Dian frunce su ceño y baja la mirada. Sus mejillas se ruborizan.
- Mi... Mi lady...
Amelie se ríe - Tranquilo, no es cierto. Estaba jugando con usted. Por supuesto que tu lealtad estará siempre con el Príncipe Heredero.
- No, mi lady. Siempre será de usted. Haría lo que fuera, sin importar las consecuencias.
- ¿Traicionarías a tu Rey?
- Le estoy entregando mi vida, lo que usted quiera hacer con ella, ya no es un asunto que me pertenezca.
- No entiendo esta devoción. Me genera un poco de desconfianza.
- Yo me ganaré su confianza. Le demostraré que solo me interesa su bienestar.
- Ya no sigamos hablando de esto. No debí decirle tales palabras...
- Venga, le mostraré un lugar que quizás le guste.
Dian lleva a la princesa a un arroyo que esta en las cercanías del majestuoso castillo Gook.
- Que paisaje tan triste. Dice Amelie. - Pero bello...
- Lo es. La belleza se puede encontrar hasta en el páramo más desolado. Responde Dian.
- ¿Por qué me regalo ese libro?
- Pensé que le gustaría.
- ¿Tiene algo para decirme?
- No...
- Mi madre es la Diosa Ibeth, pero eso es algo que usted ya conoce ¿Verdad?
- Mi lady...
- Una Diosa rebelde, que libero el harem de un cruel esposo...
- Así es. Ella inició la guerra en los cielos y en los infiernos también.
- Ja... Mi madre, una Diosa...
- Usted tiene su fuerza.
- ¿La conoce, señor Dian?
- Ella es mi salvadora.
- ¿Entonces está aquí?
- No... No mi lady.
- ¿Cómo es que te salvo?
- No puedo decirlo ahora... Pero le debo la vida a La Diosa Rebelde...
- Necesito saberlo... Pero no quiero obligarlo a decirlo.
- Gracias por su comprensión, mi lady. Cambiando de tema ¿Por qué dijo de tener un hijo?
- Eso es incómodo también.
- Lo siento, mi lady.
- Si no le doy un nieto al Rey Baroh, no liberará a mi pueblo de esta maldita guerra... Mi padre será su esclavo.
- Es una alianza, tal parece.
- No lo es. Somos esclavos, mi reino cayó ante los pies de Asug y su padre... Necesito concebir un hijo.
- Entiendo... Pero ¿No cuestiona, acaso, la necesidad del Rey?
- Si, me parece extraña y aun más la actitud de mi esposo.
- Hablé con el, pídale que liberen a su reino de tal carga.
- Es un animal sanguinario... A nadie más que a Asug le conviene tener sometido a mi reino. Tiene a su alcance hombres que pelearan en su guerra, armas que usará, barcos y demás recursos. No le interesa la muerte de la gente de Siom.
- ¿Realmente cree que el Príncipe Asug es así?
- No lo dudo... Mi esposo es peor de lo que pensaba.
- Pero ustedes consumaron el matrimonio, tal dicen todos.
- Si, así fue. Amelie responde dándole la espalda a Dian, en gesto de vergüenza.
- Entonces... El niño podría estar creciendo en su vientre ahora.
- Al día siguiente, el envío a una sirvienta con un té abortivo. Y sí, lo bebí, si esa iba a ser su próxima pregunta. Fue allí cuando entendí con la clase de bestia con la que me case...
Dian no responde nada. El silencio de él llama la atención de Amelie, así que ella voltea a verlo. El estaba mirando hacia una dirección:
- Princesa, debemos irnos. No estamos solos...
- ¿A quién vio?
- Vamos, vamos...
Amelie camina rápido pero con dificultad. Así que Dian la carga en sus brazos para llevarla más rápido.
La princesa recuerda cuando Asug hizo esto mismo también:
Los brazos de mi esposo se sentían cálidos, pero los de Dian también... Por los cielos, Amelie ¿En qué estas pensando? Tu esposo no quiere tocarte, el no desea tener contacto físico contigo.
Amelie se habla a si misma, hasta que notan que ya están más cerca del castillo:
- Señor, bajeme. Aquí puedo caminar.
