Capítulo 16: No tengo cara para verlos

¿Qué? ¿Qué estaba pasando?

No pude evitar quedarme anonadada cuando escuché aquellas palabras.

Edén, al notar mis emociones desbordantes habló de nuevo, con una voz suave, como si no le importará si lo estoy escuchando o no. Era como si él solo deseara sacar aquellas emociones que mantenía enterradas dentro de su corazón.

Pero…

Aparte de sentirme sorprendida, no pude evitar también sentirme feliz porque ciertamente aquel joven de ojos vendados que se había empecinado en caminar bajo un camino de oscuridad merecía lo mejor del mundo.

— Adám me dijo que luego de lo que sucedió en aquella montaña Aidán empezó a preguntar sobre la operación, parece que aquel suceso lo golpeó de una manera devastadora, aunque al final aún no ha decidido nada, sé que con el tiempo lo hará. He visto algo de esperanza después de tanta oscuridad, aunque solo sea un atisbo, no estoy…

Edén habló con una emoción que comprendía muy bien por qué yo también me sentía emocionada porque realmente deseaba que Aidán pueda volver a ver los colores del mundo, las maravillas que había dejado de mirar debido a su obstinación.

Después de escuchar aquella noticia, en lo que quedaba de la noche la pasé con la mente en otro mundo, no podía concentrarme porque todos mis pensamientos solo tenían a Aidán como foco principal.

Ni siquiera pude reaccionar cuando Edén alegó que la familia Maxwell sería tratada muy pronto, incluso cuando observé la mirada helada de mi padre, ni siquiera parpadee, no había nada que pudiera entrar en mi mente.

Después de todo, no podía evitar pensar en lo que pasaría en el futuro si Aidán recuperará su visión.

¿Él me seguiría queriendo como lo hace ahora que piensa que soy Leila?

O solo me hará a un lado y romperá cualquier relación que tenga conmigo en este momento.

Bueno.

Sea cuál sea la respuesta a esa pregunta, en este momento no importaba porque no podía dejarme llevar por las suposiciones.

Después de todo, él hubiera no existe.

Solamente cuando llegué a casa toda esa nube llena de tormenta con la que había pasado la noche se vio un poco dispersa debido a que lo primero que vi en cuanto llegué fue la imagen de un Aidán recostado sobre el sofá como alguna especie de gato. Se veía como un minino perezoso en busca de un dueño.

— Debería despertarte o no — murmuré para mí misma mientras me ponía a su misma altura y observaba sus mejillas.

Bueno…

No tuve que debatir nada debido a que en cuanto murmuré aquellas palabras, aquel joven que se encontraba dormido me tomó de la mano antes de hacer que cayera entre sus brazos.

— ¡Estás aquí! — proclamó en voz baja para luego estampar un beso contra mis labios.

Rápidamente, le devolvió el beso tratando de olvidar todas las preocupaciones que acudían mi mente.

En este momento deseaba confesarle la verdad, pero al contemplar todas las consecuencias me tragué las palabras.

No, este no era el momento adecuado, quizás no habría alguno en algún tiempo, al menos hasta que Aidán se realice la operación.

Después de todo, había estado pensando durante todo este tiempo si sería factible revelarle mi verdadera identidad, sin embargo, al final llegué a la conclusión de que no era posible hacerlo.

Aidán estaba empezando a mostrar la perla que guardaba en su interior como lo haría una almeja, quizás si él llegara a descubrir que todo lo que había pasado entre él y yo había empezado con una mentira, olvídate de la operación incluso verme a mí sería un sacrilegio para él.

Por eso no podía ser egoísta en este momento, debía pensar en el bien común.

Cuando regresamos a la habitación nos acurrucamos uno a lado del otro como si aquello fuera lo más natural del mundo.

— Buenas noches, Aidán — susurré cuando escuché como su respiración se volvía más suave.

Mientras lo contemplaba dormir no pude evitar delinear el contorno de su cara.

— Espero que no me odies — susurré contra sus labios — Moriría si lo hicieras.

Luego de decir aquellas palabras cerré los ojos y me entregué a la oscuridad en dónde soñé con muchas cosas que incluso si deseaba no podía recordar.

Después de aquella noche, todo volvió a la normalidad, Aidán y yo volvimos a nuestra rutina de comer, leer, comer, escuchar música, comer, besuquearnos y dormir. Es solo que ahora teníamos un nuevo invitado.

