Capitulo 13. El campanario.

Cuando finalmente la dejaron irse, Nereida tenía los hombros tensos y la espalda adolorida. Por más de media hora, las empleadas de la tienda no dejaban de traer corsés para que ella "repitiera el truco". Y lo que era peor, cada vez le traían corsés más y más resistentes y con las costuras más reforzadas, haciendo que tuviera que hacer un esfuerzo mayor para romperlos.

Ya sea porque estaba distraída bosquejando en su libreta o porque tenía planeado agregar todos los corsés rotos a la cuenta que le enviaría al duque, la dueña no intervino y se quedó un poco alejada de toda la conmoción. Sin embargo, cuando vio a Nereida con el corsé especial que había ordenado Sir Yorfin, un mercader bastante obeso que deseaba impresionar a sus invitados luciendo 5 tallas menos, la mujer pegó una carrera para detener a Nereida antes de que hiciera fuerza con la espalda.

Pudiendo rescatar el corsé, la mujer dio un largo suspiro. Habían pasado más de un mes haciendo pruebas y refinando el diseño. Y si bien el modelo actual era poco más que un montón de gruesas varillas de hierro tejidas entre ellas para dar cierta capacidad de amoldarse al cuerpo, lo cierto era que funcionaba y Sir Yorfin iba a pasar a recogerlo el fin de semana. Es por eso que al ver a Nereida usando el corsé, la mujer sintió pánico. No tenía intenciones de comprobar qué podía más, si el prominente estómago de Sir Yorfin o la poderosa espalda de la chica.

Es por eso que, pensando que la exhibición ya había durado lo suficiente, la dueña le dijo a Nereida que su ropa para el frío estaría lista para mediados del próximo mes, pero su vestido le tomaría el doble o hasta el triple, y necesitaba que pasara de vez en cuando para hacer algunos ajustes.

Con los músculos tensos y bastante adolorida, Nereida se dirigió a la entrada de la tienda. Desde el escaparate que daba a la calle, vio una imagen que la hizo detenerse y admirar por un momento. Fran se hallaba de pie frente a la tienda, y a su alrededor, una veintena de personas lo rodeaban. Con expresión seria, el joven duque escuchaba atentamente lo que parecían ser los problemas de los habitantes de la ciudad. Cada pocos minutos, una mujer mayor o un hombre con aspecto de obrero se ponía delante suya y, con ademanes un poco exagerados, parecía relatarle la historia de su vida. Al final de la explicación, Fran daba su veredicto.

En ocasiones daba una respuesta que casi hacía que su interlocutor se tirara a sus pies, en otras se mantenía firme en su negativa a la vez que parecía ofrecer otras alternativas. Por un tiempo que Nereida fue incapaz de determinar, ella solo se quedó de pie, observando al pueblo de Lumiere interactuar con su duque. Absorta como estaba, la chica pudo haber permanecido horas solo observando aquella escena para ella tan peculiar, pero tan normal para los habitantes, sin embargo, una fuerte campanada retumbó marcando la una de la tarde, y siendo consciente de la hora, Fran miró en dirección a la tienda, y su mirada se encontró con la de Nereida.

Una vez habiéndose despedido de la multitud, Fran y Nereida volvieron a subir al carruaje, y después de haberle dado instrucciones al cochero, el muchacho sacó una libreta que tenía en uno de sus bolsillos, y con un trozo de carboncillo, pasó un par de minutos haciendo anotaciones.

– ¿Cómo le fue?

Preguntó finalmente el muchacho aún sin despegar la mirada de su libreta.

– Bien, pasará un mes para que todo esté listo, con suerte mi padre habrá podido enviarme dinero para ese entonces, de ser así, no tendré que molestarle. Pude ordenar todo lo que me hacía falta, y aunque casi me meto en problemas con un tal sir Yorfin, diría que todo fue bien.

