Veinte: Elizabeth...

—No te creo —tomé un sorbo del licuado con la bombilla.

Caminaba junto con Charlie por la plaza central de la ciudad, el camino de concreto estaba decorado con algunas hojas rosas y verdes que caían de los árboles, ya era verano y hacía un lindo día. Al final me disculpé con él por ser tan agresivo y maleducado, él entendió y ahora si tenemos una amistad sana, “No es fácil ser un chico de campo en un pueblo con complejo de gran ciudad” me dijo ese día, sus primeros años también fueron solitarios.

—Obvio no, nunca fuiste a un boliche, o una fiesta en sí —lo miré mal, pero él no lo notó —Te vas a divertir y capaz conozcas a otra chica —me codeó juguetonamente.

—Sussie y yo terminamos hace un mes —le recordé. Fueron dos años demasiados buenos, pero la distancia lo arruinó.

—Exacto, ya pasaste el luto de esa relación, la vida sigue —negué con la cabeza.

—Por ahora paso.

Llegamos a la esquina donde nos despedimos y fuimos por lados contrarios al otro. Con veintitrés años ya era independiente, o bueno, tenía departamento propio. A mamá le costó aceptarlo por ser único hijo, pero ahora está todo bien, aparte que me acomodó como recepcionista en la empresa donde ella trabaja. Se puede decir que estoy bien, tal vez esté viviendo solo sigo teniendo a mama y Charlie, y otros compañeros en la universidad, pero no son tan cercanos.

Me tiré en el sillón sabiendo que debería de estar estudiando, capaz lo haga más tarde. Recosté mi cabeza en donde se apoyan las manos y el resto del cuerpo en lo que quedaba de sillón, cerré los ojos.

Hay veces que tengo flashback de lo que pasó aquella noche, de los hombres golpeándome sabiendo que ya estaba medio mareado por el cloroformo que habían usado en mí. No quise ir a un psicólogo por más que mi mamá haya insistido, no sabía que iba a contar, si la versión de Isabelle o la mía. Ya no quería comerme la cabeza con el tema de Elizabeth, pero, así ya hayan pasado unos tres años, seguía preguntándome que fue de ella cada vez que me acordaba de su sonrisa o veía a una mujer joven y rubia. Capaz sea porque me encariñe bastante al ser una de mis primeras amigas, hasta capaz mi primer amor, es un tema que ya debería haber superado, pero en pensar que podía estar pasándola mal o que la volvieron a congelar me hacía sentir culpable a no estar intentando nada para encontrarla.

Fruncí el entrecejo, traté de relajarme y así poder dormir. El timbre sonando repetitivamente me interrumpió, Charlie, se habrá acordado del táper que dejó hace una semana. Me levanté de mala gana.

— ¡Ya voy! —levanté la voz para que me escuchara y paró. Caminé a la cocina, agarré el táper limpio que estaba arriba de la encimera y fui a la puerta de entrada para abrirla —Te acordaste al fin — con una sonrisa, lo agarró.

—Gracias, me acordé, es que mi mamá ya lo reclamaba —lo abrazó —Ah, y te andan buscando — se hizo a un lado revelando que había alguien escondido atrás de él.

—Sorpresa —la quedé viendo. La rubia, la chica la cual no sabía nada hace tres años, estaba sonriendo con nerviosismo mientras hacía pequeños movimientos con sus manos a su costado lado a lado.

—Elizabeth… — logré formular y Charlie empezó a dar aplausos con entusiasmo

«Elizabeth…»

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Comments

Guadalupe Serrano

Guadalupe Serrano

me quedé en suspenso ya fue todo

2024-01-15

1

Scarlet Ojeda

Scarlet Ojeda

Por favor otro capítulo 😯 a ver qué dice Elizabeth

2023-12-01

1

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