa)- la llamo en ruso y eso la descoloco- tu sabes que no es así, por favor, te lo pido, no dejes que tus emociones...
-¡¡Basta!!- dijo molesta, hace mucho tiempo no oía esa palabra, y definitivamente era un golpe bajo. - No sé de qué emociones hablas, pero si es tan importante para ti, lo hare a cambio de mi solicitud. – los ojos grises se mostraron desafiantes.
Frederick sonrió, la conocía, jamás aceptaría que esos casos la afectaban, pero se lo dejaría pasar- Kelay, te dije que…
Ella se puso de pie- si quieres que tome el caso, harás lo que pedí.
-Sabes que eso lleva tiempo, mínimo un año, debo reunirme con los socios - explico tranquilo, porque, Sí, lo iba a cumplir, tomara el caso o no.
-Bien, te quedan once meses- respondió con altura- si mal no recuerdo esta charla la tuvimos hace más de un mes, en el cumpleaños de Olga.
-No va aceptar, lo sabes... no así- expreso viendo como ella se dirigía a la puerta.
-No te preocupes, algo se me va a ocurrir- dijo tomando el picaporte para salir
-Bien, lo dejaremos por escrito, porque el caso no puede esperar tanto- Frederick se puso de pie y acomodo el saco de diseñador.
-Tú solo cumple y haré lo mismo. - Sin más abrió la puerta y se marchó.
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Comments
Ursula
kelay fue la niña que estubo con el obsiso, seguro quedaron traumas
2024-06-13
3
Nomi Ukara
Q le habrá pasado a Kelay de niña para q sea así de fría 🤔
2024-02-04
3
PATUBELA
jajaja jajajaja jajajaja jajajaja
Lo dejó GROGGY. 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
2023-12-31
5