El vestido de Julia

Milagrito estaba totalmente sorprendida de ver a topacio vestida de forma tan elegante, ella enseguida le preguntó:

— ¿Pero Topacio, de dónde sacaste ese vestido tan hermoso y tan elegante? No me digas que te metiste en la habitación que era de la señora Julia y sacaste ese vestido de allí sin autorización.

Topacio estaba llorando, justo minutos antes era que ella había tenido el desagradable incidente con Roberto cuando este le había llamado por el nombre de Julia.

— ¿Pero cómo crees que puedo ser capaz de hacer semejante cosa? Pareciera que no me conocieras Milagrito, sabes perfectamente que soy incapaz de tomar algo que no sea mío.

— ¿Pero y entonces cómo me explicas que llevas puesto un vestido finísimo que debe costar lo que yo me ganó en un año?

Topacio enseguida se secó las lágrimas y le dijo a Milagrito entre sollozos:

— Es que hay algo que tú no sabes, el señor Roberto me llevó a un sitio de la casa del que no está enterado nadie sino él, es un sótano que está del otro lado de la mansión, tiene una puerta que dirige hacia un sitio que te lo juro Milagrito, jamás en mi vida había visto algo así.

Milagrito ya comenzaba ponerse nerviosa porque no entendía a qué lugar se refería Topacio, ella tenía tres años trabajando en esa casa y se conocía todo al pie de la letra, por lo tanto no tenía la menor idea de que existiera un sitio así de fantástico como el que Topacio le estaba describiendo.

— ¿Pero de qué sitio me estás hablando Topacio? Yo me conozco todos los rincones de esta casa porque me ha tocado hacer la limpieza desde el primer día que llegue aquí, y la verdad es que es una mansión realmente muy hermosa, pero no he visto un sitio como el que tú me estás describiendo y mucho menos que quede en un sótano.

Topacio miró a su alrededor asegurándose de que nadie la estuviera escuchando, luego se acercó a Milagrito y le dijo muy cerquita del oído:

— El señor Roberto me llevó a un sitio que está al otro lado de la mansión, hay un pasillo secreto y tiene una puerta pequeña que está cerrada con llave, cuando la abres hay unas escaleras que dirigen hacia un sótano, al principio te asusta porque piensas que puede haber algo tenebroso por la oscuridad que se ve al entrar, pero cuando enciendes la luz y vas bajando las escaleras, te quedas impresionada de todo lo que hay allí dentro.

Milagrito abría los ojos sorprendida por lo que le estaba contando Topacio, todo se escuchaba como si se tratara de un pasadizo secreto que llevaba a una especie de lugar mágico cómo el cuento de Alicia en el país de las maravillas, por supuesto eso hizo que Milagrito se sintiera muy intrigada por saber aún más de ese lugar que ella desconocía completamente.

— ¿Pero de qué lugar me estás hablando topacio por favor? ¿Y qué es eso tan maravilloso que hay allí en ese sótano?

— Aunque tú no lo creas, allí en ese sótano hay una tienda de ropa por departamento, está repleta de toda clase de ropa, hay cualquier cantidad de zapatos, sombreros, carteras y todos los accesorios que te puedas imaginar.

— ¿Fue de allí de dónde sacaste ese vestido tan caro?

— Pues sí, justamente de allí saqué el vestido.

Milagrito no había comprendido lo que le estaba contando Topacio, ella creyó que el vestido lo había sacado sin autorización, por lo que no dudo un segundo en reclamarle molesta:

— ¿Pero cómo se te ocurre tomar ese vestido de allí si no te pertenece? ¿Acaso te has vuelto loca? Vamos a llevar inmediatamente ese vestido a su lugar antes de que alguien se pueda dar cuenta.

Milagrito agarró por el brazo a topacio y la empujó para que caminara junto con ella y la llevara al sitio donde había tomado ese vestido, pero en ese momento ella le dijo:

— Nooo, por Dios me vas a reventar el brazo, no lo tomé sin permiso ya te lo dije, es que no me has dejado que termine de contarte, lo que pasa es que el señor Roberto me dio la llave de ese sótano y me dijo que todo lo que está allí dentro es mío y que puedo tomar todo lo que quiera de ese guardarropa para que a partir de ahora me vista con ropa decente y fina.

