Mirando desde la ventana del carruaje, a los ojos de Nereida, la capital de Lumiere era aquello que siempre había querido.
Largas filas de edificios, cada uno diferente al anterior, nada de esos bloques casi perfectamente cuadrados que tanto les gustan construir en la capital real. Calles desorganizadas, rotondas que no iban a ningún lado, errores geográficos típicos de una mala predicción del crecimiento demográfico. En las banquetas, hombres y mujeres tenían extendidas largas mantas donde vendían baratijas al por mayor. En las calles, un hermoso carruaje tirado por elegantes corceles no parecía tener problemas en ceder el paso al más humilde carretón tirado por mulas. La gente corría, la gente gritaba, algunos promocionando sus tiendas, otros pregonando las noticias del día. La ciudad era un caos organizado, donde todos sabían exactamente qué hacer, sin que nadie se los dijera. Para alguien venido de la capital real, esa inmensa urbe de calles tranquilas, transeúntes silenciosos y edificios elegantes y simétricos, el choque con la capital de Lumiere sería suficiente para provocar el mareo, sin embargo, a la chica que miraba todo con ojos brillantes, le encantaba.
Para Nereida, la capital de Lumiere estaba viva, era una ciudad con gente que vive y respira. No había rastros de hombres usando sus mejores ropas para ir a pasear por la calle, no veía mujeres caminando casi de puntillas por lo apretado de sus corsés, los niños corrían y gritaban como niños, era un lugar en el que deseaba vivir.
Mientras la chica miraba la ciudad desde la ventana, Fran la miraba de manera intermitente, mientras pensaba dónde era un buen lugar donde ir.
Desde la tarde del día anterior, cuando la había invitado a esta salida, en la mente del muchacho giraba la pregunta de dónde le gustaría ir a Nereida. La capital de Lumiere, si bien era la ciudad más grande del ducado, carecía de muchas de las atracciones a las que tanto debería estar acostumbrada la joven.
Carecía de un teatro en condiciones. Se había construido uno en los tiempos de su padre, pero la mala organización y problemas internos llevaron a su cierre, y si bien había una pequeña compañía teatral que había estado ganando renombre en el último par de años, estos habían elegido la ciudad de Irica como su sede, y el antiguo teatro seguía cerrado.
Sin estar seguro de si a Nereida le gustaban los caballos, el único hipódromo estaba en Barieca. Había un gran establo ahí mismo en la ciudad, pero Fran conocía bien al dueño y no era de los que recibían visitas inesperadas.
Para el gran bazar faltaban varios meses y el carnaval más próximo estaba a principios de otoño. Cambiando el enfoque a cosas que se podían encontrar en la ciudad y sus cercanías, el mercado de la ciudad no le parecía suficientemente interesante. En los restaurantes era difícil encontrar una mejor comida que la que preparaba Denis. La destilería no era un lugar donde llevaría a una dama como Nereida y el lago Santz... El lago Santz era un lugar al que no le gustaba ir.
Reclinando la cabeza en los asientos del carruaje, volvió a mirar de reojo a Nereida y una idea pasó por su cabeza.
— Señorita Hammer...
Dijo el chico para llamar la atención de Nereida.
Girando la cabeza, la chica volteó y lo miró con gesto expectante.
— Disculpe señorita, deseaba preguntarle si tenía problemas con su ropa.
— ¿Con mi ropa?
Se preguntó la chica, ladeando levemente la cabeza y mirando su propio cuerpo.
Desde que llegó, Nereida siempre había usado el conjunto de camisa, botas y pantalones. Era la ropa con la que se sentía cómoda y tenía tantas prendas de un color tan similar que, para un observador descuidado, parecía que la chica usaba exactamente la misma ropa todos los días.
Levantando la vista al chico, le preguntó:
— ¿Qué tiene?
Queriendo evitar que su comentario fuera mal entendido, antes que nada el chico profirió una disculpa y luego procedió a explicar:
— Digo, a lo que me refiero es que en Lumiere hace más frío que en la capital real. Ahora estamos en verano, pero apenas llegue el otoño, una brisa fría empezará a correr, y ni hablar de cuando llegue el invierno con sus nevadas. Además, estamos en la parte más cálida del ducado. Al acercarnos más a las montañas, el frío se hace más intenso.
