Había llegado la tarde y Alondra estaba muy nerviosa, tenía que pedirle a Roberto que le prestara su carro para poder desplazarse hasta donde tenía que ir, porque ella había tenido que vender el suyo meses antes para poder pagar algunas deudas, solo que no le decía la verdad a Roberto, porque ella no quería que él se diera cuenta de su mala situación económica, ella solo estaba estudiando la posibilidad de irse metiendo en la mansión hasta lograr quedarse a vivir allí para poder conquistar a Roberto y terminar casándose con él, por supuesto de esta forma poder asegurar su futuro y al final lograr estar con el hombre del que siempre había estado enamorada.
Se acercó a su despacho con algo de temor de que éste estuviera molesto con ella por el incidente que había sucedido en la mañana con Topacio. Sin embargo, no le quedaba otra alternativa que hablarle para poder pedirle su auto prestado.
La puerta del despacho estaba medio abierta y se veía a Roberto sentado trabajando en su escritorio como siempre. Alondra asomó la cabeza mientras le decía:
— ¿Puedo pasar un momento Roberto? — Roberto dejó de escribir y levantó la mirada mientras le decía: — Claro, por supuesto Alondra, adelante.
— ¿Pero estás muy ocupado? Es que no quiero importunar, sino puedo venir después — Roberto enseguida le contestó: — No, no te preocupes, puedo atenderte, pero dime ¿Qué es lo que pasa? ¿Necesitas algo?
— Gracias por recibirme, pensé que estarías molesto aún por lo que pasó esta mañana con la sirvienta esa. — Roberto enseguida frunció el ceño, no pudo evitar sentir algo de molestia por la forma tan despectiva como Alondra se expresaba de Topacio.
— Por favor Alondra, ¿Es necesario que te refieras a Topacio de esa forma tan despectiva? ¿Qué te ha hecho esa pobre muchacha por favor?
Alondra respiró profundo para tratar de controlarse, ella no quería disgustarse de nuevo con Roberto y mucho menos a causa de Topacio. Así que solo se limitó a decirle:
— No quiero que discutamos de nuevo Roberto y mucho menos por esa….bueno por esa jovencita, en realidad tampoco vine a hablar de ella. Quiero aclararte que esa mujer no me interesa en lo más mínimo, lo que sucedió esta mañana realmente fue algo que solo me tomó por sorpresa y que me hizo reaccionar de esa forma por lo que vi a simple vista, pero no pasa nada así que no tenemos porque redundar más con respecto al tema.
Roberto sin embargo estaba muy molesto todavía por el incidente que había pasado en la mañana y él quería aclararle a Alondra que las cosas no habían sido como ella se las había imaginado, además no quería que la imagen de Topacio se viera empañada a consecuencia de ese malentendido.
— Aprovechando que has venido a buscarme, antes de que me digas a qué viniste, quiero aclararte que lo que viste esta mañana, fue un mal entendido. Creo que las cosas se vieron muy mal y aparentaron algo que en el fondo jamás ocurrió y que tan solo fue un accidente. No quiero bajo ninguna circunstancia que la imagen y la reputación de esa muchacha, se vea perjudicada tan solo por algo que tú creíste haber visto. ¿Te quedó claro Alondra?
Ella lo miraba llena de mucho coraje, porque sentía que le estaba dando demasiada importancia a Topacio.
— Caramba, pero que importante ha resultado esa pueblerina para ti que te preocupa hasta su reputación. Pero en realidad por mi no te preocupes, pensé mejor las cosas después de lo que vi esta mañana y pienso que sí, tienes mucha razón, yo vi algo que definitivamente no pudo ser real, porque es imposible que tú te fijes en una mujer como esa por mucho que se parezca físicamente a mi difunta hermana que en su gloria esté. Es que un hombre como tú, no puede caer tan bajo, así que no te preocupes que todo fue un malentendido de mi parte, además analizando muy bien las cosas, esa pueblerina en realidad no se parece a Julia en nada, si te das cuenta ella era una mujer de clase, educada, elegante, fina, en cambio no podemos compararla con Topacio, que es una mujer que se le ve tan ordinaria, sin ningún tipo de educación, no tiene clase, es que ……
En ese momento Roberto la interrumpió y no permitió que continuara hablando, ya lo estaba sacando de sus casillas con las cosas negativas que estaba hablando de Topacio.
— Bueno Alondra ya basta, no creo que hayas entrado a mi despacho solo para hablarme de Topacio, creo que te trajo aquí otra cosa ¿O me equivoco?
Alondra enseguida le contestó:
— Sí, tienes razón, no vine a perder el tiempo hablando de esa pueblerina, en realidad vine a pedirte un gran favor, es que mi auto está en el taller desde hace días y aún no lo tienen listo y necesito ir a mi casa para inspeccionar cómo va lo de la remodelación, tú sabes uno no puede dejar que la gente te trabaje sin estar vigilando lo que están haciendo, entonces quería pedirte prestado tu auto, es tan solo por un momento, no me voy a demorar mucho.