Deteniendo su mano, Fran no tenía idea de qué pudo haber hecho Nereida para hacer enojar al agradable director del hipódromo, aquel hombre no solía enojarse con prácticamente nada, y lo más irritado que le había visto alguna vez, fue en aquella ocasión durante una fiesta en la que se terminaron todos los canapés antes de que él llegara. A punto de preguntar, la joven se le adelantó, e hizo una pregunta primero.

– Si no es indiscreción, ¿Qué escribe?

Ante la pregunta, el muchacho terminó de anotar un par más de líneas, para luego cerrar el pequeño cuaderno.

– Algunas cosas para que no se me vayan a olvidar. Pero en resumen, cosas del trabajo. Se necesitan más espacios públicos, que la guardia local aumente su vigilancia en una zona, y ver qué está pasando con el fondo de las viudas de las minas, que llevan 3 meses que se retrasan una semana con los pagos, cosas de esa índole.

Mirando al muchacho, y pensando que durante el tiempo que llevaba aquí, no había un solo momento en que al preguntar por él, no obtuviera de respuesta, "el duque está trabajando", Nereida se sintió levemente apenada.

– ¿Fue complicado hacer tiempo para acompañarme? Lo siento por eso.

– No se preocupe por esos detalles, es mi invitada, y me han pedido que cuide de usted.

Quedándose callada, Nereida tenía intenciones de preguntar cuál era la opinión de Fran sobre tomarla como su prometida. Para la chica, la posición del duque era bastante extraña, ya que en el reino se prohibía el celibato en sus regentes, y estos debían casarse antes de la edad de los 25 años, o en otros casos, ni siquiera debían ser considerados para heredar el puesto de sus padres si no estaban casados. Sin embargo, Fran tenía 24 años y ni siquiera estaba comprometido. Esa fue la gran idea que tuvo la reina, en la que solucionó dos problemas en un único movimiento: por un lado, se deshacía de la chica que estaba causando problemas en la capital, y por otro, le enviaba una esposa al extraño duque que parecía no tener intenciones de casarse.

Desviando la mirada, aunque el momento era idóneo, era la propia chica la que no quería tocar el tema. Por culpa de su madre, y al pasar dos años recibiendo prospectos matrimoniales a razón de uno por semana, Nereida estaba harta y había declarado que tampoco quería casarse. De esa forma, podía comprender a Fran en ese aspecto, y al no sentirse lista para tocar el tema, se limitó a decir lo primero que le pasó por la cabeza.

– Perdón que le pregunté, pero ¿Por qué no quiere atender a la señorita Neza?

Sentándose derecho en la silla, ante la pregunta de Nereida, el semblante del muchacho se hizo más serio.

– Me han informado de que sigue en contacto con ella, ¿no es verdad?

– Bueno, la conocí antier, y la volví a ver ayer. Digamos que he tenido todo el contacto que puedes tener con alguien a quien conoces 2 días.

– En ese caso, ¿sabe si ha avanzado con el trabajo que le encomendé? Previendo su visita, se habían preparado 6 parcelas para realizar el cultivo de las llamadas patatas. Se le solicitó que comprobara cuál presenta las condiciones más óptimas para su cultivo, al mismo tiempo que un esquema del presupuesto para comenzar la operación. De esto se le informó el primer día, y al menos en esta mañana, no había reportes de nadie siendo enviado a investigar las parcelas.

Sin una respuesta para dichas preguntas, debido a que tampoco conocía el método de trabajo de Neza, Nereida fue por otro camino.

– En ese caso, ¿la atenderá apenas tenga lo que le solicita?

– Mi próxima reunión con ella ya tiene fecha para el siguiente lunes, señorita Hammer.

Viendo que Fran parecía especialmente cerrado con el tema, Nereida suspiró, y se dijo que podía contarle lo mismo que Neza le contó.

– Por favor, le pido que lo reconsidere. Ella me contó que esta es su única oportunidad para ganarse el respeto de su padre.

– ¿El barón Weints?

Interrumpió Fran a media explicación de Nereida.

