Eduardito no salía de su asombro porque él siempre había considerado que su tía se preocupaba mucho por su padre, solo por el afecto que le tenía por haber estado casado con su madre, pero jamás se imaginó que ella pudiera estar enamorada de él.
— Tía Alondra, hablas como si estuvieras celosa de Topacio ¿Acaso tú estás enamorada de papá? — Alondra se puso muy nerviosa porque efectivamente ella no quería que nadie se diera cuenta de lo que ella sentía por Roberto, era algo por lo que siempre había luchado pero en silencio, sin embargo era muy difícil el poder ocultar ese sentimiento que para ella era demasiado fuerte tratar de disimularlo, por lo que no pudo aguantar más y le dijo a Eduardito delante de filomena que se encontraba aún en el comedor terminando de ordenar la mesa mientras escuchaba la gran confesión de Alondra.
— Eduardito hijo la verdad, es que yo no quería que te enteraras de esta forma, pero también considero que no es un pecado el que yo quiera a tu papá, porque durante el tiempo que estuvo casado con Julia, mi hermana querida que en su gloria esté, siempre respeté la unión que ambos tenían y era totalmente incapaz de llegar a arruinar el sagrado matrimonio que había entre ellos, pero después que Julia falleció de forma inesperada, me fui acercando a tu padre tratando de consolarlo y cuidarlo porque él se encontraba demasiado afligido por la ausencia de Julia, por supuesto que a ti también te cuidé con amor y con esmero porque eres mi sobrino amado y te quiero como si fueras mi propio hijo, porque eres sangre de mi sangre, mi único sobrino…. Y entre una cosa y otra me fui sintiendo cada vez más atraída por Roberto, todo eso sucedió sin darme cuenta, lo que pasa es que nunca me atreví a decírselo por miedo al rechazo y al mismo tiempo también, por respeto a la memoria de tu madre. Pero ya ves, de nada me sirvió mantenerme apartada por respeto al recuerdo de Julia, porque al final vino a interponerse en nuestras vidas, esa marginal que salió de quién sabe dónde, para metérsele por los ojos a tu padre y ahora encima se embarazó de él, y eso es algo muy grave, porque ella lo que está buscando es quedarse con tu herencia, la que te corresponde en su totalidad por ser el único hijo legítimo de Roberto, es que no podemos permitir que esa mujerzuela se salga con la suya. Es por eso que te pido hijo, que ahora que te he confesado esta gran verdad que había ocultado durante tantos años, me ayudes a sacar a esa mujer de la vida de tu padre.
— Tía Alondra, yo no quiero meterme en ese problema, además Topacio me cae muy bien, ella no es mala, solo tienes que conocerla un poco más y te darás cuenta que lo que te digo es verdad. Hace un año cuando la vi por primera vez, me asusté por el gran parecido que tiene con mamá, y en un momento quise apartarme de ella porque no quería que ocupara el lugar de mi madre, pero después que la fui conociendo mejor, poco a poco me fui dando cuenta de que es una gran persona y es por eso que mi padre está enamorado de ella, y yo no quiero que le hagas daño tía Alondra.
Alondra no cabía de la rabia, sentía que quería brincarle encima a Eduardito y destrozarlo con sus propias manos a pesar de ser su sobrino, ella no toleraba que nadie se pusiera de parte de Topacio, porque lo único que ella quería era sacarla de la vida de Roberto de la misma forma como lo había hecho con Julia.
— Es que no puedo creer que esa mujer te haya lavado el cerebro a ti también, ¿Cómo es posible que la defiendas de esa forma y la pongas por encima de mí? Y encima, insinúes que yo le quiero hacer daño, no te das cuenta que yo lo único que pienso es en el bienestar de esta familia y en la felicidad tanto tuya como de Roberto, es que te puedo asegurar que esa mujer es pájaro de mal agüero, y en cualquier momento va a sacar las uñas y los va destrozar a todos dejándolos completamente en la ruina. ¿O acaso no te has dado cuenta de todo el dinero que tu padre le regaló a la familia de esa mujer hace un año? No te equivoques Eduardito, tienes que estar muy alerta, porque no todo lo que brilla es oro.