Roberto la escuchó con atención y luego le dijo:
— Bueno, si quieres yo mismo puedo llevarte, porque de igual forma tengo que pasar por la oficina porque tengo que firmar unos contratos, puedo dejarte de camino a la empresa y recogerte de regreso, ¿Qué te parece?
Para Alondra fue una situación bastante complicada, porque ella no podía aceptar que él la llevara ya que iba a descubrir toda la verdad y eso podía estropear todos sus planes. Así que enseguida le dijo muy nerviosa sin poder evitarlo:
— ¡No! No puedes llevarme. — Roberto se quedó algo extrañado con la reacción de Alondra, porque estaba fuera de lugar, no tenía ningún sentido que se pusiera así a la defensiva como si él le hubiera dicho algo malo.
— ¿ Pero qué pasa Alondra? ¿Por qué te has puesto así tan nerviosa? Y además ¿Por qué no puedo llevarte? No se, pero es que tienes unas reacciones que me sorprenden y me sacan de honda. La verdad es que no entiendo qué es lo que te pasa, solo te estoy ofreciendo mi ayuda, no comprendo por qué te tienes que poner así tan alterada.
Alondra se puso nerviosa y trató en ese momento de controlarse, porque efectivamente estaba siendo demasiada obvia con su temor a ser descubierta por Roberto, enseguida pensó mientras se frotaba las manos ante la mirada penetrante de Roberto:
“ Alondra contrólate estás metiendo la pata chica ¿Qué te pasa? No seas bruta, tienes que ser muy inteligente y cuidadosa para que Roberto no se dé cuenta de lo que estás haciendo a sus espaldas, recuerda que puedes perderlo todo y no te conviene en este momento quedar sin la última posibilidad que te queda de conquistarlo “
Roberto al ver que Alondra se había quedado callada y con la mirada perdida, enseguida le dijo:
— Pero Alondra aterriza por favor, ¿Pero qué tienes mujer? Te has puesto muy pálida. — Alondra enseguida reaccionó y le dijo:
— ¡Ay no! Perdón Roberto, pero es que de pronto recordé que tengo otras cosas que hacer además de eso y la verdad es que no quiero quitarte tu tiempo y necesito hacer las cosas con calma porque de lo contrario si me llevas tú, me pondría nerviosa tratando de apresurarme para no quitarte tiempo, sé que eres un hombre sumamente ocupado y la verdad es que no quiero molestarte por algo que puedo hacer yo sola.
Roberto se quedó mirándola no muy convencido de lo que Alondra le estaba diciendo, pero en el fondo entendió que tal vez ella necesitaba su propio espacio y no quiso ser entrometido, así que le dijo:
— Bueno…está bien, comprendo tu punto, entonces hagamos algo, dile a Nelson el chofer que te lleve y yo me llevo mi auto, porque como te dije tengo que hacer varias cosas y prefiero hacerlo sin el chofer, ¿Qué te parece?
Alondra se quedó pensativa porque si le decía de nuevo que no, eso iba a levantar sospechas en Roberto, porque ya no podía ponerle más excusas, lamentablemente no le quedaba otra alternativa que aceptar que la llevara el chofer.
— Bueno …está bien que me lleve Nelson no hay problema. Gracias Roberto.
— No hay de qué, sabes que para eso estoy, toda la ayuda que pueda prestarte sabes que mientras yo pueda lo voy a hacer, a pesar de que Julia ya no está entre nosotros, yo te sigo considerando mi cuñada, eres la tía de Eduardo, lo más cercano que tiene de una madre, así que no puedo darte la espalda jamás. Y con respecto a tu auto, solo dime en que taller lo tienes para darle el seguimiento a eso personalmente. Sabe que cuando ven a una mujer sola, siempre acostumbran a aprovecharse y tal vez lo que tiene tu auto es una tontería y podemos resolverlo rápido con mi mecánico.
Alondra lo miraba aún más nerviosa, definitivamente sus mentiras la estaban comenzando a saturar, así que enseguida le contestó:
— No te preocupes Roberto, no quiero molestarte con mis asuntos, además el mecánico me dijo que en esta misma semana me entregaban el auto, así que no tienes de qué preocuparte, de verdad muchas gracias, pero ya me tengo que ir, tengo que ir a casa antes de que los decoradores se vayan. Bueno te dejo Roberto, nos vemos más tarde. Adiós.
Roberto la miró algo intrigado con su comportamiento tan extraño y sospechoso, pero sin embargo no le quiso dar más importancia y solo le respondió:
— Chao Alondra, que te vaya bien.
