Acompañada por la jefa Mirta, Nereida caminaba en dirección a la sala de reuniones donde se encontraba Fran. Aunque le había tomado varios minutos, y un poco de ayuda de la jefa de las sirvientas, finalmente había entendido que su respuesta podía causar un malentendido. No le molestaba almorzar junto al duque, y aunque no hablarán de nada durante esos momentos, le parecía un tiempo bastante agradable, y no quería que este pensara que lo había rechazado por qué repudia su presencia.
– Le insisto señorita Hammer...
Exclamó la jefa Mirta mientras caminaba junto a Nereida.
— Yo puedo entregar el mensaje. El joven duque debe estar ocupado, si la reunión con los señores locales ya terminó, su siguiente compromiso era hablar de agricultura con un barón que mandó a llamar de la capital real.
Concluyó la anciana sirvienta que no entendía el entusiasmo de la joven.
— Puedo esperar a que termine.
Respondió Nereida que estaba bastante avergonzada del tiempo que le había tomado comprender lo fáciles de malinterpretar que eran sus palabras.
— No quiero que haya malentendidos y fui yo la que dio una respuesta que se puede malinterpretar.
Llegando frente a las puertas de la sala de reuniones, Nereida prefirió permanecer de pie en una esquina a esperar a que Fran se desocupé. No quería interrumpir su importante reunión por un tema tan casual.
Su padre, pese a que era bastante condescendiente con ella, también solia enojarse si era interrumpido mientras estaba trabajando. Más cuando Nereida interrumpía en una reunión esperando únicamente que su padre le ayudará a contrariar las órdenes de su madre.
Dispuesta a esperar pacientemente el tiempo que fuera necesario, Nereida vio que habían colocadas varias sillas cerca de la entrada, y cuando estaba por ir a sentarse, de la nada, un olor agradable le hizo cosquillas en la nariz.
Ladeando la cabeza, la chica parecía confundida, quizás era su imaginación jugándole una mala broma, cosa extraña porque acaba de almorzar, pero pudo haber jurado que había olido a comida.
Un par de minutos después, las puertas se abrieron y donde primero se alegró que la reunión haya durado tan poco, al momento quedó bastante desconectada de que varias sirvientas salieron llevando charolas vacías con ellas.
Estando las puertas a punto de ser cerradas, Nereida los vio por escasos segundos, que sentado en la mesa, el duque parecía almorzar mientras mantenía una plática bastante amena con una mujer.
Sintiendo su sangre hervir, la chica no entendía porque su humor había cambiado tan de repente.
Sentía un puño estrujado su estómago, sus músculos tensarse y un sabor increíblemente amargo llenaba su boca.
¿Por qué el duque estaba almorzando con una mujer? ¿No se suponía que debía estar hablando de agricultura con un viejo barón? Ella había estado una hora entera esperando a que llegara a almorzar, ¿Fran nunca llegó porque tenía un almuerzo más importante al que asistir?
Notando como el rostro de la chica cambiaba al rojo intenso, la anciana mujer, que también había visto de reojo que el joven duque almorzaba con una joven dama, sabía sin que se lo explicarán, que debía haber una explicación perfectamente lógica detrás, sin embargo, ¿Como demonios se lo explicaba a la montaña de músculos de casi dos metros que tenía a su lado? Más cuando esta tenía un largo historial de tomar decisiones violentas y precipitadas.
– señorita Ha…
Fue lo último que la anciana alcanzó a decir, antes de que la chica empezara a caminar en dirección a las puertas, con expresión tan fría en su rostro, que aterró a las sirvientas que la vieron acercarse mientras salían de la sala.
...****************...
Con medía docena de platos delante suya, admiró uno a uno cada plato, y por lo menos debió admitir que había mucha variedad de formas en las que las patatas podían ser preparadas.
Observando que la joven le miraba con rostro expectante, el muchacho acercó para si el plato que tenía más próximo.
