Eso que llaman amor.

James revisó, uno por uno los documentos, tenía que encontrar algo que sirviera para el caso.

-Deja de fruncir el ceño, vas a arrugarte y solo tienes 29-

Él elevo la mirada y detallo como las manos se deslizaban por el blanco cabello, que era elevado para realizar un rodete el cual fue inmovilizado por un lápiz.

-Al parecer tu no usas tus consejos y ahí estaba otra vez esa bocotá que no podía controlar.

Kelay inclino la cabeza fijando la mirada- ¿Hamilton tu realmente amas tu trabajo?, porque siempre atentas contra él-

-Fue una broma, si, no te enojes- sus dientes perlados aparecieron brillantes, ella observo los labios rellenos por unos segundos. No era la primera vez que se perdía en sus gestos, en la piel chocolatosa y brillante como decía su amiga..

-Sí, Beca tiene razón, es sexi el condenado-pensó.

- Te perdono, solo porque tengo muy claro que a pesar de mis treinta y dos sigo pareciendo de veinte- respondió seria, pero el moreno aun así sonrió, esa era su sutil manera de jugar.

-¿Quieres que cite al señor Ferrer?- interrogó buscando el contacto en los papeles.

-Mmm,- dejo la taza de café que saboreaba, sobre el escritorio- aun no, comunícate con Ángel- estiro los brazos y se desperezó retorciendo su figura en la silla.

El pobre no pudo controlar sus ojitos verdes, cuando la chaqueta se movió y un corset de encaje rojo paso a saludar unos segundos.

Movió la cabeza y aparto la mirada- No creo que sea buena idea, ese tipo…

-Ese tipo, como le llamas, puede conseguir material para favorecer a mi cliente- se puso de pie y fue hasta el ventanal dando la espalda.

-¿Qué quieres demostrar?- dijo un poco molesto.- A caso no podremos hacer que este divorcio termine bien para todos.

-Sé que la mujer anda de acostòn en acostòn, solo necesito unas cuantas imágenes y también información de cómo trata al niño… -giro solo unos segundos para verlo- Y no, no podemos hacer que este divorcio termine bien, porque si así lo hubieran querido, no estaría tomando el maldito caso- su mirada volvió a la hermosa vista de la ciudad

-No puedo creer que trabajes con ese tipo- despotrico y murmuro un par de palabras inteligibles.

-James – su nombre parecía bailar en esos labios rojos y él lo disfrutaba- Mi trabajo es que el cliente gane, los métodos no importan.

Él negó impotente, lo entendía, pero aun así no estaba de acuerdo- No puedo creer que después de tanto amor, todo se termine así.

La risa resonó en la oficina – Hamilton, el amor no existe- afirmo con tanta seguridad que él sintió escalofríos- es la estúpida excusa que tienen los humanos para elevar su ego- explico viendo el cielo cubriéndose de nubes- Tener a alguien que les aseguren que son su vida, que el aire que respiran es puro por tan solo tenerlos – negó incrédula- Tontos, eso dura hasta que parece el mejor postor, otro que haga que se sientan aún mejor con ellos mismos.

-No creo que sea así- respondió, tan seguro como ella minutos antes- mis padres están hace más de treinta años juntos y se aman con locura.

Kelay giro y apoyo la espalda sobre el cristal, era como ver a una ninfa radiante con el cielo detrás.

-No te ofendas, pero de seguro están acostumbrados. Entiendo que creas en eso, la mayoría lo hace, pero alguna vez pensaste que en nombre del amor se han cometido atrocidades.

-Secuestros, violaciones, maltrato, todo asociado con la necesidad de no perder al otro, incluso… trago con dificultad, al sentir esa maldita opresión en el pecho. - Muerte, eso no es amor, porque no tendría por qué doler.

-Tienes razón, eso no es amor, es una aberración. Pero el amor a veces duele…- explico sereno- Si no duele, si no cuesta, no lo valoras, si…-  quiso explayarse, pero ella lo interrumpió.

-Dios, a veces creo que la gente tiene alguna chance de mejorar, pero oír que debe doler, para que se valore es una gran estupidez... No quiero eso que tú llamas amor, porque no estaría dispuesta a sacrificar mi vida por quien solo quiere enaltecer la suya. –Respiro profundo –

-Bien ya divagamos, ahora a trabajar- retomó su lugar y el moreno solo tuvo que aceptar que esa mujer estaba viva de milagro, porque su caja torácica no contaba con un corazón.

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La oscuridad cubrió la enorme ciudad que no duerme, el otoño regalaba bonitas noches de frio, que se volvían agradables cuando se tenía con quien compartir, al menos eso pensaba James.

Ingreso al departamento arrastrando los pies, dejo el saco en el perchero de la entrada, al igual que su maletín que parecía pesar mil kilos, ese día fue demasiado agotador, bueno todos los días junto a su linda jefa era así.

Camino hasta el refri y saco una fría cerveza, mientras arrojaba los zapatos en algún lugar.

El departamento no tenía grandes lujos, pero era muy cómodo, dos habitaciones, porque siempre esperaba contar con la visita de su gran amigo Brandon o la de su familia. Una cocina pequeña de concepto abierto, con una isla de granito negro y banquetas altas.

A unos metros se encontraba la sala de estar, con dos sofás individuales y uno doble ubicados estratégicamente frente al televisor plano, ese que compro con su primer sueldo.

