La noche y el día pueden cambiar la manera de ver un objeto, un lugar e incluso a una persona; pero nada, absolutamente nada, se veía diferente incluso dependiendo de la luz del sol, en el club Dhasa.
El lugar estaba desierto, faltaban unas horas para que abrieran sus puertas, el personal de limpieza se encargaba que cada habitación y el salón principal debía tener lo necesario para el show de esa noche.
Oscuridad, solo eso se podía percibir en aquel lugar, a pesar de las luces, las sombras parecían cubrirlo todo, eran la representación de aquel hombre que solo sabía infringir dolor.
Mikhail, era oscuro y todo lo que lo rodeara también. Ese hombre y Dasha era uno solo, por lo que vivía en la planta alta de aquel del club.
El ruso de ojos negros profundos y cabellos claros como el sol, dejaba que el agua fría recorriera cada una de sus cicatrices, sus manos grandes se apoyaban en los azulejos del baño, mientras su respiración se volvía calma. En sus pies la mezcla horrorosa, hilos de sangre se fundían en la espuma del jabón, vestigios de lo que llamaba un día interesante. -
El maldito había probado a una de sus tantas mascotas como le decía, y ahora se preparaba para recibir a quien debía traerles noticias de su muñequita de porcelana.
-toc, toc, toc- El insistente golpe en la puerta, lo obligó a cerrar el grifo y sacudir su cabeza de un lado a otro.
-¡¡¿Quién?!!- grito ofuscado corriendo la mampara en busca de la toalla.
-Señor, Sasha lo espera- la voz masculina atravesó la puerta y una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro.
-Dile que enseguida bajo- ordeno de mala gana y rebusco en el gabinete de acero la máquina de afeitar.
De todos los demonios que rodeaban a ese hombre el peor era con el que se enfrentaba en el espejo, ese que le recordaba cómo había llegado hasta ahí, como había mutado de un monstruo a una bestia.
Sus ojos recorrieron la cicatriz en su mejilla, profunda y aterradora, pero de todas la mejor, era el obsequio que le había dejado su dulce Dasha. No podía decir lo mismo del resto, cada una le recodaba las golpizas en la cárcel, las mil vejaciones de las que fue víctima y la peor de todas, la escarificación sobre donde latía su corazón. Lo habían marcado como un animal.
-Eres mi linda perra, Mikha, mi linda mascota, no lo olvides- el aliento asqueroso\, las manos recorriendo su cuerpo y el intenso dolor de ser tomado sin contemplación una y otra vez.
Odiaba todo aquel lugar donde murió y renació, había sobrevivido a un infierno y estaba orgulloso de ello.
Sus dedos pasearon por la letra A magullada, aun recordaba el olor a la piel quemándose y las risas a su alrededor, de aquellos que disfrutaban de su dolor.
Fueron años de sufrimiento, pero pronto la recompensa, con la que soñó detrás de los barrotes, seria suya.
Las manos se cerraron en un puño, y sin contemplación dieron contra el espejo partiéndolo en mil pedazos
-Voy por ti muñeca- declaró viendo la sangre brotar de sus nudillos, no había dolor, solo obsesión.
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A siete horas de diferencia, uno de los hombres más importantes en la vida de Kelay, miraba las fotos viejas de su vida de universitario.
Frederick no podía entender como los años pasaron tan rápidos, en que momento sus manos se arrugaron y sus cabellos se hicieron casi blancos.
Se balanceó en el cómodo sillón de ese lugarcito donde podía descansar de todo.
Ahí estaba, con 23 años y su ropa de graduación, pero la nostalgia se instaló en su pecho al ver a su amigo a quien le debía mucho, y extrañaba con alma.
-¿Qué haces amor?- la voz tierna interrumpió sus pensamientos. Olga ingreso al despacho y camino hasta él ubicándose en su espalda.
-Viendo fotos, mira- elevo la imagen amarillenta y sonrió- Marcus siempre fue un tonto, jamás logre tener una foto suya sin que hiciera gestos- rio por lo bajo y cerró los ojos al sentir las suaves manos de su esposa apretando sus hombros- Eso me gusta amor, gracias-
-Se ven bien - Olga se inclinó y beso la coronilla de la cabeza de su esposo, para luego sentarse sobre el escritorio, tomando la imagen- Kelay heredo sus ojos.