(…)
Tres semanas después…
Habían pasado dos semanas en las que Topacio, estaba totalmente nerviosa y muy angustiada por no saber de qué forma iba a contarles a sus padres la verdad de lo que ella estaba viviendo desde hace un año en la mansión. Pero como todo en la vida tiene su momento, pues de la misma forma había llegado el momento para Topacio de sincerarse con sus padres de una buena vez, así que esa mañana tomó su celular muy temprano y decidió hacerles una video llamada a sus padres sorpresivamente.
— Hijita pero qué alegría y qué sorpresa tan bonita me acabas de dar, no sabes cómo me gusta poder verte por este aparato que nos regaló tu patrón Roberto, él es tan bueno y siempre pensando en todo. Pero cuéntame, ¿A qué se debe esta llamada tan temprano?
Topacio tenía las manos totalmente frías, ella trataba de disimular su nerviosismo porque sabía que su madre se iba a dar cuenta enseguida de que algo le estaba pasando, sin embargo de igual manera tenía que ser valiente y decirle de una vez por todas a sus padres la verdad.
— Hola mamá, ¡Qué bueno verte! Me alegra mucho saber que estás bien, ¿Y papá está allí contigo? Es que quiero hablar con los dos porque tengo algo muy importante que decirles.
Enseguida el padre de Topacio que se encontraba al lado de Juanita la madre de esta, no dudó ni un minuto en saludar a su hija lleno de mucha alegría, porque cada llamada que ella les hacía, los ponía muy contentos y al mismo tiempo mantenían la esperanza de que pronto podían estar junto a su hija.
— Aquí estoy hijita, no sabes la felicidad que me das al verte aunque sea por este teléfono, además quiero que sepas que estoy muy bien y todo gracias a ti, porque con tu esfuerzo, he podido recuperarme de esa penosa enfermedad que ya quedó en el pasado.
Para topacio era cada vez más difícil el poder decirles la verdad por las palabras que cada uno le decía, sin embargo ya no había otra alternativa. Ella tenía que hacerlo Ahora o nunca y arriesgarse sobre todo a la reacción de cada uno.
— Papá, mamá, los he llamado porque necesito hablar con ustedes de algo muy importante.
— ¿De qué se trata hijita? Cuéntanos, estamos aquí para escucharte. — le dijo enseguida Bernardo con todo el amor que siempre le profesaba a su hija Topacio.
— ¿Pero qué pasa hijita? ¿Te noto muy nerviosa? — le preguntó su madre Juanita, ya que se veía en la pantalla del celular muy temblorosa, por más que trataba de controlarse, sus nervios estaban a millón.
— Lo que pasa es que hay algo que ustedes no saben y que yo he ocultado durante todo este tiempo que estado viviendo aquí en los Estados Unidos, me había callado por miedo a la reacción que ustedes fueran a tener, pero creo que ya no puedo seguirles ocultando lo que está pasando en mi vida desde hace un año.
Tanto Juanita como Bernardo enseguida palidecieron y el semblante de alegría que tenían con la llamada de su hija Topacio, enseguida se transformó en preocupación, pensando en que tal vez le estaba pasando algo malo a su hija, así que ambos se angustiaron y comenzaron a preguntarle con insistencia qué era lo que ella tenía que decirles.
Topacio continúo hablando:
— Por favor traten de calmarse que no me pasa nada malo, pero necesito que me dejen hablar porque de lo contrario creo que me voy a arrepentir y colgaré la llamada.
— Por favor hijita no nos hagas esto, necesitamos que nos digas qué es lo que te está pasando, porque de lo contrario a mí me daría un soponcio. — le dijo Juanita mientras se agarraba el pecho por la ansiedad y la angustia que sentía en ese momento.