Milagrito no cabía de su asombro, sentía que los ojos se le iban a salir de la impresión, porque no asimilaba lo que Topacio le estaba diciendo.

— ¿Pero cómo está eso de que el señor Roberto te obsequió todo ese guardarropa? ¿Pero a cuenta de qué? ¿Me puedes explicar qué es lo que está pasando realmente Topacio?

— Es que ni yo misma lo sé Milagrito, él me llevó ese sótano y me mostró todos esos trajes hermosos que pertenecieron a la muertita, quería que yo me probara un vestido que era el favorito de ella y es justamente este que llevo puesto, pero cuando me vio, enseguida se impresionó y se acercó a mí muy despacio, yo no sabía qué hacer porque tenía temor de que se acercara mucho y al mismo tiempo no quería que dejara de hacerlo, es que cada vez que él se acercaba, solo tenía un deseo muy grande de querer que lo siguiera haciendo, hasta que……

Topacio en ese momento guardó silencio y se quedó callada, porque no sabía cómo contarle a Milagrito lo que en realidad había pasado.

— ¿Hasta que? ¿Qué fue lo que pasó Topacio? ¿Me puedes explicar por qué te quedas callada y no terminas de decirme qué fue lo que pasó?

— Lo que pasa es que el señor Roberto se acercó a mí y me besó.

Milagrito enseguida se quedó impactada porque no podía creer lo que le estaba diciendo Topacio.

— ¿Cómo? ¿Pero acaso te volviste loca Topacio? ¿Pero como te has dejado besar por el señor Roberto? ¿Ahora que va a pensar de ti? De seguro debe estar pensando que eres una regalada y que no te importa darte tu puesto.

Topacio comenzó a llorar porque ella se sentía realmente culpable por todo lo que había pasado, ella estaba consciente de que había deseado que ese beso ocurriera, pero en el fondo su dolor más grande era el haber escuchado que Roberto la llamara por el nombre de Julia.

— Ya no me sigas diciendo más nada, la verdad es que me siento como un zapato después de lo que pasó, y además de nada me valió haberme dejado besar, porque al final de cuentas él ve en mí a su esposa Julia, después del beso que me dio al final lo que hizo fue llamarme por su nombre.

— Topacio por favor, esto no me está gustando nada, no puedes dejarte seducir por el señor Roberto, entiende él es el patrón de la casa, es un hombre millonario y poderoso, jamás se fijaría en una mujer como tú, pobre, sin cultura y sin el nivel social al que él está acostumbrado. Tienes que terminar con esto, no puedes permitir que él te siga seduciendo. Además tú misma lo has dicho, está obsesionado contigo por el gran parecido que tienes con su difunta esposa. ¿Pero no me digas que te estás enamorando del señor Roberto? Eso sería garrafal.

Justo en ese momento entró a la cocina Alondra quedándose totalmente impresionada al ver a topacio vestida con la ropa de Julia.

— ¿Pero se puede saber qué haces tú con ese vestido que era de mi hermana? ¿De dónde sacaste ese vestido pueblerina de quinta?

Topacio se quedó totalmente helada, al ver la forma tan agresiva como la estaba tratando Alondra.

— Señora por favor déjeme explicarle.

— Tú a mí no me explicas nada, solo quiero que te quites ese vestido inmediatamente, eres una gata igualada y abusadora además, apuesto que entraste en la habitación qué era de mi hermana y buscaste en sus cosas para ver que te robabas, y claro encontraste ese vestido y creíste que nadie se iba a dar cuenta de que era de mi hermana. ¿Pero acaso no te das cuenta que es un vestido demasiado fino para que lo use una muerta de hambre como tú?

Topacio estaba muy impactada porque ya no aguantaba más humillaciones, había sido muy duro desde que ella había llegado a esa mansión, sentía que ya no podía soportar un solo insulto más.

