Como cada mañana, un pequeño grupo de sirvientas se habían reunido alrededor de las ventanas que daban al patio, para ver el que se había convertido en el nuevo espectáculo, ver a Nereida entrenar.
Por mera costumbre por los entrenamientos junto a su padre, la chica se levantaba con el alba, y se ponía a entrenar en soledad. Agitar 100 veces la espada, dar 10 vueltas al campo, varias series de abdominales, lagartijas, flexiones. Algo que sería un entrenamiento extenuante para cualquiera de sus espectadoras, pero que era poco más que un calentamiento para Nereida, ya que de eso seguiría varias horas de combate simulado, cosa que ya no podía hacer, ya que no contaba con nadie con quién practicar.
A fuerza de la costumbre, y de examinar bastante su rutina, apenas la chica terminó sus repeticiones de agitar la espada, el grupo de sirvientas se puso en movimiento. Ya sabían que al terminar, a Nereida le gustaba darse un baño de agua caliente, para después tomar el desayuno, es por eso que mientras unas iban a preparar el baño, y apurar en la cocina, otras más bajaban las escaleras a toda velocidad, para llevarle a la chica una toalla y una jarra de agua.
Desde cierta distancia, la jefa de sirvientas miraba levemente extrañada al grupo que se movilizaba en perfecto orden, para cumplir una tarea que nadie les había ordenado. Cuando Nereida llegó, había dado la orden de que se le tratara como una invitada, su posición como futura señora del territorio era demasiada incierta, y no dio la indicación que se le tratara como tal, pero en poco más de una semana, la chica ya era tratada igual o mejor que al mismo duque.
Sin darle mayor importancia lo dejo pasar, nadie estaba descuidando sus obligaciones, y mientras no llegarán a hacerlo, si querían hacer trabajo extra era completamente su problema.
Subiendo las escaleras al segundo piso, de la nada le llegó un tenue olor a café, y dando un largo suspiro, cambió de dirección y se dirigió directamente al origen del olor.
Sin tocar a la puerta, o siquiera anunciarse, entró a la oficina del joven duque, y lo encontró sentado en su escritorio frente a varias pilas de documentos. Tan centrado estaba en leer informes, que el muchacho no se enteró de la llegada de la anciana, y está negando con la cabeza, tomó la cafetera de latón que el muchacho tenía hirviendo en un pequeño mechero, abrió la ventana, y después de asegúrese de qué no hubiera nadie debajo, arrojó el contenido al patio.
– ¡¡eyy!!
Alcanzó a decir el muchacho mientras se levantaba cual resorte, y veía las últimas gotas de su café caer al piso.
Con expresión desolada, el joven miró a su nana, que lejos de querer disculparse, lo miraba con expresión acusadora.
– no le había dicho que dejara de beber tanto café, ¿Siquiera ha dormido? ¿Desde qué horas está despierto?
Preguntó la anciana con cada vez más insistencia, al ver que en el escritorio de Fran, habían varias velas ya consumidas.
– no lo sé.
Declaró el chico mientras miraba que el sol ya había salido.
– anoche no podía dormir, y me dije que podía pasar un par de horas revisando unos viejos documentos, y bueno, creo que no presté atención a la hora.
Tomando uno de los documentos de la mesa, la mujer leyó el encabezado, y exclamó iracunda.
– viejos documentos, ¡estás cosas tienen más de 10 años!
Rascando su cabeza, Fran sonrió con melancolía.
– ¿tanto? Revisando declaraciones de impuestos, me di cuenta que hace 8 meses pagamos de más a la corona. Quería ver si encontraba más irregularidades, así que empecé a ir más y más atrás, quizás me excedí un poco. Lo bueno, es que encontré muchas irregularidades en los últimos años de mi padre.
Con un largo suspiro, la anciana mujer dejó el documento en la pila.
– vaya a dormir, yo arreglaré este desastre.
Negando con la cabeza, el joven Fran se limitó a mirar el reloj.
– no hay tiempo nana, hoy tengo que ir reunirme con el capataz de la mina kairo, tengo que organizar los impuestos del mes, otra reunión con los señores locales, y una más con el experto en agricultura que mandamos pedir de la capital. No sé si hallaré tiempo para llegar a mi almuerzo con la señorita Hammer. De no hacerlo, le pido que me disculpé con ella.
Mirando al joven con un aire de lástima, la anciana mujer empezó a guardar los documentos.
– muchacho, no estás hecho de hierro y lo sabes ¿verdad? Debes descansar.
Suspirando, Fran miró al gran reloj de pie, y se dijo que ya se le hacía tarde para su primer compromiso.
– hoy intentaré terminar temprano para dormir toda la noche, no tengo compromisos en la mañana de mañana, ahí podré tomarme un… no esperá, había olvidado la inspección a la nueva granja. Gracias por recordármelo.