Alondra salió a toda prisa del despacho y se fue a la parte de afuera de la mansión donde se encontraba Nelson el chofer de confianza de Roberto, ella estaba renuente a tener que irse con él, pero lamentablemente no le quedaba otra alternativa, además algo se le tenía que ocurrir para poder despistar a Nelson y que no se diera cuenta de nada de lo que estaba pasando.
(…)
Mientras tanto Roberto seguía preocupado por lo que había pasado en la mañana con Topacio, él no quería que ella se sintiera mal, además había algo en ella que lo atraía de una forma tan fuerte que ni él mismo podía entenderlo, él lo atribuyó al gran parecido que tenía con Julia, aunque al mismo tiempo estaba consiente de que ambas en cuanto a personalidad eran totalmente diferente y justamente eso le llamaba mucho la atención, que aún siendo diferentes en cuanto a su forma de ser, él sentía una atracción muy fuerte por ella, muy lejos de su parecido con su difunta esposa.
Roberto no aguantó más la incertidumbre por saber un poco más de la vida de Topacio, quería saber todo sobre ella sin que esta se diera cuenta, él no quería intimidarla, sabía que era una joven muy ingenua y que no estaba acostumbrada a su mundo, por lo que tenía que ser muy cuidadoso en cuanto a la forma de acercarse a ella.
Cuando estaba a punto de salir de su despacho, enseguida se tropezó con su hijo Eduardo que venía muy asustado como si hubiera visto un fantasma.
— Eduardo, hijo ¿Qué te pasa? ¿Por qué vienes así con esa cara? ¿Qué te pasó?
Eduardo estaba muy impresionado ya que él era el último de la familia que faltaba por ver a Topacio. Y ocurría algo muy particular, la madre de Eduardo murió cuando él a penas era un bebé, por lo que él no alcanzó a conocerla, solo la había visto en una que otra foto que tanto su padre como su tía Alondra, le habían mostrado desde pequeño para que la conociera. Después con el pasar del tiempo, Roberto en medio de la depresión que tenía por ciertas temporadas gracias al recuerdo de Julia, él decidió quitar todas las fotos de ella que había por toda la casa, su recuerdo le lastimaba demasiado y su terapeuta de ese entonces le había recomendado que lo mejor era despegarse de todo recuerdo de su difunta esposa que le causara dolor, por lo menos hasta que él pudiera superar por completo su pérdida.
Pero Eduardo al ver a Topacio, por supuesto al igual que le había pasado a su padre y a Alondra, se alteró cuando vio el parecido de ella con su madre.
— Papá, hay una mujer en la cocina que es igual a mi madre, ¿Acaso es ella y no está muerta? Dime papá, habla no te quedes callado, ¿Acaso es ella?
Roberto puso una expresión de sentirse abrumado nuevamente con el tema de Julia, fue algo que lo sacó de su relativa tranquilidad para de nuevo perturbarlo y ésta vez con lo más sagrado para él, su hijo Eduardo.
— Hijo, cálmate por favor, no te pongas así , déjame explicarte por favor.
Eduardo estaba muy impresionado, solo le insistía a Roberto:
— Es que es igualita a como sale en las fotos que me has mostrado papá, es que tiene que ser ella, no puede ser que existan dos personas tan parecidas en todo el mundo.
— Eduardo, hijo ¡Ya basta! Tienes que dejarme que te explique lo que está pasando. Ella no es Julia, no es tu madre entiéndelo por favor. Ella se llama Topacio, y llegó a penas ayer de México, lo que pasa es que tú ya te habías ido a tu habitación y no quise molestarte para que estuvieras al tanto y que no pasara justamente esto, sabía que al verla de sorpresa, te ibas a impresionar, lo siento mucho hijo, todo es mi culpa, yo debí advertirte antes de que esto pasara.
Eduardo se quedó impactado, por más que Roberto le estaba explicando, él no salía de su asombro, eran prácticamente dos gotas de agua, a pesar de que Julia era unos cuantos años mayor que Topacio su parecido era inexplicable.
— Papá, es que no puedo creerlo todavía, al verla me impresionó y ella salió corriendo, no pude ni siquiera alcanzar a hablar con ella.
Roberto se sintió aún más presionado en ir a buscarla, él sentía que debía hablar con ella cuanto antes, sabía que tal vez Topacio se sentiría muy mal por ser comparada con alguien que ni ella misma conocía.
Topacio se encontraba hablando con Milagrito justo en el pasillo que dirigía hacia las habitaciones de la servidumbre, ella estaba muy alterada, estaba muy nerviosa con lo que acababa de pasarle con el hijo de Roberto.
