Edrien, por favor no.

*Este capítulo tiene trama de maltrato y abuso sexual, esto podría incomodar al lector, se recomiendo discreción al leer*

Fue difícil conciliar el sueño, la imagen de ese hombre herido no era fácil de borrar... Además, no pude ver su rostro, pero por su cuerpo tan musculoso y su voz, pude darme cuenta de que se trataba de alguien joven... Phill se comportaba de forma extraña ante él ¿Quién era ese hombre?

Después del desayuno, iré hasta el bosque otra vez, debo saber si todavía el hombre está ahí... Quizás necesite mi ayuda otra vez.

- Lira iré a pasear con Phill, ayer pude darme cuenta lo mucho que a él le gusta estar en el bosque.

- Iré con usted, mi señorita.

- No. Iremos solo nosotros.

- Buen día, princesa, disculpe, pero no pude evitar escuchar su conversación ¿Puedo acompañarla? Puede encontrarse con algún animal salvaje en el bosque.

- Su eminencia Edrien, buen día. Le agradezco su preocupación, pero no es necesaria. Iré con Phill.

El rostro de Edriel cambia, el disgusto de mi rechazo puede notarse en él. Pero papá tiene razón, es momento de alejarnos y no fomentar más los rumores sobre nosotros, pronto mi futuro marido estará aquí...

- Entiendo. Debería utilizar una correa para su... Mascota. Así no se escapa.

- Jamás le haría algo así a Phill. Pero agradezco su sugerencia.

A Phill no le gusta Edrien, creo que es algo mutuo. Luego de la larga caminata, llegamos... Phill corre hasta la cueva y sale rápidamente, es probable que el hombre ya no esté, así que entró verificar y efectivamente, el hombre ya se había ido.

- Se fue Phill... Supongo que ya se encontraba mejor o que alguien más lo ayudo. Ahora ve, corretea un poco... Sé que te gusta aquí. Yo me sentaré en esa piedra, ahí te esperaré. Es un día frío, pero el sol da bastante calor.

Phill entiende mis palabras a la perfección y se escabulle en el bosque, esta vez no temo, sé que él vendrá, así que lo dejo ir... Este es su hogar, pero soy demasiado egoísta como para dejarlo ir para siempre.

Me siento, cierro mis ojos, disfrutando de la calidez del sol, esa brisa fría toca mis mejillas... Hay tanto en que pensar... En unos días estaré casada con un hombre que no me gusta, conocí a Liel el día de nuestro compromiso... Físicamente, es poco atractivo, pero aun si eso no me importara, su temperamento es de los mismos diablos. No tiene ningún título oficial, simplemente es el sobrino de nuestro Emperador. Está acostumbrado a tratar a todos de mal modo... Sus costumbres son tan distintas a las mías... Sin querer un suspiro sale de mí y ahí es cuando me siento otra vez observada, así que abro mis ojos esperando ver al hombre que ayer ayudé, pero no hay nadie ¿Por qué tengo tanta curiosidad por él? Creo que es momento de dejar de pensar en él. El aburrimiento empieza a notarse... Así que decido juntar algunas pocas flores, que aún en el invierno tienen la fuerza de crecer. Y mientras lo hago, alguien toca mi hombro por la espalda:

- ¡Por los cielos! Me asusté.

- Tranquila, soy yo...

- Edrien, digo, su eminencia. No debería estar aquí.

- Basta Amelie. Deja de tratarme con tanta frialdad...

- Ya te dije, debemos empezar a tratarnos así. Mi futuro marido pronto estará entre nosotros.

- ¿Sigues pensando que te vas a casar con el?

- Pero... ¿Qué clase de preguntá es esa? Por supuesto que me casaré con Liel, es mi deber.

- Escuche que hablaste con tu padre, nuestro Rey, pensé que habías pedido la anulación de ese compromiso...

- ¿Cuál sería el motivo de hacerlo?

- Amelie ¿Lo nuestro no es un motivo?

- Edriel, tú eres un sacerdote y yo una princesa...