Está bien mamita quédate tranquila que les voy a contar lo que sucede, pero me tienen que prometer que lo van a tomar de la mejor forma posible.
— Ya me estás poniendo nerviosa Topacio y esto no me está gustando para nada, sabes perfectamente que no soporto los misterios, así que si tienes algo que decir, dilo de una buena vez y sin rodeos, porque tu padre y yo no estamos para estar adivinando.
Juanita tenía un carácter mucho más fuerte que Bernardo, ella amaba mucho a Topacio, pero siempre fue la que apretó un poco más las tuercas para que ella anduviera por la vida más firme, en cambio Bernardo era un hombre un poco más débil de carácter y siempre había consentido a su hija en su totalidad.
— Lo que sucede es que hace un año me casé con el señor Roberto Grimaldi.
Topacio no escatimó en decirles la verdad sin tapujos y sin muchos rodeos, de manera que no se le hiciera aún más difícil el poder confesar algo que ella había mantenido en secreto para sus padres durante un año, cuando estos escucharon la impactante noticia, no podían creer que Topacio su hija del alma, les estuviera haciendo semejante canallada.
Bernardo se quedó en silencio mientras miraba a Topacio a través de la videollamada, mientras que Juanita se enfureció totalmente, su semblante cambió por completo, la piel del rostro se le puso totalmente roja, parecía que en cualquier momento podía explotar del coraje que sentía.
— ¿Pero qué tarugada estás diciendo Topacio? No me parece divertido que te burles de esa forma de nosotros.
Bernardo por su parte tomó las cosas un poco más tranquilo, puesto que al igual que Juanita pensaba que era una broma de Topacio y enseguida le contestó:
— Topacio hijita, no molestes a tu madre de esa forma, sabes que a ella no le gustan ese tipo de juegos, por favor hijita dinos de verdad, qué es lo que tenías que decirnos.
Para topacio no era fácil la situación, ya que se estaba dando cuenta de que no lo habían tomado de la mejor manera, especialmente su madre que se veía realmente molesta, pero ya no había vuelta atrás, ella tenía que decirles la verdad porque de lo contrario las cosas iban a empeorar cuando se le comenzara a notar su embarazo.
— Ay papitos, de verdad que lamento decirles que no se trata de una broma, es la pura verdad, hace un año me casé con Roberto porque era la única manera de poder ayudarlos a ustedes y especialmente a ti papá, de lo contrario no hubieras sobrevivido de esa penosa enfermedad, no quise decirles nada porque sabía que no iban a estar de acuerdo con mi decisión y fue por esa razón que me quedé callada durante todo este tiempo, solo estaba esperando a que papá se estabilizara de su operación y que pudiera tomar las cosas de la mejor manera. Lo que sucede es que hay algo más que tengo que decirles y que no puedo esperar más tiempo.
— Yo sabía qué tanta amabilidad por parte de ese señor era sospechosa, es que no podía ser verdad tanta maravilla, ese hombre solo quería era acostarse contigo y lo único que hizo fue comprarte y tú te vendiste como una…
— ¡Basta mamá! No tienes porqué ofenderme de esa forma, Roberto es un buen hombre y lo único que hizo fue ayudarlos a ustedes en todo lo que necesitaban, gracias a él ustedes están viviendo en la Ciudad de México y también gracias a todo el dinero que dio para la operación de papá, es que hoy lo tenemos vivo. Además si él solamente hubiera querido aprovecharse de mi, como tú lo estás diciendo, no se hubiera casado conmigo. Y ahora yo soy su esposa y la dueña y señora de esta casa, y para que se terminen de enterar, estoy esperando un hijo de él.
El coraje que provocó Juanita a Topacio, fue tan grande, que le dio las fuerzas para contarle el resto de la verdad, por supuesto esto causó un impacto muy grande para Bernardo y Juanita, pero muy especialmente en Juanita, ya que ella de alguna manera sospechaba que algo raro estaba pasando entre Topacio y Roberto, ella estaba totalmente indignada, se sentía traicionada y engañada por su hija, en ese momento fue tal su molestia que cortó la videollamada sin dejar que Topacio al menos terminara de hablar o pudiera despedirse.