— Señora las cosas no son como usted las está imaginando, este vestido……

Alondra no dejaba que Topacio terminara de explicarle de dónde había sacado el vestido, ella tenía demasiada rabia porque con ese vestido que cargaba puesto se veía aún más parecida a Julia y eso era un peligro para ella porque podía ocasionar que Roberto se entusiasmar a aún más con Topacio.

— No me interesa que me des ningún tipo de explicaciones mosquita muerta, ya con esto me ha quedado muy claro que eres una motolita, tiras la piedra y escondes la mano, pero yo te voy a enseñar a respetar las cosas ajenas y especialmente las de mi difunta hermana, porque al final de cuentas, la única que tiene derecho a usar toda la ropa que dejó mi hermana, soy yo. En este preciso momento te voy a quitar ese vestido porque ni siquiera te luce por muy parecida que seas a Julia.

Alondra en un ataque de histeria se lanzó encima de topacio y comenzó a rasgar le el despido hasta quitárselo por completo ante la mirada de asombro de milagrito que estaba totalmente en shock, mientras Topacio gritaba desesperada:

— No por favor, señora Paloma suélteme, no me rompa el vestido, Dios mío es que se ha vuelto loca.

Alondra estaba totalmente fuera de control y más aún cuando en vez de llamarla por su nombre le dijo Paloma.

— Pueblerina de porquería, a mí tú no me cambias el nombre, ¿Qué es lo que te has creído estúpida?

— Suélteme por favor que me está haciendo daña, me está dejando las lolas afuera, pero señora Paloma, gaviota, golondrina o como se llame, No tiene porqué tratarme de esa forma.

Milagrito en medio de su desesperación trató de separarlas porque no podía seguir permitiendo que Alondra le siguiera haciendo daño a Topacio.

Inmediatamente los gritos escucharon en la sala y Roberto enseguida corrió a ver qué era lo que estaba pasando.

— ¿Pero qué significa esto? ¿Qué es lo que estás haciendo Alondra? Suelta Topacio inmediatamente.

Alondra se quedó paralizada cuando vio la presencia de Roberto, pero ya era demasiado tarde porque le había quitado el vestido a Topacio, dejándola solamente con su ropa interior y haciendo con esto que Roberto se quedara aún más impactado en ver lo hermosa que se veía Topacio así al natural.

Topacio enseguida se puso a llorar y salió corriendo sintiéndose total mente humillada.

Filomena también apareció en la cocina ya que había escuchado el escándalo desde su habitación.

— ¿Dios mío pero qué pasó aquí? ¿Y porqué topacio se fue encuerada?

Roberto miraba fijamente Alondra con una mirada llena de rabia que no podía contener, él estaba completamente asombrado en ver la reacción que había tenido su cuñada, era primera vez que la veía actuar de esa forma tan desquiciante

— ¿Acaso te has vuelto loca Alondra? ¿Se puede saber qué es lo que te pasa con Topacio?

Alondra para defenderse no dudó en decirle a Roberto el motivo por el cual había actuado así, pensando qué tal vez Roberto no estaba enterado de que Topacio cargaba puesto el vestido que era de Julia.

— ¿Pero acaso no te das cuenta Roberto lo que acaba de hacer esa mosquita muerta? Se robó el vestido que era de mi hermana Julia, lo cargaba puesto, mira el vestido con tus propios ojos. — le dijo mientras recogía del piso lo que quedaba del vestido y se lo mostró a Roberto casi pegándoselo en la cara.

Milagrito y Filomena estaban totalmente calladas esperando a ver la reacción que iba a tener Roberto, además por un momento ella pensó que tal vez lo que le había contado Topacio no era realmente verdad, tuvo miedo de que ella le hubiera engañado y que en realidad ese vestido sí lo hubiera tomado sin permiso. En ese momento Roberto se acercó Alondra le quitó el vestido de las manos violentamente acercándole el trozo de tela del vestido en la cara mientras le decía:

— Para tu información Alondra, este vestido y toda la ropa de Julia se la obsequié a Topacio, ella puede disponer de todo lo que quiera de ese guardarropa a partir de ahora.