— Bueno...
Empezó a decir Nereida mientras se llevaba una mano a la cabeza, levemente decepcionada de que su primera salida fuera algo tan aburrido como comprar ropa.
— No lo resiento en las tardes, pero las noches son más frías de lo que acostumbré, al punto de que yo...
Cerrando la boca de golpe, desvió la mirada otra vez a la ventana. Estuvo a punto de revelar un hecho vergonzoso de ella: en el marquesado de su familia, durante casi todo el año con la excepción del invierno, el calor en las noches era tan intenso que tenía la costumbre de dormir desnuda. Al llegar a Lumiere, donde la temperatura bajaba más después de caer el sol, ya no era necesario mantener dicha costumbre. Sin embargo, ella no tenía ropa de cama y, por ende, ahora había tomado la nueva costumbre de dormir vestida.
— Creo que no estaría mal que consiguiera más ropa...
Terminó por admitir.
—Sin embargo, no tengo dinero. Mi padre me dijo que me enviaría un poco, pero como puede comprender, tiene que hacerlo por vías poco ortodoxas. Mi destierro ocurrió hace muy poco y tiene que seguir dando la impresión de que fue neutro en el asunto".
Desviando la mirada, Fran no sabía cómo ofrecerse a pagar. Había pensado que, debido a haberla invitado, el hecho de que él le compraría ropa estaba implícito. Sin embargo, el hecho de que ella mencionara su ausencia de dinero le dejó claro que sus intenciones no eran tan obvias como había pensado e, incluso, era posible que la chica encontrara ofensivo que él pagara. Rascando su cabeza, el muchacho intentó llegar a una especie de punto medio.
—Podría encargarme del dinero por el momento, después ya me arreglaré con vuestro padre.
Asintiendo, Nereida se mostró satisfecha con el resultado. Por su cabeza jamás pasó la idea de que el duque pagaría por sus posibles compras y, aunque seguía un poco decepcionada en que su primera salida fuera a un lugar tan aburrido, seguía siendo una necesidad que debía atender. Después de haberle dado nuevas instrucciones al cochero, un par de fuertes campanadas marcaron el mediodía. Mirando de reojo en la dirección de la torre del campanario, el edificio más alto de la ciudad, a Fran se le ocurrió un buen lugar para terminar su pequeño recorrido.
Como cabría esperar, cuando Fran y Nereida llegaron a la mayor tienda de ropa de la ciudad, y el duque solicitó que le presentaran prendas para su acompañante, después de mirarla de los pies a la cabeza, la dueña del lugar tragó saliva, y al ser una tienda mayormente de prendas para dama, se disculpó debido a que actualmente no contaban con ninguna prenda de la talla de Nereida.
Al ser algo que le ocurría con frecuencia, la chica no le dio importancia, hasta deseaba usarlo como excusa para dejar la ropa para otro día e ir a pasear por el mercado, pero ante la posibilidad de ver su orgullo como comerciante manchado, al dejar que una clienta insatisfecha abandonara su tienda, la mujer hizo llamar a todas sus empleadas libres, y entre todas llevaron a Nereida a los probadores.
Después de ver cómo Nereida era empujada por media docena de empleadas, Fran se quedó solo en la entrada de la tienda. Previendo que a la chica le tomarían medidas y le harían todo tipo de preguntas, estimó que al menos le tomaría una hora regresar.
Mirando a la calle, el muchacho no se decidía si esperar de pie o volver al carruaje. Siempre podría salir una empleada o la propia dueña para hacer una pregunta, y podría ser hasta descortés que no lo encontraran. Sin saber qué era lo que debía hacer en estas situaciones, Fran salió un momento a la calle con el único objetivo de tomar un poco de aire.
Al salir, una fresca brisa le llegó. El verano apenas empezaba, y aunque en Lumiere nunca hacía mucho calor, poco a poco el frío se haría más intenso. Recordando que Nereida venía de un lugar mucho más cálido como la capital, hizo la nota mental de dar la orden de que se use más carbón para alimentar la caldera.
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Comments
Brocoly 1 nena
ya me siento como la nana estos 2 me van a sacar canas de tantas confuciones por no poder hablar
2023-07-20
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