- Ame, mi amor... Sé quienes somos, pero te juro que estoy haciendo todo lo posible para tener un puesto político... Una vez que lo haga, dejaré el monasterio y la fe...

- Aún así, mi padre jamás lo permitiría.

- Pero eres su única hija, si no lo acepta ¿Cuál es el problema? Digo... El trono te pertenecerá a ti de cualquier modo.

- Edrien, por favor. Basta.

- Mírame, al menos Mírame. Dime de frente que no me amas... Que podrás olvidarme.

Edriel agarra mi mano y mi cintura.

- Alguien puede vernos. Déjame por favor.

- Aquí nadie nos verá, ni siquiera tu mascota.

Nos besamos, no es nuestro primer beso, pero si es la primera vez que siento que no deberíamos hacerlo.

- Edrien, basta.

- Hay una forma de impedir ese matrimonio...

- ... ¿Qué dices?

- Si tú te entregaras a mí... Estoy seguro de que tu padre no tendrá otra opción, aceptara lo nuestro.

- Seríamos unos pecadores... Por Dios, deja de decir tales barbaries...

- Es algo de lo que soy capaz de soportar. Soportaría todo por ti...

- Edrien, yo no podría hacerlo, si fueras castigado o exiliado...

- El Rey te ama, estoy seguro de que él te perdonaría...

- Voy a volver al castillo ¡Phill vamos!

Edriel se lanza sobre mí, me besa violentamente y me inmoviliza mis manos sujetándolas con fuerza.

- No, no Edrien no.

Él pareciera no escucharme y sigue con sus acciones violentas sobre mi cuerpo... No puedo creer que Edriel esté haciendo esto... Jamás se había comportado así. De repente caigo en las hierbas y él sobre mí, la visión se torna oscura y la audición poco clara... Mi rostro comienza a mojarse por mis lágrimas. Edriel sigue sosteniendo mis manos, pero con una de las suyas entra en mi vestido hasta llegar a mi entrepierna:

- Edrien te lo suplico, no hagas esto... Son las últimas palabras que llego a decirle, pero sin fe alguna de que me escuche...

Empiezo a luchar con mi cuerpo y logro golpear la zona de su miembro con mi rodilla. Él se queja de dolor y me tira el pelo, pero no logro que pare. Creo que no ganaré... Edriel está a punto de cometer el peor error de su vida y yo seré manchada por su lujuria. Phill vuelve y le muerde su talón, Edriel le grita y luego lo patea:

- Vete bestia asquerosa.

- No, no... No lo lastimes. No le hagas daño a Phill. Phill vete... Vete, no mires, vete. Lloro mientras le pido a mi dulce amigo que no haga ningún otro intento por defenderme.

- Basta Amelie, basta. Siempre quisimos estar juntos, sé que quieres entregarte a mí, llegó el momento... Sellaremos nuestro amor.

Phill se queda inmóvil, he visto esa mirada en el antes, como cuando estaba ante el hombre herido y es ahí cuando alguien levanta a Edriel y lo saca de encima mío, como si fuera una bolsa pesada. Es él, es el mismo hombre encapuchado que curé en este bosque:

- Váyase mi lady. Regrese a su hogar.

- Yo... Es... Mis palabras se traban.

- Váyase. Phill lleva a tu ama al castillo.

Phill lo obedece y con su hocico tironea de mi roto vestido intentando que yo emprenda el camino al castillo.

Edriel lucha con el hombre y lo cuestiona sobre su identidad, el miedo me paraliza... Ese hombre me ayudo...

- No lo lastime, no mate al sacerdote. Es lo único que me sale decir.

- Mi lady este maldito cerdo merece morir, pero si eso la impacienta, no lo haré.

- ¿Quién carajos es este tipo? ¿Por qué te llama así? ¿Con el té has revolcado Amelie? Edrien está desconcertado.

El hombre encapuchado lo patea:

- Trate con respeto a la mujer que está pidiendo clemencia por usted.

Al escuchar esas palabras entiendo una sola cosa: Ese hombre que no deja ver su rostro, es alguien digno y no lo lastimara. Así que tomo a Phill entre mis brazos y regreso al castillo, dejando atrás a Edrien.

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