Todas se quedaron con la boca abierta al escuchar a Roberto decir semejante noticia, Alondra no cabía de su asombro porque jamás se imaginó que él pudiera atreverse a dar un paso tan grande como ese, por su parte a Milagrito, se le dibujó una sonrisa en el rostro de satisfacción y al mismo tiempo de alivio al darse cuenta de que Topacio le había dicho la verdad.

Por su parte Filomena estaba peor que la misma Alondra, ella tenía años trabajando para la familia y jamás había recibido un obsequio tan grande como ese a diferencia de Topacio qué tan solo tenía unos días de haber llegado y Roberto la premiaba de esa forma.

— ¡Jum! Qué suerte tienen las que no se bañan. — dijo filomena mientras se cruzaba de brazos.

Roberto por su parte no espero un solo momento para ir a buscar a topacio a su habitación, él no podía permitir dejar las cosas así, además no quería que Topacio se sintiera más humillada de lo que ya Alondra la había hecho sentir.

(…)

Topacio llegó a su habitación y se encerró echándose a llorar, se sentía muy humillada al verse desnuda después de que Alondra le arrancara el vestido.

Roberto enseguida le tocó la puerta de la habitación, él tenía que hablar con ella como fuera, estaba muy preocupado, había una especia de angustia que lo hacía sentir miedo de perder a Topacio, en el fondo no quería pasar por el mismo vacío que sintió cuando perdió a su amada Julia.

— Ábreme Topacio, por favor necesito que me escuches, no quiero que estés triste, permíteme al menos un minuto, por favor te lo suplico.

Topacio se colocó una bata de baño encima y luego abrió la puerta, ella tenía la necesidad de hablar con Roberto y poner las cosas en claro de una vez por todas.

Al abrir la puerta Roberto la miró y se dio cuenta de que estaba llorando.

— Topacio…por favor…perdona lo que acaba de pasar, yo me siento demasiado avergonzado por la forma cómo Alondra te trató.

Topacio enseguida lo interrumpió diciéndole de una forma muy determinante:

— Ya no me diga más nada, definitivamente fue un error el venir a este país, no he tenido un solo momento de tranquilidad desde que llegué aquí, así que he tomado la decisión de regresar a mi país.

Roberto se quedó sorprendido, él no quería que Topacio se fuera y menos ahora después de aquel beso que le había dado y del cual no podía olvidarse.

— No Topacio, tú no puedes irte.

Ella lo miró y le dijo:

— ¿Y por qué no me puedo ir? ¿Acaso usted es mi dueño?

Roberto la tomó por la cintura y la pegó contra su cuerpo, luego le dijo:

— Quiero que seas mía, es lo único que deseo. — Topacio y Roberto se miraron a los ojos, ella estaba temblando y él sentía el deseo de besarla. Se fue acercando lentamente a ella y la besó apasionadamente, ella enseguida se soltó mientras le decía:

— ¡Ya Basta! Suélteme, no le voy a permitir que me siga besando a su antojo, yo no soy una mujer de la calle, yo seré pobre, pero soy una mujer muy digna y recibí el mejor ejemplo de mis padres y no le voy a seguir permitiendo que me toque cada vez que quiera.

— Por favor Topacio, no te pongas así, no ha sido mi intención ofenderte, la verdad es que me es imposible controlarme cuando te tengo enfrente de mi. Te pido perdón por eso.

Topacio, molesta y cansada de todos los malos ratos que había pasado desde que había llegado a la mansión de los Grimaldi, le respondió molesta:

— Usted se siente atraído por el parecido que yo tengo con la muertita, no por mí, y está tan enfermo, que me ha regalado toda la ropa que era de su esposa nada más que para verme igual que ella y todo eso para satisfacer su morbo porque no ha podido olvidar a la difunta. ¿Y sabe qué? Yo me regreso a mi pueblo, no quiero estar un minuto más aquí. Y ahora le pido por favor que salga de mi cuarto.

Roberto se quedó impotente porque no sabía qué más hacer para convencer a Topacio de que se quedara, pero se dio cuenta de que no era conveniente insistirle en ese momento, porque iba empeorar aún más las cosas, así que decidió salir de la habitación, dejando a Topacio totalmente deshecha.

(…)

Al día siguiente en la mañana…

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