Un secreto macabro

Al día siguiente….

Todos habían pasado una noche bastante tensa con todo lo acontecido durante el día anterior, Roberto especialmente no había podido dormir pensando en la presencia de Topacio en la mansión, cada vez que se despertaba durante la noche, se le venía la imagen de aquella jovencita que había llegado a su casa para sacarlo de la tranquilidad que a duras penas había podido lograr después de la muerte de su esposa. Se encontraba en su habitación aún acostado en su cama, no quería levantarse, tenía mucho miedo de volver a cruzarse con ese rostro que era la viva imagen de Julia.

Por su parte Topacio ya se había levantado muy temprano, a pesar de la comodidad de la cama y lo cansada que estaba por el viaje y todo el estrés por el que había pasado durante el día de su llegada, no había logrado conciliar el sueño. Se despertaba a cada momento pensando en sus padres, en lo solito que los había dejado, especialmente en su padre Bernardo que estaba muy delicado de salud y que ahora más que nunca ella tenía que trabajar muy duro para poder darle todo lo necesario para su tratamiento, pero especialmente encontrar el dinero y el donante de médula para poder salvarle la vida.

Cada vez que recordaba todo lo que tenía que hacer para que sus padres estuvieran bien y no les faltara nada, ella se hacía mucho más fuerte y dejaba a un lado los miedos de enfrentarse a ese mundo desconocido que le esperaba a partir de ahora en esa mansión y con esas personas que para ella eran totalmente extrañas y muy fuera de la vida a la que ella estaba acostumbrada a tener.

Milagrito enseguida tocó la puerta de su habitación mientras le decía:

— ¡Topacio! Ábreme, ¿Estás despierta? — enseguida Topacio abrió la puerta deprisa y le dijo:

— Buenos días Milagrito, ¿Cómo amaneciste? Me desperté desde bien temprano.

— Buen día Topacio, ¿Cómo dormiste? ¿Pudiste descansar? Porque se te ve una carita como si no hubieras dormido nada.

Topacio después de un largo bostezo le contestó:

— Awww….pues así es Milagrito, no pude dormir en toda la noche, a pesar de que la cama es demasiado cómoda en comparación con la hamaca donde dormía allá en el pueblo. Y además…no he dejado de pensar en mis viejos, me hacen mucha falta y los extraño demasiado, ya quisiera poder tenerlos aquí conmigo.

Milagrito haciendo un puchero por el comentario de Topacio, le contestó:

— Tranquila Topacio, las cosas tienes que hacerlas poco a poco, a penas acabas de llegar, lo primero que tenemos que hacer, es buscar la forma de que puedas arreglar tus documentos para que puedas trabajar aquí legalmente, porque de lo contrario es muy difícil que puedas trabajar en otro sitio. Y para traerte a tus padres, tienes que reunir mucho dinero, aunque en las condiciones que se encuentra tu papá, lo veo muy difícil….pero bueno no pensemos en eso, primero que nada vamos a hacer las cosas en orden, tienes que comenzar a trabajar y todos los meses ir ahorrando un dinerito que te sirva para poder ir haciendo las cosas comenzando por las más importantes. Ahora vamos a la cocina a desayunar y luego decirte lo que vas hacer hoy.

Topacio enseguida le respondió:

— Siii por favor, vamos a desayunar, porque tendré muchas preocupaciones pero el apetito no se me quita por nada del mundo.

Milagrito enseguida sonrió y la agarró por el hombro mientras ambas se iban a la cocina donde ya se encontraba Filomena preparando el desayuno de todos.

Ambas entraron en la cocina y la primera en decir algo fue Milagrito:

— Buenos días Filomena, ¿Cómo amaneció tu humor el día de hoy? — Filomena se encontraba sirviendo unos huevos revueltos en un plato, luego le respondió:

— Qué graciosa Milagrito, ya veo que tú amaneciste tan impertinente como todos los días.

Topacio enseguida abrió los ojos haciendo un gesto de sorpresa, ella se sentía muy incómoda con la presencia de Filomena, que por cierto al verla entrar a la cocina y no dar los buenos días enseguida le dijo:

— Y tú niñita….¿Te comieron la lengua los ratones? Al menos ten la cortesía de saludar porque no he dormido contigo.

Topacio se puso nerviosa porque lo último que ella quería era comenzar el día con problemas, así que enseguida le dijo de la forma más pacífica:

— Buenos días señora Filomena, dispense que no la saludé. — Filomena enseguida le dijo:

— Qué bueno que estás aquí, porque estoy sirviendo el desayuno de los patrones, prepárate para llevárselos al comedor.