– Sí, ella me contó que necesita que se cierre el trato, no lo entiendo del todo, pero parece que su situación familiar no es muy buena. Según lo que pude entender, el barón no es muy amigo del trabajo, sin embargo, parece tener prejuicios sobre dejarle sus responsabilidades a su hija, una mujer, y ella necesita demostrar que puede hacer esto para que la dejen a cargo.

Con una expresión terriblemente seria en su rostro, Fran miraba a Nereida, y era imposible saber qué pasaba por su cabeza.

– ¿Eso es lo que ella te ha contado?

– Lo que yo he podido deducir, parece sentir vergüenza por su situación, y no habla mucho de su relación con su padre, pero es muy insistente en que esta es su única oportunidad.

Afuera, el carruaje se detuvo al haber llegado a su destino, y queriendo cerrar el tema de cualquier manera, Fran se limitó a decir.

– Que termine el trabajo que le encargué, si tengo un espacio durante la semana podré atenderla. Pero que deje de ser tan insistente, tengo al menos un centenar de reportes de las sirvientas y los guardias sobre su mala conducta.

Sonriendo por haber sido capaz de ayudar a una amiga, Nereida se sentía feliz. Fran, por su parte, alejó la mala cara que le causaba hablar del asunto de Neza, y se levantó.

– Antes de volver, hay un lugar que deseo que vea, y creo que le gustará.

Expectante, en vista de que el paseo había sido más molesto que divertido, Nereida también se levantó y acompañó a Fran fuera del carruaje.

Frente a ella, un gran edificio que al principio no reconoció se alzaba al cielo, y al entrar, después de saludar a los ocupantes, subieron por una larga escalera que por un momento no parecía tener fin. Una vez llegados a la cima, después de cruzar una puerta, se dio cuenta de que se encontraba en la torre del campanario, y al alzar la vista, fue capaz de ver toda la ciudad.

Maravillada por la vista, la chica se quedó de pie por un par de minutos solo mirando al horizonte, y satisfecho por su reacción, Fran suspiró aliviado, mientras recargaba la espalda en la pared. Honestamente, se había cansado al subir casi 20 metros en escaleras, y quería recuperar un poco el aire sin que Nereida se diera cuenta. Cerrando un momento los ojos, un ruido de algo cayendo lo sorprendió, y al volver a abrirlos, se dio cuenta de que la chica se había quitado las botas.

La confusión le impidió hablar por un escaso momento, pero al ver que la chica de un salto se subía al barandal, salió corriendo intentando detenerla.

–– ¡¡¡Ne… Nereida…!!!

Fue lo único que alcanzó a gritar mientras lograba sujetar una de las piernas de la chica, momentos antes de que ésta aparentemente saltara al vacío.

Desconcertada al ser llamada por su nombre y el duque se sujetara a su pierna, la chica perdió el equilibrio y cayó al interior del campanario. Un sonoro "Paff" hizo eco en lo alto de la torre, y la chica había tenido la suerte de haber caído sentada. Frotando su espalda, que ya la tenía un poco adolorida desde más temprano, se sorprendió de que no se hubiera hecho apenas daño, y estaba un poco molesta con el duque por haberle hecho perder el equilibrio. Ella solo pretendía escalar la torre y subirse al techo, nada fuera de lo común, y no podía entender la reacción tan exagerada que Fran había tenido.

Mirando a su alrededor, se sorprendió de no ver al joven por ningún lado, era algo demasiado extraño, estaba con ella hace solo unos segundos, y mientras seguía confundida ante la situación, de la nada, sintió un par de palmaditas en su espalda, y una voz que con esfuerzo hablaba debajo de ella.

– Puedes levantarte, por favor...

Pegando un grito y dando un sobresalto, Nereida se levantó como un resorte y llegó casi a la esquina contraria del campanario. Había caído encima del duque y lo había estado asfixiando.

