Maravillosa noticia

Lucía

-Estoy embarazada -suelto sin atapujos.

Hugo me mira con una expresión de horror, palidece y deja caer su espalda en el respaldo de la silla de aquella cafetería del hospital. Encima de la mesa están los resultados, él los mira y me doy cuenta que traga saliva de forma pesada.

-¿Cómo sé que es mío?

Aquella pregunta me resultó como una patada en el estómago.

-Por lo visto, crees que no es tuyo. Qué decepción.

-¿Qué se supone que piense después de lo que pasó con mi hermano? ¿Qué tal si ese hijo es de él?

Pues siendo honesta, pagaría lo que fuese para que este bebé fuese hijo de un hombre bueno y noble como Erick. Pero me trago mis pensamientos y siento náuseas.

-Créeme que si no fuera tu hijo, no te lo estaría diciendo. Ni siquiera te mereces realmente que... te lo diga. Fuiste un patán esta mañana. Lo que debiste de haber hecho tú lo hizo tu hermano, se portó como todo un caballero.

-Dime una cosa, ¿él sabe que estás embarazada?

-Por supuesto, fue él quien me llevó al médico, me hicieron los análisis y salió positivo, fue imposible que no lo supiera. Pensé que cuando te lo diría ibas a ser distinto.

-Te creo. Lucía, yo..., discúlpame por todo, nuestra ruptura me está afectando de una manera catástrofe, cuando vi esas fotos me sentí muy dolido y celoso. Ignoré a mi a hermano y fui tras de ti a buscarte, te confieso que mi intensión nunca fue causarte ese incidente -atrapa mi mano por encima de la mesa-. Veo en tus ojos que me dices la verdad, tengamos a ese hijo y hagamos las cosas bien. Hay que casarnos.

-Voy a tener a este bebé.

Él sonríe.

-Mi madre se pondrá muy feliz cuando se entere. Vamos a tener un hijo casi al mismo tiempo que Erick y Mackenzie. Me encantaría que fuese una niña. ¡Está noche les daremos la noticia de nuestro compromiso y el embarazo! Estoy tan feliz, mi amor.

Yo intento sonreír, pero puedo jurar que mi sonrisa es una curva torcida.

...♡♡♡...

Cuando ya son un poco más de las nueve de la mañana, por fin me atreví a hacerle una visita a Erick. En toda la madrugada no pude hacerlo, pero dice Lizy que está mucho mejor y que esta misma noche podría regresar a su hogar, pero que tendría que guardar reposo hasta que cicatricen sus heridas.

Me acerco a la puerta de su habitación y doy leves toques y oigo un ¡Adelante! Giro la manija y luego inflo mis pulmones de aire. Erick está sentado en la camilla y viste una bata blanca con puntos celestes, tiene una especie de diario en su regazo, como una la agenda forrada de cuero y en su mano derecha tiene un bolígrafo de lujo.

-Buenos días, Erick.

Alza la cabeza de un tirón, sus ojos parecen más abiertos de lo normal y sus pupilas se han dilatado. Erick cierra el diario y guarda el bolígrafo adentro de la agenda.

-Por fin viniste.

-Siento no haberlo hecho antes, en la madrugada hablé con Hugo y le conté sobre mi embarazo.

Su boca se convierte en una línea recta y desvía la mirada, más no dice nada.

-Vamos a casarnos.

-Eso quiere decir que vas a tener al bebé.

-Así es.

Ladeé la cabeza con una expresión verdaderamente lamentable.

-Pues felicidades, les deseo mucha suerte. -Dice en una voz increíblemente baja.

-Erick, tienes que saber que lo hago solo por este bebé, no existe más razones.

-No tienes por qué darme explicaciones, la decisión es tuya.

Siento como mis mejillas se sonrojan, me pongo un mechón de cabello detrás de la oreja.

-Quería darte las gracias por todo lo que hiciste.