Topacio abrió los ojos totalmente impactada, ella no se esperaba que iba a comenzar su trabajo sirviendo, ella pensó que su trabajo en la mansión consistiría en hacer la limpieza, enseguida le contestó a Filomena muy nerviosa:

— ¿Quién yo? — Filomena le contestó: — Nooooo, estoy hablando con la difunta, por favor, claro que es contigo con quien estoy hablando, ¿Con quién más?

Topacio enseguida le contestó:

— Pero …pero…pero…es que yo….yo no sé servir una mesa…yo pensé que iba a trabajar limpiando, eso lo sé hacer muy bien.

Filomena enseguida le respondió:

— Mira niñita, aquí no estás para elegir hacer lo que más te guste, aquí sencillamente vas a hacer lo que se te mande y ya, y te estoy ordenando que sirvas el desayuno a los patrones, ¿Qué parte de que tienes que servir el desayuno no lograste entender? Porque yo estoy hablando español, ¿O es que la niñita no entiende tampoco el español?

Milagrito al ver la forma como Filomena le estaba hablando a Topacio, enseguida interfirió diciendo:

— ¡Ya basta Filomena! No es necesario que le hables de esa forma a Topacio, además ten un poco de consideración, es su primer día de trabajo y como comprenderás tienes que ser más comprensiva, ella necesita de un entrenamiento para que pueda servir a los patrones como corresponde.

Filomena alzó la voz logrando con esto que Milagrito se intimidara, porque ella lo que no quería era que se formara un conflicto por causa de Topacio y que después saliera perjudicada.

— Mira Milagrito, te recuerdo por si se te olvidó, yo aquí tengo mucho más tiempo que tú trabajando y por lo tanto sé perfectamente cómo se maneja todo en esta casa, y tú a penas tienes un par de años o a lo sumo tres, no se compara con la experiencia y toda la antigüedad que tengo trabajando para los Grimaldi, así que deja de estar pretendiendo hacer las cosas a tu manera, porque solo me bastaría con hablar con el señor Roberto y decirle lo que está pasando y te aseguro que me va a dar la razón, porque si yo no me siento cómoda trabajando en esta casa, sencillamente me largo y estoy segura que el patrón Roberto, no va a dejar que yo me vaya, porque le va a ser muy difícil encontrar una buena cocinera como yo, que ya sabe sus gustos y que además le cocino como los dioses, así que mucho cuidadito, además ¿Esta jovencita tiene sus documentos en regla?

Topacio y Milagrito se pusieron nerviosas, Filomena acababa de tocarles una tecla que para ambas era un verdadero problema porque aún no le habían dicho nada a Roberto y eso podría traer como consecuencia que él no quisiera que Topacio se quedara a trabajar en la mansión, así que de la forma más pacífica, Milagrito sin responderle la pregunta a Filomena, solo se limitó a decir:

— Mira Filomena, ya deja de meter el dedo en la llaga, y no te preocupes que Topacio va a servir el desayuno sin ningún problema, yo la voy a ayudar.

Topacio se puso pálida, se sintió realmente nerviosa, no quería pasar el trago amargo de tener que encontrarse cara a cara con Roberto y la insoportable de la cuñada Alondra, ella sentía que le temblaban las piernas y que no iba a poder hacer bien lo que le estaba ordenando Filomena.

Sin embargo no tenía otra alternativa, tenía que hacerlo o de lo contrario Filomena iba a buscar la manera de perjudicarla.

— Tranquila Topacio, no es nada del otro mundo, ya verás como todo te va a salir bien, es servirles unos platos en la mesa y ya. No es nada de morirse y además yo voy a estar a tu lado orientándote.

Topacio estaba helada, tenía las manos sudorosas, estaba temblando de los nervios, no quería tener que enfrentarse de nuevo a Roberto, pero muy especialmente a Alondra, que era una mujer demasiado insoportable y prepotente.

(…)

Milagrito le dijo a Topacio:

— El señor Roberto se encuentra en su despacho, antes de servir la comida en el comedor, ve y llévale este café con mucho cuidado por favor mientras yo termino de arreglar la mesa. — Topacio con mucho temor tomó la charola con la taza de café caliente y luego se fue caminando hasta donde le había indicado Milagrito que se encontraba el despacho de Roberto.