Suspirando, la mujer solo vio como el muchacho se alejaba, y mientras abría los cajones para organizar los documentos, miró de reojo a la puerta y declaró.
– mandaré a esconder todo el café, haber si eso ayuda.
...****************...
Con los brazos bastante pegados a su cuerpo, y caminando a paso rápido, Nereida se dirigía a darse un baño.
Para cualquiera que la hubiera conocido en el pasado, uno diría que la joven amaba los baños, estando en el marquesado de su familia, la chica podía bañarse 3 o hasta 5 veces al día, dando la impresión de ser una persona increíblemente pulcra, sin embargo, eso no era del todo correcto, el verdadero problema, era que Nereida odiaba sudar.
Para alguien tan activa, y viviendo en un lugar tan caluroso, el sudar era más que inevitable, sin embargo, había un segundo problema relacionado, que era la verdadera razón del porqué era tan fanática de los baños.
Nereida se avergonzaba de su olor corporal, y apenas sintiera su ropa llena de sudor, corría al baño a lavarse.
Desde que había llegado al Ducado de Lumiere, el clima fresco le había ayudado con su problema, esa era una de las razones del porque el lugar le encantaba, pero está mañana, cuando varias sirvientas se reunieron alrededor suya para ofrecerle agua, y una toalla seca, una de ellas comentó que sentía un olor extraño, y roja de vergüenza, Nereida casi corrió al interior de la mansión para escapar de las chicas.
Es por eso que la joven caminaba a paso rápido por los pasillos, mientras apretaba los brazos al cuerpo, había una persona que definitivamente no deseaba encontrarse en ese momento, y para su mala suerte…
– buenos días señorita Ha… Nereida.
Declaró el joven duque al encontrarse al final del pasillo que transitaba.
Bajando la cabeza para evitar mirarlo, Nereida no sabía porqué de la nada sintió su estómago revolverse cuando todavía no había ni desayunado. Eso no le pasaba antes, comenzó a ocurrir cuando Fran empezó a llamarla por su nombre.
– buenos días.
Declaró la joven de modo un poco tajante mientras se hacía a un lado del pasillo, no quería que el duque se acercara, si este llegará a mencionar su mal olor se sentiría morir.
Con una mueca en su rostro, Fran no sabía cómo reaccionar, apenas verlo aparecer, la chica no solo había bajado la cabeza para evitar mirarlo, si no que también se había apartado de su camino. No parecía agradarle, y eso era obvio, y pese que su nana le había recomendado darle espacio y tiempo, Fran pensó que un enfoque más directo era una opción mejor, he ahí, porque había decidido llamarla por su nombre de pila, y no por su apellido.
– ehh, Nereida, el día de hoy estaré bastante ocupado, y no creo que podamos almorzar juntos. ¿No hay problema?
Pegando más sus brazos a su cuerpo, el corazón de la chica había empezado a latir con fuerza, pese a tener más espacio en el corredor, el joven duque había dado varios pasos en dirección.
– no hay problema.
Respondió Nereida intentando pegarse más contra la pared, y hablando con tono seco, dijo.
– ¿podría hacer el favor de alejarse?
Deteniendo en seco, Fran creyó que se había excedido, así que colocando una mano en su cabeza, se disculpó.
– lo siento Nereida, es solo que yo…
– y podría no llamarme por mi nombre por favor…
Interrumpió la joven con tono cada vez más directo.
Con un largo suspiro, el chico se sintió derrotado, nada de lo intentaba funcionaba, y solo hacía que la chica estuviera más incómoda.
– lo siento si la ofendí señorita Hammer, mi intención no era ésa, es solo que lleva más de una semana aquí y nosotros...
Queriendo disculparse, el joven cometió el error de dar un paso en dirección de la chica, a lo que está levantando levemente la mirada, y enfocandolo con sus fríos ojos azules, con voz aún más fría declaró.
– le dije que no se acercara.
Tal fue el miedo del muchacho, que casi cae de espaldas, y aprovechado que el chico retrocedió, Nereida salió caminando a paso rápido por el pasillo.
Sintiéndose como un idiota, Fran pensó en seguirla y volver a disculparse, pero sabiendo que llevaba tarde a su primera reunión del día, fue en dirección contraria a la de la chica, y se perdió al cruzar un pasillo.
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Comments
lechuza 🦉
si que se preocupa en sonde gasta cada corona
2024-06-18
1
Brocoly 1 nena
Nooooooooo
por que
que te hico el cafe
era inocente
2023-07-17
1
Mirna Luz Sierra Sanchez
jajaja hay q crear un desodorante para nuestra protagonista
2023-04-05
2