La casa era grande y a Claire le resultaba pesado el trabajo. Limpiar una pequeña cabaña como la de su abuela no era lo mismo que limpiar una casa con ocho habitaciones, salón, comedor,cocina, estudio y sótano. Eso sin contar el jardín donde reinaba la maleza y el descuido. Claire hacía lo que podía con la ayuda de Berthe, su nueva situación no era nada ventajosa, pero al menos ya no se veía obligada a socializar con su madre ni con Adelaide. Enfocarse en el trabajo rutinario absorbía el tiempo de Claire y mientras trabajaba no sentía miedo ni se sentía triste por el trato que recibía de su madre y su hermana.
Cuando por casualidad se tropezaba con ellas en algún rincón de la casa,Claire procuraba retirarse pronto pues las burlas no se hacían esperar. Blanche no perdía oportunidad de minimizarla sobre todo si Stefano se encontraba presente y Adelaide... ella estaba más soberbia que nunca gracias a las atenciones que recibía de Stefano. Al ver el empeoramiento de la conducta de Adelaide Claire se preguntaba si recibir las atenciones de un hombre encumbraba tanto a una mujer al punto de aumentar su ego en forma desmedida. Sin duda, Adelaide se sentía superior a cualquier mujer pues Stefano no paraba de prodigarle elogios acerca de su brillante belleza. Pero si eso era el amor a Claire no le gustaría vivirlo...
Claire pensaba que el amor debía llenar el corazón de bondad, de belleza, de alegría pura y no de arrogancia, maldad y crueldad... Aunque a Claire le seguía pareciendo que Stefano era muy guapo, ahora que era una sirvienta y podía verlo desde una posición distinta no sentía lo mismo hacia él. La distancia que le ofrecía siempre estar ocupada y alejada de él la había ayudado a serenarse. Además,Adelaide y él parecían estar juntos en una especie de relación de pareja...
Mientras tanto, Stefano ya tenía a Adelaide en la palma de su mano. Jugaba con ella a su antojo.Claire sabía que Stefano le prodigaba muchos elogios a Adelaide, pero lo que no sabía era que Stefano siempre tenía en vilo a Adelaide. Un día la llenaba de mimos y halagos y al día siguiente le mostraba frialdad absoluta. Jugaba al artista atormentado, la amenazaba con marcharse y no regresar. Le negaba sus besos y al rechazaba violentamente. Adelaide pasaba muchas noches llorando en su habitación, vivía con el constante miedo de perderlo. Varias tardes la dejó esperando junto al piano pues él salía sin avisar. Ella lo esperaba horas y horas y se atormentaba pensanso si tal vez había otra mujer...
Cuando finalmente Stefano aparecía. Adelaide estaba angustiada pues nunca sabía si recibiría un hermoso elogio o un grosero desplante. Si recibía elogios de parte de él era como una reina poderosa y presumida pero si recibía un desplante era la mujer más desgraciada. Claire solo veía de Adelaide la faceta de reina vanidosa pues solo esa faceta ella le mostraba.
Adelaide ni siquiera le contaba a su madre sobre la inestabilidad de Stefano.No le contaba que él la hacía sufrir pues eso sería un fracaso y Blanche siempre decía que ella tenía que ser siempre una triunfadora. Así que Adelaide solo le contaba de los elogios y del amor tan grande que Stefano sentía hacia ella...Blanche estaba satisfecha. Adelaide triunfaba y Claire estaba donde tenía que estar...
Todo marchaba bien para Blanche. Todo menos su relación amorosa. Estaba desesperada pues Paul Bonnet parecía alejarse más y más. Ella sentía que él se le escapaba de las manos y su sueño dorado del matrimonio no había podido cristalizarse. Desde que Stefano había llegado a la casa se podían contar con una mano las visitas del abogado.
Blanche había mantenido al mozo como empleado para que atendiera a Paul cuando estuviera en casa, también para que atendiera a Stefano. Pero Adelaide y ella no tenían doncella personal, tenían que vestirse, peinarse y arreglarse solas. Eran pequeños sacrificios se repetía Blanche, pequeños sacrificios para complacer a los hombres que su hija y ella amaban.
Una tarde mientras Blanche miraba telas en una tienda notó que algunas mujeres cuchicheaban de ella. Trató de no prestar atención, pero no pudo evitar escuchar una frase que la hizo temblar.
"Dicen que la dejó sin un centavo y se fue de la ciudad". Cuando Blanche miró fijamente al grupo de mujeres que susurraban entre sí ellas dejaron de hablar. De pronto se sintió muy incómoda en esa tienda y se marchó sin comprar nada. Era mediodía y caminó bajo un sol inclemente, se estaba sintiendo sofocada. No puede ser posible se repetía a sí misma. Son habladurías de gente baja y vulgar se decía a sí misma para tranquilizarse.
Llegó a otra tienda y allí encontró a una conocida que al saludarla miró con malicia. Pronto comenzaron a hablar y la mujer no perdió tiempo para lanzarle un dardo envenenado.
-Paul Bonnet no se encuentra en la ciudad, querida.Está en la ciudad costera¿lo sabías?
-Por supuesto que lo sabía. Él me lo cuenta todo-dijo Blanche fingiendo seguridad.
La mujer no le creyó a Blanche ni por un segundo y volvió a contraatacar.
-Dicen que últimamente suele dar largos paseos por la orilla del mar... Al parecer esa ciudad le agrada demasiado.
Blanche no podía creer lo que escuchaba. Paul Bonnet siempre había odiado el mar.
-El aire de mar es bueno para la salud. Yo misma le recomendé que lo hiciera y pronto le haré una visita-mintió Blanche
Luego del breve diálogo, se despidieron y Blanche se dirigió a toda prisa a su casa. Sudaba a chorros y sentía que iba a colapsar en cualquier momento. Sin pensarlo dos veces llamó a Claire.
-Prepárame dos maletas con vestidos ligeros y todo lo necesario.Voy a la ciudad costera ¡Hazlo ya!-le gritó Blanche.
Claire obedeció. Su madre no le permitía el ingreso a su habitación pero estaba muy alterada y no era momento para contradecirla. Así que Claire fue a preparar las maletas. Mientras tanto Blanche fue a buscar a Adelaide. La encontró sentada en las rodillas de Stefano. A Blanche le pareció esto de lo más normal. Eran un par de enamorados.
Sin demora, Blanche se reunió a solas con Adelaide y le notificó de su inminente viaje. Luego habló con el cochero. Partiría inmediatamente. Finalmente, entró a su habitación y allí encontró a Claire con las maletas listas.
-En mi ausencia no quiero que te pases de lista. Recuerda que solo eres una sirvienta. Quedas al servicio de Adelaide, obedécela.
Y ni se te ocurra acercarte a Stefano pues me voy a enterar y el castigo que te daré será ejemplar-dijo Blanche.
Claire asintió con la cabeza y Blanche le hizo un gesto con la mano para que saliera rapido de la habitación. Adelaide llena de jubilo le contó a Stefano que su madre estaría fuera por varios días, quizás semanas...
Stefano se llenó de gozo y besó con pasión a Adelaide. Mientras la besaba pensaba que este era su gran momento. No desperdiciaría esta oportunidad, no solo haría suya a Adelaide sino también a Claire.
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Comments
Carmen Barrios
tiene que aprovechar que la vieja esa se fue de viaje y se valla a ver al sacerdote
2025-04-11
0
Caridad Gallardo
porque no va donde el sacerdote, es muy tonta
2024-09-16
0
esterlaveglia
Claire es tonta.... porque no se revela contra su madre 😈🤬😡
2024-08-01
1