Julia

Julia

Nelson había seguido la dirección que le había indicado Alondra, pero se dio cuenta que el lugar a donde se estaba dirigiendo era realmente bastante peligroso, él enseguida se puso nervioso porque corría peligro andando con ese vehículo tan lujoso y además no conocía muy bien la zona

— Señora Alondra, ¿Está usted segura que es la dirección correcta? Este sitio se ve muy peligroso y a decir verdad, he escuchado muchos cuentos no precisamente gratos de lo que sucede a diario en toda esta zona.

Alondra miraba a los alrededores y efectivamente era un lugar que daba mucho miedo, se veía gente con una apariencia que definitivamente causaba mucho temor tan solo verla, sin embargo Nelson continuaba avanzando hasta que Alondra le dijo:

— ¡Detente es aquí!

Nelson inmediatamente obedeció la orden y detuvo el vehículo en frente de una casa bastante vieja y con la fachada muy deteriorada, enseguida le preguntó a Alondra:

— ¿Usted se va a quedar aquí en esta casa? — ella enseguida le contestó:

— Solo voy a entrar unos minutos y saldré enseguida, tú espérame aquí dentro del carro.

— Pero señora Alondra, esperarla aquí dentro del carro es muy peligroso, me pueden quitar el vehículo, está gente se ve que es mala.

Alondra enseguida le respondió:

— No me digas que tienes miedo por favor Nelson ¿Qué te pueden hacer esas personas que ni siquiera están pendientes de ti? Ya te dije que me debes esperar aquí afuera, yo tengo que visitar a una persona que se encuentra enferma y no me voy a demorar mucho tiempo, así que tienes que esperarme te guste o no, no te queda otra alternativa, además te recuerdo que es parte de tu trabajo.

Nelson se quedó mirándola sin decir una sola palabra, él sabía que ella era la cuñada de su patrón, por lo tanto debía obedecerla, porque al final sí ella llegaba a quejarse con Roberto, lo más seguro era que saliera despedido, porque Roberto no le iba a creer más a él que a su propia cuñada.

Nelson no le quedó otra cosa sino bajarse del vehículo y abrirle la puerta trasera a Alondra para que ésta se bajara.

Luego Nelson vio cuando enseguida le abrieron la puerta de la casa como si ya la estuvieran esperando. Y es que mientras iban en camino, Alondra había avisado a Nancy, que estuviera pendiente en la ventana cuando se estacionara el auto en frente de la casa, de manera que ella no tuviera que esperar por mucho tiempo afuera y así poder entrar enseguida.

Alondra al entrar miraba toda la casa por dentro y enseguida puso una cara de asco, todo se veía descuidado y sucio, las paredes estaban manchadas, los muebles que tenía la casa se encontraban en mal estado, todos rotos y sucios, además el olor de la casa era muy desagradable, por lo que Alondra enseguida se tapó la nariz disimuladamente.

Después de ver aquel ambiente tan nauseabundo que a Alondra le provocó un verdadero asco, enseguida le preguntó a Nancy :

— Y bien… Ya estoy aquí…ahora dime ¿Qué es lo que está pasando tan grave que requerías de mi presencia en esta pocilga que se está cayendo del sucio? Vamos dime que no quiero estar un minuto más aquí.

Nancy la miró y enseguida le respondió:

— Venga y véalo usted misma con sus propios ojos, mire como se encuentra su hermana Julia.

Nancy abrió la puerta de un habitación que se encontraba al final de un pasillo bastante largo, era muy pequeña, solo había una camita individual que estaba totalmente deteriorada, la habitación era un verdadero asco en comparación con todo lo que había visto desde que entró, era demasiado el desorden y la suciedad que se veía y se respiraba no solamente en la habitación, sino también en toda la casa. Allí se encontraba Julia la esposa de Roberto, cuando Alondra la vio se quedó totalmente impresionada del estado de deterioro en el que se encontraba.

Alondra no tenía idea de lo horrible y enferma que se encontraba Julia, ella aparentaba mucha más edad de la que tenía, se había envejecido, estaba desnutrida, con el cabello largo que le llegaba a la cintura, se veía descuidada, sucia y con la mirada perdida, pero además de todo tenía rosetas en la piel producto de la misma suciedad en la que se encontraba y además había agarrado una gran infección que la tenía muy quebrantada de salud.

Alondra se quedó totalmente sorprendida porque tenía mucho tiempo que no veía a su hermana Julia, ella solo se encargaba de enviarle dinero a Nancy la enfermera que la cuidaba para que ésta al mismo tiempo se encargara de darle todo lo que ella necesitara, pero al parecer Nancy se estaba cansando de estar encerrada en esa casa vieja y maloliente, tan solo por unos cuantos dólares que le pagaba Alondra.