Topacio se sintió realmente impotente e insistió en llamarlos nuevamente pero no contestaron la llamada, eso provocó que ella se sintiera demasiado preocupada, porque no sabía que podía pasar si esa noticia tan impactante e inesperada para ellos, les podía ocasionar algún percance de salud, ya que eran dos personas mayores que requerían de cuidado y justamente por esa razón fue que ella no les había dado la noticia desde un principio, tratando de dejar pasar un poco todo el sufrimiento que habían tenido con la enfermedad de su padre Bernardo.
(…)
En todos estos días que habían pasado, Julia había sido sometida a tratamiento psiquiátrico gracias a la colaboración que le había brindado Elizabeth la hermana de Nelson.
Gracias a que Elizabeth era una excelente profesional y además tenía muy buena reputación como médico psiquiatra en la clínica donde prestaba sus servicios, el director de la misma, le otorgó el permiso para que dejara a Julia internada y de ésta manera, recibiera el tratamiento adecuado que ella necesitaba.
Tanto Julia como Nelson le pidieron al director de la clínica que no hiciera ningún tipo de denuncia a las autoridades hasta tanto Julia no mejorara su salud, ya que le explicaron que ella estaba en peligro si se llegaba a saber que ella se encontraba viva.
El director de la clínica accedió gustosamente ya que Elizabeth era una excelente profesional y tenía muchos años trabajando para esa institución, sin embargo aceptó solo por un tiempo determinado de un mes, dando tiempo a que en el transcurso de esas semanas, Julia pudiera tener alguna mejoría.
Nelson la iba a visitar todos los días pasando con ella largas horas que le costaban la ausencia en el trabajo que desempeñaba como chofer en la mansión Grimaldi, cosa que comenzó a molestar cada vez más a Roberto porque no entendía el por qué Nelson faltaba tanto al trabajo cuando siempre había sido un hombre muy correcto y responsable con sus deberes.
Esa tarde se encontraba en el patio de la clínica psiquiátrica, en esa área al aire libre tenían a la mayoría de los pacientes para que se recrearan y tomaran un poco de sol. Desde que Nelson había encontrado a Julia, ella no había dicho una sola palabra, se mantenía totalmente ausente y con la mirada perdida, solo escuchaba todo lo que hablaban y aparentemente había momentos en los que se percibía que ella entendía de alguna forma lo que le decían, porque tenía ciertas reacciones que lo ratificaban, sin embargo había como una especie de temor en ella que la hacía mantenerse callada. Pero se había acostumbrado a la compañía diaria de Nelson, el cual cada vez que la iba a visitar, le llevaba flores, frutas, golosinas y ella las recibía sin mirarlo a los ojos, ni decirle una sola palabra. Pero él se conformaba con tan solo estar en su compañía, sin embargo esa tarde cuando el miró el reloj y se percató que ya se había retrasado y debía irse, él le dijo cómo siempre y sin esperar a que ella le respondiera:
— Bueno señora Julia, mi dama hermosa, ya me tengo que ir, se me ha hecho demasiado tarde y no me di cuenta de la hora. Es que me siento tan a gusto cuando estoy cerca de usted, que no me doy cuenta del tiempo y se me hace tan cortito que quisiera que ya fuera el día de mañana para venir corriendo a visitarla de nuevo y a traerle estas flores que sé que son sus favoritas.
Porque todos los días las cortaba en el jardín de la mansión, ¿Recuerda? Bueno no importa, lo realmente importante es que aquí tiene las flores y yo voy a encargarme de que nunca le falten. Bueno mi bella dama yo me retiro y espero volverla a ver mañana.
