Trato

Tres días después, desperté. Papá estaba a mi lado cuando lo hice:

- ¿Padre?

- ¡Hija! Por los cielos, despertaste. Llamaré al médico.

- No, no llames a nadie.

- Deben verte... Tuve miedo de perderte.

- ¿Qué pasó después de... ?

- El príncipe Asug enfrento a Liel, los guardias del reino Gook que acompañaban al Rey Baroh lucharon contra los guardias imperiales... Y... Asug hirió gravemente al sobrino del Emperador y Edrien lo llevó con el. La guerra comenzará pronto.

- ¿Somos enemigos del Imperio?

- Si.

- Amelie... Me odiaras... Pero debes casarte con Asug.

- No lo haré. No quiero.

- El salvo tu vida y la mía. Debemos unirnos.

- Padre... No quiero casarme con un hombre que ha destruido tantas vidas...

- Quizás el Príncipe tiene sus motivos.

- ¿Estás de su lado?

- No tengo otra opción, solo unirme a ellos.

- Condenas a tu pueblo a una guerra sin igual.

- Tarde o temprano pasaría...

- Entonces... ¿Cuándo me casaré con el?

- Lo más pronto posible, princesa. Asug responde, mientras Lira le abre la puerta para entrar a la habitación de Amelie.

- Váyase de aquí. No puede verme así. Amelie se siente avergonzada.

- Ya la he visto en peores circunstancias.

- No sea capaz de burlarse de mi...

- No lo hago. Mi rey, le solicito hablar con su hija, la princesa, a solas.

- Ella acaba de despertar... Creo que sería mejor dejarla descansar un poco más.

- Debo hacerlo ahora.

- Estaré bien, padre.

El Rey los deja a solas. Asug se sienta en la silla que había para las cuidadoras de la princesa:

- No tenga vergüenza ante mi.

- Es imposible no tenerla. Amelie comienza a recordar lo vivido hace tres días atrás.

- Debemos unirnos. Ahora ya sabe de lo que es capaz el Emperador Ruth.

- Pensaba en que usted era un poco más inteligente ¿Qué tipo de beneficio le traería un matrimonio con un reino que casi cae a pies del Emperador?

- Eso es asunto mío. De usted solo quiero el poder que tiene y nada más. Necesito sus ejércitos, necesito al rey Carson de mi lado.

- Necesita ser el rey de Siom ¿Verdad?

- Por supuesto... Solo pido eso y nada más. Princesa, usted ya sabe la verdad, es hija de la Diosa rebelde. Sabe que fue el Emperador quien la entregó... ¿No son suficientes motivos para querer rebelarse? El mando a un sacerdote para seducirla...

- No conocí a mi madre, no puedo negar que me duele no haberlo hecho pero... Iniciar una guerra por tal motivo.

- ¿Qué piensa usted que ellos iban a hacer con su padre?

- Estoy un poco aturdida... Mientras hablo con usted, los recuerdos vienen como ráfagas a mi mente y duele.

- Póngase bien, cuando esté de pie, la llevaré a un lugar.

- Príncipe... Si me caso con usted ¿Puede asegurarme que mi reino no caerá?

- Le aseguro que trabajaré como su padre lo ha hecho para que siga siendo próspero.

- Está bien. Entonces nos unamos.

- No se arrepentirá, princesa. Pero antes, me gustaría decirle algunas cosas...

- Lo escucho.

- Mi padre va a venir a negociar con usted. Él querrá un heredero... Finja y dígale que hará lo necesario para darle un nieto.

- ¿Fingir?

- Usted y yo no compartiremos nunca la cama. No la tocaré, no me opondré si la princesa tiene algún romance con otro hombre, siempre y cuando sea discreto.

- ¿Usted tiene un amorío ya?

- Lo único que le pido es que no interfiera en mi vida privada... Suelo estar acompañado de muchas mujeres por las noches.

- Bien. Entonces nos casaremos, pero seremos libres...

Amelie después de lo vivido con Edrien, considera la propuesta del príncipe, adecuada. No será obligada a calentar la cama de alguien a quien no ama ni tampoco a dar a luz y morir en un parto.

- ¿Es un trato, princesa?

- Si. Me casaré con usted, nos uniremos y... Cumpliré con su petición. Ahora, quisiera descansar.

- Descanse... Y en cuanto se levante, la boda se realizará.

El príncipe se va. Amelie frunce su ceño, de repente siente que no podrá soportar la carga de tantas malas circunstancias vividas. Lira entra, con una bandeja repleta de bocadillos:

- Mi princesa, que bueno es verla despierta. Su padre le hizo preparar los platillos más deliciosos para usted.

- Lira... Gracias. Comeré aunque no tengo tanto apetito...

- Debe reponerse, mi princesa. Pronto será la esposa del Príncipe Mal... Del príncipe Asug.

- El príncipe Maldito, sí.

- Él será un buen esposo, estuvo muy preocupado por usted y apoyo al rey, su padre. Estoy segura de que él será digno de usted.

- No quiero hablar de él. Lira... ¿Dónde sepultaron a Phill?

- La llevaré en cuanto pueda ponerse de pie.

- Llévame ahora. Ayúdame a vestirme y llévame.

- Pero princesa, debe comer y descansar...

- Quiero despedirme de él. Por favor.

Amelie llora y Lira la abraza:

- La vestiré ahora, mi princesa.

Después de un rato, aunque el dolor de la pierna de la princesa sea insoportable, ella está de pie y lista para despedirse de su amigo. Lira la acompaña, cuando llegan Amelie puede notar que Phill fue sepultado en una tumba hermosa... Llena de flores:

- El príncipe mandó a hacerla... Y el Rey Carson dio su aprobación. Dice Lira.

Amelie se arrodilla y llora, deja salir toda su angustia. Lira quiere volver a abrazarla pero entiende que la princesa deje descargar todo lo vivido y que no será fácil para ella superar la muerte de su fiel mascota.

- Por favor Lira, busca flores silvestres. A él le encantaban...

- Si mi princesa.

Lira se va, Amelie comienza a hablarle a Phill:

- No sé como haré para seguir sin ti... Debes darme fuerzas para poder hacerlo... Phill, por los cielos... ¿Por qué? ¿Por qué? No merecías morir, no. Fui una imbécil, quiero despertar de esta maldita pesadilla.

En ese momento alguien toca el hombro de la princesa:

- No se asuste, acompáñeme, por favor... Tengo algo que mostrarle.

Asug ayuda a levantar a la princesa de la tierra.

¿Qué tendrá para mostrarte este hombre? Piensa ella...

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