- Si mi lady ¿Puede dejar de decirme señor? Me siento distante de usted...
- Emm... ¿Es adecuado llamarlo Dian?
- Si mi lady. Llámeme Dian... Creo que se le he pedido anteriormente...
- Gracias por el paseo, Dian.
El la mira y le sonríe, ambos se sonríen y en ese momento sienten el galope veloz de un caballo:
- Esposa ¿Estás bien? Mis hombres han visto a los espías del Emperador. Es Asug, que parecía apresurado por encontrarla.
- Sí... Lo estoy. Dian los vio antes.
- Mi señor, traje a la princesa en cuanto sospeche que estábamos siendo perseguidos por los espías.
- Dian deberás cuidarla mucho más que antes. Mi esposa puede llegar a estar en peligro.
- Si mi señor.
- Ven, Amelie, sube a mi caballo, te llevaré hasta el castillo.
- Prefiero caminar. No falta mucho. Además Dian está acompañándome. Sigamos camino, Dian.
Las palabras y rechazo de Amelie resonaron contra Asug, quien la mira sumergido en desesperación, en su cabeza imagina que baja del caballo, toma a su esposa y la lleva a su dormitorio, donde la ve a salvo y lejos de su guardia. Pero es solo una visión, algo que no pasará, porque él se queda montado sobre su caballo viendo como Amelie sigue caminando al lado de Dian, el hombre que enamorara a su esposa...
- ¡Dian! Cuando dejes a la princesa en el castillo, búscame en los cuarteles de entrenamiento.
- Si, mi príncipe. Responde Dian.
Mientras se alejaban, Amelie voltea hacia atrás para ver a Asug, ambos se miran desde lejos y disimulan no haberlo hecho.
- Gracias por todo lo de hoy, Dian.
- Es un placer acompañarla... Hasta luego mi lady.
Amelie entra al castillo, Dian se queda afuera y seguramente va a encontrarse con el Príncipe:
- ¿Mi señor, en que puedo ayudarlo?
- ¿Qué haces Dian?
- ¿De qué habla, mi príncipe?
- Con mi esposa ¿Qué haces? La devoras con tu mirada...
- Señor, fue usted quien me pidió que la enamorara...
- ¡Lo sé! Asug parece alterado.
- Pero... Por más que ya le dije que no es una misión imposible que su esposa se fije en mí, ella ahora no está interesada.
- Pero lo estará...
- Príncipe, yo solo sigo sus órdenes.
- Si... Lo sé, pero no puedo Dian. No puedo verla contigo sin sentir todo esto.
- ¿Y qué es lo que siente?
- No lo sé, pero cuando la veo cerca de ti, mi pecho arde...
- ¿Se enamoró de su esposa?
- ¡No! Eso es imposible.
- La princesa es demasiado atractiva y también audaz e inteligente ¿Por qué sería imposible para usted amarla?
- ¿Y para ti?
- Solo estoy cumpliendo con la misión que me encomendó.
- No mientas, no eres bueno en eso. Te vi... La adoras...
- Mi señor...
- Malditas seas Dian, no te enamores de ella.
- ¿Pero por qué? Usted no quiere amarla, no quiere darle un matrimonio feliz ni mucho menos hijos. Solo le causa dolor...
- ¡Si quiero! Pero no puedo... Estoy maldito, solo quiero protegerla de mi maldición.
- Entonces... Déjela libre... Déjela que se enamoré de mí, yo no la lastimaré... Lo juro. Sin embargo usted está maldecido por El Dios de la Oscuridad, eso la pone en peligro...
- Lo sé, mierda... Quiero verla feliz, pero aquí se está marchitando como una flor... Trataré de contenerme, trataré de ser feliz cuando la vea entre tus brazos.
- Es lo correcto, mi señor. Solo así, la princesa Amelie estará a salvo de la maldición que rige sobre usted.
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Comments
Viviana Maldonado
no entiendo xq el guardaespaldas de ella .trata q asug no se enamore de ella.xq.q hay detrás?
2023-01-03
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Jennifer Ulloa
no es justo el deberia poder amarla sin restricciones siendo el esposo
2022-12-29
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