Al decir esto Nelson tomó su mano y la besó, luego se levantó de la silla y cuando estaba apunto de retirarse para sorpresa de él, Julia lo miró y le dijo:
— ¡Nelson! — cuando Nelson escuchó que Julia pronunció su nombre, sintió una especie de escalofrío por todo su cuerpo que lo estremeció por completo.
Él la miró con los ojos abiertos de la impresión, la verdad es que no podía creer lo que estaba escuchando, hasta llegó a pensar que podía ser producto de su imaginación en vista de lo mucho que deseaba que Julia le hablara.
— ¿Cómo? ¿Señora Julia usted dijo mi nombre? Por favor hábleme, diga cualquier cosa, pero necesito escucharlo de nuevo. ¡Dios mío no puedo creerlo! Me está mirando a los ojos.
Para Nelson, había sido un logro demasiado grande el solo hecho de que Julia pronunciara su nombre, pero el regalo más grande había sido, el que ella lo mirara a los ojos por primera vez desde que la había encontrado.
(…)
Una semana después…
Topacio estaba muy deprimida desde la última vez que había hablado con sus padres, en vista de la molestia que causó en ellos enterarse de que ella estaba casada con Roberto, no había podido comunicarse con ellos de nuevo. No le contestaban las llamadas, ella no tenía idea de lo que estaba pasando, si se encontraban bien o si les había pasado algo, todo era demasiado confuso.
— Topacio mi amor tienes que alimentarte, recuerda que ahora tienes que pensar también en el bebé. — le decía Roberto tratando de convencerla para que probara aunque sea un bocado de la cena que había servido Filomena.
— Es que no dejo de pensar en las caras que tenían mis papás cuando les di la noticia, y lo peor de todo es que mi madre fue la que cortó la llamada y no me dejó ni siquiera poder despedirme, es la primera vez que duramos tantos días sin hablar, me voy a morir de la angustia.
— ¿Por qué no le decimos a Milagrito que trate de comunicarse con ellos para saber cómo están y así puedas quedarte tranquila?
En ese preciso momento entró Milagrito al comedor, estaba llorando y tenía el celular en la mano porque su madre Soledad la acababa de llamar para darle una noticia que cambiaría por completo la vida de Topacio.
— Milagrito, justo ahorita te íbamos a llamar, ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué estás llorando? ¿Qué pasó? Habla por favor.
Milagrito caso no podía hablar, estaba completamente deshecha y no sabía cómo darle la noticia a Topacio.
Roberto también se puso nervioso y enseguida le preguntó también:
— ¿Pero qué pasa? Mira en el estado que se encuentra Topacio, ¿Qué fue lo que pasó?
— Es que. Mi mamá…acaba de llamar ahorita….. para decirme que….¡Ay Dios mío! ¿Cómo se lo digo? ….es que la señora Juanita…..
Topacio se levantó enseguida de la silla y le gritó desesperada:
— ¿Qué le pasó a mi mamá? Habla Milagrito por favor, ¿Qué pasa con mi mamá?
— Es que la señora Juanita sufrió un derrame cerebral.
— ¿Quéeee? ¡Noooo! Eso no puede ser, noooo por Dios, ¿Pero dónde la tienen? ¿Dime cómo está mi mamá? ¡Habla Milagrito por favor!
— Ay Topacio, lo siento mucho…pero es que la señora Juanita no pudo aguantar.
Roberto se llevó la mano a la cabeza, enseguida agarró a Topacio porque de la impresión estaba a punto de desmayarse y se echó par atrás, todo era un verdadero caos en ese momento, la tristeza había empañado la felicidad que tenía Topacio con el embarazo de su hijo, todo se había convertido en una verdadera pesadilla para ella.
(…)
Minutos después…..
Topacio estaba en un mar de llanto, no podía asimilar que su madre se hubiera ido sin poderse despedir de ella, sin darle tiempo a poder reconciliarse con ella, todo era demasiado doloroso.