Al llegar allí tocó la puerta y desde el otro lado se escuchó la voz gruesa y fuerte de Roberto que decía:

— ¡Adelante! — Topacio abrió la puerta con mucho cuidado y muy nerviosa, cuando Roberto la vio sintió que el corazón le comenzaba a palpitar incontrolablemente al ver a Topacio, para él era como tener a su difunta esposa enfrente de él. Sentía un escalofrío por todo su cuerpo que lo hacía temblar de emoción y al mismo tiempo tristeza al estar consciente de que definitivamente no era Julia.

Topacio sin atreverse a mirarlo a los ojos solo se limitó en decir:

— Buenos días señor Roberto, aquí está su café, ¿Dónde se lo pongo? — enseguida Roberto le respondió en un tono algo nervioso y tal vez mucho más de lo que podía estar la misma Topacio:

— Buenos días Topacio, por favor colócalo aquí sobre el escritorio.

Topacio caminó con la charola en la mano muy nerviosa y temblorosa, se acercó al escritorio cerca de donde él estaba sentado y cuando tomó la taza de café en sus manos para colocarla sobre la superficie del escritorio, su mano estaba temblorosa y sin poder evitarlo la taza de café se movía incontrolablemente hasta el punto de no soportar sostenerla por mucho más tiempo y sin poder evitarlo terminó derramando todo el café encima de Roberto, haciendo que éste pegara un grito realmente catastrófico puesto que el café estaba muy caliente y le había quemado la entrepierna.

— Ayyyyy ¡Dios mío! Cómo duele…cómo duele… Me quemé, me duele demasiado. ¡Ay cómo duele!

Topacio muy angustiada en ver lo que su torpeza y su estado de nervios la habían hecho hacer involuntariamente, se acercó a Roberto tratando de ver la forma como podía ayudarlo, pero este sólo pegaba gritos mientras se tocaba su entrepierna tratando de apaciguar un poco el dolor que era totalmente intolerable.

— Ay Dios mío, perdón señor Roberto no fue mi intención lastimarlo, es que yo soy muy torpe y no estoy acostumbrada a servir, ¡Ay Dios mío Perdón! De verdad perdón, pero permítame ayudarle, déjeme echarle un poco de agua fría para que pueda sentirse mejor.

Topacio sin esperar la respuesta de Roberto en cuanto a si deseaba que ésta le echara agua fría en la entrepierna, no dudó en tomar la jarra con agua que él tenía a un costado de su escritorio y sin pensarlo dos veces se la echó encima para sorpresa de Roberto el cual enseguida gritó:

— Nooooooo….Ay Dios pero no era necesario el agua fría, mira como me has empapado de agua, ¡Dios mío! Qué desastre. — en ese momento Topacio se sintió aún peor de lo que ya estaba y tomó la servilleta de tela y se la pasó por la entrepierna a Roberto, sin darse cuenta de la situación incómoda que estaba creando entre ambos. Ella solo se dejó llevar por el estado de nervios que sentía por lo que acababa de hacer sin darse cuenta que había puesto aún más nervioso a Roberto y para colmo de males en ese preciso momento entró Alondra al despacho y encontró a Topacio tocando la entrepierna de Roberto mientras él permanecía sentado con una cara realmente de impacto y al mismo tiempo mucho dolor, por supuesto aquella escena proyectaba algo totalmente diferente a lo que realmente estaba pasando y eso provocó que la imaginación de Alondra volara más allá de lo real y enseguida pegó un grito que hizo que Topacio y Roberto la miraran al mismo tiempo con una cara que denotaba una expresión de pánico y sorpresa:

— ¿Pero se puede saber qué es lo que está pasando aquí? ¿Qué inmoralidad es está? ¡Por Dios Roberto! En tu propia casa y con esta mosquita muerta, pero es que definitivamente no respetas la memoria de mi hermana ¿Acaso no te has dado cuenta que esta mujer no es Julia?

Topacio enseguida se levantó del suelo puesto que ella se había agachado para poder pasarle la servilleta de tela a Roberto y así poder secar el exceso de agua de su pantalón, pero ella solo lo estaba haciendo de la forma más ingenua, que para Alondra sencillamente era algo totalmente inmoral y pecaminoso.

Roberto enseguida le dijo:

— Por favor Alondra no es lo que te estás imaginando, ¿No te das cuenta que se me derramó el café encima del pantalón? — Topacio se quedó parada cerca de un rincón de la oficina mientras Alondra entraba como fiera celosa a defender lo que ella en su mente creía tener derecho.