Ciel más que un león se había convertido en un nuevo miembro de nuestra familia.

A todos lados que vayamos aquel cachorro nos seguía.

— ¿Por qué se comporta como un gato? — cuestionó Aidán cuando le conté que Ciel se encontraba ni jugando con un hilo de tejer — ¿Es eso siquiera posible?

Solté una carcajada ante sus palabras.

— Bueno, Ciel se está divirtiendo…

Aidán refunfuño antes de llevarse una uva a los labios.

— A este paso muy pronto seré reemplazado por aquella bestia.

Ciel gruñó justo en ese momento, como si estuviera de acuerdo con sus palabras.

— Lo escuchaste, claramente está pidiendo que le den una paliza.

Ciel volvió a gruñir mientras se encontraba enredado con el hilo, se veía como un regalo mal envuelto.

— No seas tonto — comenté.

Luego me acerqué a aquel leoncito y lo ayudé a desenredarse.

— ¿Acaso te estás escuchando, ahora hablas por ese animal? Mañana que será, empezarás a dormir con el león.

Ante sus palabras, Ciel volvió a rugir.

Aidán ante esto hizo un puchero que me daban ganas de morder.

De esta manera pasábamos nuestro tiempo, todo se sentía tan pacífico que era como si ningún problema nos pudiera tocar, más bien se sentía como la tranquilidad antes de la tormenta debido a que esta cierto día tocó nuestra puerta.

Aidán y yo estábamos en el jardín en cuanto llegó Edén junto a Adám, aunque para Aidán solo nos encontrábamos presentes Adám y yo debido a que Edén nos hizo guardar silencio sobre su presencia.

Desde que aquel hombre de aura fría había llegado supe que algo malo iba a suceder, no sabía por qué, pero en mi mente lo había relacionado como un portador del desastre y eso fue lo que sucedió.

Edén había llegado como un desastre natural e irrumpió nuestra burbuja rosa haciéndola estallar mientras arrasaba con todo a su lado, de un solo vistazo sabía que sus intenciones no eran buenas pero al mismo tiempo tampoco malas.

— Pequeño jefe, muy pronto se celebrará el aniversario de la muerte de sus padres, el Gran jefe me pidió que se prepare con antelación — comentó Adám con la voz seria.

Aidán al escuchar aquello dejó de hacer lo que sea que estaba haciendo y apretó los dientes como si le fuera imposible decir algo.

Todo su cuerpo empezó a temblar mientras se llevaba las manos a los ojos, parecía que en cualquier momento se iba a derrumbar, así que rápidamente me acerqué a su lado.

— ¿Estás bien? — cuestioné.

Aidán negó con la cabeza varias veces como si el solo hablar lo pusiera en una situación que no podía aceptar, no ahora, quizás nunca.

— Yo no, yo no… — murmuró entre dientes como si quisiera decir algo, pero no pudiera hacerlo.

Al final se rindió ante sí mismo, lágrimas inmensas rodaban sobre sus ojos, si cara se encontraba bañada con estas, incluso las vendas que tapaban sus ojos lo hacían.

Edén que se encontraba a un lado al notar la situación que estaba pasando, inhaló una bocanada de aire mientras cerraba los puños a un costado. Era como si estuviera reteniendo algo. No más bien era como si se estuviera tratando de contener.

¿Qué estaba pensando aquel hombre?

Dejé de prestar atención y me concentré en Aidán que ahora se encontraba llorando a moco tendido, su rostro se veía lamentable.

— Así que ya se acerca la hora — mencionó para sí mismo — No tengo cara para verlos.

Luego de decir aquello, siguió llorando desconsoladamente.

— Tranquilo, todo estará bien.

Aunque le dije aquello, podía ver que nada estaría bien para Aidán hasta que él no logré cerrar todas sus heridas abiertas.

— Te equivocas, nada estará bien, he estado viviendo tan bien estos días que casi olvidó lo que en realidad soy, no te merezco, no merezco nada de este mundo, yo soy el que debería estar muerto, no ellos — dijo.

— No digas eso, ellos no querían verte así…

Aidán soltó una risita llena de desprecio interrumpiendo por completo mis palabras.