— Amor no sabes cuánto siento que tengas que pasar por este dolor, daría cualquier cosa por quitarte todo este sufrimiento. — le decía Roberto tratando de consolarla, sin embargo para Topacio, no era suficiente nada de lo que le dijera, ella estaba demasiado herida y sentía que todo había sido por su culpa.
— No hay nada que me digas que me pueda consolar, yo debí hablar con ellos desde el principio, no debí esperar un año para contarles algo que para ellos era demasiado importante, mis padres soñaron toda la vida con verme casada, vestida de novia, y yo los decepcioné, y encima ella se fue molesta conmigo, ¿Sabes lo que significa eso para mí? Estoy destrozada, no quiero nada, solo quiero regresar a México, quiero estar con mi papá, tanto luchar por salvarle la vida y terminé matando yo misma a mi propia madre.
Las cosas se comienzan a complicar para Roberto, porque lo que prometía ser un matrimonio feliz, se estaba convirtiendo en un verdadero infierno para ambos.
(…)
Días después….
Había pasado una semana y las cosas en la mansión estaban muy tensas. Topacio permanecía encerrada en la habitación, no quería hablar con nadie, permanecía todo el día encerrada y muchas veces ni comía.
Para Roberto era una situación muy difícil, porque él temía, tanto por la vida de Topacio, como la de su hijo que venía en camino, estaba desesperado y ya no sabía qué hacer.
Estaba encerrado en su despacho, él también se encontraba demasiado deprimido, sentía que el destino estaba en su contra, después de todo el dolor que había pasado cuando perdió a Julia, creía que la vida le había traído a Topacio para que fuera feliz con ella, pero sin embargo todo se había convertido en una verdadera pesadilla.
Después el fallecimiento de Juanita, Topacio no quería dormir en la misma habitación con él, ella tenía remordimientos y pensaba que no era digno que continuara su relación con Roberto.
Esto hizo que Roberto se encerrara todos los días en su despacho a beber licor, sentía que era la única forma de poder escapar de tanto dolor, porque la ausencia de Topacio, lo hacían recordar cuando él había perdido a Julia.
Ese día Roberto había pasado toda la noche en su despacho, había tomado tanto la noche anterior, que se había quedado dormido sentado en su silla y con la cabeza sobre el escritorio.
Alondra estaba al tanto de lo que estaba pasando y eso la tenía demasiado feliz, porque veía como el matrimonio de Roberto con Topacio, se iba desmoronando poquito a poquito y ella no iba a perder oportunidad para aprovecharse de esa situación para metérsele por los ojos a Roberto.
Alondra entró al despacho sin hacer ruido, luego cerró la puerta y sé acercó lentamente a Roberto. Se dio cuenta de que estaba dormido y no pudo resistirse a la tentación de tocarlo, comenzó a acariciarle el cabello, mientras cerraba los ojos, hasta que de pronto se despertó, estaba muy mareado y confundido, bostezó y abrió los ojos con dificultad y luego volteó porque quería saber quién era la persona que se encontraba allí a su lado.
Pero Alondra en un impulso provocado por sus deseos reprimidos, se acercó a su boca y lo besó. Roberto estaba demasiado mareado, todavía tenía el licor en su cuerpo, estaba muy débil y era muy fácil de manipular.
Él se dejó llevar por aquel beso, en el fondo pensaba que era la misma Topacio, entre la pasión y ese deseo que él sentía por ella, dio rienda suelta a lo que sentía, sin darse cuenta de que el beso se lo estaba dando su cuñada Alondra.
En ese momento se abrió la puerta y entró Topacio, quedando totalmente impactada al ver a Roberto y a Alondra besándose apasionadamente.
Ella no podía creer lo que estaba viendo, no conforme con todo el dolor por el que estaba pasando con la muerte de su madre, ahora creía que Roberto estaba teniendo una aventura con su cuñada Alondra.
Era demasiado para ella, no podía asimilar tanto cinismo de su parte, ella tenía que salir de allí, no aguantaba un minuto más cerca de Roberto y Alondra. Sentía asco de todo lo que le rodeaba.
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