El sudor chorreaba por el rostro de Blanche. El clima de la costa no era amigable con ella. Se sentía sofocada e incómoda. Todo en el lugar le causaba malestar pero ella aguantaría todas las inclemencias del clima: el calor, el salitre, la arena, el sol abrasador, los mosquitos... Todo solo por reconquistar lo que era suyo. Paul Bonnet era diez años menor que Blanche, pero eso no había sido impedimento para que él la desease con locura. Mientras Blanche arreglaba sus rizos rubios pensaba que ninguna niña podría arrebatarle a Paul. Ella sí era una mujer. La joven que había visto en la playa no podría ser competencia para ella.
Todo el día se la había pasado echada en la cama esperando la hora para arreglarse y vestirse. Paul vendría por ella para llevarla a la casa de la joven. Cenarían juntos y Blanche aprovecharía la oportunidad. Le haría saber a la señorita la naturaleza de la relación entre Paul y ella. Incluso pensaba decirle que estaban comprometidos y que pronto contraerían matrimonio.
Paul llegó a buscarla a las siete en punto. Ella al verlo corrió hacia él para abrazarlo y besarlo.
-Suéltame. Vas a llenarme de carmín-dijo Paul tras empujarla.
-¿Qué tiene de malo que te bese? Soy tu mujer y puedo llenarte de carmín si quiero ¿A quién le afecta?-dijo Blanche alterada.
-A mí me afecta. Soy un abogado respetable. No puedo andar por la calle besuqueándome como un hombre vulgar. Te sugiero que seas discreta,Blanche. La señorita Junie es una cliente muy importante y no creo conveniente que muestres este comportamiento tan reprochable frente a ella-dijo Paul con expresión de asco sacando un pañuelo para limpiarse el carmín que tenía en los labios y en buena parte de su rostro.
-No veo nada de malo que esa señorita sepa que nos amamos. No tenemos que ocultarlo. Soy viuda hace años, el luto pasó y tú eres un hombre soltero- dijo Blanche exasperada.
-Si vas a comportarte de esa forma pues simplemente se cancela la cena-dijo Paul deteniéndose en el camino.
A Blanche le pareció sospechosa la actitud de Paul. Estaba nervioso, alterado, molesto. Y ella tendría que descubrir lo que estaba ocurriendo. Así que tendría que ceder.
-No te pongas así, querido. Comprendo que por tu posición no puedas hablar de los asuntos de tu corazón con *cualquier person*a. Te prometo que seré discreta-dijo Blanche fingiendo serenidad.
-Más te vale que cumplas, Blanche y espero que mañana regreses a tu casa. No es bueno que descuides tus asuntos...-dijo Paul sin mirarla a la cara.
-Mi asunto eres tú,Paul. Nada me importa más. Mi hija Adelaide está muy bien. Está feliz en compañía de un hombre talentoso que la ama. Pronto estará casada y yo podré dedicarme más a ti...-dijo Blanche buscando la mirada de Paul quien seguía mirando al vacío.
Él se sentía atrapado. Blanche era una molestia para él. Solo quería obtener algo más de ella y alejarse para siempre. Por ahora tendría que tolerarla. Pese a esto, su tolerancia tenía un límite. Por nada del mundo Blanche debería hablarle a la señorita Junie de la relación que ellos habían mantenido desde hace años.
No hablaron hasta llegar a la casa. Blanche sudaba a mares y su vestido era demasiado pesado y ornamentado. Caminaba con torpeza pero elevaba la cabeza con arrogancia mientras se acomodaba el sombrero. La sirvienta de la señorita Junie los recibió. La casa era muy grande y en algún tiempo debió ser fastuosa. Obviamente, a Blanche le parecía demasiado gris y simple. Pensaba para sus adentros que la señorita carecía de buen gusto y de estilo.Aunque la casa tenía vista al mar y unos hermosos ventanales. No podía negar que esto lr sumaba valor a la propiedad.
Fueron conducidos al comedor y luego de algunos minutos la señorita Junie hizo acto de presencia. Tenía un vestido color crema ligero y sencillo. Su rostro estaba ligeramente bronceado y a decir de verdad estaba muy bonita esa noche. Blanche internamente tuvo que reconocerlo a regañadientes. La niña tenía cierta gracia. Desde el primer momento los trató con amabilidad.
Pero las palabras amables de Junie eran como dardos envenenados para Blanche. Evidentemente,Paul estaba embelesado por la jovencita. Sonreía sin parar y se ruborizaba como un colegial. Él que siempre tuvo un carácter más bien irascible y amargo. Blanche apretó tanto su servilleta que estuvo a punto de romperla. Quería gritar y hacer una escena de celos, quería levantar el mantel y tirar al suelo todo lo que había en la mesa.
Paul no paraba de hablar tonterías y de hacerle elogios a la señorita delante de ella. La estaba humillando frente a ella. Y lo peor vino después.
-La señora Blanche es una vieja clienta. A decir verdad, fui el abogado de su difunto esposo, el señor Gastón Bellamy y luego he seguido prestándole mis servicios y toda la ayuda necesaria a tan distinguida señora-dijo Paul sin dejar de mirar a Junie.
-Debe haber sido un golpe muy duro perder a su esposo. Después de una larga vida en común juntos...-dijo Junie mirando con compasión a Blanche.
-Sin duda, fue un golpe muy duro-dijo Blanche lacónicamente.
-¿Y tiene hijos?, preguntó Junie.
-Solo tengo una hija. Se llama Adelaide, es una joven muy hermosa y encantadora. Muchos suelen decir que somos idénticas y que más bien parecemos hermanas-dijo Blanche con arrogancia y obviando por completo la existencia de sus otros dos hijos: Claire y Thomas.
-¿Y qué edad tiene la encantadora joven?-preguntó Junie con amabilidad.
-Tiene veintiún años y pronto va a casarse con un músico italiano muy distinguido-dijo Blanche con orgullo.
-Tenemos casi la misma edad. Tengo veinte años-dijo Junie animada.
A Blanche le sentó mal saber que Junie era un año menor que su hija. Era joven y Paul parecía estar cautivado por su juventud. Permanecieron en silencio por un rato. Hasta que Blanche habló de nuevo.
-El abogado Paul es mucho más que un abogado para mí...-dijo Blanche de repente.
Junie la miró confundida. Paul carraspeó y luego intervino.
-Lo que la señora Blanche quiere decir es que he sido un gran apoyo para ella y su hija. Creo que me consideran como de la familia-dijo Paul sudando frío.
-Eso puedo imaginarlo. También el abogado Paul ha sido un gran apoyo para mi benefactor, mi difunto patrono y ahora lo es para mí. Ha sido mi salvador, sin su ayuda no hubiese sabido que hacer con esta casa ni con la herencia que recibí-dijo Junie mirando con agradecimiento a Paul.
- Hablo con toda certeza. Paul Bonnet es mucho más que un abogado para mí...-dijo Blanche alzando una copa de vino y haciendo una breve pausa. Tenía que decir todo.
Esa noche no podría guardarse nada.
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Comments
esterlaveglia
vamos vieja ridícula humillate hasta el fondo 💪😝
2024-08-01
1
Lorena Larios
hija y madre van a quedar raspadas con este par de hombres
2023-07-31
3
Angi Jose
que hablee esa bruja, para que se hundan los dos, esa chica june es muy linda para ese vividor ladrón, aunque los sentimientos de ese hombre son sinceros no deja de ser lo que es, un vulgar ladrón sin escrúpulos
2023-02-19
6