— Por favor Roberto no me veas la cara de idiota ¿Acaso no está ocurriendo algo que es demasiado obvio entre esta chiquilla trepadora y tú? Es que no puedo entender cómo es posible que permitas que sucedan este tipo de cosas en tu propia casa donde viviste durante tanto tiempo con mi difunta hermana que en paz descanse la pobrecita.

— ¿Por favor Alondra no te permito que sigas ofendiendo a Topacio de esa forma, esto no es lo que tu mente se está imaginando, aquí sucedió un accidente y ella solo estaba tratando de ayudarme porque me quemé la entrepierna, ¿O acaso no lo puedes entender? Además no has debido entrar a mi despacho sin antes llamar, recuerda que no estás en tu casa y que además estás aquí de forma temporal así que te agradezco que a partir de ahora respetes mi espacio.

Alondra tratando de hacerse la víctima enseguida le dijo:

— Pero ¿Por qué me tienes que tratar de esta forma Roberto? Tú sabes perfectamente que solo quiero lo mejor para esta familia y me parece inapropiado que esta niña esté aquí haciendo cosas buenas que parecen malas, además la acabas de conocer y no por el hecho de que se parezca a mi difunta hermana te da derecho a que le faltes el respeto a su memoria, me largo de aquí, no tengo más nada que decir.

Alondra haciéndose la víctima enseguida se retiró del despacho dejando a Topacio totalmente devastada, llorando inconsolablemente por lo que acababa de ocurrir.

Roberto al verla en ese estado enseguida se acercó a ella y le secó sus lágrimas mientras le decía:

— Tranquila Topacio, no le hagas caso a mi cuñada, lo que sucede es que ella está un poco nerviosa y realmente pensó que estaba sucediendo otra cosa entre nosotros pero…….

Justo en ese momento cuando Roberto estaba hablándole a Topacio, se quedó callado mientras se perdía en su mirada, al tenerla tan cerca de él cara a cara, no pudo evitar mirarla a los ojos profundamente y dejarse llevar por su imaginación haciéndose la idea de que ella era su difunta esposa, se dejó perder en su mirada y por un momento la agarró por la cintura pegando su cuerpo con el de ella, mientras acercaba su rostro y susurraba:

— Julia mi amor — Topacio enseguida se horrorizó al escuchar a Roberto llamarla por el nombre de Julia, ella enseguida se soltó y se llevó la mano a la boca totalmente impresionada y luego salió corriendo y huyendo del despacho de Roberto totalmente despavorida, él al darse cuenta de lo que acababa de hacer, enseguida comenzó a llamarla desesperado:

— Topacio, Topacio, por favor espera. — pero Topacio no le hizo caso sino que salió corriendo a toda prisa ya que sintió mucho temor en ver la actitud que había tenido Roberto hacia ella, era todo muy desquiciante.

Roberto por su parte se llevó las manos a la cabeza mientras decía:

“Dios mío ¿Pero qué estoy haciendo? Definitivamente el recuerdo de Julia me está volviendo loco “

(…)

Alondra por su parte estaba furiosa, la presencia de Topacio en esa casa la tenía verdaderamente incómoda, ya una vez había perdido la oportunidad de casarse con Roberto, justamente porque su hermana Julia se había interpuesto entre ambos, así que ella no podía permitir que eso ocurriera nuevamente.

En ese momento pensó:

“ Estoy dispuesta a todo por conquistar el amor de Roberto, y si esa mosquita muerta se atreve a interponerse en mi camino, la voy a desaparecer de la misma forma como lo hice contigo querida hermanita”

Y es que Alondra no era una blanca palomita, ella ocultaba un pasado que nadie se imaginaba, era una mujer obsesiva y desde siempre había estado enamorada de Roberto, además de la envidia que siempre le había tenido a su hermana. Es por esa razón que había planificado muy bien su estrategia para acabar con su hermana y así poder quedarse con Roberto, pero ella estaba esperando pacientemente a que éste se recuperara de la perdida de su amada Julia, y justamente por ese motivo había decidido regresar a la mansión, porque ya había esperado demasiado y veía a Roberto un poco más tranquilo, fue esa la razón por la que inventó la excusa de la remodelación de su casa, de manera que pudiera meterse en la mansión por un tiempo lo suficiente como para poder lograr conquistar a Roberto y hacer que esté terminara aceptándola en su vida, pero lo que no contaba, era con encontrarse con Topacio, que para efectos de su mala suerte, era físicamente la doble de su hermana Julia.

