Tres días después…
Topacio estaba hablando con su madre por el celular que le había regalado Roberto, ella estaba muy emocionada ya que estaban preparando todo para realizarle por fin después de esperar tanto tiempo, el trasplante de médula a su padre.
— No sabes lo feliz que me hace saber que papá por fin va a recibir el trasplante mamá. ¿Y los han tratado bien? ¿En dónde se están quedando allá en Ciudad de México?
— Sí hijita, aquí en la ciudad nos han tratado muy bien, el doctor que estaba atendiendo a tu papá es un verdadero encanto, así que no tienes de qué preocuparte. Y nos estamos quedando en un cuartito que rentamos en la pensión dónde vive soledad, es un lugar muy humilde pero muy familiar, hay gente buena y nos están ayudando muchísimo.
— Me alegra y me da mucha tranquilidad saberlo mamá, solo espero que papá salga bien de la operación y que pueda recuperarse pronto para que podamos estar juntos de nuevo. Tengo pensado traerlos a vivir aquí a los Estados Unidos.
— Todo eso me parece muy bien, veo que el poco tiempo que has estado allá has logrado lo que ni la misma Milagrito ha podido hacer en 3 años que tiene trabajando en esa casa. Pero, hay algo que no me cuadra Topacio, ¿Por qué ese señor el tal Roberto, se toma tantas molestias en ayudarnos? Quiero que me digas la verdad, ¿Qué es lo que está pasando?
Topacio se puso nerviosa ya que no quería preocupar a su madre y mucho menos cuando faltaban pocas horas para que su padre fuera operado, además ella estaba consciente de que ella no iba a aceptar cuando ella le contara sobre su matrimonio con Roberto.
— Por favor mamá, quiero que te quedes tranquila y no pienses nada malo, además en este momento tengo mucho trabajo y solamente te llamé para saber cómo estaba papá, necesito que todo salga bien para que podamos pronto estar juntos de nuevo.
— Está bien Topacio, espero que me estés diciendo la verdad, porque sabes perfectamente que dentro de nuestra pobreza te hemos criado con mucha dignidad. Así que te pido por favor que no permitas que ese señor quiera propasarse contigo por el hecho de estar nos prestando ayuda.
Topacio colgó la llamada sintiéndose demasiado avergonzada por todo lo que estaba viviendo y sin poder decirle a su madre realmente lo que estaba apunto de hacer.
Justo en ese momento entró filomena a la cocina y al verla allí hablando por el celular que le había regalado Roberto, no dudó en decirle de forma sarcástica:
— Caramba, qué suerte tienen las que no se bañan, en todos los años que tengo trabajando aquí como cocinera, jamás he podido llegar a comprarme un celular así tan costoso, en cambio tú, no tienes ni un mes que llegaste y ya tienes ropa fina y un tremendo celular que debe costar lo que yo me ganó en un año cocinando.
— Por favor Filomena, no tienes porqué tratarme así, no sabes cómo están las cosas, este celular me lo dio el señor Roberto única y exclusivamente para poder comunicarme con mis padres, como bien sabes a mi padre lo van a operar en estos días y necesito estar en contacto con él para poder saber de su salud.
— ¡Ja! No seas tan descarada Topacio, ¿Crees que puedes engañar a esta vieja que puede ser tu madre? Pero gracias a Dios que no lo soy, porque no quisiera estar en el lugar de ella cuando se entere de que te estás revolcando con el patrón de la casa.
En ese momento entró Roberto a la cocina y había alcanzado a escuchar el comentario mal intencionado por parte de Filomena, enseguida se enfureció y le dijo lleno de coraje:
— ¡Ya basta Filomena! ¿Cómo te atreves a hablarle de esa forma a Topacio? No te permito una ofensa más hacia ella, ¿Me entendiste?
Filomena se quedó fría porque jamás se llegó imaginar que Roberto podía entrar en ese momento a la cocina y más aún cuando él nunca frecuentaba esa área de la casa.
— Señor Roberto, disculpe, la verdad es que no sabía que usted iba a entrar así de repente.
— Es que aunque no entré de repente y estés sola con Topacio, no te da derecho a que la trates como si fuera una cualquiera, porque te aclaro que no lo es. No sé de dónde sacas esas acusaciones tan graves hacia ella, y tampoco entiendo el porqué tienes que ensañarte de esa forma en contra de Topacio, cuando ella realmente no te ha hecho absolutamente nada.
Filomena estaba totalmente infartada porque jamás se imaginó que podía sorprenderla de esa forma su patrón, se puso muy nerviosa y trató de arreglar las cosas pidiéndole muchas disculpas.
— De verdad discúlpeme señor Roberto, esto no volverá a pasar.
— Por supuesto que no va a volver a pasar, porque de lo contrario si me llego a enterar de que has ofendido de nuevo a Topacio, te la plena seguridad de que te voy a poner de patitas en la calle. Y no es a mi a quién tienes que pedirle disculpas, es a Topacio con quién tienes que disculparte.
Topacio se puso muy nerviosa, ella no quería más conflictos en su vida y mucho menos ahora que estaba muy nerviosa por la operación que le iban a hacer a su padre.
— No es necesario que Filomena me pida disculpas, es mejor que dejemos esto así, no quiero más problemas.
Roberto totalmente obstinado y cansado de ver qué tanto Alondra como filomena siempre se habían ensañado en contra de Topacio, enseguida insistió diciendo:
— Pues para mí esto no ha acabado, filomena te exijo que le des una disculpa a Topacio en este preciso momento.
A filomena no le quedó otra alternativa que obedecer la orden de Roberto o de lo contrario su puesto como cocinera en esa casa estaba totalmente en riesgo.
— Está bien señor Roberto, no se preocupe yo le voy a pedir una disculpa a… Topacio. Te pido disculpas por haberte tratado tan mal.
Topacio bajó la mirada, se sintió realmente incómoda ya que no quería tener más problemas en esa casa, pero justo en ese momento entró en la cocina Alondra y por supuesto al ver la presión que había ejercido Roberto para que filomena le pidiera disculpas a Topacio, fue para ella la gota que derramó la copa.
— Pero esto es el colmo, ¿Cómo se te ocurre presionar a filomena tu empleada de confianza de toda la vida para que le pida disculpas a esta pueblerina de quinta que acabas de conocer?
El límite de paciencia de Roberto se había acabado en ese momento, ya no podía seguir permitiendo una ofensa más hacia la mujer que dentro de poco iba a hacer su esposa. El no tenía pensado decir nada al menos hasta que el matrimonio no se concretara, pero en vista de la agresión tanto de filomena como por parte de Alondra, no le dio otra opción sino tener que decirles la verdad de lo que pensaba hacer.
— Esto se acabó, creo que llegó la hora de decirles a ambas la verdad del papel que va a asumir Topacio a partir de ahora.
Alondra y Filomena se quedaron sorprendidas con las palabras de Roberto, sin embargo jamás les pasó por la mente lo que el pretendía decirles.
— No voy a aceptar una ofensa más hacia topacio por parte de ningún miembro que viva en esta casa, a partir de ahora quiero que respeten a Topacio, porque ella dentro de unos días será la dueña y señora de esta casa.
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Comments
Merly Esmeralda Mosquera Garcia
Como te quedó el ojo Paloma, Gaviota o lo que sea jajajajaja
2023-03-07
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