— ese plato es "al vapor" también es muy simple, pero por favor pruébelo para comprobar que tiene un sabor muy agradable.
Explico la muchacha al ver la elección que el duque había hecho.
Con algo llamado "patata al vapor" delante suyo, al pasar su tenedor, el chico noto que la piel de la llamada patata se desprendía, y que la carne de la misma era casi perfectamente blanca.
– la piel también es comestible, aunque no a todos les gusta, depende de cómo se preparé, sin embargo, aunque es muy nutritiva, si la come o no, ya es cuestión de gustos.
Retirando la piel, Fran se llevó una cucharada a su boca. El sabor era simple, pero bastante agradable, también era sorprendente que tuviera tan buen sabor si solo se había usado sal, pensando en cuestión de costos, si la producción de patatas eran abundante en cada cosecha, podría alimentar a mucha gente a muy bajo costó, resolviendo en el proceso, uno de los mayores problemas que tenían en el ducado.
En Lumiere, la principal fuente de ingresos, aún sobre las minas de sal, era la industria maderera. Con la madera de los grandes abetos y pinos que crecían en las regiones más al norte, se fabrican barcos, mansiones, y una gran variedad de muebles. Sin embargo, la lejanía de Lumiere del resto del reino, aumentaba el costo en los transportes, haciendo que la gente prefiera opciones más baratas.
Solo en ocasiones muy concretas, la madera traída de Lumiere era indispensable. En su mayoría, en la construcción de barcos, y desde que el abuelo de Fran había firmado un contrato de exclusividad dónde Lumiere suministro la madera para una inmensa flota naval que el reino requirió para su última guerra, aquel duque trajo los mayores años de prosperidad que había visto el ducado.
Sin embargo, a más 30 años de aquel evento, y tras la poco aclamada administración del padre de Fran, aquella antigua prosperidad era cosa del pasado, y Lumiere llevaban mas de una década sin contratos de madera.
Tomando una nueva cucharada, miro el resto de platillos y luego al rostro de la chica, está sonreía, y parecía feliz por la buena reacción del duque. Masticando con gusto, de la nada, se escucho un sonido como gritos en la puerta.
– ¿ocurre algo?
Preguntó la chica mientras miraba en la misma dirección.
— no lo sé.
Admitió Fran, que estaba bastante confundido.
— ¿desea que vaya a preguntar?
Interrogó la joven, que se había puesto de pie, sin embargo, con un ruido fuerte, las puertas dobles se abrieron de golpe, y Nereida entró a la habitación con 5 sirvientas intentando detenerla.
Una estaba colgada de su cuello, una más en cada brazo, una de su cadera, y la última de su pierna derecha. Sin embargo, pese a que 5 personas gritaban y hacian su mayor esfuerzo para detenerla, con paso lento, la chica caminaba como si apenas tuviera peso extra.
Asustado, Fran no entendía qué rayos estaba ocurriendo, sin embargo, rápida cual resorte, Neza salió dispara en dirección a la puerta, mientras gritaba a todo pulmón….
– ¡¡Es ustedddd!!
Gritaba la chica y otra vez, mientras parecía correr a los brazos de Nereida.
...****************...
Apurando su paso más rápido de lo que debería hacerlo por su avanzada edad, la jefa Mirta entró jadeando a la sala, sin embargo, aunque ya se estaba esperando lo peor, su rostro se convirtió en una extraña mueca, al contemplar que la escena que tenía delante era más extraña de lo que hubiera esperado.
El joven duque estaba sentado con una expresión del más puro desconcierto, mientras muchos platos estaban en la mesa frente a él, al mismo tiempo, la señorita Hammer estaba de pie, tanto o más desconcertada, con 5 sirvientas colgadas en su cuerpo, y una joven desconocida abrazándola de frente.
Lanzando un largo suspiro, la mujer se dijo que ya era demasiado mayor para estas cosas.
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