Carmín despertó y recordó aquel mundo que la había dejado sin aliento y sobre el que ya no tenía ningún control. Estaba confundida tratando de comprender la razón y el misterio de esos sueños. El sol ya había salido y el cielo era de un azul intenso, todos estaban de buen humor a excepción de Carmín, que además había sido devorada por los mosquitos.
—¡Hey! ¿Te pasa algo? —le preguntó Emanuel jalándola del brazo para que no metiera el pie a un charco.
A Carmín le pareció que era verdaderamente un ángel.
—Estoy bien, solo estoy un poco distraída.
—Espero que no hayas tenido muchas pesadillas, me desperté para ir al baño y te estabas retorciendo.
—¿En serio? Qué pena, no sé qué me pasa últimamente.
—No te preocupes, creo que te están buscando tus amigas.
—¿Eh? Ah, sí gracias.
—Oye ten cuidado cuando caminas.
—Lo tendré.
Cuando todos estuvieron listos subieron de nuevo al autobús y fueron al esperado balneario de aguas termales, ahí desquitarían la mojada del día anterior y con eso concluiría la aventura.
Los profesores repitieron tres veces las reglas durante el camino y lo importante de tomárselas en serio, pero ya no era necesario hacer tanto hincapié, llevaban dos noches desvelándose y habían usado toda su energía para sobrevivir a la tromba del día anterior, el agua caliente lo único que haría era terminar con lo que quedaba de su espíritu de guerra.
Carmín, Sara y Dani se sentaron en el mismo par de asientos para ponerse al corriente de la historia con Emanuel.
—Ya cuéntanos, ¿se besaron? —preguntó Sara tomando la mano de Carmín.
—Nooo, no pasó nada, solo estuvimos platicando.
—¿De qué?
—Pues de cosas.
—¿Y luego?
—Nada, solo eso.
—¿Segura? Te ves rara —dijo Sara soltando su mano para quitarse el cabello que tenía en la cara.
—Sí Carmín, dinos la verdad, ¿te dijo algo feo? ¿algo de tus ojos chistosos o de lo que haces cuando duermes?
—¿Qué? ¿Qué tienen de chistosos mis ojos Daniela? —preguntó Carmín subiendo la voz.
—No nada, pero ¿sabías que duermes con los ojos abiertos? A lo mejor te vio dormir así y se espantó.
—Dani no le digas eso, no seas grosera. Y tú tampoco te enojes Carmín, solo te estamos preguntando.
—Es que preguntan puras tonterías.
—¡Entonces ya no nos cuentes nada!
—Pues no les cuento y ya, par de chismosas —gritó Carmín levantándose del asiento y sentándose junto a Emanuel.
—¿Chismosas? Pues al menos a nosotras no nos ponen pellejos en el lunch.
Carmín se puso roja del coraje y apretó los puños con ganas de soltar un buen golpe.
—¡Pues al menos yo no tengo granos!
—Sí tienes…
—Chicas, chicas silencio —intervino la subdirectora—. Ven Sara, siéntate aquí conmigo —le ordenó después de que todos se empezaron a reír.
Sara obedeció y se fue a sentar junto a ella, Carmín luchó por contener las lágrimas mientras Emanuel miraba por la ventana tarareando una canción para disimular que había escuchado toda la pelea, Dani se cruzó de brazos y subió los pies al asiento para aprovechar el espacio y continuaron con el viaje.
Todo el día hubo risas, caídas y regaños, Carmín trató de olvidarse de todo y relajarse en el agua caliente, pero no pudo sacar de su mente el miedo, la confusión y la pelea con las chicas. Definitivamente era un mal día.
A la hora de los sándwiches de jamón y atún, Dani no paraba de hablar de lo lampiño que era Emanuel, para ella era muy injusto que no tuviera ni un vello en las piernas, ni en ningún lado, ella se había tenido que rasurar completa porque la pubertad estaba haciendo lo suyo.
A Carmín poco le importó quedarse sola todo el día, se sumergía en el agua a ratos y después veía a Emanuel desde la orilla, de cualquier forma, no pudo disfrutar nada porque un presentimiento la acechó a cada minuto y solo quería ir a casa.
Durante el camino de regreso le estaba causando angustia la idea de que tarde o temprano volvería a dormir, en ese momento no quería ni cerrar los ojos. Llegaron a Coacalco y la cabeza de Emanuel se empezó a azotar en la ventana al ritmo de los baches, despertó y volteó a ver a Carmín, que estaba tan ansiosa por ver a su mamá y a su abuelo que se bajó casi corriendo cuando el camión se detuvo frente a la secundaria.
Doeni la esperaba en la puerta junto con los demás familiares. Carmín corrió a abrazarla y eso logró que su corazón tuviera un poco de paz.
—¿Cómo te fue? —le preguntó mientas seguían abrazadas.
—Bien ma, fue divertido, pero tuve pesadillas.
—Ya ves, por estar en la computadora hasta tarde.
—Sí, de seguro es por eso —respondió poniendo los ojos en blanco.
Al entrar a su casa, Carmín botó la maleta en el sillón junto con lo demás que traía en la mano y al ver a don Leo sentado en el comedor, supo que lo que había pasado era más que un simple sueño. Él la miró como si la hubiera estado esperando todo el día y después de saludarla y preguntarle si se había divertido, se puso serio, lo que estaba por decirle parecía ser de vida o muerte.
—Tu sueño fue real —dijo en un susurro.
—¿Entonces no fue un sueño? —preguntó ella dejando su plato de cereal con leche.
—Fue un sueño, pero el lugar en el que me encontraste existe de verdad.
—¿En dónde?
—Mañana te llevaré ahí después de la escuela.
—Pero, ¿qué es todo esto que he soñado? ¿y por qué estabas tú ahí? Oye, ¿y cómo entraste a mi sueño?
—Mañana hablaremos de eso.
—Abue tengo miedo, no quiero dormir.
—Todo estará bien. No soñarás hoy.
Carmín desempacó y luego se acostó en su cama dando vueltas a lo que le acababa de decir don Leo, el cansancio la hizo dormir casi enseguida. No hubo sueños o al menos, no los recordó al despertar.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 37 Episodes
Comments