-Esa niña tiene de ambos- suspiro dejando caer la cabeza en el respaldo- debías ver la cara de idiota cuando conoció a Katia, pensé que le había dado una embolia- la risa ronca resonó en la habitación y Olga negó divertida. -
-La rusita, así la apodo, ese tonto se enamoró como un desquiciado, Katia llego de intercambio, tan solo estaría un año y él aseguraba que aprovecharía el tiempo hasta que se tuviera que despedir.
-¿Se amaban mucho?- Olga disfrutaba oír las historias de su esposo, al menos la parte dulce, esa que si se atrevía a contar Frederick.
-Sí, tanto como nosotros- tomo la delicada mano y la beso- fue difícil dejarlo ir, pero él no concebía la vida sin Katia y decidió abandonar todo por ir tras ella- la mirada del abogado se perdió en la imagen de su amigo riendo, como si lo único que deseara es recordarlo así.
-Tengo miedo Olga, tengo miedo de fallarle a mi amigo- su voz salió casi como un susurro, pero ella lo oyó y acarició su mentón con delicadeza.
-Amor, ella está bien, ha mejorado mucho. –acarició con ternura el rostro del abogado que cerró los ojos sintiendo la opresión en el pecho, esa angustia que crecía más y más, asfixiándolo.
- Preciosa\, Kelay aún no quiere hablar de Marcus\, sé que no lo perdona\, que cree que prefirió callar ante lo que le hicieron…- la voz se quebró- Amor\, nuestra princesa\, se aleja de todos por miedo\, y tengo terror de que no vuelva abrir su corazón. –
-Frederick- dijo firmemente tomando el rostro de su esposo- te prohíbo que pienses así, nuestra hija es fuerte, solo necesita tiempo y veras que todo saldrá bien.
-Eso espero amor. - sus brazos rodearon la cintura y su cabeza descanso sobre las piernas de la mujer que por más de treinta años le trajo paz.
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¡¡Eso no es cierto!!- el grito acompañado de un vaso estrellándose contra la pared, conmocionó a Saha, un investigador del bajo mundo, de esos que son capaces de todo por conseguir información.
-Ella no está muerta, - los ojos negros de Mikhail parecían no tener fondo, estaba completamente fuera de sí.
-Lo lamento señor Pankratov, pero lo último que sabemos de Dasha Brown fue que murió – explicó el hombre con evidente terror en los ojos, cuando vio al mafioso tomar una daga en sus manos.
-Escucha idiota- presiono la punta del objeto en la mejilla- si dices que murió, busca la tumba, desentiérrala y trae algo que lo confirme, de lo contrario Dasha sigue vida y por tu bien que la encuentres- grito con furia, mientras gotas de saliva caían en el rostro del hombre que solo asintió.
-Señor.
Uno de los hombres de seguridad ingreso a la oficina, interrumpiendo aquella situación.
-¡¡Que!! – grito empujando la cabeza del investigador, para ver en dirección a la puerta.
-Hay un hombre que quiere verlo, dice que usted lo conoce. - el guardaespaldas a pesar de su gran porte no se atrevía a ver a su jefe a los ojos y solo observo los patrones de la alfombra bajo sus pies.
-¿Quién carajos es?- preguntó fúrico,
-Ersa, señor- agrego nervioso- Ersa Kracovia, su madre fue quien lo envió.
Mikhail sintió sus músculos tensarse y las imágenes llenas de horror cubrieron sus pensamientos, uno de sus verdugos venía por él y lo peor es que su madre fue quien lo entrego.
-Haz pasar el maldito- ordeno apretando la daga causando un profundo corte en la palma de su mano- tenemos cuentas que resolver.
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Updated 152 Episodes
Comments
maribel mukul may
Ese hombre este enfermo
2024-07-12
2
Ursula
Que atroz 😱😱😱 Quien es mikail??
2024-06-14
1
Nomi Ukara
Q feo hombre, de lejitos con él 😱😱😱
2024-02-04
2