-Eso es lo que hubiera hecho cualquiera -responde con voz fría y sin verme.

Aprieto los labios y mi vista se nubla porque las lágrimas se me están acumulando.

-Gracias de todas formas. Espero que te mejores, ya me voy. -Me doy media vuelta y al segundo paso él me llama.

-Lucía, espera, no te vayas. Perdóname, no debí de contestar así. Pensé que ibas a tomar otra decisión, no pensé que volverías con mi hermano.

-Vamos a intentarlo al menos, Hugo tiene fe que con la llegada de este bebé nuestra relación va a mejorar.

-Eso puede que funcione. No te ves feliz, Lucía -dice Erick y me mira con ojos reprochadores-. No amas a Hugo, quizá nunca lo has hecho, ¿o me equivoco?

-Yo sí quiero a Hugo, él me ha apoyado y no me deja sola, pero aun así..., tienes razón, no lo amo, pero lo quiero mucho.

Erick se rasca el mentón.

-Que sepas que se nota. Puedes notar cuando una persona está enamorada y ama, lo tuyo con Hugo se veía tan neutral -lo dice en tono vacilante.

-Bueno, yo también podría decir lo mismo de ti y Mackenzie, tú no te ves tan convencido y le has engañado, ¿por qué si la querías tanto?

Erick permanece en silencio durante unos instantes y suelta un suspiro pesado.

-A veces, hay situaciones que tienes que vivir para darte cuenta que no todo es lo que parece. Tal vez no ame a Mackenzie y me pasa lo mismo que a ti con Hugo.

Más tarde, Erick es dado de alta y regresa a su casa y lo esperan con una grandiosa cena servida en el comedor. Mackenzie está presente y lleva un precioso vestido rojo y el caballo suelto por debajo de los hombros, incluso el abuelo se encuentra allí con su silla de ruedas. Hugo está con su ropa casual y me guiña un ojo cuando me recibe.

-Esta misma noche, le daremos la gran noticia a la familia.

Nos sentamos al rededor de la mesa, y asiento fijo al lado de Hugo, quien siempre me tiene la mano cogida por debajo de la mesa, en un momento, intento que mi mano se suelte aquel enjambre que me está asfixiando.

-Tendremos a Erick en la casa por bastante tiempo, al menos un mes mientras sus cicatrices sanan -Eleonor dice en tono vacilante.

Erick carraspea y suelta un sonido quejumbroso.

-Tendré que cancelar todos mis viajes y reuniones del mes.

-Dile a Gaten que se encargue, son socios después de todo.

-¡Aquí lo que verdaderamente importa es que Erick está bien! -Mackenzie sonrío de una manera encantadora.

Después de que terminamos la cena, pasamos al postre, tarta de manzana con crema. El dulce se deshizo en mi lengua, lo siento como un grandioso manjar. Hugo me observa con ojos brillantes y Erick lo hace de soslayo.

-Tengo algo importante que decir -anuncia, la emoción tintando sus palabras. Todos los miembros de su familia lo miran expectantes, y mi corazón empieza a latir con fuerza, presintiendo lo que está por venir-. Hoy, Lucía y yo queremos compartir algo increíble con ustedes. Vamos a ser padres -afirma con una sonrisa radiante, y siento un nudo en la garganta mientras la noticia se asienta en mi ser.

Eleonor, su madre, deja escapar una exclamación de alegría y se levanta de su silla para rodearnos en un abrazo cálido y lleno de amor. Las felicitaciones llenan la habitación, el aire se llena de risas y buenos deseos. La pequeña Evelyn también salta de la emoción y corre para también abrazarme, Mackenzie nos felicita desde su asiento.

Pero en medio del auge de la celebración, puesto notar la inquietud vibrante de Erick, la forma tan cruda. Sus ojos verdes oliva fijos en mí me hacen estremecer. En su mirada silenciosa, encuentro un sentir que va más allá de la tristeza, una tensión palpable que me hace apartar la mirada con culpa

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