Además ya se había vencido el plazo en donde Alondra había acordado darle una fuerte suma de dinero a Nancy, por permanecer callada y seguir cuidando de Julia.

Alondra al ver en el estado en el que se encontraba Julia, enseguida le reclamó a Nancy molesta:

— ¿Pero qué significa esto Nancy? ¿Por qué Julia se encuentra en ese estado tan deplorable? Está como si estuviese muerta en vida. Dios mío, ¿Pero qué son esas llagas que tiene en el cuerpo? Y además están infectadas, huelen horrible. ¿Pero qué has hecho con todo el dinero que te he enviado durante este tiempo? No es para que tengas a mi hermana en esas condiciones.

Nancy solo la miraba dejando que Alondra terminara de vociferar todo lo que le diera la gana. Luego ella la miró y le dijo:

— ¿Ya terminó señora Alondra?

Alondra se molestó y le dijo:

— ¡Pero no seas tan cínica! Sabes perfectamente que lo que te estoy diciendo es la verdad, no hay necesidad de que mi hermana se encuentre en estas condiciones.

Nancy ya molesta de escuchar a Alondra reclamar incansablemente, se acercó a ella y enseguida le dijo:

— Mire señora Alondra, le recuerdo que usted y yo teníamos un acuerdo mucho antes de que yo aceptara encargarme de cuidar a su hermana, acuerdo que usted no ha cumplido. Primero, el dinero que usted manda, no alcanza para todos los gastos que tiene la señora Julia, comenzando con la renta de esta casa que aumenta todos los meses considerablemente, encima la comida y los cuidados especiales que tiene su hermana, tengo que comprarle pañales porque un solo paquete le dura a penas menos de una semana, por otra parte mire en las condiciones que se encuentra esta casa, infectada de roedores, de insectos y cualquier cosa horrorosa que sale de cualquier lugar, las medicinas son muy costosas y muchas veces me ha tocado decidir entre darle las medicinas para tranquilizarla o darle comida para alimentarla. Aquí la única culpable de que su hermana se encuentre en ese estado es usted. Y ya no quiero seguir viviendo como si fuera un animal, en esta pocilga maloliente y que se está cayendo a pedazos.

Alondra la escuchaba totalmente sorprendida, ella no se imaginaba en las condiciones en las que se encontraba viviendo Julia, ella mandaba el poco dinero que podía, ya había vendido su auto, algunas joyas de valor, pero no le quedaba mucho dinero en la cuenta, sino el justo para poder sobrevivir unos meses más.

Las cosas se le estaban poniendo cada vez más chiquitas y de nada le había valido desaparecer a Julia de la vida de Roberto, porque éste ni siquiera daba señales de querer algo con ella.

— Pero cálmate Nancy, las cosas se van a solucionar, solo dame un poco más de tiempo hasta que yo pueda conseguir algo de dinero para dártelo y también encontrar un sitio mejor en donde puedan vivir en otras condiciones.

Nancy molesta enseguida le dijo:

— No, claro que no señora Nancy, yo no puedo seguir esperando por usted. Yo necesito pruebas que me garanticen que usted no me va a dejar sola con este paquete.

Mientras ambas hablaban, Julia permanecía en silencio con la mirada perdida y agarrándose las puntas de sus cabellos, estaba como en otro mundo, su mente trataba de huir de todo lo malo que sentía a su alrededor.

Alondra años atrás había inventado un viaje a la ciudad de Houston, diciéndole a Roberto que llevaría a Julia porque le habían recomendado un cardiólogo que era una eminencia y como ella tenía una afección en el corazón, Roberto accedió enseguida, en ese entonces estaba Eduardo muy bebé, y Roberto decidió que Alondra se fuera con Julia mientas él se quedaba cuidando de su hijo Eduardo.

Pero al final ese viaje era una farsa, ella jamás viajó a Houston, y lo que hizo en realidad fue llevarse a Julia engañada y cuando tuvo oportunidad la durmió con unos sedantes muy fuertes que la hicieron perder el conocimiento durante días.

Cuando Julia despertó, se encontró en ese cuarto en donde estaba justamente ahora, ella estaba perdida, no sabía en donde estaba, no entendía qué hacía en ese cuarto espantoso y sucio. Nancy tenía órdenes estrictas de no dejarla estar consiente por muchas horas, por lo que la mantenía con inyecciones que la hacían dormir durante días. Solo se alimentaba con tratamiento endovenoso para que pudiera estar viva.

Así estuvo durante meses hasta el punto que perdió totalmente el conocimiento y cada vez que despertaba no sabía dónde estaba, ya no hablaba, solo abría los ojos y se mantenía con la mirada perdida.