Pero su lugar favorito era el pequeño balcón donde una reposera lo esperaba para ver la ciudad.

-Si, esto es vida- soltó, arrojándose en el sillón de la sala y dio un trago profundo a su bebida- Te extrañe- dijo acariciando la tela acolchonada, con una sonrisa relajada.

Pero la paz duro poco, cuando el teléfono comenzó a sonar. De mala gana extendió el brazo a la mesita donde el apartito no dejaba de sonar y lo alcanzó.

📱📱-Hola- saludo con sus ojos cerrados

-Hola cariño- la voz tierna atravesó la línea y una enorme sonrisa apareció en los labios del moreno.

-Mami, ¿Cómo están? - emocionado se incorporó en el sillón - ¿Cómo esta, papá?

-Estamos bien cariño, ya sabes que tu padre no deja de trabajar, aunque se queja mucho.

-¿Ahora que paso?- dijo riendo- ese viejito es un cascarrabias con quien discutió.- Tomo aire para contener la emoción, extrañaba horrores a su familia.

- Dice que los jóvenes de hoy no eran como él cuando ingreso a la policía, “estos no respetan la autoridad”- imito de manera graciosa la voz masculina.

La risa de James repicó en la sala- ay papá debería jubilarse, pero ama estar a cargo, dile que no se queje.

-Se lo diré corazón, cuenta ¿Cómo estás? Te extrañamos- la voz por poco se quebró, muchos kilómetros los separaban de un abrazo.

-Estoy bien mamá, como sano, tú tranquila- tomo la cerveza y refresco su garganta- mucho trabajo como siempre. - refunfuño

-Te pareces a tu padre- dijo la mujer y la dulce risa resonó.

-¿Por qué?- cuestiono

-Porque de seguro me dirás que tu jefa estuvo insoportable, que no es atenta y que siempre te exige demás.

-Es cierto, esa mujer es…- apretó los labios para no quejarse, quería hablar de otra cosa.

-¡¡Te gusta!! -un grito hizo que James alejara el teléfono

-¡¡Estoy hablando con mamá, Denisse!!- grito al reconocer la voz de su hermana

-Solo digo la verdad- esta vez el teléfono había sido arrebatado- Lucrecia dice que cuando uno solo habla de una persona es porque en el fondo nos atrae, y tu solo dices, Kelay esto... Kelay aquello...

-Dile a Lucrecia que deje de leer esas novelas en línea, le están comiendo las neuronas- respondió entre risas.

-Eres malo hermanito, ¿Cuándo vendrás? - sondeo entusiasmada.

-Iré pronto- dijo con pena, lo cierto es que no sabía cuándo podría liberarse.

-Eres un mentiroso, la última vez fue hace seis meses, te extrañamos mucho y ahora no puedo ir a verte, estoy tratando de alcanzar mis objetivos como tú. - Hablo orgullosa de su hermano, él era todo lo que estaba bien.

-Sé que lo harás Denisse, pronto nos veremos. - formo una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

-Bueno cariño, cuídate- esta vez fue la madre de James la que hablo

-Si hermano, te amamos.- agrego Denisse

-También las amo, nos vemos pronto- la llamada terminó con una promesa que deseaba cumplir.📱📱

Nuevamente se dejó caer en el sillón, observo el techo y un largo suspiro abandono sus labios

- Sí, estoy cerca de mis objetivos - Susurro buscando consuelo, había sacrificado tiempo en familia, incluso aquel dulce primer amor.

James creció en Houston, Texas. Una hermosa ciudad que tiene una población multicultural con una gran y creciente comunidad internacional.

Fue difícil la vida para un jovencito de piel oscura o como diría su mamá les era difícil encajar en ambos mundos, demasiado negro para los blancos y demasiado blanco para los negros. Una porquería en grandes escalas, que, a pesar de los años, seguía afectando a los inocentes, el racismo.

El joven abogado nació de un matrimonio interracial un padre blanco y una bella mamá afroamericana, pero eso no lo detuvo.

James Hamilton no provenía de una familia adinerada, pero si trabajadora. Su padre, George Hamilton era policía, un loco amante de su profesión y su madre, Zoe Hamilton tenía un amor por la cocina, ser chef la hacía inmensamente feliz y esa pasión fue heredada Denisse su hermana menor.

Con un pequeño restaurant familiar y el ingreso de un humilde policía, creció teniendo lo necesario.

Era feliz, pero quería más y así fue como decidió que ser abogado seria su meta, tendría una gran vida, podría ayudar a su familia y otros, que así como él, sufrieron por ser diferentes.

Con gran esfuerzo se hizo de una beca que lo llevo lejos de casa, a la hermosa California donde fue recibido por la majestuosa universidad de Stanford, y como todo un Hamilton logro lo imposible que una de las mejores firmas de Nueva York le abriera las puertas.

Su vida dio un vuelco en Davis & Davis, comenzó desde abajo, pero lo que sería un antes y un después fue la entrevista con el despampanante témpano de hielo a quien no le duraba más de un mes los asistentes.

-Hamilton- fue la primera vez que oír su apellido lo hacía temblar.

Kelay Johansson puso sus ojos en él, y aunque trabajar con esa mujer era una aventura extrema, había aprendido mucho.

Lo que nunca podría imaginar, es que la vida le tenía un nuevo desafío y venia de la mano de la reina de hielo.

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Gracias por los comentarios, son un amor, estoy tratando de contestar a todas , tengan paciencia.

Abrazos

Gaby

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