— Enfermera, tienes razón, a ellos no les gustaría verme así, ellos querían que siga viviendo, me hicieron prometerles, pero, ¿qué puedo hacer?, la culpa y él autodesprecio es lo único que puedo hacer para mantenerme con los pies en la tierra porque soy un monstruo, yo los maté, mis manos están manchadas con su sangre, con la sangre de un inocente…

— ¿Por qué debo estar vivo cuando ellos están muertos?, no lo entiendes, pero cuando digo que soy el que merece morir lo digo en serio, antes de que llegarás todo esté tiempo había sido como un martirio para mí, el solo escuchar a mi hermano me ponía enfermo porque lo único que podía pensar era en lo que le había quitado.

— A pesar de que pude haber recuperado mi vista hace mucho tiempo e incluso volver a mi antigua vida, no lo hice porque estoy vivo, porque este es mi castigo, este es mi propio infierno personal, el que estoy dispuesto a afrontar debido a lo que hice.

— Por haber destruido a mi propia familia, por haberle quitado la belleza de este mundo a un niño no nato, por haber sido un maldito estúpido.

— Yo…

Antes de que siguiera hablando lo abrace con todas mis fuerzas, como si no quisiera dejarlo ir nunca más, como si quisiera transmitirle que a pesar de lo que había pasado yo iba a estar aquí para él, ahora y siempre.

— Yo fui el culpable de aquel accidente, yo fui el que iba conduciendo — sollozó en voz baja — Íbamos de camino a la montaña a pasar un día de campo como en los viejos tiempos, mamá estaba feliz debido a su embarazo, después de todo, a su edad era algo casi imposible que concibiera, papá no podía dejar de abrazarla como si no pudiera dejar de hacerlo por un segundo, la carretera se encontraba desierta por lo que empecé a acelerar, hice oídos sordos ante las advertencias de mi padre e incluso lo moleste por no ser lo suficiente valiente.

Aidán negó con la cabeza como si lo que siguiera lo lastimaba y al mismo tiempo lo molestaba.

— Yo seguí conduciendo como si estuviera en alguna pista de carrera cuando recibí un mensaje extraño, al principio no le tomé atención, sin embargo, cuando los frenos dejaron de funcionar, supe que aquel mensaje tenía algo que ver con esto, aunque trate de mantener la calma no pude hacerlo porque pude ver qué nos esperaba un final miserable cuando un auto negro corría a una velocidad alarmante hacia nosotros.

Aidán guardo silencio por algún tiempo mientras inhalaba y exhalaba.

— La persona que había enviado el mensaje era la que conducía aquel auto negro, je, en ese entonces, comprendí lo que había querido decir su “Si no puedo conseguir tu corazón en esta vida, al menos lo haré en el infierno”.

Tras decir aquello, lanzó uno sollozó lleno de angustia, tan increíblemente lamentable.

— La persona que envío aquel mensaje era alguien que me había “amado” y debido a sus sentimientos enfermos quizá que muriéramos juntos, si no fuera por mí mis padres no estuvieran muertos, sino fuera por mi culpa, mi hermanito no nacido ahora estuviera aquí junto a nosotros, sino fuera por mi ineptitud al menos pude haber evitado aquella catástrofe, yo soy el único culpable, yo…

Aidán dejó aquellas palabras colgando mientras sollozaba, sin querer lágrimas rodaban por mis ojos mientras contemplaba con impotencia como este chico dulce se quebraba frente a mis ojos.

Quería decirle tantas cosas, sin embargo, también sabía que nada de lo que saliera de mis labios le iba a dar el alivio que necesitaba.

La única persona que podía darle confort era Edén, el cual desde que había iniciado el monólogo de Aidán había guardado silencio mientras lágrimas copiosas caían por sus ojos.

Él también se veía tan lamentable.

Nota de autora:

Muchas gracias por leer, bueno la oscuridad dentro de Aidán ha sido descubierta.

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Comments

Lili

Lili

Muyyyyyy emotivo, al punto de sentir lágrimas...

2025-01-13

0

~√{©£¢%}✓¶🌟💖

~√{©£¢%}✓¶🌟💖

Que feo se sintió este capítulo 💔😭

2025-02-13

0

Mayte Camariyo

Mayte Camariyo

😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭
por dios pobre muchacha chocando el tiene un corazón de oro y por una mal*** despechada esta asi🥺🥺🥺🥺😭😭😭😭😭😭

2024-08-16

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