Milagrito trataba de calmarla:
— Pero por favor Topacio, trata de calmarte, no te pongas así y por favor dime ¿Qué fue lo que te pasó ahora? ¿Acaso te hicieron algo? ¿Fue Filomena o la señora Alondra?
Topacio en medio de lágrimas le decía:
— Es que un joven entró a la cocina y se asustó cuando me vio, se puso muy mal y pegó un grito desgarrador que me aturdió por completo y ya no pude quedarme allí, salí corriendo para acá, esto es horrible Milagrito, todos me miran con cara de horror, además de todo lo que me ha pasado desde que llegué a esta casa, es horrible todo esto, siento que ya no puedo soportar por mucho más tiempo ésta situación, me quiero ir de aquí amiga, esto es horrible.
Milagrito estaba muy consternada en ver sufrir de esa forma a Topacio, la verdad es que nunca se imaginó que ella iba a tener que pasar por tantos obstáculos a su llegada a Miami, todo se había convertido en un verdadero infierno para ella.
Justo en ese momento Roberto estaba muy cerca del área de la servidumbre, cuando ya se estaba acercando a donde se encontraban las habitaciones, enseguida se detuvo cuando escuchó a Topacio llorando mientas conversaba con Milagrito, él inmediatamente se puso alerta y trató de prestar mucha atención para así poder escuchar de qué estaban hablando, mientras tanto Milagrito le decía a Topacio:
— Por favor cálmate Topacio, no te pongas así, sabes que tienes que ser fuerte para que puedas salvarle la vida a tu papá, él te necesita al igual que la señora Juana, si te dejas llevar por lo que está pasando aquí, puedes perderlo todo, además recuerda que entraste ilegal a este país, si te descubre la migra te pueden deportar a México y ya mas nunca podrías entrar a los Estados Unidos, entiende eso, además el señor Roberto no sabe que no tienes papeles, si llega a enterarse se puede molestar y sería muy capaz de sacarte de aquí, así que es mejor que trates de calmarte porque sabes perfectamente que necesitas el trabajo para poder ahorrar dinero para la operación de tu padre, y la única forma para poder lograr todo lo que tienes planificado, es que te quedes a trabajar aquí, es el lugar más seguro para ti, entiende Topacio, no puedes salir a la calle indocumentada, porque la migra te puede agarrar y así si que empeorarías más tu situación.
Roberto había alcanzado a escuchar todo lo que le había dicho Milagrito a Topacio, en ese momento se quedó pensando:
“Entonces Topacio está ilegal en este país, pero eso pudiera ser muy beneficioso para mí, porque yo pudiera ayudarla y al mismo tiempo tendría de nuevo en mi vida a Julia”
Roberto comenzaba a obsesionarse con Topacio y pretendía aprovecharse de lo que acababa de escuchar para poder llevar a cabo el plan que se le acababa de ocurrir.
(…)
Mientras tanto Alondra iba en el auto con Nelson el chofer de Roberto, él tenía muchos años trabajando para la familia Grimaldi, conoció a la difunta Julia y también al igual que todos había quedado impresionado con la presencia de Topacio, también conocía muy bien a Alondra, aunque el trato que tenía hacia ella, era de mucha distancia y respeto, él sabía que Alondra siempre había sido una mujer muy clasista y no acostumbraba a relacionarse con los empleados de la mansión, así que siempre se mantenía al margen de ella para evitar conflictos y solo se dirigía a Alondra cuando exclusivamente se trataba de algo relacionado con el trabajo que estaba haciendo.
Nelson estaba conduciendo hacia la que era la casa de Alondra, porque eso fue lo que ella le había pedido, que la llevara a su casa, ella iba en la parte de atrás de la camioneta y de pronto le dijo sorpresivamente:
— Nelson por favor, desvíate porque no vamos a ir a mi casa.
Nelson la miró por el retrovisor mientras extrañado le preguntaba:
— Pero usted me dijo que..
En ese momento Alondra lo interrumpió y no dejó que él terminara de hablar.
— Sé perfectamente lo que yo te dije, pero ahora te estoy diciendo algo diferente ¿Tienes algún problema con eso?
Nelson enseguida le contestó de la forma más amable:
— Sí señora Alondra como usted mande, solo dígame a dónde la llevo.
Alondra le contestó:
— Así me gusta Nelson, que entiendas que yo también soy parte de la familia Grimaldi y que tienes que obedecer mis órdenes como si fuera el mismo Roberto. Toma aquí está anotada la dirección, al llegar allí te diré qué hacer.
Nelson no tuvo otra alternativa que obedecer las órdenes de Alondra, él no quería conflictos por lo tanto solo se limitó a obedecer y callar.
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Comments
Edid Solarte
jajajaja
2023-03-05
1
Edid Solarte
me aburre tanta cortadera
2023-03-05
0
Edid Solarte
mmmmmmm
2023-03-05
0