1.

Ciudad de Yakima; 8:45 a.m

—«»Cientos de disturbios sin precedentes están ocurriendo por todo el país. La gente se ha vuelto loca. No tienen discriminación. Atacan incluso a niños y mujeres embarazadas. El gobierno cree que la violencia extrema en el país se trata de un virus derivado de la rabia, que provoca que las personas infestadas se comporten de esta forma...«» —anunciaba la mujer en la radio mientras Brianna intentaba comunicarse con su hija, pero esta no respondía ninguna de sus llamadas. ¿Dónde se había metido esa chiquilla?

Le había dicho claramente que la quería en casa antes del mediodía, pero como siempre, Zoé nunca le hacía caso.

—¿Todavía nada? —Su esposo envolvió sus brazos en su cintura, desde su espalda, y la besó tiernamente en el costado de su cabeza, cerca de la oreja.

Brianna negó con la cabeza y suspiró profundamente preocupada por su hija, y por todas las cosas que estaban ocurriendo en su vida. Desde anoche no había podido hacer nada más que no sea preocuparse por Zoe. La cocina estaba hecha un desastre; había platos sucios y cubiertos por doquier. A través de la ventana de la cocina podía ver a Alex, su hijo mayor, jugando con el pequeño Benjamín, su hijo más pequeño, en el jardín trasero de la casa.

—No he sabido nada de ella desde anoche. ¿Por qué no me ha llamado? Nunca debí hacerte caso —Se soltó con desdén del abrazo de su esposo y caminó hacia la sala sosteniendo un trago de whisky en su mano derecha.

—Ah, porque ahora yo tengo la culpa —espetó Jon, enojado con la declaración de su mujer.

Bri se sentó en el sofá delante del televisor y  bebió un trago de su whisky escocés, disfrutando de su sabor. Se pasó la mano por su cabello corto rubio dejando que sus rizos enredados se entrelazaran con sus dedos. Era una mujer de confección delgada, pero fuerte. Sus ojos azules se veían cansados, parecía haber envejecido más con el estrés y la preocupación.

—Si, Jon... tu tienes la culpa. Tu fuiste el que me dijo que le diera un poco de espacio y que la dejara salir con sus amistades. Tu eres el culpable de toda esta puta situación.

—El lenguaje Bri...

—¡Cállate! —gritó de repente, poniéndose en pie e interrumpiendo sus palabras—, ¡Soy una mujer adulta y puedo hablar como me de la puta gana!

Jon la miró desde la cocina con decepción, agarró la botella de whisky de encima de la encimera y con enojo dejó que su contenido se disipara por el fregadero. Él más que nadie sabía lo perra que su mujer se volvía cuando bebía.

Para evitar futuros problemas y más discusiones con la temperamental Brianna, se puso su chaqueta y tomó las llaves del auto, saliendo de su hogar y dejando sola a su mujer un rato hasta que se calmara. De nada servía discutir con ella en ese estado.

Fuera de la casa, un auto de la policía se detuvo casi a la misma vez que Jon atravesó la puerta. El Sheriff Earp salió del auto con su característico uniforme marrón oscuro, su sombrero y sus ademanes. Era un hombre de estatura media y algo regordete, de ojos marrones, cabello negro y una barba con forma de candado, correctamente cortada y afeitada.

—Buenos días, doctor Collins —saludó el Sheriff cordialmente, dándole un golpecito con su índice a su sombrero.

—Buenos días Sheriff —Le devolvió el saludo a la vez que bajaba las escaleras del porche hasta la acera que atravesaba su jardín mal cuidado.

El policía observó la zona de tierra llena de arbustos espinosos con cierto deje de burla.

—¿Qué ocurre? ¿Tu esposa está enferma o algo?

Jon le dió un breve vistazo al pequeño jardín con una mueca de vergüenza en su rostro. Sus ojos eran del mismo color del pasto mal cuidado que rodeaba las rosas marchitas y casi a punto de morir.

—Digamos que Bri no es el tipo de mujer que cuida el jardín o mantiene limpia la casa —espetó rápidamente, para no ahondar demasiado en aquel tema—. ¿En qué puedo ayudarle, Sheriff?

—Oh, cierto —recordó el oficial. De su bolsillo sacó un anuncio de desaparición y se lo entregó a Jon. En la imagen se podía ver el rostro de un joven, casi de la misma edad que su hijo Alex—. Se trata del hijo de Don. Ha estado desaparecido desde hace días. Asiste al mismo bachillerato que tus gemelos, ¿cierto?

Jon asintió con el entrecejo fruncido a la vez que leía, el papel impreso, en blanco y negro estrujado por la forma maltrecha en la que el sheriff lo doblaba.

—Sus padres están muy preocupados. No lo has visto por ahí, ¿verdad? ¿Sabes si tus hijos saben algo de él? Tengo entendido que tu hija... Zoe... era bastante... cercana a él.

—Si, creo que salían —concordó Jon con algo de incomodidad. La reputación de Zoe no era muy buena. Bien sabía que su hija cambiaba de chico todos los días, como lo hacía su esposa en sus mejores tiempos. Las dos eran tal para cual—. Pero no sabemos nada de ella desde ayer. No ha llamado ni mandado algún mensaje. Todos estamos preocupados.

El Sheriff se encogió de hombros con despreocupación y refutó restándole importancia a la situación con un movimiento desdeñoso de su mano:

—Bueno, ya sabes como son los jóvenes de ahora. Seguro sabrás de ella en unas horas. No tienes de qué preocuparte.

—Si, tal vez tengas razón... —inquirió Jon con algo de dudas. Por alguna razón seguía teniendo un mal presentimiento.

La radio del Sheriff empezó hacer ruidos y este se dirigió rápidamente a su coche. Jon se dispuso a dirigirse a su vehículo parqueado a un lado de la casa.

—Espere, doctor —llamó el sheriff de inmediato, deteniendo su caminar.

—¿Qué ocurre Sheriff? —preguntó con el ceño fruncido al notar la preocupación en el rostro del cansado Sheriff.

—Ha ocurrido algo... —No encontraba palabras para explicar lo que había escuchado. De repente se sintió avergonzado por quitarle importancia a un tema tan preocupante como la desaparición de una persona.

—¿Qué pasa? —insistió Jon un tanto acalorado y nervioso. El mal presentimiento palpitó en su cabeza como un taladro.

—Su hija... Zoe... ha ocurrido algo con ella.

...(...)...

Más populares

Comments

Trixie Mercedes

Trixie Mercedes

aww genial!

2023-02-19

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play