Alondra arregló todo para que Roberto creyera que a Julia le había dado un infarto fulminante durante el viaje a Houston, eso para él fue un golpe muy duro que casi lo vuelve loco y encima con un niño pequeño fruto del amor de ambos.

Alondra le inventó que de pronto se complicó y que le había dado un paro cardíaco fulminante que no le dio tiempo a nada. Roberto quería viajar inmediatamente a Houston para ir a recoger los restos de su amada Julia, pero Alondra por varios días se desapareció y no le contestaba las llamadas de manera que le diera tiempo de inventarle después que había perdido su celular y no tenía manera alguna de comunicarse con él, por lo que al final había decidido cremar el cuerpo de su hermana.

Por supuesto eso terminó de devastar aún más a Roberto, porque ni siquiera pudo despedirse de ella. Alondra después se apareció en Miami con un cofre en donde supuestamente se encontraban las cenizas de Julia.

Todo había sido muy bien planificado, y Roberto que al igual que Julia no tenía malicia, cayó redondito en las garras de Alondra. Ella lo único que quería era sacar a Julia de la vida de Roberto para ella quedarse con él. Siempre desde pequeña le había tenido envidia a Julia, especialmente por su belleza tan natural que siempre era el centro de atracción por donde pasaba. En cambio Alondra era todo lo opuesto, porque no eran hijas del mismo padre y ella no había sacado la misma belleza de Julia, además siempre tuvo problemas de sobrepeso que la hicieron sentirse siempre acomplejada.

Pero ahora las cosas se le empezaban a complicar a Alondra, porque Nancy no estaba dispuesta a seguir cuidando a Julia. Y además estaba dispuesta a chantajearla sino le daba la suma de dinero que habían acordado desde un principio.

— Tienes que darme tiempo, yo te prometo que apenas logre conquistar a mi cuñado Roberto, voy a tener dinero de sobra, solo te pido que me aguantes unos días más y verás que te voy a saber recompensar muy bien.

Nancy la miraba con cara de incrédula porque eso se lo había dicho muchas veces y pasaba el tiempo y las cosa siempre terminaban igual.

— Esta vez no voy a caer en su trampa, solo le voy a dar una semana, si después de ese tiempo usted no me da el dinero acordado, yo personalmente voy a llevar a la señora Julia a la mansión de su marido para que sepa toda la verdad y se entere de una vez por todas que su esposa está viva.

Alondra la miraba totalmente aterrada, ella no podía permitir que Nancy le dijera la verdad a Roberto, eso sería su fin y además terminaría el resto de sus días en la cárcel.

Así que le tuvo que aceptar el lapso de tiempo que le había dado porque de lo contrario la enfermera era capaz de delatarla, ahora Alondra tenía que encontrar ese dinero a como diera lugar.

Mientras tanto Nelson se encontraba dentro del auto esperando a Alondra, ya estaba bastante nervioso porque ésta se había demorado demasiado.

De pronto vio que se abrió la puerta de la casa y se percató que Alondra venía saliendo y enseguida se bajó del auto para abrirle la puerta como era su costumbre, pero se dio cuenta que enseguida que ella salió de esa casa, la persona que estaba detrás de la puerta, la cerró con mucha fuerza como evitando que se viera la casa por dentro.

Alondra se subió al auto y Nelson enseguida le dijo:

— ¿Todo bien señora Alondra?

— ¿Por qué lo preguntas Nelson?

Nelson se puso nervioso porque no quería importunar a Alondra, pero él se atrevió a preguntarle porque la veía muy nerviosa y pálida, sin embargo trató de retractarse por la pregunta que le había hecho y luego le dijo:

— No, por nada señora Alondra. ¿Y a dónde la llevo ahora?

Ella después de unos segundos en los que estaba con la mirada perdida y metida de lleno en sus pensamientos, le respondió:

— Vamos a la mansión Grimaldi.

Nelson la miró por el retrovisor y luego le dijo:

— Cómo usted diga señora Alondra.

Nelson solo se concentró en conducir hacia la mansión de los Grimaldi, pero sin embargo, no dejaba de preguntarse:

”¿Qué le pasará a la señora Alondra? Esta muy extraña después que salió de esa casa. ¿Quién será la persona que está enferma en esa casa que casi se está cayendo de lo vieja que está? La verdad es que todo esto es muy extraño, ese lugar es espantoso, ¿A quién tendrá la señora Alondra allí en esa casa tan fea? Tiene que ser a una persona muy cercana a ella para que se atreva a tomarse la molestia de ir a ese barrio tan peligroso. ¿El señor Roberto estará enterado de todo esto?.....bueno mejor no me meto donde no me han llamado”

Nelson siguió conduciendo hasta la mansión, mientras Alondra iba en la parte de atrás del vehículo totalmente callada y evidentemente nerviosa.

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