Después de la conversación con el padre de Asug, mi futuro suegro, mis energías desaparecieron por completo. Quizás fueron los nervios o la incomodidad ante tal charla.
¿Enamorar a Asug? ¿Cómo? El fue muy claro conmigo... No desea que seamos un matrimonio convencional...
Pero el Rey Baroh me dio su palabra de liberar a mi reino de todo lo que vendrá, de la rebelión contra el Imperio y las guerras que se avecinan. Es imposible sacarme esa idea de la cabeza...
Lira trae mi cena, detrás de ella otras sirvientas traen el vestido de la ceremonia.
- ¿Quiere ver su vestido, princesa?
- No. No hace falta... ¿A ti te gusta, Lira?
- Es precioso... Usted se verá como una Diosa...
Lira de pronto se da cuenta de sus palabras. Diosa... Como mi madre, quizás...
- Lo siento, princesa.
- No dijiste nada malo. Si a ti te gusta, entonces debe ser un vestido bonito.
Alguien golpea la puerta, Lira abre y se reverencia, es mi padre:
- Hija.
- Papá ¿Qué haces por aquí, tan tarde? Pensé que usted ya estaba descansando.
- No podía dormir... Amelie... Perdóname.
- ¿Por ocultarme la verdad sobre mamá?
- Por eso y por obligarte a que te cases con alguien a quien no quieres.
- Siempre supe que pasaría esto, papá y no me afecta. Es mi deber.
- Eres igual a ella...
- ¿Una Diosa? ¿Es cierto?
- Si... Tomá, este es el libro que buscabas... Cuando lo termines de leer, quizás comprendas mi silencio.
- Gracias...
- Lo siento tanto, Amelie...
- Es tarde. Quiero descansar, mañana es mi boda.
- Hasta mañana Amelie...
El Rey se va, dejando en el ambiente una tristeza que es compartida con su hija. Ambos tienen miedo acerca de lo que pasará... A Amelie se le caen unas lágrimas que rápidamente seca con sus manos, mira el libro, ese que alguna vez leyó de niña y aunque pasó el día buscándolo, ahora no tiene ganas de leer.
- Lira, no te llevaré conmigo...
- Pero... Pero mi princesa, no me alejé de usted. Lléveme al reino Gook, se lo suplico.
- Es lo que más quisiera, mi buena y fiel Lira. Pero debes quedarte... Debes cuidar a mi padre.
- Pero...
- Escúchame, yo no estaré aquí. Tu serás mis ojos, no voy a poder sobrellevar esta maldita carga si no lo haces. Cuida al rey.
- Mi princesa... Lira llora. - Esto es muy duro para usted.
- Júrame que lo harás. Que me escribirás si algo le sucede. Por favor.
- Lo haré, cuidaré al rey.
Las dos se abrazan. Amelie llora, desprenderse de todo lo que ama le duele demasiado.
Al día siguiente:
La hora de la boda llegó, la princesa siente náuseas... Pronto estará casada con un hombre con el que jamás se amarán.
- Princesa, el sacerdote del reino Gook ya está listo. Debe bajar...
- Si...
Amelie entra al gran salón y ahí ve parado a su futuro esposo... Es innegable, Asug tiene una belleza sin igual. El sonríe levemente cuando la ve, Amelie suspira.
Momentos después la ceremonia se concreta y aunque la princesa pensó que no pasaría, el príncipe Maldito la beso delante de todos los presentes. El pueblo festejó la boda de los príncipes y la unión de los dos reinos, aunque también hubo algunos accidentes causados por quienes se oponían a declararse en contra del Emperador.
Amelie ve sufrir a su padre, así que sin dudarlo, busca calmar a la multitud:
- Gente de Siom no teman. El Rey Carson tiene una larga vida aún y el ha sido un rey benevolente como ninguno en la historia...
Algunos rebeldes gritaban, mientras ella hablaba:
- No es benevolente quien nos pone en contra de nuestro Gran Emperador.
Amelie no se acobarda:
- Si hoy estamos en contra del Emperador es por ustedes, por verlos libres y no en más guerras sin sentido... Yo, la princesa, futura heredera del reino Siom jura lealtad a su pueblo y juro que viviremos en paz.
Asug la observa fijamente y el Rey Baroh también:
- Tu esposa será una reina ejemplar... Estoy orgulloso de ella.
- No me hagas reír, padre. Tú jamás estarías orgulloso de alguien más que de ti mismo.
- Te equivocas. Siempre estuve orgulloso de ti y espero que seas un esposo que esté a la altura de su mujer.
El pueblo aplaude y alaba a Amelie, Asug toma su mano demostrando la unión de los reinos. La gente comienza a sentirse más segura al ver los peoncipes herederos juntos.
- No deben temerle al Emperador, el nos temerá a nosotros. Mientras ustedes sean leales a su Rey y a su princesa, nada malo pasará. Asug es determinante y bastante inquietante cuando habla, pero nadie se atreve a contradecirlo ni atacarlo.
El día está llegando a su fin, Amelie siente un cansancio grande. Ella llega a la habitación que les fue preparada para los nuevos esposos... Es cálida y la cama es grande, sin embargo ella sabe que Asug no la tomara, así que no teme. Lira y otra sirvienta entran para prepararla:
- Princesa, se ve usted hermosa con su cabello suelto.
- Gracias. Responde amelie mientras se ve al espejo con la camisola que le pusieron para su primera noche.
- La terminaremos de maquillar y estará lista...
- No hace falta. De verdad.
- Debe verse estupenda para el Príncipe...
- Emm... Claro. Si hagan su trabajo.
Las damas de compañía terminan su trabajo y Amelie está lista para recibir a Asug. Y de repente se escucha un escándalo:
- ¿Qué habrá sucedido? Pregunta Amelie a Lira.
- Es su padre y su suegro... También está su esposo en la disputa, mi princesa. Responde Lira.
Amelie comienza a escuchar:
- El maldito sacerdote asegura que se acostó con tu hija.
- Eso no paso, Baroh. Tú mismo impediste que eso pasará...
- Padre, la princesa es pura.
- ¿Y si ella lleva en su vientre la semilla de aquel maldito lacayo del Emperador? El acaba de enviarme esta carta, asegurando que se acostó con tu esposa.
- No permitiré que ensucies el nombre de mi hija. La princesa Amelie es pura y digna del respeto de cualquier hombre que pisa este suelo.
- ¿Padre? No grite... No le hará bien a su salud. Amelie interviene.
Los dos reyes miran a la princesa, que está en paños menores, así que Asug se quita su capa y la cubre:
- Perdóname, esposa. Mi padre es un idiota.
- ¿Te acostaste con el sacerdote? Baroh la increpa.
- No mi lord. Jamás. Soy pura... Merezco su respeto pero si por alguna razón usted no puede dármelo, entonces le pido que respete al Rey Carson, mi padre, su majestad.
- Vamos Amelie... No escuches nada más. Asug parece avergonzado. - Mi Rey, le ruego su perdón.
- Entonces llamen a los cardenales, deben presenciar el acto. Baroh no se rinde. - La princesa deberá demostrar su pureza...
- ¡Padre! No hagas esto. Ella es mi esposa... Respetala.
- Lo haré cuando vea que su primer hombre eres tu.
- De acuerdo, si esto va a limpiar el nombre de Amelie, que vengan los cardenales y presencien la consumación del matrimonio. El Rey Carson ordena.
Asug y Amelie se miran, ambos habían acordado que esto no pasaría... Pero ahora están envueltos en un gran problema.
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Comments
Emiux Emiux
y asi... nacieron lo mirones. A los que les gusta ver
2023-02-06
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