Justo en ese momento recibió una llamada a su celular y enseguida al ver la pantalla respondió la llamada mientras caminaba hacia el comedor:

— Hola, sí diga. — del otro lado del celular se escuchó una voz de una mujer que le decía:

— Hola señora Alondra, ¿Cómo está? Le habla Nancy. — Alondra se puso muy nerviosa, miró a su alrededor y al ver que no estaba nadie que pudiera escucharla enseguida le contestó:

— ¿Cuántas veces te tengo que decir que esperes mi llamada y que si es un asunto muy urgente solo me pases un mensaje con la palabra “llámame” y yo te devolveré la llamada a penas tenga un chance, creo que es muy sencillo de entender.

La mujer que la estaba llamando se encontraba un poco nerviosa y enseguida le dijo:

— Sí señora Alondra, sé que me lo ha dicho un montón de veces, pero realmente esto es algo muy urgente y no podía esperar.

Alondra se puso muy nerviosa, hasta el punto de necesitar irse a un lugar más privado en donde nadie pudiera escucharla, realmente lo que tenía que hablar con esa mujer requería de ser únicamente en privado. Así que decidió meterse en el baño de invitados que se encontraba muy cerca de la sala y allí le preguntó a la mujer que la llamaba:

— ¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué es eso tan urgente que tienes que decirme?

Nancy enseguida le contestó:

— Señora Alondra, lo siento pero no se lo voy a decir por teléfono, porque siempre ocurre lo mismo, le digo las cosas y luego no viene personalmente a enfrentar la situación que usted sabe muy bien es bastante delicada, le recuerdo que este problema no es mío sino suyo y que usted solamente me está pagando por velar que todo esté bien, pero ya no puedo seguir soportando más esta situación. Usted tiene que venir o de lo contrario voy a contarle toda la verdad a su cuñado Roberto Grimaldi.

Alondra se puso muy nerviosa cuando sintió la amenaza por parte de Nancy, ella había llegado a un acuerdo con ella con respecto a algo que era demasiado delicado y al mismo tiempo peligroso para ella que se descubriera, por lo tanto ella no podía permitir que esta mujer la amenazara y mucho menos la chantajear. Así que debía enfrentar el problema personalmente no le quedaba otra salida, inmediatamente le respondió:

— Está bien Nancy, tú ganas, trataré de ir hoy mismo para ver cuál es el problema tan grave que se te ha presentado ahora, solo espero que sea una razón de peso lo suficientemente poderosa como para hacerme ir hasta allá, te pido por favor no vuelvas a llamarme, trataré de estar allí en horas de la tarde adiós.

Alondra enseguida colgó la llamada y salió del baño, estaba sudando, tenía las manos frías y se veía bastante pálida. Definitivamente ese secreto que tenía muy bien guardado, la tenía demasiado estresada, ahora tenía que buscar la manera de llegar a ese sitio sin ser vista por nadie.

(…)

Mientras tanto Topacio había llegado a la cocina totalmente alterada y muy nerviosa, cuando se encontró con Milagrito esta al verla en ese estado enseguida le preguntó:

— Topacio por Dios, ¿Pero qué tienes? ¿Por qué te has puesto así tan pálida y nerviosa? ¿Acaso te hicieron algo?

Ella enseguida se puso a llorar amargamente y le contestó:

— Es el señor Roberto…es que sin querer le derramé el café encima del pantalón y entonces traté de limpiarlo y lo que hice fue empeorar las cosas, en ese momento entró la señora Gaviota y nos encontró y pensó que él y yo estábamos haciendo otra cosa.

Milagrito se llevó las manos a la cabeza y enseguida le dijo:

— Ay no Topacio no me digas eso, y no se llama Gaviota, se llama Alondra, por Dios ¿Qué tan difícil es que te aprendas el nombre?

Topacio muy exaltada enseguida le respondió:

— ¡Ay qué importa como se llamé la paraulata esa! El punto está en que no solamente se imaginó que estábamos cuchi planchando, sino que encima el señor Roberto casi estuvo apunto de besarme y me llamó por el nombre de la muertita. Esto es horrible, yo no creo que pueda aguantar mucho más tiempo aquí en esta casa.

Milagrito se agarraba la cabeza, ella no sabía qué decirle a Topacio, no tenía ningún otro sitio a dónde ella pudiera ir y además indocumentada, era mucho más difícil poder encontrar trabajo.

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Comments

Edid Solarte

Edid Solarte

, 😂😂😂😌

2023-03-05

1

Diana Porteliz 😘

Diana Porteliz 😘

🤣🤣🤣🤣🤣🤣 gaviota

2023-02-26

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