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Comments

Liliana Diaz

Liliana Diaz

me gusta la historia pero describen a la chica como muy exagerada en altura y contextura prácticamente como un na gigante nada delicada y femenina

2024-03-06

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Capítulos
1 Prefacio.
2 Capitulo 1. El duque y ¿la paria?
3 Capitulo 2. Mantén tu distancia.
4 Capitulo 3. El estudio.
5 Capitulo 4. gema de ámbar.
6 Capitulo 5. las patatas.
7 Capitulo 6. almorzando con otra...
8 Capitulo 7. Neza.
9 Capitulo 8. Y así, finalmente están en el punto de partida.
10 Capitulo 9. Insistencia.
11 Capitulo 10. Denis
12 Capitulo 11. La primera salida.
13 Capitulo 12. Collette.
14 Capitulo 13. El campanario.
15 Capitulo 14. Prometida...
16 Capitulo 15. Una relación formal.
17 Capitulo 16. La verdad...
18 Capitulo 17. El plan, primeros pasos.
19 Capitulo 18. El plan, segundos pasos.
20 Capitulo 19. El plan, ejecución...
21 Capitulo 20. El plan, consecuencias.
22 Capitulo 21. Razones.
23 Capitulo 22. El cuadro.
24 Capitulo 23. Una promesa.
25 Capitulo 24. El collar.
26 Capitulo 25. Esa mirada...
27 Capitulo 26. Para mí amada...
28 Capitulo 27. Dudas.
29 Capitulo 28. Todo ha terminado.
30 Capitulo 29. Planta la duda.
31 Capitulo 30. Trabajo.
32 Capitulo 31. El castillo Ferrer.
33 capitulo 32. Un regalo especial.
34 Capitulo 33. Tu eras la mejor.
35 Capitulo 34. insomnio.
36 Capitulo 35. El primer mes.
37 Capitulo 36. Ojos de serpiente.
38 Capitulo 37. La propuesta.
39 Capitulo 38. Un primer paso.
40 Capitulo 39. Padre e hija.
41 Capitulo 40. Predecibles
42 Capitulo 41. Aquella habitación.
43 Thomas Richard Reyinal Lumiere.
44 Lo importante o "Lo importante"
45 Siempre.
46 Terapia de shock
47 Intenciones.
48 El primer paso.
49 Puntos suspensivos.
50 Mejor.
Capítulos

Updated 50 Episodes

1
Prefacio.
2
Capitulo 1. El duque y ¿la paria?
3
Capitulo 2. Mantén tu distancia.
4
Capitulo 3. El estudio.
5
Capitulo 4. gema de ámbar.
6
Capitulo 5. las patatas.
7
Capitulo 6. almorzando con otra...
8
Capitulo 7. Neza.
9
Capitulo 8. Y así, finalmente están en el punto de partida.
10
Capitulo 9. Insistencia.
11
Capitulo 10. Denis
12
Capitulo 11. La primera salida.
13
Capitulo 12. Collette.
14
Capitulo 13. El campanario.
15
Capitulo 14. Prometida...
16
Capitulo 15. Una relación formal.
17
Capitulo 16. La verdad...
18
Capitulo 17. El plan, primeros pasos.
19
Capitulo 18. El plan, segundos pasos.
20
Capitulo 19. El plan, ejecución...
21
Capitulo 20. El plan, consecuencias.
22
Capitulo 21. Razones.
23
Capitulo 22. El cuadro.
24
Capitulo 23. Una promesa.
25
Capitulo 24. El collar.
26
Capitulo 25. Esa mirada...
27
Capitulo 26. Para mí amada...
28
Capitulo 27. Dudas.
29
Capitulo 28. Todo ha terminado.
30
Capitulo 29. Planta la duda.
31
Capitulo 30. Trabajo.
32
Capitulo 31. El castillo Ferrer.
33
capitulo 32. Un regalo especial.
34
Capitulo 33. Tu eras la mejor.
35
Capitulo 34. insomnio.
36
Capitulo 35. El primer mes.
37
Capitulo 36. Ojos de serpiente.
38
Capitulo 37. La propuesta.
39
Capitulo 38. Un primer paso.
40
Capitulo 39. Padre e hija.
41
Capitulo 40. Predecibles
42
Capitulo 41. Aquella habitación.
43
Thomas Richard Reyinal Lumiere.
44
Lo importante o "Lo importante"
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